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Acciones y dichos de los genocidas y sus cómplices - El ejército de ocupación interna - Leyes de Impunidad

Los genocidas y los que los apoyaron - Instrucciones para implementar el Terrorismo de Estado

Los genocidas y los que los apoyaron

El golpe del 24 de marzo de 1976 no fue una irrupción abrupta o espontánea de un grupo de militares aventureros. La dictadura autodenominada "proceso de reorganización nacional", fue el paso necesario para ellos, para llevar a cabo el genocidio contra una generación de luchadores revolucionarios que desafiaban la estabilidad del sistema capitalista imperante y su profundización. En los años previos, la creciente resistencia popular a los planes económicos de hambre y miseria, la organización de los trabajadores contra la burocracia sindical, los miles de estudiantes y docentes que aportaban sus conocimientos para la causa popular, la "opción por los pobres" de los sacerdotes tercermundistas y su Teología de la Liberación, y los que tomaron las armas contra la opresión, constituían verdaderos factores de riesgo para el sistema político-económico imperante. Por ello, la clase política burguesa en el gobierno y en la oposición, junto al los Estado Unidos, -que asesoraron y entrenaron a los genocidas- y a los grupos económicos nacionales y extranjeros -que financiaron y dirigieron económicamente la dictadura-, diseñaron nuevas estrategias represivas. La primera fueron los decretos de aniquilamiento de febrero y octubre del año 1975 cuyos objetivos pueden ser resumidos en una sola frase "aniquilar el accionar de los elementos subversivos". A partir de allí un nuevo lenguaje se hizo cotidiano: la lucha pasó a llamarse accionar, los hombres, elementos, su identidad: "subversiva" y el objetivo final, su "aniquilación". Los medios masivos de comunicación fueron en una gran medida una caja de resonancia de la alianza genocida. También la iglesia acompañó la escalada militar y a través de sus homilías arengó a la lucha contra la "subversión atea". Mientras que los burócratas sindicales, -algunos de los cuales concurrían al comando del ejército para evaluar los avances de la "lucha antisubversiva"-, y las patronales empresarias, fueron activos partícipes del "aniquilamiento" de las filas sindicales combativas.

La escalada militar avanzó rápidamente en uso de las "nuevas" prerrogativas. La transición duró apenas cinco meses. Para diciembre de 1975, Jorge Rafael Videla, ya había consolidado su liderazgo al frente del ejército y a través de su mensaje de navidad la sociedad conoció el últimatun que las F.F.A.A. le imponían al gobierno de Isabel Perón. El golpe ya estaba pactado y los diarios dieron cuenta de ello directamente, sin sobreentendidos. El 24 de marzo de 1976 - primer día formal de la dictadura- múltiples operativos hacen desaparecer a militantes populares y se conocen las "Actas para el Proceso de Reorganización Nacional". En pocas semanas un arsenal de legislación orientada fundamentalmente hacia la supresión de la actividad sindical y política y la eliminación de las conquistas sociales de los trabajadores fue impuesta, y un verdadero ejército de ocupación interna desembarcó en cada lugar del territorio nacional. La jueces convalidaron los hechos jurando por las "Actas del Proceso". Se intervinieron desde sindicatos hasta empresas privadas, Universidades, escuelas instituciones deportivas, medios de comunicación, etc.. Ese sería el signo de los próximos 7 años: 30.000 desaparecidos, 15.000 fusilados, 8.900 presos políticos, 1.500.000 de exiliados, una economía destrozada, un pueblo empobrecido.

1975 llevó la firma de los Luder, los Cafiero, los Ruckauf, los Rico, los Balbín, los Yofré, los Alfonsín.... En el 2000 siguen enquistados en el gobierno. Es nuestro deber denunciarlos y nuestro compromiso combatirlos al grado de igualarlos con los genocidas