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Argentina, la lucha continua....

Argentina: Historia con vértigo abdominal

Alejandro Teitelbaum

En la contratapa del diario Página 12 del 24 de setiembre, la señora Sandra Russo, con su peculiar estilo que recuerda a las novelas de Radio Prieto de los años 40 y el método comunicacional llamado "storytelling", se ocupa de darnos una versión endulzada (digamos deformada) de episodios de la política argentina.

Comienza contando una historia personal que le tocó vivir recientemente en Tucumán y hace referencia, aparentemente fuera de contexto y sin explicación alguna, a la "conflictividad entre abogados y obreros". Esto último probablemente resultado de una lectura aproximativa del ensayo "Sobre los orígenes del Partido Peronista" de María Moira Mackinnon, donde ésta menciona algunos cruces verbales en el Congreso entre diputados peronistas abogados de profesión y otros de origen obrero.

Luego dice que... "el Partido Laborista... y la UCR-Junta Renovadora habían sido los puentes principales para el acceso de Perón a la presidencia". Luego se refiere a la orden de Perón, en mayo de 1946, de disolver el Partido Laborista a fin de integrarlo en el Partido Único de la Revolución y a la resistencia de muchos de sus dirigentes a obedecer la orden y menciona entre ellos a Cipriano Reyes.

Sandra Russo olvida, sin embargo, contar una parte de la historia.

Cipriano Reyes fue uno de los artífices del 17 de Octubre de 1945 contribuyendo decisivamente desde su liderazgo en los frigoríficos a movilizar a los trabajadores de todo el cinturón industrial de Buenos Aires. En las elecciones que ganó Perón en 1946, el Partido Laborista, fundado el 24 de octubre de 1945, del que formaba parte Reyes, fue la base orgánica que permitió el triunfo peronista. No obstante, el 23 de mayo de 1946, unos días antes de asumir como presidente, Perón ordenó la disolución del Partido Laborista y de los otros partidos que contribuyeron a su elección y decidió su unificación en un partido único, el Partido Único de la Revolución, origen del Partido Peronista. Reyes fue uno de los pocos que resistió la orden y se mantuvo en su banca de diputado nacional durante dos años criticando en diferentes aspectos la política del Gobierno.

Era incompatible con la concepción y la estrategia de Perón en materia de "movimiento obrero organizado" (véase su discurso en la Bolsa de Comercio en 1944) aceptar la existencia de un Partido autónomo, constituido sobre bases casi exclusivamente sindicales de distintas procedencias, que lo apoyaría pero también controlaría el cumplimiento del programa político que lo llevó al poder.

No pudiendo atacarlo frontalmente en razón del apoyo que gozaba entre los trabajadores de los frigoríficos, Reyes fue objeto de varios atentados en uno de los cuales murieron seis trabajadores de Berisso y en otro cayó ametrallado su chofer, de apellido Fontán. También los locales partidarios laboristas fueron asaltados en distintos puntos del país.

La resistencia de Reyes terminó abruptamente en setiembre de 1948 cuando fue acusado de tramar un atentado contra Perón y su esposa Eva Perón, encarcelado junto con su hermano Héctor y otros militantes laboristas y salvajemente torturados. Condenado a prisión, sólo recuperó su libertad en 1955.

Sandra Russo escribe más adelante:

..."Ya habían tenido lugar la gran huelga azucarera del ’49, el enojo de Perón y la intervención a la organización sindical más fuerte de Tucumán, la Fotia, que nucleaba a los trabajadores de los ingenios y desacataba a la CGT. Tucumán era un hervidero en el que convivían ríspidamente obreros y abogados, pugnando por prevalecer". No se entiende qué quiere decir con eso de que obreros y abogados "convivían ríspidamente, pugnando por prevalecer". Probablemente otra vez una extrapolación deficiente del ensayo de María Moira Mackinnon.

Pero la señora Russo olvida, además, algunos detalles importantes.

La huelga de los obreros tucumanos de 1949, que "enojó a Perón", movilizó a 130000 trabajadores durante 46 días contra la oligarquía azucarera (Robustiano Patrón Costas y otros). La represión oficial le costó la vida a Carlos Antonio Aguirre, torturado hasta la muerte en los sótanos de la Casa de Gobierno de Tucumán y dio lugar a la intervención a la FOTIA lo que constituyó un durísimo golpe contra lo que quedaba del movimiento obrero independiente al margen de la burocracia sindical, verdadero cáncer del movimiento obrero que subsiste hasta hoy.

La señora Russo, cuando cuenta su reciente visita a Tucumán, escribe: "Ya entonces sentí un ligero vértigo en el estómago".

Se define al vértigo como la sensación de falta de estabilidad o de desconocer cuál es nuestra situación rotatoria en el espacio. Es decir es una sensación que se experimenta en la cabeza, esa parte del cuerpo que alguna gente usa también para pensar.

Al parecer, la señora Russo tiene en el estómago algunas de las funciones y sensaciones que otra gente tiene en la cabeza.

Fuente: lafogata.org