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No a la Guerra

1 de abril del 2003

Mentiras radicales

David Hernández Castro

Con las primeras imágenes de niños asesinados por las bombas de la guerra de Bush, Blair y Aznar, el PP ha iniciado una campaña para desviar la atención y desmovilizar a los ciudadanos que protestan por millones por este crimen sin paliativos. La idea es atemorizar a los ciudadanos para que no salgan a manifestarse a la calle, que estaría tomada por presuntos pacifistas que son en realidad peligrosos y violentos delincuentes antisistema. Las auténticas víctimas serían el PP y sus militantes, y para convencer de ello a la opinión pública, han presentado una lista de los ataques y amenazas que han recibido sus sedes y algunos de sus miembros. Una de estas supuestas acciones (pintadas y amenazas en la sede del PP) se habría producido en Molina de Segura (Murcia) y lo habría protagonizado David Hernández, Concejal de IU y activista de la Asamblea por la paz y contra la guerra. Se trata de una mentira tan fantástica, que el autor de este artículo, el propio David Hernández, la ha denominado mentira radical. A través de su testimonio pretende contribuir a desmontar la campaña de mentiras con la que el PP intenta justificar su presencia en el lugar del crimen.
La campaña de contrainformación que acompaña a la guerra de Iraq y a los desvergonzados intentos del PP de zafarse de las consecuencias de sus decisiones criminales, ha entrado en la fase de la mentira radical. La mentira radical se diferencia de la simple mentira en que ya no se trata de un engaño más o menos elaborado, sino en que se afirma justamente lo contrario, lo opuesto a la realidad. Un ejemplo de mentira común en política sería, para el caso de las manifestaciones pacíficas salvajemente reprimidas por las fuerzas de seguridad del Estado, "la policía no ha agredido a los manifestantes". Pero ya, como decía al principio, lo que sostiene el Gobierno ni siquiera es esta burda mentira, sino justamente lo contrario de lo ocurrido, lo que yo vengo llamando mentira radical, es decir:

"los manifestantes violentos reprimen salvajemente a los pacíficos antidisturbios".

"Guerra humanitaria", "defendemos la paz (dicho por el PP)", y "Operación Libertad del pueblo iraquí", son otros de entre los muchos ejemplos que podríamos citar. En el último caso la presentación de la mentira ha sido de lo más grotesco. Todos recordamos la fotografía que dio la vuelta al mundo suministrada por el Ejército "aliado", en la que soldados yanquis retiraban la bandera del pueblo iraquí e izaban la de Estados Unidos, presuntamente (otra mentira, como después se ha visto) por la toma de la ciudad de Um Qasr. Si se tratara realmente de liberar al pueblo iraquí, ¿porqué retiran su bandera, al estilo de las viejas conquistas del imperialismo? Podían haber izado junto a la bandera iraquí la de Estados Unidos y no habrían transmitido una imagen tan rematadamente conquistadora, pero con esta figura simbólica que ellos mismos fabricaron para el mundo estaban entrando en el terreno goobelsiano de la mentira radical. Mirando la historia moderna de los Estados Unidos, el hundimiento del Maine y el genocidio de los indios americanos, habría que preguntarse quién enseñó a quién, si fue Goobels a los gobiernos de Estados Unidos, o los Gobiernos de Estados Unidos a Goobels.

En Molina de Segura (Murcia) el movimiento contra la guerra se ha encontrado frontalmente con la mentira radical. El pasado domingo, en el programa de RNE presentado por Antonio Jiménez, se decía literalmente que "un concejal de IU de Molina y una ex concejal de IU de Yecla atacan con pintadas el Ayuntamiento y la sede del PP de esta ciudad". La noticia también se ha publicado en otros medios de ámbito nacional y regional y ha sido difundida por el Partido Popular. La realidad es justamente la contraria.

