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Latinoamérica

Proyecto oligarca vs. proyecto progresista

Dax Toscano Segovia
El Militante-Ecuador
 
Cerca de 9 millones 200 mil ecuatorianos acudirán a las urnas el próximo 26 de noviembre de 2006 para elegir, en segunda vuelta, al nuevo presidente y vicepresidente de la república. Los candidatos finalistas son el empresario Álvaro Noboa Pontón, del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) y el economista Rafael Correa Delgado, del Movimiento Alianza País.

Álvaro Noboa, considerado el hombre más rico del Ecuador, con una fortuna heredada de su padre, Luis Noboa Naranjo, que sobrepasa los 1.200 millones de dólares, poseedor de 120 empresas, es el aspirante a la presidencia por parte de los sectores de la oligarquía y de la derecha política ecuatoriana. En cambio, Rafael Correa, que ha expresado su rechazo frontal a esos grupos de poder político y económico, representa una candidatura de izquierda, alrededor de la cual se han aglutinado diversos sectores sociales identificados con posiciones nacionalistas, bolivarianas y revolucionarias.

De ésta manera, el panorama político ha quedado claramente definido. Las y los electores ecuatorianos tendrán que decidir entre dos proyectos radicalmente distintos a nivel ideológico, político y económico.

Pero ¿cuáles son los planes de gobierno de los candidatos finalistas? ¿A qué intereses responden? ¿Quiénes serían los verdaderos beneficiarios de sus propuestas?

Las respuestas a éstas interrogantes no pueden darse al margen del entendimiento de los intereses de clase que están en pugna.

No se trata, por tanto, simplemente de un duelo entre Álvaro Noboa y Rafael Correa.

Los medios de masas son los que han sobredimensionado este enfrentamiento entre los dos candidatos, disputas que, por otro lado, ya se han evidenciado en otras campañas electorales entre los postulantes a la presidencia del Ecuador. Esto, además, es característico de los procesos eleccionarios de las sociedades democrático formales capitalistas. Forma parte del espectáculo político construido por los mass media que someten a discusión lo banal, lo superficial y no las cuestiones de fondo que se ocultan a los pueblos.

Consecuentemente, hay que desentrañar lo que es esencial en esta coyuntura política para no perder de vista lo que puede suceder en caso de que uno u otro candidato gane las elecciones.

Los grupos de poder político y económico, los partidos de derecha y populistas ven que sus privilegios están en peligro. Por ello la oligarquía y sus organizaciones políticas se han aglutinado alrededor de la candidatura de Noboa. El Partido Social Cristiano (PSC), encabezado por su máximo líder, Pascual del Cioppo, miembro del Opus Dei, el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), del destituido mandatario Abdalá Bucaram y las cámaras de empresarios han expresado públicamente que votarán por el candidato del PRIAN.

El apoyo incondicional por parte de las diferentes facciones de la oligarquía ecuatoriana a la candidatura del empresario Noboa se explica porque su proyecto encarna los intereses de la clase a la que él mismo pertenece y de la cual es hoy su principal exponente. Álvaro Noboa personifica la prepotencia de estos grupos poderosos que ansían poner en marcha los proyectos políticos y económicos que les genere beneficios, muchos de los cuales han quedado truncos debido principalmente a la lucha popular.

En el escenario internacional, el imperialismo yanqui y las mafias opositoras a los procesos revolucionarios cubano y venezolano han manifestado abiertamente su simpatía por la candidatura de Noboa.

En reiteradas ocasiones Álvaro Noboa ha lanzado virulentos ataques contra los regímenes de Cuba y Venezuela, así como contra los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez, declarando, enfáticamente, que si es elegido presidente de la república, él no mantendrá relaciones políticas con ambos países.

Queda claro que Noboa gobernará, en caso de ganar las elecciones, en beneficio de la clase corrupta y parasitaria a la que él pertenece, así como de los intereses del imperialismo yanqui.

Los objetivos señalados en su plan de gobierno están establecidos precisamente con esa finalidad.

