Argentina: La lucha contin�a
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En la cantera de la derecha est�n apareciendo nuevos jugadores como Blumberg
Si bien con una convocatoria muy inferior a la esperada, el empresario Juan
Carlos Blumberg hizo su acto en la Plaza de Mayo. La derecha argentina tiene un
nuevo �dolo salido de esas filas pudientes, como antes pari� a Mauricio Macri.
Emilio Mar�n
Uno de los aspectos que qued� en la superficie fue que el empresario mantiene
cierto poder de convocatoria, pero disminuido respecto a 2004, cuando el boom de
las velas encendidas en el Congreso y Tribunales.
Ese movimiento por una soluci�n polic�aca a la crisis social siempre tuvo una
orientaci�n de derecha. Pero el gobierno de N�stor Kirchner, que no pertenece a
ese palo pol�tico, acogi� el 90 por ciento del petitorio originado en la Cruzada
por Axel. Un aluvi�n de agravamiento de penas caotiz� a�n m�s el C�digo Penal
bajo la mirada fiscalizadora de Blumberg, Carlos Ruckauf, Jorge Casanovas,
Roberto Durrieu y el Manhattan Institute.
Como era previsible, ese festival de condenas a 50 a�os no solucion� los
problemas de seguridad existentes (los reales, no los agrandados por "Tinta
roja", radio 10 y canal 9). S� disminuyeron algunos de esos delitos, seg�n las
estad�sticas de Interior, Justicia y la secretar�a de Seguridad bonaerense.
Impermeable a esa mejor�a, el ingeniero textil se acerc� al macrismo y otras
formaciones de derecha (MPN de Jorge Sobisch), mont�ndose en el crimen cometido
por el asesino serial de Belgrano, para fogonear otra marcha. Esta vez a Plaza
de Mayo.
Y all� apareci� el otro dato importante de esa jornada: el petitorio fue
recibido por el secretario de An�bal Fern�ndez el jueves y dejado en la mesa de
entradas del Senado al d�a siguiente. A Blumblerg se le cort� la buena racha con
el gobierno. Ahora, como figura de la oposici�n de derecha que es, tendr� que
depender de la ayuda de estas agrupaciones y, en todo caso, de los elementos de
ese signo que est�n dentro de la administraci�n, caso de Daniel Scioli, Juan
Carlos Romero y otros.
Es para tener en cuenta lo dicho por Luis D�El�a: "cada vez que la derecha
procesista comandada por Blumberg haga un acto donde sea estaremos nosotros a
pocos metros haciendo nuestros propios actos para arrancarle la careta a tanta
hipocres�a pol�tica".
Esa l�nea de confrontaci�n pol�tica y callejera fue estigmatizada como "modelo
venezolano" por figuras de la oposici�n como Elisa Carri�. Otro opositor,
activista medi�tico, Joaqu�n Morales Sol�, se alegr� de que "Blumberg recogi� el
guante ayer y por primera vez lo bati� personalmente al Presidente".
Sin embargo el puntilloso columnista de "La Naci�n" y conductor de "Desde el
llano" ocult� que su referente hab�a mentido al pa�s al acusar a Le�n Arslani�n
de haber quemado los archivos de los delincuentes. El secretario de Seguridad
dio una respuesta demoledora, demostrando que a pedido de varias v�ctimas de
delitos se hab�a decidido digitalizar esos archivos.
�Ignorancia atrevida del cruzado y ciertos medios? Hay bastante ignorancia all�
pero sobre todo una cuota elevada de mala intenci�n que el vulgo llama mala
leche.
Un paso adelante Lo de D�El�a, de salir a confrontar en la calle con la derecha,
es una idea interesante, por m�s que sus detractores quieran descalificarla con
el mote de "chavista".
Claro que para ser exitosas, tales "escraches" deber�an ser convocados en forma
unificada para no terminar en desacoples como los que hubo en el Obelisco entre
el subsecretario de Tierras y el premio Nobel Adolfo P�rez Esquivel.
Si en vez de buscar coincidencias en torno a un programa democr�tico en materia
de seguridad, que rechace la brutalidad blumbergiana de bajar la edad de
imputaci�n a los menores, se reduce todo a vivar a Kirchner, entonces esa
unidad se encoger�.
Pero dar un paso adelante no supone solamente hacer actos. Tambi�n es vital que
el gobierno descongele la reforma al C�digo Penal que tanto espanta al ingeniero
y sus sponsors. Mauricio Macri, el due�o de la pelota en ese espacio, recorri�
la zona chic de Belgrano agitando que esa reforma quiere "soltar a 20.000 presos
a la calle".
Con ese terrorismo ideol�gico busca silenciar que el equipo t�cnico del
ministerio de Justicia ha concluido su labor y ha puesto en manos del PEN una
reforma. El matutino de la oligarqu�a sintetiz� sus mayores temores en estos
aspectos: despenalizaci�n de tenencia de droga para el consumo personal,
flexibilizaci�n del aborto, tope de 30 a�os para la mayor condena penal,
derogaci�n de la reincidencia y no baja de la edad de imputaci�n para los
menores.
