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Argentina: La lucha contin�a


Jaque mate a los asesinos de Walsh

Ordenan la captura de los que mataron al autor de "Operaci�n Masacre"
El 25 de marzo de 1977 un grupo de tareas de la ESMA embosc� al autor de Operaci�n Masacre, en San Juan y Entre R�os. El escritor se resisti� y result� muerto en el tiroteo. Su cad�ver fue llevado a la ESMA.

Victoria Ginzberg
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El juez federal Sergio Torres orden� la captura de diecis�is represores que participaron en el crimen contra Rodolfo Walsh. En la tarde del 25 de marzo de 1977, el escritor fue interceptado cerca de San Juan y Entre R�os por un grupo numeroso de personas entre los que hab�a militares y miembros de diferentes fuerzas de seguridad. El objetivo era llevarlo a la Escuela de Mec�nica de la Armada para torturarlo, pero Walsh se resisti�. Despu�s de un tiroteo, finalmente lleg� a la ESMA, aunque lo habr�an conducido all� sin vida. Hasta hoy, sigue desaparecido. Entre las cosas que llevaba encima cuando lo mataron, hab�a algunos ejemplares de la Carta a la Junta Militar en la que el periodista denunciaba a los planificadores y ejecutores del terrorismo de Estado. "Lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son cr�menes", se�alaba.
Los represores que Torres mand� a arrestar son: los marinos Jorge Eduardo Acosta, Alfredo Astiz, Pablo Garc�a Velazco, Jorge Radice, Jorge Vildoza, Juan Carlos Rol�n y Antonio Pern�as, el militar Julio C�sar Coronel, el prefecto H�ctor Febres; los polic�as Roberto Gonz�lez, Ernesto Weber, Pedro Salvia, Juan Carlos Fotea, Juan Carlos Linares y los oficiales del Servicio Penitenciario Federal Gonzalo S�nchez y Carlos Generoso. La medida tambi�n abarcaba a Enrique Yon y Roberto Naya, que fallecieron.
Acosta, Astiz, Radice, Pern�as, Garc�a Velazco y Febres ya estaban presos. Vildoza tiene un viejo pedido de captura por la apropiaci�n de un hijo de desaparecidos, por el que est� pr�fugo. El resto est� siendo indagado o buscado por el juzgado. Rol�n, que hab�a quedado en libertad luego de que la C�mara de Casaci�n le concediera la excarcelaci�n en otra causa hace un mes, ya regres� a la c�rcel.
Seg�n relat� la compa�era de Walsh, Lilia Ferreyra, ante el tribunal, el 25 de marzo de 1977 ambos salieron de su casa de San Vicente y antes de tomar el tren de las 12, el escritor se encontr� con el martillero que les hab�a vendido la propiedad, quien le entreg� el boleto de compraventa. Ferreyra y Walsh se separaron en Constituci�n y quedaron en verse a las cinco de la tarde o luego en San Vicente. El escritor ten�a que reunirse con una persona en la zona de Congreso.
Walsh no se encontr� con su mujer por la tarde. Al d�a siguiente por la ma�ana, Ferreyra y la hija menor del periodista, Patricia, fueron a la casa de San Vicente. La encontraron vac�a, saqueada, con algunos objetos rotos en el jard�n y con impactos de balas de grueso calibre en las paredes interiores y exteriores. Entre las cosas que se llevaron, hab�a originales de la obra in�dita del escritor.
Testimonios de sobrevivientes de la ESMA y declaraciones de los mismos represores permitieron reconstruir parcialmente lo que ocurri�. Lisandro Cubas declar� que el suboficial Roberto Gonz�lez le asegur� en la ESMA que lo hab�an condecorado "por su valent�a en el combate por haber sido herido en el secuestro de Walsh". En el marco del Juicio por la Verdad, la C�mara Federal cit� a Gonz�lez y otros integrantes del grupo de tareas de la ESMA. La mayor�a no quiso hablar o neg� cualquier vinculaci�n con los hechos por los que eran interrogados. Pero Gonz�lez no tuvo empacho en reconocer su participaci�n. Afirm� que hab�a estado en el "operativo de contenci�n" y que la patota que intercept� a Walsh la integraron entre ocho y catorce personas. Cubas relat� tambi�n que a fines de marzo de 1977 escuch� en la ESMA a Juan Carlos Coronel �que era miembro del Ej�rcito pero colaboraba con los marinos� decir: "Walsh se nos muri�". "No respet� la voz de alto y le tuvimos que tirar", se�al�. Otro sobreviviente asegur� que Weber, a quien le dec�an "220", se ufanaba ante los detenidos de haber realizado los disparos que mataron al escritor. El ex detenido Mart�n Grass vio el cuerpo del Walsh en la ESMA. Estaba tirado en uno de los pasillos y partido por una r�faga de ametralladora. Su cuerpo nunca apareci�.

El saqueo

En la madrugada del 26 de marzo, la casa de Walsh y Ferreyra en San Vicente fue saqueada y casi destruida. Una vecina, Mar�a Yolanda Mastruzzo, relat� que poco antes de las cuatro de la ma�ana escuch� "voces que dec�an que los habitantes de la finca salieran con las manos en alto". Ella y su esposo obedecieron y encontraron que les estaban apuntando. "Hab�a much�sima gente, todos armados y gran cantidad de veh�culos, entre ellos un patrullero y una camioneta del Ej�rcito. Una persona que ten�a una boina con unos �chirimbolos� en el costado, con un �guila en la gorra y otra en el saco o la campera que llevaba nos dijo que andaban buscando a una pareja, describi�ndonos c�mo eran los mismos, indic�ndoles por la descripci�n que ser�an mis vecinos", narr� la mujer. Mastruzzo revel� que un rato despu�s escuch� un tiroteo �"parec�a una guerra"�. A las siete de ma�ana, cuando ella y su esposo se animaron a volver a asomarse a la calle, vieron un polic�a que hab�a quedado "al cuidado" de la casa y que les dijo, mate de por medio, que si ven�an los vecinos no les dijeran que �l era polic�a porque "lo quer�an agarrar vivo". Despu�s lleg� la Brigada de Explosivos y estall� una bomba. Luego, todos se fueron. "Quiero aclarar que antes de retirarse los veh�culos vimos c�mo se llevaban cosas de la casa", describi�.
Adem�s de bienes y un Fiat 600, los represores de la ESMA se apropiaron de material literario y period�stico de Walsh. Muchos de esos escritos fueron vistos por detenidos en el tercer piso del casino de oficiales de la ESMA. All� tambi�n estaba la Carta abierta a la Junta Militar, que Walsh hab�a llevado al correo ese d�a. S�lo algunas copias llegaron a destino, adem�s de los cinco ejemplares que Ferreyra pudo despachar. A un a�o del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el autor de Operaci�n masacre conclu�a:
"Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror. Colmadas las c�rceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del pa�s virtuales campos de concentraci�n donde no entra ning�n juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigaci�n, convierte a la mayor�a de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin l�mite y el fusilamiento sin juicio (...) Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han tra�do al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la pol�tica econ�mica de ese gobierno debe buscarse no s�lo la explicaci�n de sus cr�menes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".


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