Álvaro Noboa es partidario de llegar a un acuerdo con el gobierno de EE.UU. para concretar la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), proyecto anexionista diseñado por los estrategas norteamericanos para favorecer a sus empresas transnacionales. La dramática situación que viven los trabajadores y agricultores mexicanos producto de la aplicación del NAFTA (Tratado de Libre Comercio para América del Norte), demuestran lo que se avecina para el Ecuador en caso de que se llegue a firmar el TLC.

El candidato del PRIAN ve como positiva la concesión para la exploración, explotación y refinación del petróleo ecuatoriano a compañías extranjeras, lo cual implicaría que los recursos provenientes del oro negro sigan en manos de estos poderosos grupos que, además, han sido los causantes de la destrucción del medio ambiente.

Noboa plantea como un eje de su campaña favorecer la inversión extranjera a gran escala, por lo que ha dicho que propiciará una reforma jurídica que favorezca a las empresas transnacionales.

El candidato de la oligarquía pretende atraer a los inversionistas extranjeros por medio del "caramelo de la reducción del impuesto a la renta", copiando las recetas económicas que el gobierno neoliberal de Ronald Reagan aplicó en la década de los 80 en EE.UU., las cuales provocaron el deterioro cada vez mayor de la situación económica de la población pobre de ese país. La política reaganiana, aplicada también por el gobierno de W. Bush, y que Noboa presenta como la solución a los males que enfrenta el Ecuador, favoreció a los ricos a los que se disminuyó los impuestos, mientras a los pobres se los desatendía en las áreas de salud, educación, vivienda y seguridad social.

El líder del PRIAN es partidario de las privatizaciones, incluso de sectores sensibles para la población. Noboa pretende llevar a cabo una reforma a la Ley de Seguridad Social con el apoyo del Congreso, en el cual su partido tiene el mayor número de legisladores,  para propiciar la competencia en este sector, tomando como modelo de referencia al que se aplica en Chile, sistema de aseguramiento que solo ha favorecido a las personas con niveles de ingresos altos. La propuesta del candidato del PRIAN atentaría contra los derechos de los afiliados al Seguro Social, especialmente de los jubilados. Noboa concibe a la seguridad social como un servicio y no como un derecho del pueblo.

Para el candidato de la oligarquía los derechos de los trabajadores no cuentan.

En el año 2002 los trabajadores de la hacienda bananera "El Álamo", de propiedad de Noboa, se organizaron para formar un sindicato y exigir mejores condiciones laborales. La respuesta fue la represión brutal desatada por matones y por la propia Policía Nacional. Muchos trabajadores fueron despedidos. Otros fueron amenazados hasta con la muerte.

Noboa ha expresado en reiteradas ocasiones su rechazo y desprecio por los sindicatos.

Organizaciones internacionales de derechos humanos, como Human Right Watch, han denunciado que en las plantaciones bananeras de Noboa trabajan niños desde 8 años de edad, los que son sometidos a una explotación brutal, lo cual constituye no solo una violación a la legislación ecuatoriana y a las disposiciones jurídicas internacionales, sino un acto cruel e inhumano que muestra lo que la oligarquía es capaz de hacer para obtener ganancias.

El empresario bananero es dueño de más de cien tercerizadoras, las mismas que actúan como intermediarias en la contratación de trabajadores para otras empresas. El propósito de la tercerización es el de evitar a los empresarios mantener una relación directa con los contratados, para así librarse de las obligaciones que la legislación laboral establece en defensa de los trabajadores. El candidato de la oligarquía también es partidario de las políticas de flexibilización laboral, las cuales atentan contra los derechos de los trabajadores en materia salarial, de organización sindical y de seguridad social.

