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Argentina: La lucha continúa

Alguien del gobierno tiene que decirle a Kirchner que negocie y vuelva a sus cabales

Emilio Marín
La Arena

La huelga docente de Santa Cruz comenzó el 5 de marzo. En estos dos meses el conflicto se ha agudizado por la negativa del gobierno a negociar con los docentes. Kirchner debe saber que del ridículo no se vuelve y de la represión tampoco.

Al cierre de esta edición (09/05) 20.000 personas manifestaban en Río Gallegos su repudio a la represión policial desatada contra los municipales. En esa sucia faena actuaron los GOE, Grupo Operativo Especial de la policía de Santa Cruz, mandados por el jefe de Policía comisario Wilfrido Roque que ocupa la secretaría de Seguridad. ¿Dónde quedaron los supuestos buenos modales prometidos por el ministro del Interior frente a las manifestaciones pacíficas durante la crisis neuquina?

Esos efectivos no mezquinaron balas de goma y gas lacrimógeno contra los manifestantes que se dirigían hacia la Casa de Gobierno para reclamar el envío de la coparticipación de impuestos hacia la comuna local y la mejora de sus haberes.

Según la consulta telefónica hecha al abogado Dino Zaffrani, destacada personalidad de la capital provincial, hubo un saldo de entre diez y quince heridos que fueron atendidos en el Hospital. Zaffrani y otros letrados acudieron ante la fiscalía de Río Gallegos con testigos y pruebas de la represión, para urgir su intervención.

Una simple observación indica que la crisis de la provincia del presidente está agravándose. El 21 de marzo último, un acto de los docentes reunió 10.000 asistentes en Río Gallegos. Ayer había el doble en esa ciudad y no sólo en apoyo a los maestros sino también, y especialmente, en solidaridad con los municipales.

Eso quiere decir que el gobierno provincial y nacional, al hacer fuego sobre un vasto arco de sectores sociales, sin atender a sus demandas, está ampliando el espectro que se moviliza. Ayer fueron los maestros, hoy son los municipales, ¿quién será el próximo?

Esa altiva respuesta de los huelguistas denota un alto grado de solidaridad. Parece que supieran de memoria o intuitivamente -lo mismo da- la poesía de Bertolt Brecht, de que 'primero se llevaron a los comunistas pero a mí no me importó porque no soy comunista (...) ahora me llevan a mí pero ya es tarde'.

Esta actitud solidaria es política, algo que va más allá de los pliegos reivindicativos de cada sector. Por la motorización de la huelga en las escuelas y también por las torpezas y provocaciones del gobernador Carlos Sancho y las órdenes llegadas desde Buenos Aires, en ese pedazo de la Patagonia se ha formado un frente amplísimo. Aglutina a los trabajadores de la educación y otros cuatro gremios (municipales, judiciales, ATE y legislativos); a padres de los alumnos, profesionales y comerciantes; el obispo Juan Carlos Romanín, organismos de derechos humanos, la CTA, mineros de Río Turbio, petroleros de Las Heras, periodistas, monjas, peronistas disidentes, UCR y la izquierda, entre otros afluentes de una convergencia nunca vista a esta escala. Las barbaridades de Kirchner la hicieron posible.

Las demandas justas

Es difícil estimar hasta qué punto va a escalar este conflicto. Sí se puede ver cómo fue evolucionando hasta su momento actual y saber quién fue el responsable de que las cosas llegaran a este punto.

El 5 de marzo debían comenzarse las clases. Como en varias provincias, los del terruño presidencial no las iniciaron porque pedían aumentos de salarios, blanqueo de las sumas en negro y negociación que finiquitara el cepo de la ley de emergencia de 1991.

El salario básico de esos agentes es de 161 pesos. El resto son sumas en negro o no remunerativas, entre éstas un plus por presentismo de 250 pesos. En total un maestro de grado tiene un salario inicial de 1.700 pesos, que el diputado oficialista Vargas Aignasse 'redondeó' en 2.000 en la mesa de Mirtha Legrand al mediodía de ayer.

El gremio docente ADOSAC quiere paritarias para discutir los haberes, sin esa ley que viene de cuando Kirchner era gobernador. En vez de allanarse a ese pedido elemental, el jefe de Estado ha actuado con una falta de tacto propio de un capataz de estancia. 'Que levanten la huelga y después vemos', parece haber sido su instrucción a Sancho y demás segundones suyos en el pago.

