Argentina, la
lucha continua....
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El trilema del progresismo K
Gonzalo Sarasqueta
Rebeli�n
Con el proyecto de ley para regular la protesta social y la reconciliaci�n con el FMI, el Gobierno Nacional confirma su giro ideol�gico hacia la derecha. Giro que, se recuerda, comenz� a dibujar con el nombramiento de Cesar Milani como Jefe del Ej�rcito, el acuerdo con Chevron y el ajuste ortodoxo en materia econ�mica.
Mientras el kirchnerismo se mueve unos pasos a la derecha en el espectro ideol�gico, el progresismo K, ese grupo heterog�neo no peronista integrado por socialistas, comunistas, radicales, sabatellistas, intelectuales y movimientos sociales, queda desorientado. Paralizado. Confundido con esta metamorfosis ideol�gica. Ellos que apostaron por la integraci�n latinoamericana, los juicios contra los represores de la �ltima dictadura, el matrimonio igualitario y la democratizaci�n de los medios de comunicaci�n, ahora se encuentran con Kicillof tocando los portones del FMI y el jefe de Gabinete acusando a Luis Barrionuevo de trotskista.
Est� claro que el escenario para el progresismo k no es sencillo. A poco m�s de un a�o de las PASO 2015, su destino dista de ser n�tido. Situaci�n que, encima, a medida que se acerquen las urnas, se volver� a�n m�s turbia con las luchas intestinales del peronismo y los reacomodamientos del peronismo K, que- m�s temprano que tarde- se terminar� convirtiendo al sciolismo puro y duro.
Ahora bien, entre tanto ruido de mudanza ideol�gica: �cu�les son las cartas que tiene el progresismo K? �D�nde est� su futuro? Descartando, por cuestiones "gen�ticas"- aunque algunos seguramente lo har�n-, la posibilidad de mimetizarse con el sciolismo, a la izquierda kirchnerista no peronista se le presenta un trilema peliagudo. Tres opciones- con diferentes objetivos, oportunidades y obst�culos pol�ticos- para elegir. Veamos.
El bunker. Es la estrategia que, hasta hoy, ofrece el ala m�s idealista de La C�mpora. Armar un dispositivo electoral herm�tico para el 2015 que resalte los logros m�s progresistas de la �ltima d�cada y prometa profundizar el modelo. Nada de cr�ticas ni "continuidad con cambios" (Scioli dixit). Intransigencia absoluta ante todo intento de crear un kirchnerismo light. Este espacio es consciente que no le alcanza para retener la Casa Rosada. Sus fichas estar�an en el 2019, con un regreso "mesi�nico" de Cristina para salvar al pa�s de las garras de la derecha. Hasta entonces, cerrar filas y preservar el "verdadero ADN" del proyecto. El gobernador de Entre R�os, Sergio Uribarri, el Secretario Legal y T�cnico de la Presidencia, Carlos Zannini, y el intendente de Jos� C. Paz, Mario Ishii, aspiran a ser las figuras de esta corriente.
El dique. Una alternativa forjada por el kirchnerismo bonaerense que hace tiempo contiene- o, al menos, eso intenta- desde el Estado provincial el avance del Gobernador. B�sicamente, la idea es permanecer dentro de la estructura sciolista, pero siempre como un bloque compacto, homog�neo y, en la medida que se pueda, independiente. Desde ah�, mantener a raya al ex motonauta. Impedir que su caudal pol�tico crezca, y as� mantener el cord�n umbilical con Cristina. Y, en simult�neo, ir criando la resurrecci�n del "verdadero kirchnerismo". Si bien es cierto que, mediante este camino, no se volver�a al llano y se seguir�a sintiendo el calor del poder, tambi�n es verdad que los platos rotos- tanto de la campa�a electoral como de una supuesta presidencia de Scioli- se pagar�an entre todos: la ciudadan�a, cuando eval�a una gesti�n, no suele ser muy detallista en la distribuci�n de premios y castigos. Un referente claro de esta posibilidad es Gabriel Mariotto, que ha demostrado que se puede hacer pol�tica "gobernando con el enemigo".
Volver a las ra�ces: �el �ltimo recurso? El itinerario de mayor costo pol�tico. En el caso de socialistas y radicales significar�a agachar la cabeza y volver al partido de origen, si es que �ste se muestra dispuesto a perdonar, olvidar y devolver el carnet de afiliado (la UCR, con el caso Cobos, m�s por necesidad que por misericordia, ya dio su veredicto al respecto). Por el lado de artistas, intelectuales, escritores o periodistas, se tratar�a- ni m�s ni menos- que renunciar al patrocinio del Estado. En un sentido parecido, para movimientos sociales u organismos de derechos humanos implicar�a la incertidumbre de planes sociales, presupuestos, subsidios o espacios institucionales de poder. Adem�s de los radicales K, que siguieron las huellas de Cobos, Libres del Sur (con el movimiento social Barrios de Pie incluido), la CCC de Juan Carlos Alderete, Miguel Bonasso, Jos� Nun, entre otros, son algunos de los actores pol�ticos que han hecho este recorrido.
M�s all� del destino que escojan los diferentes sectores de la centroizquierda K, esta experiencia deja tres ense�anzas- v�lidas, m�s que nada, para fuerzas pol�ticas, sean del signo que sean- sobre la arquitectura de frentes con fuerzas peronistas que ans�en, alg�n d�a, dominar el aparato del PJ.
La primera: la fidelidad al l�der es el cemento que amalgama al movimiento peronista. Esto quiere decir que cualquier fuerza pol�tica interesada en sumarse a un espacio donde la fuerza gravitante sea el peronismo, deber� acatar sin relinchar las decisiones de dicha autoridad. Ergo: no solamente perder� la cr�tica, la pluralidad y la horizontalidad- herramientas indispensables en cualquier frente de izquierda o centroizquierda-, sino que tambi�n ceder� su estructura org�nica al caudillo justicialista. Por ende- y aqu� se desprende la segunda lecci�n-: la identidad de la fuerza- o sea, su carta de presentaci�n frente a la ciudadan�a- quedar� atada a la esquizofrenia del peronismo, que, como lo demuestran la historia (y el presente), por su vocaci�n infinita de poder, ha conocido cada rinc�n del espectro ideol�gico. Y por �ltimo: aliarse con una fuerza peronista, que aspira a hegemonizar esa colosal maquinaria electoral- compuesta por la CGT, los Barones del Conurbano y la Liga de Gobernadores- que es el PJ, implica alistarse en todas las batallas que se disputan en el seno del justicialismo. Claro que, a diferencia de los peronistas, los extrapartidarios se desgastan en vano. Invierten su capital pol�tico en una contienda que no les traer� recompensa alguna. Ninguno - por "linaje", "poder" o "historia"- domar� alg�n d�a el aparato del PJ. Poni�ndolo en lenguaje economicista: los costos superan holgadamente a los beneficios pol�ticos.
Gonzalo Sarasqueta, periodista y polit�logo