Álvaro Noboa encubre sus nefandos propósitos con un discurso demagógico y con políticas populistas. En los recorridos y en los mítines de campaña, el líder del PRIAN reparte camisetas, alimentos, dinero, sillas de rueda, computadoras para escuelas pobres, microcréditos para pequeños empresarios. Noboa está utilizando una parte de su fortuna mal habida para comprar la conciencia y el voto de las personas. Lamentablemente en algunos sectores de la población, sobre todo en los que mayores necesidades tienen,  estos actos son considerados positivos.
Noboa ha ofrecido además la construcción de 300 mil viviendas al año para cubrir el déficit habitacional que sufre la población pobre del Ecuador. Esto también ha impactado en la gente cuya aspiración es tener una casa propia. Especialistas y técnicos de la construcción han denunciado que la propuesta de Noboa es irreal e imposible de llegar a cumplirse, sobre todo en las condiciones actuales que vive el país.

Otra de las propuestas demagógicas del candidato del PRIAN es la entrega de microcréditos a personas que deseen montar sus propias empresas. Noboa, que compara su plan con el del actual Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, ha manifestado que los pobres del Ecuador llegarán a convertirse en personas de la clase media gracias a esos microcréditos, con lo cual los pobres dejarán de existir en el Ecuador.

La solución a los problemas de la pobreza y miseria que viven los pueblos no está solamente en la entrega de microcréditos.  Estos pueden ayudar a las personas más necesitadas a liberarse momentáneamente de ciertas dificultades económicas, pero no las liberará de su espantosa situación económica.

La pobreza no desaparecerá si no se apunta a acabar con la causa principal que la genera y que es el propio sistema capitalista explotador.

El líder del PRIAN ha señalado que concederá entre 500 y 1500 dólares a la gente para que desarrollen sus microempresas. Esta cantidad irrisoria de dinero, en las condiciones actuales que vive el Ecuador, no es suficiente para poner un negocio o pequeña empresa que genere ganancias y réditos económicos.

Con el propósito de lograr la adhesión a su candidatura por parte de la población mayoritariamente católica del Ecuador, Noboa ha utilizado en sus mítines mensajes religiosos,  presentándose como un redentor, un salvador. Cargando una Biblia y un crucifijo, objetos con los que se exhibe ante la gente, el candidato del PRIAN ha llegado en varias ocasiones a arrodillarse en las tarimas para, según él, implorar a dios por la salvación del pueblo ecuatoriano. La actitud del prepotente empresario ha sido rechazada incluso por representantes de la propia Iglesia Católica. Esto demuestra la posición conservadora, reaccionaria y retrógrada de la oligarquía.

Como parte de su estrategia de campaña Álvaro Noboa lleva a cabo una perversa guerra sucia contra su contrincante, a quien ha acusado de ser terrorista, chavista y comunista.

El candidato de la oligarquía se ha valido de las declaraciones de Rafael Correa sobre las FARC, en las que el candidato de Alianza País se ha negado a considerar a la guerrilla colombiana como una organización terrorista, puesto que eso conllevaría implicarnos directamente en el conflicto que vive el hermano país. A través de diversas propagandas en los medios de masas a Correa se lo ha vinculado a las FARC.

El candidato del PRIAN no oculta su respaldo a la política del gobierno de Álvaro Uribe para combatir a la guerrilla en el hermano país.

A pesar de que Álvaro Noboa haya señalado públicamente que si llega a ganar la presidencia el Ecuador no se meterá en el conflicto colombiano, la  realidad es que entre Uribe, Bush y el empresario bananero se consolidaría una alianza no solo para combatir a la insurgencia, sino para oponerse al proyecto bolivariano de integración.

Noboa es partidario de mantener la presencia militar estadounidense en la base de Manta, por lo que ha afirmado que procederá a la renovación del convenio una vez que este concluya en el año 2009.

Para desacreditar al candidato de Alianza País, Álvaro Noboa lo ha inculpado de recibir financiamiento del gobierno venezolano. Ésta acusación maliciosa forma parte de la campaña de desprestigio que Washington dirige contra el presidente Hugo Chávez,  a quien se lo presenta como enemigo de la democracia y como un desestabilizador de la región.

