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Argentina: La lucha continúa


Al fondo del mar

Por el Pbro. José Guillermo Mariani

¡Qué tentación ésta de tirar gente al fondo del mar! Los militares represores, tan afectos a las sentencias evangélicas, lo practicaron sin escrúpulo. Ahora, un Obispo (entiendo que castrense) Mons. Antonio Baseoto, invita a seguir con el mismo método. Visto desde la Ley, esto constituye claramente una incitación a la violencia. Pero ¿qué es lo que ha provocado esta "salida de cadena" en el dignísimo eclesiástico, que ha perdido su compostura clerical y militar? El pronunciamiento del Sr. Ministro de Salud de la Nación a favor de la ley de despenalización del aborto. ¿Entiende Monseñor de qué se trata, como trata de explicárselo el Dr. Ginés González García?
Tratamos de explicarlo por nuestra parte.
1) No se trata de afirmar que está bien el aborto, ni que no se trata de un delito gravísimo que amerita penar a los culpables directos y a los cómplices.
2) Pero se trata de que es una solución que se ha hecho costumbre, impulsada por la presión de la pacatería social, por la imposibilidad de proveer al sustento material o a la educación elemental humana a chicos nacidos en la pobreza, por la prohibición impulsada por la Iglesia de usar métodos anticonceptivos aunque sean inocuos, por el desprecio por la vida humana que se muestra en tantos hechos de nuestra sociedad violenta.
3) Y ante esta realidad es posible elegir dos modos de comportamiento. El primero imponer graves penas. La consecuencia práctica ha sido hasta ahora que se multiplican las muertes. Y también que, impuesta la pena a los culpables directos, la sociedad se queda tranquila porque los chivos emisarios han sido degollados Y la educación sexual, y la dignidad del trabajo y la asistencia psicológica y médica, y el acceso a verdaderos métodos anticonceptivos que no pretendan sólo penalizar el aborto sino cualquier uso placentero del sexo. . .
Todo eso queda marginado
4) Si hay verdadera preocupación por respetar la vida como don de Dios, lo que corresponde es investigar por dónde se pueden buscar caminos para disminuir los abortos y las muertes. Hasta ahora la penalización no lo logró. Aumentan las cifras constantemente. Por eso se propone despenalizarlo para desclandestinizarlo. Para que, aunque haya riesgo de que llegue a producirse, sea sólo por un acto voluntario y condenable. No por temor, no de manera absolutamente riesgosa y cruel, no sin haber tomado conciencia de qué se trataba, sin vislumbrar un porvenir y una protección para la vida que apunta, no sólo por la rebeldía que impulsa a no hacer caso a las amenazas de quienes se adivina como desinteresados por el bien del otro.
Puede que la misión del Obispo sea señalar el pecado para evitar que se cometa. Al Ministro le corresponde directamente evitar la multiplicación de muertes. Cada uno puede y debe cumplir con su misión sin necesidad de "atarle al cuello una piedra de molino y arrojarlo al fondo del mar"
José Guillermo Mariani (pbro