VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

La plaza, el golpe mediático y la nueva derecha

Julio Macera
Sec. Prensa CTA Capital

Sin duda alguna el gobierno que más ha puesto en discusión, en los últimos años, a los sectores políticos y sociales (de izquierda a derecha) ha sido el actual. Lo apoyan ex menemistas, ex diputados de Cavallo, ex hombres de Duhalde, comunistas, socialistas, ex montos, el PJ, sectores de la CGT y la CTA, piqueteros etc. Mientras que, por otro lado, se le oponen (entre otros) quienes fueron o son compañeros de ruta de los seguidores actuales. Aún sectores o dirigentes que, como Patria Libre o el Perro Santillán, se perdieron la oportunidad de votar a Néstor (llamaron a la abstención en el 2003) hoy lo apoyan.

Entre los organismos de derechos humanos la situación es igual. Por una imperdonable política de captación dirán algunos, por dar respuesta a gran parte de sus reclamos históricos opinarán otros, lo cierto es que sus conocidas diferencias se acrecentaron hasta impedirles casi cualquier actividad unitaria.

Pero sin duda, el conflicto generado por la instalación de las retenciones móviles y la decisión del gobierno de plantear la existencia de un golpe económico o mediático y un "clima destituyente" llevaron estas cuestiones al paroxismo.

Al conjunto de los militantes y/o organizaciones populares se nos puso entre dos discursos contrapuestos: el de los grandes medios que nos condenaba, si íbamos, a ser parte del "aparato" y patota del gobierno convocado por $100 a un acto "faraónico" (según TN) o el de las organizaciones K y el propio gobierno que, si no íbamos, nos condenaba a ser cómplices de la "nueva derecha" (según los intelectuales orgánicos K) la oligarquía y el imperialismo; "infantilistas de izquierda" incapaces de ver el golpe que avanza para asegurar las ganancias de los grandes grupos y evitar la distribución de la riqueza que, después de cinco años de crecimiento, iba empezar ahora con las retenciones móviles.

Se de compañeros y compañeras que fueron a la plaza convencidos de que había que parar a la derecha y allí estaban pese a no haber votado a este gobierno; se encontraron con los Fernández, el luchador antiimperialista Hugo Curto, los zurditos Scioli, Viviani y Moyano, Moreno y la patota del INDEC, DeVido, Jaime y los aliados de la clase obrera que gobiernan Tucumán, Jujuy, Salta etc. Ellos, en el palco, se felicitaban por la convocatoria y comentaban las ausencias, saben que son los únicos que van a recibir un pago real por la plaza y si el gobierno no se lo quiere pagar se lo van a cobrar igual.

Por supuesto que todos los nombrados no eran los únicos que llenaban la plaza, había una gran cantidad de compañeras y compañeros que creen realmente en este gobierno y algunos otros que seguirán creyendo mientras sean funcionarios.

Con todo, tan importante como las presencias y las ausencias son aquellos que estaban sin estar. El gobierno usa algo más que a Delia y la plaza llena para enfrentar a los empresarios del campo. La U.I.A, la Asociación de Bancos Argentinos, la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara Argentina de Comercio y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (todos históricamente golpistas) esperan el fin del conflicto para acordar con el gobierno el "Acuerdo Económico Social del Bicentenario", un verdadero reacomodamiento de los sectores del poder para delinear el país de los próximos cien años. El presidente de la FIAT de Argentina, un entusiasmado con el gobierno K, es uno de los impulsores del fin del conflicto y de este pacto que va a rodear de "seguridad jurídica" a los negocios de este "capitalismo serio" que impulsa Kirchner.

Conocer este panorama nos permite empezar a discutir al supuesto golpe en marcha y a la nueva derecha que expresaría.

No hay ninguna duda que detrás del reclamo de los empresarios rurales se encolumnan sectores de la derecha más reaccionaria que pretenden hacerle pagar al gobierno su política de derechos humanos, su retórica "progresista" y su acercamiento a Chávez y Evo Morales. Pero el apoyo al reclamo de parte de otros sectores se explica también en algunas cuestiones de este gobierno. La inflación, la inseguridad, el sentir que los gobiernos y la política en general no expresan ni asumen las necesidades y realidades de la "gente" permiten engrosar las protestas de los empresarios rurales con aquellos que solo tienen tierra en alguna maceta.

De ahí a hablar de golpe de estado parece, por lo menos, exagerado.

Nicolás Casullo dijo hace poco en una charla: "estamos ante la posibilidad, por primera vez en la historia, de la aparición de un partido de derecha de masas". Se olvidó de algunas precisiones: a) Macri ya ha logrado construir un partido de derecha con respaldo popular, lo hizo apoyado en parte de la burocracia y los punteros del PJ y de la U.C.R. de Capital y en la derecha que acompañó y se benefició de todos los golpes pero que continuó y continua haciendo negocios hoy. b) Sin embargo, no casualmente, Casullo se olvida del apoyo más importante que Macri tuvo para llegar al gobierno. La gestión de un supuesto progresismo aliado del gobierno nacional fue la razón central del triunfo de la derecha en Capital y no la supuesta derechización del electorado porteño.

A los gobiernos de discurso "progre" y gestión para el otro lado no los continúan gobiernos de izquierda o al menos "de nuestro palo". Son esos progresistas truchos los que fortalecen a la derecha y no las críticas de quienes queremos construir un país para todos con libertad, democracia y soberanía.

Este gobierno nada a hecho para profundizar a la democracia y muy poco para resolver las cuestiones centrales que continúan siendo la pobreza y la desigualdad.

Construyó, en base a gestión permanente durante sus primeros años, un consenso popular indiscutible al que no le interesó transformar en organización. Supo leer la realidad de una etapa de crisis, transformó una situación internacional favorable en crecimiento económico pero todo eso no alcanza para esta etapa. La capacidad ociosa del aparato productivo se acabó y no alcanza el "neodesarrolismo"para seguir creciendo. El "capitalismo serio" que nos propone el gobierno es el de las grandes ganancias de los grupos concentrados, el crecimiento de las diferencias sociales y el trabajo precario, los subsidios a los grandes grupos y los $200 a los desocupados. Todo lo demás es retórica que no resiste el cotejo ante la realidad. El problema ante el que nos enfrentamos es que si ganan los empresarios rurales esta pulseada perdemos todos y si el que gana es el gobierno todo va a continuar igual. Solo siendo capaces de construir una fuerza propia que nos garantice democracia real camino a la patria liberada, podremos cambiar, a nuestro favor, estas reglas del juego.

Fuente: lafogata.org