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        Argentina: La lucha continúa 
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Silvio Najdt 
Cromagnon: "No hubo respuesta organizada; los que dominaban la escena eran los 
no médicos' 
Gerardo Yomal
Silvio Najdt es cardiólogo (UBA), especializado en emergencias médicas, 
miembro de la Asociación Americana del Corazón, profesor visitante de la 
Universidad de Maryland. Escribió 'El Manual de Primeros Auxilios' (Nuevo 
Extremo). Reproducimos a continuación el reportaje realizado por Gerardo Yomal 
en su programa Detrás de las Paredes que se emite por FM Palermo. 
-¿Cómo fueron sus impresiones durante la tragedia de Cromagnon sobre la reacción 
de la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad? 
-Toda mi percepción es la de un espectador externo; no tengo ninguna 
intervención, desde hace mucho tiempo, en la Salud de la ciudad, oficialmente.
Lo que uno puede ver ahí es mucha desesperación de la gente y absoluta falta de 
respuesta profesional. Esto quiere decir que hubo muchos recursos, muchas 
ambulancias; había mucha gente vestida como médico, que no se sabe nunca qué es, 
un poco sobrepasada por la situación de la gente. Uno ve legos que ayudan a los 
pacientes o a las víctimas, les dan instrucciones a los que están vestidos de, 
supuestamente, médicos. 
-¿Al revés...? 
-Sí, al revés de la milanesa. Si vos ves las imágenes te das cuenta de que de 
alguna manera los que dominan la situación son los no médicos, los no 
profesionales. Hay un padre que dice: 'Mi hijo salió de la disco, vio que sus 
amigos quedaron atrapados y volvió a entrar y sacó gente, y volvió a entrar, y a 
la tercera vez murió asfixiado. Mi hijo salió y murió auxiliando'. 
En la puerta había bomberos, personal de seguridad de la ciudad y permitían la 
entrada y salida de gente. No hubo 'control de la escena', como decimos en 
Emergencias. 
-Convengamos que la situación estaba sobrepasada... 
-Absolutamente; y tuvimos brutales ejemplos y posibilidades de analizar lo que 
pasó en la Embajada de Israel y en la AMIA, en los incendios de los 
geriátricos... Esas situaciones fueron lugares donde se debió aprender. Yo no 
conozco a la gente que dirige hoy el SAME, no es ningún nombre que haya tenido 
participación previa en el mundo de la emergencia (yo hace 25 años que estoy en 
el tema), por eso no puedo hablar de ellos. Simplemente puedo ver los 
resultados, y los resultados son respuestas total y absolutamente individuales. 
No podés decir que hubo una respuesta organizada, pre-planeada, ensayada, 
coordinada. Lo que sí hay es más recursos; antes había menos vehículos, menos 
equipamiento. Ahora, aparentemente, hay más equipamientos y recursos. Pero esto 
es como agregar más pan a la milanesa, termina cayéndose desde algún lugar. La 
cuestión es que esta historia funcione de una manera muy orgánica. Ojo, que el 
caos inicial es inevitable, imposible de prever, porque la ciudadanía no puede 
estar entrenada en esto. Pero a la media hora tiene que haber un Puesto de 
Comando, un control absoluto de la escena, una entrada y salida de gente desde 
el lugar de la catástrofe. No puede entrar un tipo sin una máscara a ese lugar. 
No puede, porque la mayoría de las muertes se produjeron por asfixia, no por 
quemaduras. Quemados hubo muy pocos, en general la gente se muere asfixiada, 
falta el oxígeno. Ahí no había mucha posibilidad de combustión pero sí de 
consumo de oxígeno; entonces se consume el oxígeno y te morís. 
-Entonces usted está convencido de que no aprendimos de la experiencia de la 
AMIA. 
-Claramente. Prepararse para una situación de catástrofe es poder manejar la 
emergencia cotidianamente en forma muy eficiente. Cuando lo que se llama 
'víctimas en masa' se maneja adecuadamente es que se maneja de forma adecuada el 
día a día. Después de manejar muy adecuadamente el día a día, pasás a un segundo 
estadio que es poder entender cómo dominar una situación de múltiple víctimas. 
