Argentina: La lucha contin�a
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El verdadero comienzo de la etapa post-Kirchner: Tomada-Moyano intervienen la CTA (luego de la venia de Cristina y An�bal Fern�ndez)
N�stor Pitrola - Jorge
Altamira
PRENSA OBRERA
Tomada tom� una medida inusitada: prorrog� el mandato de la vieja direcci�n
de una organizaci�n que no es reconocida por el Estado. Si se trataba de
cautelar la actividad administrativa de la CTA, esa funci�n le correspond�a a la
Justicia. La CTA pasa a ser reconocida de facto por el gobierno, por medio de
una intervenci�n que atornilla a su pollo Yasky como secretario general hasta
que se haga una elecci�n complementaria, la que probablemente nunca ocurra.
El mismo Ministerio que se abstuvo de cualquier definici�n ante las abrumadoras
denuncias de la Lista 3 por falta de padr�n y hasta de boletas para las listas
clasistas -denuncia que tampoco aceptaron quienes controlaban para Micheli en la
Junta electoral, ni Yasky-, ahora respondi� en 24 horas a una presentaci�n,
indudablemente concertada, de su socio transversal. Estamos ante la �nica
decisi�n pol�tica de fondo del gobierno despu�s de la desaparici�n de Kirchner.
Ella significa que, en plena investigaci�n del crimen de nuestro compa�ero
Mariano Ferreyra, los K refuerzan su compromiso pol�tico con la burocracia
sindical; que as� como no han podido evitar el encarcelamiento de Zanola,
podr�an estar dispuestos ahora a echar alg�n lastre en la Uni�n Ferroviaria,
pero para rescatar entera a la burocracia sindical, seg�n dice Moyano, como
"factor de poder". Se trata de una agresi�n pol�tica clara contra las
agrupaciones, tendencias y activistas que luchan por conquistar la independencia
de los sindicatos del Estado. Desde mediados de junio, advertimos que la
burocracia sindical de la CTA estaba llevando a la Central a la destrucci�n, por
incapacidad para resistir la presi�n del Estado y por su tendencia a los
compromisos y arreglos con ese Estado y sus partidos.
Que la resoluci�n de Tomada destrabe las cuentas de la CTA tampoco es un asunto
menor, esto porque le confiere a Yasky las cuentas que involucran la canilla de
ciertas organizaciones sociales y de generosos subsidios del exterior; Yasky
tiene las firmas del secretario general y el Tesorero es de su palo.
El prontuario de Tomada
Es cuando m�nimo incierto que se haga la elecci�n en las tres provincias y las
48 urnas que recomendaron los abogados �arbitrales' de la CTA. No hay una
autoridad que las convoque u organice. Los K desconocen a la Junta Electoral, la
cual tiene una mayor�a degennarista. La Ejecutiva, cuyo mandato prorroga Tomada,
tiene mayor�a de Micheli en el papel: no solamente sigue Yasky como secretario
general, sino que los �ejecutivos' Daniel Barrag�n, Milagro Sala y Elena Reynaga
han desertado, lo cual impide el qu�rum. La central de "nuevo tipo" est� m�s
empantanada que el Congreso Nacional.
Yasky reclama la realizaci�n de nuevas elecciones en los distritos y urnas
establecidos por el Comit� Arbitral, pero tambi�n pide m�s: nuevas elecciones en
Ezeiza y Florencia Varela, lo que estira el padr�n de los lugares a votar de
nuevo a m�s de 200 mil. Pide tambi�n la revisi�n del padr�n, inaceptable para
sus rivales. O sea que el gobierno ha decidido ir por la ruptura de la CTA -y en
�ltima instancia su liquidaci�n. No deja de ser una forma de quitarse de encima
el tema de su reconocimiento planteado por la OIT. Micheli tampoco puede ceder
m�s a Yasky de lo que ha cedido, debido a que su victoria obedece a numerosos
fraudes absolutamente reales y a los votos de Milagro Sala, declaradamente
kirchnerista y dependiente de fondos p�blicos, que no est� m�s con �l. Con todo
esto a cuestas, queda al desnudo el desvergonzado oportunismo de las �alianzas'
que ha tejido y vuelve a tejer la fracci�n de De Gennaro-Micheli. Esta fracci�n
est� pagando cara su neutralidad ante el fraude que perpetr� Yasky en Suteba La
Plata -�con el apoyo decisivo de Tomada!- para despojar de su mandato a los
dirigentes clasistas.
