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Argentina, la lucha continua....

La ley de tierras es impostergable

Lidia Fagale

Diario Tiempo Argentino

Entre la pereza de la oposici�n parlamentaria, dividida y atravesada por la especulaci�n electoral, el tratamiento de la ley de tierras se demora, mientras paralelamente el Banco Mundial avanza con su cometido.

Un pr�stamo preotorgado por parte del Banco Mundial  a la conocida expropiadora de tierras ajenas Calyx Agro Ltd, para ampliar sus explotaciones agr�colas en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, suena a esta altura como una provocaci�n. O dicho m�s acad�micamente, una vuelta de tuerca, en su forma, pero no en su esencia, de las pol�ticas neoliberales a las que tan afecto fue y es este organismo multilateral.

A contramano de las pol�ticas de varios de los gobiernos latinoamericanos, entre ellos, Argentina,  el BM otorgar� 30 millones de d�lares a un fondo de compra de tierras agr�colas en Am�rica Latina a nombre de  personas que ostentan el r�nking de ser las m�s millonarias del planeta.

Mientras se espera que la ley de tierras se convierta en realidad en nuestro pa�s, y frene  el virulento proceso de extranjerizaci�n iniciado durante los ’90, otras 15 millones m�s de hect�reas podr�an ser adquiridas por empresas extranjeras, sum�ndose a las 21 millones  que ya poseen. 

Como se recordar�, Calyx Agro fue creada en Argentina por Louis Dreyfus Commodities en el a�o 2007 como veh�culo para la adquisici�n de tierras agr�colas en el sur de Am�rica Latina. Louis Dreyfus es propiedad de la familia Louis-Dreyfus de Francia y es uno de los mayores operadores del mundo de productos agr�colas junto a otros capitalistas locales e internacionales de la empresa Calyx Agro, responsable de la compra de tierras. La empresa ya tiene campos en la Argentina, Brasil y Uruguay, y se apresta a ir por m�s.  Seg�n trascendi�, la mayor parte de la inversi�n total se repartir� entre la Argentina y Brasil.

Este pr�stamo del Banco Mundial a Calyx Agro, allanar�  la expansi�n a gran escala de los fondos de tenencia de tierras, muchas veces aliados de las grandes corporaciones nacionales explotadoras de tierras en forma indiscriminada. 

Resulta irresponsable que un organismo multilateral insista con  pol�ticas cuyas consecuencias de despojo, desplazamiento de personas, cambio clim�tico, depredaci�n de los recursos naturales, entre otras lacras, se expandan en vastas regiones del mundo, ricas en recursos.  Y a la vez desoiga los leg�timos e hist�ricos  reclamos  de cientos de movimientos sociales, ind�genas, campesinos, grupos ecol�gicos, acad�micos, etc., que reclaman poner fin a la concentraci�n en pocas manos de inversionistas extranjeros.

Adem�s de Argentina, son muchos los gobiernos de Am�rica Latina que est�n llevando adelante medidas para restringir   la inversi�n extranjera en sus tierras agr�colas. Sin dejar de decir que los d�ficits en materia de pol�tica distributiva de tierras a�n persisten, dada la demora de los estados para aplicar normativas que no s�lo limiten la concentraci�n de la tierra en manos de capitales extranjeros, sino que  tambi�n acoten la tenencia de la tierra en pocas manos de grupos nacionales, quienes, a su vez, suelen adoptar el mismo modelo de explotaci�n depredador de los inversionistas for�neos, rechazando toda intervenci�n reguladora por parte del Estado.

Ha sido  p�blico el reconocimiento que el Banco Mundial hizo en torno al fracaso de las pol�ticas neoliberales que capitane� en la d�cada de 1990, pero como se�ala Pablo D�valos, ex viceministro de econom�a de Ecuador, asesor de la CONAIE y miembro de Clacso "ahora el problema no es el neoliberalismo", ya criticado por el propio Banco Mundial, sino el "neoinstitucionalismo", que lo contin�a por otros medios. Lo que conlleva, se�ala D�valos,  a  prestar especial atenci�n al tipo de legitimidad que requieren hoy las pol�ticas extractivistas de recursos naturales.

