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Nuestro Planeta

La represion ilegal en la argentina ha sido un plan de exterminio sistemático

Federico Tatter.

Es la primera vez que un tribunal condena a un agente estatal del terrorismo de estado 1976-83 en la Argentina, a cadena perpetua por el delito de "genocidio", en un reconocimiento explícito de que existió en ese país (muy probablemente extendido luego a toda la América Latina por diferentes medios y asesorados por la Escuela de las Américas, SOA, Central Nacional de Inteligencia, CIA, Buró Federal de Inteligencia, FBI, durante años de encubierto entrenamiento), un "plan sistemático de exterminio" de la población por razones iminentemente políticas e ideológicas, aprobado desde la más alta jerarquía de ls instituciones republicanas.
Plan sistemático que alcanzó su mayor grado de extensión y profundidad, a través del "Operativo Cóndor", que extendió la utilización de la estructura del estado y la metodología del terrorismo estatal, dentro y fuera de las fronteras nacionales, incluyendo su "ensamblamiento operacional" otros aparatos represivos de Chile, Bolivia, Uruguay, Brasil y Paraguay, con un modus operandi de la ilegalidad, secreto de estado, cruzando del intercambio de información, al intercambio de prisioneros ilegalmente retenidos sin juicio ni defensa, con la práctica sistemática y científica de la torturas y ejecuciones sumarias conjuntas. Todas éstas prácticas masificadas e ilegales, y que en su conjunto constituyen el más grave delito de lesa humanidad imprescriptible conocido como la "desaparición forzada de personas", práctica aberrante que lleva el agravante de la participación indistinta en diversos países, planificada y ejecutada en diferentes estados, por diversos estados, todos convertidos en terroristas estatales.
Y sin dejar de considerar que el "Operativo Cóndor", si bien fue concebido y llevado a la práctica por los citados países, tuvo siempre el acompañamiento logístico y el pleno conocimiento de los servicios de inteligencia, el departamento de estado y el máximo gobierno de los Estados Unidos de America, además de la instrucción y la transferencia del "mal saber hacer" de ex militares franceses de Indochina y Argelia, sin dejar de contar con la imprescindible cooperación de organismos de inteligencia de varios países, algunos incluso conocidos como democracias "maduras y asentadas" como gustan autodefinirse, y que llevaron adelante o permitieron se realice dentro de sus espacios territoriales, operativos clandestinos, ilegales y terroristas en escenarios tan lejanos como la ciudad de Washington, Roma, París, en una suerte de demencial cruzada contra toda forma de oposición a los regimenes de fuerza fascistoides que reinaron en los países del cono sur americano bajo la doctrina de la seguridad nacional "de los Estados Unidos de America" durante el paradigma conocido la guerra fría transcontinental que ha servido para "justificar" indescriptibles aberraciones dentro de la concepción del "enemigo interno", civil y desarmado y que ha transformado a las fuerzas militares de cada país latinoamericano en una banda militarizada de ocupación, genocidio y pillaje.
Ante este fallo de la justicia argentina, a treinta años de lucha agria contra el olvido y la impunidad, evoco la memoria tan sólo de una compatriota paraguaya, jóven estudiante de medicina en la ciudad de La Plata, en esos años de plomo, a quien no conocí personalmente: Marlene Katherine Kegler Krug.
A Marlene, aprendí a quererla al intentar conocer sólo algo del inmenso valor que habrá significado para ella, enfrentarse solitariamente a tan perverso animal, creído semi-dios de la vida y la muerte, conocido como Miguel Etchecolazt, que tuvo de su lado todo: un estado genocida que lo engendró y cobijo, y que nunca mostró piedad ni señal de arrepentimiento.
 
Fuente: lafogata.org