El encontronazo del d�a previo
No se puede descartar que elementos como Milagro Sala o el propio D'El�a
retornen a una "CTA Yasky" en determinadas condiciones. Yasky aspira a sumar
sectores para la pata Sabbatella de los K, incluso con el argumento de compensar
el poder de Moyano y la patota sindical. Esta primera gran jugada de Cristina
Kirchner despu�s de la muerte del ex presidente, indica el rol estrat�gico que
tiene para el gobierno el control de los sindicatos -en la misma l�nea
anticipada por las patronales, las que han aceptado la �paz social' que les
ofreci� Moyano. Al otro d�a de la intervenci�n a la CTA, An�bal Fern�ndez
ratific� a la patota de la CGT como la "columna vertebral". Bien mirado, sin
embargo, esa intervenci�n, como el patoteo verbal del jefe de Gabinete, buscan
contener una crisis m�ltiple en el oficialismo: el d�a previo a su
fallecimiento, N�stor Kirchner hab�a tenido un encontronazo con Moyano por el
vaciamiento que hicieron los intendentes de la reuni�n del PJ bonaerense e
incluso por la reticencia de Moyano a entregar a la patota de la Uni�n
Ferroviaria. Hugo Moyano no solamente aparece involucrado en las investigaciones
judiciales por los medicamentos truchos, sino que hace un par de semanas visit�
por solidaridad la sede de la Asociaci�n Bancaria de Zanola. El veh�culo que
pretende llevar a Cristina Kirchner a la reelecci�n puede contar con una
conductora con experiencia, pero es permitido dudar de la solidez de su
carrocer�a y de su estado mec�nico.
La virtual intervenci�n de la CTA lleva su crisis al �pice. La ligaz�n con los
gobiernos capitalistas, los padrones truchos, la disoluci�n de su condici�n
obrera entre representaciones de movimientos sociales que dependen de la caja
del gobierno o de las fundaciones extranjeras, el desconocimiento de las
representaci�n proporcional en sus sindicatos, la sustituci�n de los delegados
por plenarios de secretarios generales; en fin, la falta de democracia sindical
y de independencia de clase han quedado agotados como m�todo de direcci�n de la
organizaci�n sindical. La destrucci�n de la CTA por su burocracia vitalicia
simplemente anticipa el proceso que ya recorre a la CGT y a sus sindicatos. Este
derrumbe por arriba y el empuje del movimiento clasista por abajo definen la
etapa de transici�n que recorre el movimiento obrero de Argentina.
Cuando termina el d�a
Al m�todo de la integraci�n de los sindicatos al Estado y de la destrucci�n de
los sindicatos por parte de la burocracia, es necesario oponer la reconstrucci�n
de los sindicatos con el m�todo de la independencia de clase y la participaci�n
activa de las masas en la lucha contra el capital y contra el gobierno que
protege los intereses del capital. Solamente un Congreso de bases, o sea de
delegados electos y mandatados por asambleas, puede reconstruir a la CTA -no
como un fin en s� mismo, sino como parte de la lucha para expulsar a la
burocracia de todos los sindicatos y para reconstruirlos, as� como a la CGT,
sobre bases clasistas. La democracia sindical no consiste en establecer una
representaci�n plural entre sindicados manejados, cada uno de ellos, por una
burocracia sindical, sino que ella consiste en la unidad de clase del movimiento
obrero en t�rminos de independencia frente al Estado y la vigencia de la
soberan�a de las asambleas obreras. La democracia e independencia sindicales
plantean el desarrollo de una direcci�n clasista del movimiento obrero.