Argentina: La lucha continúa
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El ocaso político de Carlos "dulcito" Menem: Los diamantes no son eternos
Por primera vez, el ex Mandatario salió derrotado de una elección, que era
probablemente su última oportunidad de mantenerse en el primer plano de la vida
política de Argentina. A eso se suman ahora las declaraciones de Cecilia Bolocco
sobre el distanciamiento de la pareja.
Rodrigo Lara
Corresponsal
Si no existieran las comunicaciones a la velocidad de internet, las escenas que
vivió el ex Presidente argentino Carlos Saúl Menem el domingo 23 recién pasado,
podrían abonar la teoría de los universos paralelos. Esa mañana "el riojano más
famoso" fue a votar a los tribunales de La Rioja Capital, en la provincia
cordillerana donde hasta hace muy poco fue amo y señor. Se lo vio de punta en
blanco, como suele hacer en los momentos de exposición pública más
institucionales. Así, Menem depositó su voto mientras algunos de los presentes
lo avivaban: "¡Volvé papá! ¡Carlitos, volvé!".
Era para sonreír. Y él lo hizo. Estaba convencido de que ganaría las elecciones
parlamentarias en su provincia: "Esta va a ser una elección fácil para mí", dijo
sin temor.
El ex Primer Mandatario se jugaba ese día la apuesta política más fuerte desde
que, a principios de 2003, decidió no competir en una segunda vuelta electoral
con el actual Presidente Néstor Kirchner. En esos días, Menem punteaba con
alrededor del 25 por ciento de los votos, contra un 22 por ciento del "pingüino
que vino del frío", como suelen decirle a Kirchner.
Para sorpresa de sus fanáticos -pero no de los analistas-, Menem resignó
entonces el competir: las encuestas señalaban que iba a ser derrotado de manera
abrumadora por Néstor Kirchner, no tanto porque este último fuese carismático o
siquiera muy conocido, sino porque la mayoría de los votantes culpaban a Menem
tanto de los desastres por los cuales tenía responsabilidad como por otros a los
que era ajeno, en esos días de convulsión política.
Menem también se retiró para resguardar uno de sus capitales simbólicos más
queridos: "Nunca perdí ninguna elección en la que me presenté", decía a quien
dudara de su performance electoral.
Reír y luego llorar
Pero así como es casi seguro que Alejandro Magno habría visto a sus falanges
caer alguna vez, de no haber muerto a los 30 años, en Argentina suele decirse
que "a cada chancho le llega su San Martín". O sea, que la fortuna no es eterna.
Mientras la rueda giraba, fueron momentos en los que Menem se sintió profeta en
su tierra al haber adelantado en la mañana que "el Partido para la Victoria
(tienda que sustentaba a los seguidores de Kirchner en La Rioja) acá es como los
romanos: pan y circo. Circo, sí. Pero pan no hay". Y se fue a jugar golf.
En la tarde, incluso -con los primeros resultados- celebró el triunfo, alentado
por los resultados favorables que mostraban para él las urnas de la capital de
la provincia. Pero con el arribo de la noche, vinieron las sombras. Había
perdido 55 contra 40,5 por ciento contra su contendor, el gobernador provincial
Ángel Maza.
Si se mira la diferencia de 15 puntos la debacle no parece tan espantosa. Pero
tres elementos la agravaron. Primero, Carlos Menem cayó en manos de quien fue su
discípulo, amigo, protegido y delfín político. Hace apenas dos años, el ex
Presidente vivía con Cecilia Bolocco en la residencia oficial de Ángel Maza,
quien se la cedió por lealtad y afecto. Todavía más grave, la derrota
significaba su caída a la tercera división dentro del sistema de poder en
Argentina. Ello, porque primero manda el Presidente y su entorno. Luego están
los gobernadores provinciales y/o los dueños del "aparato" partidario del
peronismo en cada provincia . Y sólo después vienen figuras como senadores o
diputados con alto perfil. Y todo lo anterior ocurría a pocas horas de que se
hiciera pública la crisis de su matrimonio con Cecilia Bolocco (ver recuadro).
Como en Argentina el sistema electoral permite que cada provincia elija tres
senadores -que dos sean por la mayoría y uno por la minoría-, Menem consiguió su
banca como perdedor. ¿Le servirá para reposicionarse y despegar de nuevo? "Menem
es un muerto político. No hay ninguna duda", responde el analista político
Rogelio García Lupo.
Su expectativa parece residir en buscar, desde el Senado, convertirse en un
crítico acerbo del gobierno actual, "nucleando a sectores de derecha". El
analista no cree que esto le dé resultado, simplemente por el cambio de la marea
política en Argentina. Una nueva generación de políticos de centroderecha entró
en las últimas elecciones al ruedo y no quieren, ni siquiera un poco, ser
asociados al ex Presidente. Además, en un curioso efecto de vidas paralelas,
"Carlos Menem está atado a la suerte de la administración Bush. Si a George W.
Bush le va mal, no tendrá espacio ni apoyo externo para su proyecto
conservador".
Graciela Roemer, analista de Roemer y Asociados, coincide con parte de la visión
anterior. "Es el último tramo de su carrera como político. Y aunque tenga
presencia mediática, no va a tener más predicamento sobre el electorado". Pero
quizás lo más importante es algo más sutil. "Esta fue la primera derrota
electoral en su historia política. Es un golpe fuerte que ha quedado en el
imaginario colectivo".
CRONOLOGÍA
Auge y caída de un político
1957
Funda la Juventud Peronista de La Rioja.
1962
Es elegido diputado por el departamento de Castro Barros.
1973
Es elegido gobernador de La Rioja por primera vez. Sería reelegido en 1983 y
1987.
Julio de 1989
Es elegido Presidente de Argentina, con el 49,1% de los votos. Pone en marcha la
reforma del Estado.
1992
Cambia el austral por el peso, en una medida para controlar la inflación.
Diciembre de 1993
Firma con el líder de la oposición, el ex Presidente Raúl Alfonsín, el pacto de
Olivos, en el que se acuerda reformar la Constitución, lo que luego le permite
reelegirse.
Mayo de 1995
Es reelecto Presidente, con el 51%.
Más tarde comenzaría su declive cuando el ministro de Economía, Domingo Cavallo,
denuncia la existencia de mafias en el gobierno.
Octubre de 1999
Persiste en sus antiguas políticas financieras, pero el inicio de la crisis
económica y otros escándalos de corrupción le hacen perder su popularidad. Luego
de intentar nuevamente reformar la Constitución, deja su cargo a Fernando de la
Rúa.
Junio de 2001
Es detenido temporalmente por un escándalo de tráfico de armas a Ecuador y
Croacia durante su mandato.
Abril de 2003
Logra el primer puesto en la elección presidencial, con el 25% de los votos.
Renuncia antes de la segunda vuelta al ver que su rival lo aventajaría por más
de 40 puntos.
Marzo de 2004
Carlos Menem denuncia una persecución política y se radica en Chile, junto con
su esposa, como una forma de evitar declarar en las causas en su contra por
corrupción.
Diciembre de 2004
Menem decide relanzar su carrera política, y para ello regresa a Argentina.
Marzo de 2005
Lanza oficialmente su candidatura a senador por La Rioja.
Octubre de 2005
Se presenta a las elecciones senatoriales por La Rioja, obteniendo sólo la banca
correspondiente a la minoría, en un hecho interpretado como un signo de
decadencia.