El empresario bananero ha dicho que Correa pretende instaurar el comunismo en el Ecuador. Esto es visto como un peligro por parte de un sector de la población que, debido a la ignorancia, a la manipulación, a la alienación a la que está sometida diaria y permanentemente, así como a una poderosa campaña de desinformación basada en el miedo y el terror psicológico, creen que el comunismo representa la anarquía, el caos, la violencia y la destrucción.

Álvaro Noboa ha señalado que el comunismo es un delito y por lo tanto hay que perseguirlo.

En declaraciones a los medios Noboa ha manifestado que reprimirá duramente a quienes pretendan ir contra su gobierno, lo cual demuestra la naturaleza autoritaria y represiva que caracterizaría a su régimen.  

El líder del PRIAN ha lanzado amenazas contra varios medios que no son afines a su candidatura, así como contra comunicadores que son críticos de sus propuestas como es el caso de Carlos Vera de ECUAVISA.

No obstante esto, Álvaro Noboa goza del respaldo de algunos canales de televisión, emisoras radiales y periódicos cuyos dueños son partidarios de sus políticas. Esto obedece a que muchos de los medios que directa o indirectamente apoyan al candidato del PRIAN, forman parte de los grupos financieros y monopólicos que controlan la economía ecuatoriana.

Algunos ejemplos son: TELECENTRO pertenece al grupo Isaías, GAMAVISIÓN y SONOVISIÓN  al grupo Isaías-Rivas, CANAL 1 pertenece a Marcel Rivas, TELEAMAZONAS, adquirido por el banquero Fidel Egas, esta bajo control del grupo Pichincha, TELESISTEMA es de propiedad del grupo Noboa, el sistema nacional de radio SUCRE está bajo control del grupo Noboa-Febres Cordero, los periódicos El Telégrafo y Diario Manabita son de propiedad del grupo Noboa.

En los noticieros y programas de "opinión" de las cadenas de radio y televisión señaladas, los ataques contra Rafael Correa son directos.

La cacareada imparcialidad de los medios y la supuesta pluralidad que dicen representar es irreal.

A la campaña de ataques contra Correa se suman periodistas, locutores de radio y televisión que, obsecuentes como son, responden a los intereses de sus amos.

El presentador de noticias Jorge Ortiz, de TELEAMAZONAS, así como el de GAMAVISIÓN, Rodolfo Baquerizo no ocultan su antipatía por el candidato de Alianza País, así como su alineamiento con la candidatura de Noboa. Durante toda la primera vuelta electoral Jorge Ortiz, en el programa ESTE LUNES que él conduce, arremetió constantemente contra Correa. Rodolfo Baquerizo hacía lo suyo el 15 de octubre de 2006, día de la primera vuelta electoral, cuando entrevistó a Noboa en el set de televisión de GAMAVISIÓN, en la ciudad de Guayaquil. Este lacayuno personaje festejaba  y asentía con su cabeza y sonrisa estúpida todas y cada una de las cosas que Noboa exponía. El servilismo fue totalmente evidente.

La campaña sucia dirigida contra Rafael Correa se debe a que su plan de gobierno es la antítesis del proyecto propuesto por el candidato de la oligarquía.

Correa es partidario de una transformación profunda del sistema económico y político ecuatoriano. El candidato del Movimiento Alianza País plantea que para lograr los cambios que el país necesita, los ciudadanos deben llevar adelante una revolución democrática y responsable. Para Rafael Correa lo fundamental es que la democracia representativa sea sustituida por una democracia verdaderamente participativa, donde la soberanía radique en el poder popular.

En algunos pronunciamientos realizados por Correa, el candidato izquierdista ha hablado de llevar adelante la construcción de una Patria Socialista.

Sin embargo el plan de gobierno de Rafael Correa no hace referencia a las medidas que posibilitarían esa transformación profunda que él se propone llevar adelante, las mismas que tienen que ver con la nacionalización de la banca, de la industria y de la tierra, medidas que afectarían directamente a los intereses económicos de la oligarquía.

No obstante serán las masas las que más adelante planteen estos objetivos, una vez que sientan la necesidad de radicalizar el proceso. Esto dependerá en gran medida del nivel  de organización que ellas lleguen a desarrollar. La participación activa de las masas en la política será un elemento importante para derrotar a la oligarquía.

