Argentina: La lucha contin�a
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C�mo fue la tragedia de Magdalena seg�n los presos del penal
Horacio Cecchi
P�gina 12
Los detenidos que ayudaron a sus compa�eros del pabell�n incendiado brindaron su relato. Negaron la versi�n oficial del 16 de octubre: contaron que no hubo mot�n y que la puerta fue cerrada por un guardia con el fuego ya desatado
La Comisi�n Provincial por la Memoria y el defensor general de San Nicol�s,
Gabriel Ganon, presentar�n hoy ante la Justicia un habeas corpus por las
condiciones de desatenci�n sanitaria y psicol�gica en que quedaron los presos
del M�dulo 15, despu�s de socorrer a sus compa�eros, v�ctimas del incendio en el
penal de Magdalena. Tambi�n pedir�n incorporar a la causa penal las
declaraciones de esos detenidos. El acta que contiene esos testimonios,
recogidos ayer por la Comisi�n, es una extensa exposici�n de c�mo fueron los
hechos que provocaron la muerte de 33 internos. El relato -al que tuvo acceso
P�gina/12- desmiente la existencia de un mot�n y deja en el absurdo la versi�n
oficial: las puertas no fueron bloqueadas con camas por el simple hecho de que
se abren hacia fuera y las camas est�n clavadas al piso. Adem�s, los guardias
cerraron la puerta con el fuego ya desatado. El agua jam�s sali� de las bocas de
incendio porque el motor de la bomba extractora estaba desconectado desde hac�a
un mes. Los presos del 15 denunciaron que no s�lo fueron abandonados por
guardias y bomberos, sino que llevaban a sus compa�eros hasta el puesto
sanitario, a unos 60 metros, donde ellos mismos les colocaban una mascarilla
para darles ox�geno del �nico tubo existente en el penal.
De acuerdo con el relato, el horario de inicio del incendio en el M�dulo
16 de Autodisciplina, a las 22, es lo �nico que medianamente coincide con la
versi�n oficial de los hechos. A esa hora, los presos del 15, que se encontraban
mirando televisi�n, "empezaron a escuchar ruidos en el pabell�n 16 -se�ala el
relato de los internos-. Vieron ingresar a m�s o menos 20 agentes de la guardia
armada que comienzan a disparar tiros (m�s de 20)". Los m�dulos 15 y 16 se
encuentran separados por un muro de ladrillos de fibrocemento, bajo un mismo
techo a dos aguas del mismo material. Los del 15 no pudieron ser testigos de los
motivos del incendio, pero seg�n la secuencia de los hechos, sugirieron una
versi�n cre�ble: algunos internos se trabaron en una pelea (los ruidos que
escucharon). La pelea provoc� la reacci�n de la guardia de escopeteros, que
intent� calmar los �nimos de la forma m�s habitual con que han aprendido a
calmarlos: disparando balas de goma con sus Itakas desde el lado exterior de la
reja.
Dicen que no saben c�mo se inici� el fuego, pero que lo empezaron a percibir en
el humo que se colaba por el techo.
Los del 15 alcanzaron a ver a la guardia, que hab�a retirado a m�s de una decena
de presos del 16, vieron que los obligaban a tirarse al piso y los esposaban.
Pero tambi�n vieron c�mo el encargado de los dos m�dulos, de apellido
Santamar�a, volv�a a cerrar la puerta con candado, dejando encerrados en un
horno a entre 40 y 50 internos; 33 de ellos murieron.
"En el pabell�n 15 -contin�a el relato- empiezan a intoxicarse y varios
detenidos no pod�an respirar. Entonces les piden a los penitenciarios que los
saquen y les abren la puerta trasera", del m�dulo que da al terreno que separa
la construcci�n del muro perimetral, donde se encuentra la guardia de
escopeteros. Desde all� empiezan a disparar y a amenazarlos para que se echen al
piso, cosa que los presos obedecen. Pero los gritos, el humo y el olor a carne
quemada segu�a en aumento, por lo que empezaron a levantarse, mientras que la
guardia se iba retirando del penal hasta m�s all� de la �ltima reja, en el
sector de administraci�n.
Los presos, entretanto, intentaban desesperadamente rescatar a sus compa�eros
todav�a encerrados. "El �nico guardiac�rcel que ayuda es (Cristian) N��ez -cita
la declaraci�n-, que, saben, se cay� cuando caminaba por el techo porque se
enganch� con el alambre de p�a, que nadie le peg� un palazo en la cabeza." La
historia oficial, en cambio, dice que N��ez fue golpeado por los presos. Seg�n
los detenidos, N��ez intent� disparar contra el candado del 16 con su escopeta,
pero ten�a balas de goma; subi� al techo y a gritos ped�a balas de plomo a la
guardia del muro. Fue en ese momento que se enganch� y cay�.
Un grupo del 15, finalmente, logr� saltar al patio del 16. "Empiezan a
romper la pared junto a las ventanas para sacar a los internos -dice elrelato-.
Esto lo hacen con los bancos que sacaron del 15 y con matafuegos que estaban en
su pabell�n pero que no funcionaban (eran del a�o 2003). Recuerdan que se
escuchaba el ruido del fuego, que todo se quema, se rompe y se cae. Logran sacar
pibes y algunos todav�a estaban vivos. El calor era insoportable, se hab�a
formado como un horno con el fuego. Algunos de los pibes estaban como cocinados
por el calor. Cuando los agarraban de los brazos que ten�an duros se quedaban
con la piel en sus manos. Que encontraron internos muertos en el pilet�n y la
ducha, algunos ya duros de quemados, como en posici�n fetal y los llevaron en
las mantas a Sanidad.
All� es donde se completa el cuadro de abandono: los mismos presos les tienen
que suministrar ox�geno a los sobrevivientes.
Agregaron tambi�n que las bocas de agua no funcionaba desde hac�a 20 d�as,
porque la empresa G y C hab�a desconectado el motor para separar el agua
corriente del agua para las bocas de incendio y no lo hab�a vuelto a conectar.
Ayer, mientras la Comisi�n y los abogados realizaban las entrevistas, la empresa
volv�a a conectar la bomba. Tambi�n corrigieron la versi�n oficial con respecto
a los bomberos: el primer veh�culo que lleg� no fue una autobomba, sino una
camioneta F-350 sin agua.
El resto lleg� cuando todo hab�a terminado. Agregaron que la guardia recib�a a
los muertos en la puerta y los llevaba a la capilla, pero que a los familiares
les dec�an que "estaba todo bien, que no hab�a heridos, que no pasaba nada".
Agregaron que en la noche del domingo hubo 150 traslados. Y que temen por su
seguridad, pero declaran lo que vieron porque necesitan que se haga justicia.