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Latinoamérica

"La fiesta de la Democracia"

(De la serie: la democracia patas arriba)
 
Por H. Galván
Email:
triunfaremos@gmail.com
21 de mayo de 2006
 
"Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato."
J. Manuel Serrat
 
Nos hartamos de escuchar, una y otra vez, a politicastros del patio, mediadores, interventores oficiales, mercenarios de la prensa y hasta una que otra autoridad de las acostumbradas a discursos vacuos (hablar mucho sin decir nada), catalogar en los medios del capital a las pasadas elecciones como una " fiesta de la democracia".
 
Lamentablemente esta palabra se ha convertido, junto con la de paz y el amor, en la mejor excusa para mentir. Se ha vuelto así una palabra hueca; como un cliché que sus enemigos usan para pervertir y pervertirla.
 
Y se llenan la boca hablando de democracia, mientras el pueblo en su desdicha, ve alejarse cada vez más la solución de sus problemas. Digamos los existenciales, al menos: la energía eléctrica, el agua, la alimentación, la educación, la salud, la vivienda, la sanidad, el deporte, la seguridad ciudadana, el empleo de calidad y seguro, el entretenimiento, entre otros, son parte del rosario del día a día del cual el dominicano común carece. ¡Son los elementales, pero a nadie le importan, parece!
 
A la "fiesta de la democracia" llegaron primero las Alianzas dislocadas, desteñidas; llegaron los Frentes reaccionarios y los Bloques atrasados.
 
Se unieron ellos para repartirse los cargos, para repartirse el país como vaca muerta. Se unieron por ellos, para ellos, y por si acaso sobra algo, también para ellos.
 
Bolos, coluses, trujillistas, lilicistas, guapos de gurabo y presidentes globales, caudillos del este, hombres de empresa y de bancas, cuadros, redondos, lavadores y hombres serios, cantantes, peloteros y humoristas, personajes animados del ayer y de hoy y otras yerbas aromáticas, se mezclaron y entremezclaron en el espectro de todos los colores. ¡Dios los cría y el diablo los junta!
 
No importaron ni los muertos comunes, ni las históricas rencillas. Ni importaron las trampas del ayer, ni los abusos. ¡Nada!
 
Todos se abrazaron en un abrazo amigo, como siempre. ¡La ideología era verde y se la comió un burro!
 
Sendos esqueletos del alegremente fenecido Partido Reformista, bailaron en los dos carnavales. ¡Unos pa' ca, y otros pa' lla.!
 
Nos llenaron las calles de caras, dientes y lemas.
 
No nos dejaron dormir con su bulla y cantaleta.
 
Las calles se llenaron de basura y de ron.
 
Repartieron millones para vender, para comprar. Repartieron dinero, canastillas, bicicletas, hojas de zinc, útiles escolares, y claro, las funditas.
 
No se podía siquiera ver televisión, sin tener que verles la cara; la desfachatez.
 
De pronto la vida se volvió un bacanal de mal gusto.
 
Tener que aguantar los dimes y diretes, las acusaciones, las calumnias, el pleito entre perros.
 
Uno peor que otro, el otro peor que el uno. ¡Pareciera que compiten por cuál es el más malo!
 
Las "veinticuatro horas" volvieron a la ciudad de las palmeras transplantadas en una ciudad imposible. Y así.
 
El "sabemos gobernar mejor", que nos recordaba tantas tristezas, era como una espina en la carne que personeros del crimen removían como para sacar más sangre.
 
Las fundas de Balaguer ahora iban pa'lante, mientras los "caballos blancos" iban "a paso de vencedores". Y Así.
 
Partidos nuevos, con partidos viejos, partidos pequeños con partidos grandes, mafias todas, empresas rapaces del erario público, se disponían a asaltar nuevamente al pueblo.
 
Era una verdadera fiesta, pero de las peores. Una fiesta "de apaga y vámonos" a la que fuimos obligados a asistir sin poder negarnos. Una fiesta pagada con nuestro dinero en donde ellos se sirvieron en plato ancho, sin que tuviéramos ningún beneficio.
 