El neoinstitucionalismo, que aplica el Banco Mundial,  postula que las instituciones correctas generan resultados correctos y que la clave consiste entonces en copiar las de los pa�ses desarrollados. Desde esta visi�n, sustentada hoy por el BM el problema del capitalismo no es su naturaleza de dominaci�n y de explotaci�n, sino la existencia de reglas de juego inadecuadas (instituciones inadecuadas), o la carencia de reglas de juego (instituciones). La abierta defensa del capitalismo del libre mercado es matizada con este marco conceptual con propuestas de pol�tica que atienden a la "institucionalidad hist�rico concreta". El discurso puramente econ�mico (el que realmente interesa) aparece ahora revestido de consideraciones jur�dicas, sociol�gicas, pol�ticas y hasta culturales (tradici�n, patrimonio hist�rico). Sin embargo, aunque la mona se vista de seda, mona queda…

Estas pol�ticas, bajo otras formas, pero con los mismos objetivos de obtener mayores beneficios para el mercado, en este caso,  agropecuario,  en el sistema de "la libre competencia" deber�a alertar a todos los gobiernos de la regi�n que intentan limitar con nuevas normas y procedimientos la tenencia de la tierra en manos extranjeras, as� como reorientar una pol�tica de distribuci�n m�s justa. No impedir este avance implicar�a incrementar los efectos devastadores que dichas explotaciones han tenido y tienen a�n  en las personas y el medio ambiente, en Am�rica Latina y en el resto del mundo, como se sigue denunciando: p�rdida de soberan�a, la ausencia de control en la explotaci�n de recursos estrat�gicos, el desplazamiento forzado de pueblos originarios, as� como la aplicaci�n de recursos tecnol�gicos para la explotaci�n que, como est� fehacientemente comprobado, suelen ser  depredatorias de los recursos naturales, entre otras consecuencias. En tanto, el BM marcha hacia la puesta a punto de los formatos pol�ticos de la dominaci�n (la neoinstitucionalizaci�n) en el momento del capital financiero, en la orientaci�n a la convergencia normativa de los acuerdos de libre comercio y consolidaci�n de la violencia liberal para la criminalizaci�n social. Tarea que llevan a cabo con la ayuda log�stica y sistem�tica de los medios de comunicaci�n hegem�nicos y decenas de agencias de capacitaci�n para producir cuadros t�cnicos, pol�ticos y econ�micos que sostengan la nueva institucionalidad que requiere el mercado o desde el Estado o como Estado paralelo. 

Hoy, en nuestro pa�s, capitales italianos, malayos, australianos, norteamericanos, chilenos, espa�oles, ingleses, chinos, adem�s de capitales nacionales representan el 1,3% de los propietarios que hoy concentran el 43% de la superficie explotable de un total de 170 millones de hect�reas agropecuarias. Esta reforzada  ofensiva de privatizaci�n y mercantilizaci�n de la naturaleza   incluye tambi�n el financiamiento –v�a pr�stamos– para el clima, combustibles f�siles y represas, entre otras iniciativas, cuyas consecuencias producen verdaderos holocaustos sociales y econ�micos.  Est� claro que  el Banco Mundial, desde su creaci�n, ha sido una herramienta fundamental que sirve a los intereses de los sat�lites transnacionales y las pol�ticas financieras, pero ahora est� buscando un nuevo papel a trav�s de una renovada  "ret�rica" para la mayor�a de las  inversiones  del llamado "capitalismo verde". En tanto, nuestra regi�n, aun con debilidades y contradicciones, intenta neutralizar y corregir lo pendiente en materia de derechos soberanos sobre la tierra y sus recursos naturales. Esta carrera plagada de obst�culos y enormes limitaciones que ya ha iniciado nuestro pa�s junto a otros es contra reloj. Entre la pereza de la oposici�n parlamentaria, dividida y atravesada por la especulaci�n electoral, el tratamiento de la ley de tierras se demora, mientras paralelamente el Banco Mundial avanza con su cometido. Est� claro que lo que est� en juego es la propia supervivencia de la especie humana, violar e impulsar pol�ticas contrarias al derecho a la tierra, deber�an ser considerados delitos de lesa humanidad, si es que la humanidad sobrevive, antes de que sea demasiado tarde.

Lidia Fagale es Periodista y Secretaria general adjunta de la UTPBA.

Fuente: lafogata.org

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