Rafael Correa propone llevar adelante una Asamblea Nacional Constituyente con plenos poderes. Los objetivos de ésta asamblea serían principalmente los de elaborar una nueva carta constitucional en la cual se establezcan los mecanismos necesarios que posibiliten  la transformación del orden político y económico vigente, la despartidización de los organismos de control del Estado y la participación efectiva de las y los ciudadanos en las decisiones públicas de importancia para el país. Correa es partidario de que en el nuevo texto constitucional se establezcan como derechos del pueblo la revocatoria del mandato de cualquier funcionario público, incluido el presidente y vicepresidente de la república, y la rendición de cuentas.
Los mecanismos que se establezcan para elegir a quienes van a conformar la Asamblea Constituyente deberán posibilitar que sean los representantes de los trabajadores, campesinos, estudiantes, jubilados los que puedan integrar ese organismo que va a realizar las reformas a la Constitución. Las masas deberán estar alertas para evitar que la oligarquía pretenda tomar el control de la Asamblea.

Por otro lado aunque la consigna de la asamblea constituyente representa la aspiración de las masas de un cambio profundo en el podrido sistema democrático capitalista, al mismo tiempo debemos advertir que un simple cambio de la estructura política que no cambie la base económica del régimen puede quedar en una reforma cosmética del sistema burgués.

La partidocracia tradicional y las mafias políticas han atacado esta propuesta, la misma que de llegar a concretarse, afectaría a sus intereses. Los partidos tradicionales y sus dirigentes políticos temen que el orden y la institucionalidad burguesa vigente, simbolizada por un congreso corrupto e ineficiente, que ha recibido el rechazo de la ciudadanía, llegue a su fin. Tienen miedo de perder sus canonjías, sus sueldos exorbitantes, sus privilegios.

Con relación al TLC Correa ha expresado su rechazo a este proyecto anexionista. El candidato izquierdista ha señalado que propiciará la integración bolivariana latinoamericana, con la cual se beneficien los pueblos y no las transnacionales. Rafael Correa es partidario de buscar un acercamiento al MERCOSUR, pero no descarta la posibilidad de participar en los acuerdos que lleva adelante el ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas).

Como parte de la política de recuperación de la soberanía nacional, el candidato de Alianza País ha declarado que renegociará la deuda externa ecuatoriana con los organismos económicos internacionales que tendrán que sujetarse a las condiciones que el Estado ecuatoriano señale y no a la inversa.

El plan de gobierno de Correa apunta al pago de la deuda social interna, para lo cual se utilizarán gran parte de los recursos que hoy se destinan al pago de la deuda externa, lo que no implicará la declaratoria de no pago de la misma. Sin embargo, y de acuerdo a las circunstancias por las que atraviese la economía del país, Correa ha manifestado que se podría plantear la moratoria o suspensión del servicio de la deuda.

A diferencia del candidato de la oligarquía, Rafael Correa es partidario de mantener los subsidios al gas, a la gasolina, a la energía eléctrica,  puesto que su eliminación afectaría sobre todo a la población pobre.

Correa ha prometido acabar con las empresas tercerizadoras y con la flexibilización laboral, para lo cual tendrá que exigir una transformación del marco legal vigente que permite la existencia de estos instrumentos de explotación laboral.  

Sobre el acuerdo para el uso de la Base de la Fuerza Aérea Ecuatoriana en Manta por militares estadounidenses, Correa ha sido enfático en señalar que en el año 2009, una vez que finalice el convenio, este no se volverá a renovar. El candidato de Alianza país ha señalado que en el Ecuador no puede haber presencia militar extranjera, porque eso atenta contra nuestra soberanía.

Rafael Correa ha criticado duramente la política de Bush, gobernante al que ha calificado de torpe.

¿Qué podría suceder en caso de que Correa gane las elecciones, sabiendo que su proyecto apunta a afectar los intereses de la oligarquía y del imperialismo?