Después hicieron su entrada los dislocados, de aquí y de acullá.
 
Y se vinieron los pactos de civilidad –claro por la democracia- y la ruptura de los mismos.
 
Poco después llegaron los tránsfugas, los cheques falsos y los a de verdad.
 
¡Entre la PUCMM y los mediadores, el pacto no duró más de tres horas.!
 
Cuando la fiesta se puso buena llegaron los tiroteos, los palitos, las urnas robadas, las actas disparejas, los grupos armados asaltando juntas electorales, y a opositores.
 
Llegaron los pataleos, las impugnaciones, las protestas.
 
Llegaron la paralización de los conteos, las visitas sorpresas, las acusaciones mutuas.
 
Y para coronarlo todo, como si no era suficiente, una docena de muertos.
 
¡La fiesta parecía terminar, pero no!
 
Para los árbitros, las Ong's y los observadores internacionales todo estaba bien. La fiesta había sido un éxito (al menos la parte que les tocó a ellos)
 
La fiesta dominicana, por lo menos para estos últimos, fue una buena excusa para un viaje al trópico que les sacara de la rutina.
 
¡Todo está bien!. ¡Todo está bien ¡
 
El mecanismo funcionó a la perfección, como mandado a hacer.
 
¡Y pensar que esta fiesta es una repetición de las de siempre, cada cuatro años, cada dos, y cada vez más!
 
Pero la parte que le tocó a la colectividad dominicana no fue una fiesta. Parecería más un infierno que se repite cada dos años y en donde se van, como sangría, los recursos necesarios para el desarrollo.
 
La democracia dominicana, que en la práctica no es más que una fea caricatura de lo que debería ser un gobierno del pueblo y para el pueblo, como la han construido y concebido ellos, tiene sus días contados.
 
Esta democracia mediatizada, falseada, que se sostiene por la fuerza y la ignorancia, tendrá que acabar.
 
Esta democracia de mentiras que impusieron a sangre y fuego 42,000 hijos de puta, desaparecerá.
 
¡Y llegará a su fin para parir una verdadera democracia, y hacia eso nos dirigimos!
 
Antes de terminar la fiesta (o el infierno), la parte más conciente de la sociedad decidió irse a la abstención, como primer paso. En algunos pueblos hubo ajustes de cuentas y en otros se cayeron algunos santos y algunos caudillos.
 
Pero al final, perdimos todos.
 
No legitimar este sainete, es el primer paso para de-construirlo.
 
¡Construir la alternativa es nuestro deber ahora!
 
La sociedad dominicana no resiste más de esta farsa, ni de estos actores (malos por cierto). Es el momento de construir una alternativa capaz de arrebatarle el poder (por cualquier medio) a la incapaz y rapaz clase política actual, representante de los intereses de las oligarquías y gestoras del modelo de dependencia que limita nuestro desarrollo.
 
Generar un proceso incluyente puede ser la clave ; es la necesidad de una sociedad que reclama alternativas. Una sociedad que gesta en su convulso vientre una reacción que puede ser promisoria o infeliz. ¿Cuál elegiremos?
 
Nuestro objetivo debe ser construir una democracia nueva, una democracia verdadera, una democracia popular.
 
La democracia se construye con mecanismos de participación popular. Con prácticas concretas y permanentes, generando una cultura nueva, un desarrollo real de la conciencia colectiva.
 
La democracia no son elecciones, sino que éstas son parte de ella.
 
La democracia no puede ser un día cada cuatro años, sino todos los días, todos los años.
 
Si queremos democracia – y el pueblo dominicano ha demostrado que está dispuesto a morir por ella- entonces deberemos romper con este esquema falseado y sus alabarderos, y construir, desde abajo una nueva democracia; sin fiestas turbias, ni diabólicos bacanales.
 
¡Vamo' arriba!
 
 Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
J. Manuel Serrat
 
Pd: Como primer paso asistamos todos a la I Cumbre Alternativa de los Pueblos, a celebrarse en Santo Domingo, del 4 al 6 de Junio. Mayor información en
www.lainiciativa.org                 

Fuente: lafogata.org