Los especialistas que trabajaron mucho tiempo en Justicia tuvieron comentarios
lapidarios sobre las demandas de Blumberg y los ex funcionarios de la dictadura.
"Est�n dentro del derecho medieval", afirm� David Baig�n.
Daniel Erbetta peg� donde al ingeniero m�s le duele, en su zona de contacto con
Luis Patti y la picana: "en vez de reconocer el fracaso de sus propias
propuestas, que el Congreso recept� casi �ntegramente en 2004, Blumberg sigue
pidiendo m�s violencia; �qu� m�s quieren? Lo �nico que queda despu�s de 50 a�os
de c�rcel es la tortura".
La pelota ha quedado picando en el campo gubernamental. �Se limitar�n a
contestarle a Blumberg con el silencio y pedir que D�El�a y otros funcionarios
de segunda l�nea lo critiquen? Esa puede ser una t�pica medida presidencial, que
suele quedarse a mitad de camino en muchos temas, como cuando cre� Enarsa pero
permiti� que Repsol siguiera succionando la renta petrolera de YPF, o sea de los
argentinos.
El gobierno le dio a Blumberg casi todo lo que le pidi� en 2004 pero igual tuvo
que escuchar los insultos y abucheos en la Casa Rosada. Para derrotar estas
maniobras hay que tener en cuenta el modelo de Hugo Ch�vez: gente en la calle y
leyes populares.
Le pegan a Lavagna En estos d�as hubo fort�simas pol�micas entre el presidente
de la Naci�n -secundado por el jefe de Gabinete- y los dirigentes del
radicalismo que se niegan a sumarse a la concertaci�n promovida por el poder.
El contrapunto se hab�a iniciado la semana pasada cuando ese partido realiz� su
convenci�n nacional en Rosario, sin los radicales K, y dispuso que �stos ser�an
excluidos si iban a elecciones en la boleta de otros partidos.
Ya en ese momento Kirchner y Alberto Fern�ndez salieron en defensa de Julio
Cobos y los otros cuatro gobernadores radicales que quedaron con la espada de
Damocles de la expulsi�n pendiendo sobre sus cabezas.
Luego se produjo el choque entre el presidente y su antecesor Ra�l Alfons�n.
El primero cuestion� desde Mendoza, en la tribuna de un acto con Cobos, que la
convenci�n rosarina no hubiera pedido perd�n por el corralito, el hambre y la
desocupaci�n deparados por el gobierno de Fernando de la R�a.
Alfons�n replic� que el patag�nico no hab�a nacido de un repollo, como
cuestionando la pureza de los pergaminos democr�ticos del justicialismo. Lo hizo
enojado porque en su comparencia en el juicio al represor Miguel Etchecolatz,
propuesto como testigo por la defensa de �ste, hab�a sido cuestionado. Los
Hijos. y dem�s organismos de derechos humanos no le perdonaron la aprobaci�n de
las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
La pol�mica subi� de voltaje porque Kirchner revolvi� en la herida radical el
cuchillo de esas leyes "que garantizaron la impunidad que estamos sufriendo los
argentinos". Otros dirigentes radicales le contestaron recordando su complicidad
con el Pacto de Olivos, la gesti�n privatizadora de Domingo Cavallo y la
reelecci�n de Carlos Menem.
�Por qu� ser� que el presidente est� haciendo tanta punter�a contra los
radicales? No ser� por el caudal electoral de un partido desprestigiado, que en
2003 apenas cont� con el favor del 2 por ciento de los votos.
El interrogante tiene tres respuestas posibles, que no son excluyentes sino
sumatorias.
Kirchner necesita a los radicales K porque �stos gobiernan cinco provincias y
bastante m�s de un centenar de municipios. Mantener un buen nivel de acuerdos
con estos dirigentes ayuda a la "gobernabilidad" del pa�s en su conjunto.
Por otro lado, a�n cuando se trate de una agrupaci�n venida a menos, no deja de
ser rentable para el Frente para la Victoria atraer a un segmento de la UCR. Lo
ayuda a dar la imagen de que la suya es una concertaci�n amplia pues figuras
poco conocidas como Graciela Oca�a, Luis Juez o Eduardo Sigal no dan el pinet.
Finalmente, al extraer del viejo partido de Alem e Yrigoyen los dirigentes con
mayor poder territorial actual, el oficialismo est� debilitando la posible
candidatura de Roberto Lavagna. El ex ministro de Econom�a parte de su peque�a
base org�nica en el Justicialismo Nacional, el duhaldismo residual, y necesita
la pata radical para caminar hacia la disputa del gobierno en 2007. Esa pata,
auspiciada por Alfons�n y la convenci�n de Rosario, es la que precisamente
quiere serruchar el presidente en funciones.
Es muy probable que este adversario, Lavagna, le preocupe m�s que el enemigo que
se le plant� con toda la jaur�a de derecha en Plaza de Mayo.
Fuente: lafogata.org