En vez de paritarias, el PEN auspició primero una negociación en el Ministerio de Trabajo de Buenos Aires, a 2.500 kilómetros de las escuelas en pie de guerra. Los huelguistas recibieron una oferta que sonó a provocación: se les sumarían 50 pesos al básico, que pasaría a 211, y se volverían remunerativos otros 100 pesos en negro. Queda claro quién arrojó combustible al incendio.

Desde el mostrador gubernamental se afirma que los maestros santacruceños cobran más que sus colegas de todo el país. Sin embargo, aparte de no apegarse a la cifra correcta -inicial de 1.700 pesos-, los oficialistas no comentan algo obvio: en la Patagonia la canasta familiar para una familia tipo supera los 3.500 pesos. El secretario de ADOSAC, Pedro Muñoz, puntualizó que el alquiler de un monoambiente sale 1.000 pesos.

Kirchner confesó a Clarín, el 22 de abril: 'no puedo ceder a la exigencia de los docentes porque si lo hago quedarían distorsionados todos los salarios del país'. El presidente tiene el temor de que se le vengan al humo los representantes de otros gremios para pedir un tratamiento similar. Y, más que eso, piensa que las cámaras empresarias y los organismos financieros internacionales le van a reprochar una conducta 'populista', 'irresponsable' e 'inflacionaria'.

Pero si la Nación tiene un superávit fiscal primario de 23.000 millones de pesos anuales y si la provincia de Santa Cruz cuenta con fuertes ingresos de las regalías petroleras, ¿por qué no escuchan el clamor de las aulas y de los empleados estatales?

Otras provocaciones K

Haber demorado casi dos meses para formular una propuesta indecente de 50 pesos al básico fue una provocación, lo mismo que haber identificado los reclamos de los educadores como una mera jugada política.

Antes de eso, el 22 de marzo, Kirchner había calificado de 'extorsionadores' a los huelguistas; en el mismo acto disparado contra el obispo Romanín, que el día antes había leído un mensaje de apoyo a los maestros.

Otra maniobra de ese mismo signo fue denunciar como un atentado organizado contra el presidente de la Nación un hecho muy dudoso. Un marginal y enfermo psiquiátrico volcó su camión cerca de una de las propiedades de la familia presidencial en Río Gallegos, el 29 de abril. Los dos Fernández y el propio jefe de Estado dijeron que se había tratado de un atentado organizado, pese a que tres pericias psiquiátricas habían coincidido en que el camionero padece una 'psicosis paranoide con delirio'.

El martes de esta semana los docentes repudiaron la conciliación obligatoria decretada el lunes, con un cacerolazo frente a la residencia de Kirchner en Gallegos. La Gendarmería, presente en ese lugar, golpeó a dos sindicalistas y a un reportero gráfico. Lejos de admitir esa golpiza, el primer mandatario usó todos los medios nacionales para acusar a los manifestantes de 'cobardes' e imputarles haber infundido temor en su anciana madre. Textualmente afirmó: 'una banda de cuatro patoteros no me va a amedrentar'.

Consultado Zaffrani, afirmó que la manifestación pasó dos veces frente a esa casa, que a la madre del presidente no la vieron pero que sí había una fuerte custodia de Gendarmería. Esta fuerza de seguridad, militarizada, fue la que atacó a los caceroleros. ¿Quién actuó cobardemente, entonces? Los integrantes de Gendarmería son más de 700: una parte está en la Legislatura, las escuelas y el domicilio presidencial. La otra cuida los yacimientos de Los Perales, en Las Heras, estableciendo una nueva frontera: la petrolera repsoliana.

Encima, los municipales que manifestaban en paz fueron golpeados por el GOE del comisario que se hizo tristemente célebre con los allanamientos ilegales, torturas y secuestros de febrero último, en Las Heras.

A veces duelen más ciertas palabras que los garrotazos de los GOE. Como ser, ha dolido profundamente esa descalificación de 'extorsionadores', 'cobardes' y 'patoteros' utilizada por el presidente. Es que implicó la caracterización de 'violentos' de quienes precisamente en ese momento estaban sufriendo la violencia de los uniformados. Otro tanto con las afirmaciones del ministro de Gobierno Daniel Varizat, acusando al cura Luis Bicego, de Las Heras, de 'estar escondiendo armas en la iglesia'.

Kirchner no atiende las razones de los huelguistas. ¿Alguien de su gobierno podrá hacerlo entrar en sus cabales y evitar que se convierta en un nuevo Jorge Sobisch?

Fuente: lafogata.org