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Nuestro Planeta

La doble moral, según Rolando Graña

Anoche vimos una investigación sobre Karina Mujica una defensora del Proceso mediática y representante de la clase más conservadora y católica de la Argentina. La mujer, además, era prostituta.

Lorena Bassani.
Clarín
bassani@claringlobal.com.ar

Como para que no queden dudas sobre de su propia moral, como para que nadie piense que hace algo que, paralelamente, también critica y como para que creamos en el triunfo de la democracia, Rolando Graña se atajó: "Quiero que sepan que no tengo en nada contra de las prostitutas, pero sí estoy muy en contra de la gente que tiene doble moral. Esto es para aquellos que pensaron que no íbamos a mandar al aire el informe por supuestas presiones. La nota es va a salir igual", dijo el periodista minutos antes de presentar una investigación sobre Karina Mujica, chica de extrema derecha, ultracatólica y conservadora, que trabajaba en un prostíbulo marplatense sino que, además, lo regenteaba.

En la primera parte de la nota, vimos la vida pública de Karina Mujica. Quienes no la teníamos de nombre, pudimos apreciar sus numerosas recorridas por los programas de televisión, declarando, entre otras cosas, que los desaparecidos no fueron 30 mil, que hubo una guerra civil en los años del Proceso, que los valores familiares se perdieron, que gente como Videla o Astíz merecen otro trato en nuestra sociedad y que, en definitiva, todos los defensores de los derechos humanos avalaban una versión novelesca de los hechos del pasado. Cada vez que pudo, Karina, chica de bonitos rasgos, trajecito al cuerpo y look de recepcionista de Barrio Norte, sacó a relucir su fanatismo por la Iglesia, su moral conservadora y su defensa de la Dictadura.

En la segunda etapa del informe, Karina no fue más Karina. Presa bastante fácil de una cámara oculta, vimos cómo la mujer, en realidad, se presentó como Valentina y atendió clientes en un prostíbulo que mantenía gracias al aval de la policía. ¿Dónde había quedó la coqueta muchachita que se autocalificó como hija de Gorilas? ¿Dónde había quedado la amiga de la mano dura, la políticamente correcta, la que se abrazaba con Neustadt en los actos públicos y la que defendía a Astiz en los programas de Grondona? ¿Dónde había quedado la mujer de los principios morales intachables, de la defensa desesperada hacia los valores católicos y hacia, si se quiere también, del preservativo? Había quedado desnuda. Literalmente.

Según el informe, Karina (o Valentina, su nombre de guerra) no era la clase de persona que decía que era y eso era, justamente, lo reprochable. Y sí: es muy feo que el discurso público no coincida con los hechos privados de las personas. Si Rolando Graña lo dice...
 
Fuente: lafogata.org