Si efectivamente Rafael Correa cumple con las propuestas de su plan de gobierno, lo indudable es que la oligarquía elabore y ejecute un sinnúmero de planes de desestabilización, tal y como los grupos de poder económico los han llevado a cabo en Venezuela y Bolivia contra los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales.

Ante esta situación el gobierno de Rafael Correa tendrá dos opciones: 1. ceder frente a la presión de los grupos de poder político y económico, que contarán con el respaldo del imperialismo yanqui y sus agencias de espionaje; o 2. apoyarse directamente en el pueblo, en las masas.  

Correa tendrá que elegir entonces entre llevar adelante una política de reformas tibias que mantenga intactos los privilegios de la oligarquía o una política de reformas radicales que beneficie a los desposeídos, lo cual constituiría un estímulo para las masas en la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad.

Sin embargo, si los trabajadores, campesinos pobres, indígenas, estudiantes, jubilados ecuatorianos permanecen impávidos ante los hechos que puedan darse, el proyecto de construcción de una sociedad distinta a la capitalista se verá aplazado, lo cual fortalecerá a la oligarquía.

León Trotsky señaló que lo que caracteriza a un proceso revolucionario es la intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos.

El triunfo de un gobierno progresista puede constituirse en un elemento catalizador para motivar a las masas a que se organicen y luchen por la revolución.

De igual manera es importante el liderazgo que en este proceso asuma Correa.

Rafael Correa es un líder joven, carismático que no ha tenido miedo de enfrentarse a las elites políticas, a las mafias de la oligarquía explotadora, así como a los proyectos de dominación del imperialismo yanqui, lo que permite percibir como una posibilidad la radicalización de sus posturas políticas.

Las masas deberán contar asimismo con una dirigencia política consecuente que sepa  aplicar las tácticas necesarias en los momentos y en las circunstancias precisas, para  así lograr la realización de los objetivos estratégicos.

Los trabajadores y campesinos necesitan fortalecer sus propias organizaciones y dotarlas de un programa revolucionario socialista. La experiencia de la última década en Ecuador muestra claramente que no basta con tumbar un gobierno u otro, sino que es necesaria una transformación socialista de la sociedad, y eso sólo se puede conseguir mediante la acción consciente de las masas.

Con el triunfo de Álvaro Noboa, el proyecto para construir un modelo económico y político diferente se verá frustrado de momento. La oligarquía podrá llevar adelante sus planes con relativa facilidad.

El Congreso Nacional está bajo control del PRIAN y del Partido Sociedad Patriótica (PSP) del ex presidente Lucio Gutiérrez. A estos dos partidos se sumarían los diputados del PSC, del PRE y de la UDC (Unión Demócrata Cristiana), lo cual le permitiría a Noboa cumplir sin mayores obstáculos el proyecto político y económico que se ha trazado. La Función Judicial, el Tribunal Constitucional, la Contraloría, el Tribunal Supremo Electoral y demás organismos del Estado continuarían bajo el control de la partidocracia. La izquierda tendrá muy poco margen de acción dentro del parlamento y del orden institucional capitalista.

Noboa designará para la cúpula militar y policial a los oficiales más reaccionarios, los mismos que tendrán como misión detener cualquier movilización popular en contra del régimen. Los aparatos de inteligencia ecuatorianos trabajarán en conjunto con el espionaje estadounidense, principalmente para infiltrar, perseguir y golpear a las organizaciones de masas.

Ante la posibilidad de que esto suceda si Noboa gana las elecciones el próximo 26 de noviembre de 2006, el Militante-Ecuador expresa su apoyo crítico a la candidatura de Rafael Correa y hace un llamado para que todas las personas que depositen su voto por el candidato de Alianza País estén vigilantes en cada recinto, en cada junta electoral para evitar que se lleve a cabo un fraude electoral.
Solo con la movilización y organización revolucionaria del pueblo se podrá impedir que la oligarquía gane las elecciones.
 
Quito, 14 de noviembre de 2006        

Fuente: lafogata.org