Si no manejás adecuadamente el día a día, menos vas a manejar lo otro; te 
salteás un escalón básico y fundamental. Y manejar los eventos de víctimas en 
masa implica una preparación muy fuerte, un trabajo muy intenso que no es 
simplemente lo que se ve en televisión cuando en el hospital disfrazan a la 
gente y ponen estudiantes de medicina como víctimas, es decir, lo que se llama 
'simulacros'. Es un trabajo de organización y de entrenamiento muy intenso con 
cada componente del sistema de respuesta. O sea que los que se suben a la 
ambulancia no son médicos, o enfermeros, o choferes que trabajan en el día a día 
y no tienen una preparación especial. Necesitan una preparación especial, una 
subordinación (porque acá sí que hay que subordinarse) a un control central que 
es el que maneja los recursos. 
Hace muchos años, en el terremoto de Méjico, fue una delegación del hospital 
donde yo estaba y cuando volvieron les pregunté qué habían hecho; me dijeron: 
'Nada, no vimos un sólo paciente... y había centenas de personas que se morían 
sin atención médica a 30 Km de distancia de donde estábamos nosotros. Era tal el 
caos, tal la falta de coordinación de los recursos, que hicimos turismo, no 
había nada por hacer. No podíamos acceder a esos pacientes porque no había 
control, no había cabeza. No había una organización que permitiese que los 
recursos fuesen donde era necesario'. Acá pasó lo mismo. 
-Desde diferentes sectores se rescató positivamente el rol del hospital público, 
por ejemplo, del Fernández. 
-No tengo muchos datos pero, en general, el Hospital Fernández hace muchos años 
que viene trabajando en el tema de la emergencia. Yo tuve suerte de formar parte 
del grupo inicial, entrené a los médicos del Hospital en resucitación 
cardiopulmonar; di los primeros cursos... Esto es resucitación básica, que se le 
enseña al público y que el estudiante de Medicina no aprende. El estudiante de 
Medicina no aprende ni primeros auxilios, ni resucitación, ni nada como materia 
obligatoria. 
Tenemos materias como 'Neurocirugía', que no sé qué lugar ocupa en la cabeza del 
estudiante de Medicina. Pero cuando uno piensa: 'Si me corto, llamo a un 
estudiante de Medicina, que supuestamente va a saber más que cualquiera de 
nosotros'... el estudiante no ha recibido ninguna formación en ese sentido. 
En general los hospitales han mejorado su respuesta frente a la emergencia. Hay 
una cierta profesionalización en los equipos de guardia, y hay una ligera 
concientización de que no es vestirse de blanco y 'atajar los goles' como venga. 
Se requiere una especialización y, sobre todo, poder categorizar lo que le pasa 
al paciente. La categorización es fundamental para entender a alguien que puede 
morirse dentro de cinco minutos si no lo atiendo y alguien que puede volver a su 
casa sin ningún riesgo. 
-¿Qué recuerda del atentado a la AMIA? 
-La Facultad de Medicina armó un quirófano al lado de la AMIA y cerraron heridas 
que yo tuve la oportunidad de reabrir, de ver cómo las reabrían, en el sanatorio 
a tres cuadras. Y había vidrios adentro de esas heridas que los estudiantes de 
Medicina cerraron con buena voluntad, pero sin ningún criterio. Una herida por 
una explosión seguro tiene elementos contaminantes adentro, y la tiene que 
cerrar alguien que sepa. Sobre Pasteur, hacia el lado de Tucumán, había un 
quirofanito armado por la Facultad de Medicina o por el Centro de Estudiantes 
(no me acuerdo cómo fue), donde cerraban heridas con los vidrios adentro. Yo 
tuve que ver los vidrios que sacaba el cirujano de esas heridas estúpidamente 
cerradas en el lugar de los hechos, que no tenía ninguna razón. En ese lugar sí 
podríamos haber puesto una unidad de resucitación, en donde podríamos haber 
intentado salvar la vida de gente que estaba moribunda, no cerrar heridas. 
Inadecuadamente, desordenadamente, fueron por su cuenta. Y hubo 'kioscos' de 
todo tipo, tamaño y color alrededor de la AMIA. Este fue uno de los tantos 
'kioscos' que hubo.