La única sede de un partido político que ha sido atacada en Molina de Segura ha sido precisamente la de IU. Y las únicas personas que han recibido amenazas de muerte durante el fin de semana han sido los compañeros pacifistas que estaban en el Campamento por la Paz instalado en la Plaza del Ayuntamiento. Nuestro Campamento dista a tan sólo unos metros tanto de la casa consistorial como de la sede del PP, y ambas permanecen tan limpias e inmaculadas como antes del inicio de la guerra. No podemos decir lo mismo de la fachada de la sede de IU, que la noche del sábado fue asaltada por individuos de extrema derecha que la llenaron de pintadas con esvásticas, consignas nazis y dianas de tiro que la experiencia del país vasco no deja dudas sobre su significado.

Varias veces a lo largo de las noches que hemos estado acampados estos energúmenos desfilaron en caravanas de varios vehículos con la fanfarria habitual que les acompaña. A alguien se le ocurrió trazar su perfil psicológico anotando la variedad de amenazas e insultos que nos lanzaron, y en esto pasamos entretenidos, hay que tomarse las cosas con filosofía, un buen rato. "Rojos comunistas os vamos a matar", "porreros", "guarros", "cobardes", "gandules", en fin, todo el repertorio escolástico del Florido Pensil.

Cuento todo esto en el contexto de la mentira radical que pretende incluir en el bando de las víctimas a los promotores de la guerra, y en el de los violentos a los defensores de la paz. Ni que decir tiene que el tono abrumadoramente mayoritario de las expresiones ciudadanas fue a favor del Campamento, todo lo cual pudimos comprobar en la presencia masiva, más de 2.500 personas, a la manifestación por la paz que convocamos, en las miles de firmas que llevamos recogidas contra la guerra, o en las constantes expresiones de solidaridad con el Campamento de las personas que pasaban en sus vehículos o andando.

El PP, y su Alcalde en Molina, Eduardo Contreras, todavía no ha condenado ninguno de estos ataques y amenazas, ni mucho menos ha expresado su solidaridad con las víctimas reales de las agresiones reales que se están produciendo.

Estamos a la espera de escuchar sus declaraciones felicitando a los fascistas que nos amenazaron de muerte y atacaron la sede de IU, señalando que fue una respuesta proporcional y profesional a lo que se merecían esa ralea de violentos pacifistas, en justa correlación con las declaraciones de sus colegas ministros felicitando a los antidisturbios que propinaron una salvaje paliza a estudiantes y ciudadanos en las calles de Madrid.

Para terminar, señalar que no hay en Molina ninguna concejala ni ex concejala de IU de Yecla, ya nos gustaría que repartieran por el mundo el extraordinario capital humano de sus cargos públicos. La madrugada del inicio de la guerra, la frustración e impotencia me motivaron a salir a la calle porque sentía que tenía que hacer algo. Mi sorpresa fue encontrarme con pintadas (en vallas y obras) de otras personas que como yo tampoco habían podido dormir esa noche. Y puse mi granito de arena con una flamante pintada en una obra a la entrada de Molina a favor de la paz y en contra de la guerra. Un poco torcida porque no tengo experiencia, pero le puse toda la buena voluntad del mundo.

¡Soy un criminal, soy un delincuente! Probablemente me apliquen la ley antiterrorista, así que os ruego que me llevéis tabaco a la cárcel. Señor Juez, no tengo defensa posible, sí, yo hice una pintada contra la guerra, sí, yo he pasado tres días acampado en la Plaza del Ayuntamiento pidiendo la paz, sí, aunque no haya atacado la sede del PP, soy culpable, porque en este país poco importa lo que hagas realmente, sólo importa lo que pienses. Arrojar bombas y matar niños no es un crimen si piensas en la paz mundial, pero es imperdonable pedir la paz mundial porque piensas y expresas que las bombas matan niños. Señor Juez, soy culpable porque pienso, porque no estoy dispuesto a doblegarme ante la barbarie, porque no renuncio al fin del capitalismo y a la utopía natural de un mundo donde las vidas de las personas no se cuenten por barriles de petróleo.

"Por esta libertad habrá que darlo todo", decía el poeta cubano Fayad Jamís. Y este ha sido el mayor error de cálculo de los señores Aznar, Blair y Bush. Pensaron que el pueblo iraquí y los pueblos del mundo no serían capaces de darlo todo. Se equivocaron.