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No a la Guerra

Estado español contra la guerra imperialista

Dos millones de personas contra la guerra en Madrid y Barcelona MADRID.- La amenaza de una guerra en Irak y el apoyo del Gobierno fascista español al posible ataque de EEUU ha hecho levantarse a más de un millón y medio de personas en Barcelona, a casi dos millones en Madrid y a cientos de miles más en el resto de España. Las manifestaciones de nuestro país han sido de las más multitudinarias de toda Europa, junto con las de Berlín y Londres. La marcha contra la guerra en la capital sólo ha sido equiparable a la celebrada por el golpe del 23-F.
Madrid se desbordó.
La gente se salió del recorrido establecido. No cabía y se fue expandiendo por las calles colindantes hasta abarcar 220.000 metros cuadrados. Las previsiones se quedaron cortas.
El centro de Madrid, colapsado Decenas de actores, erigidos en líderes del movimiento popular contra una guerra, encabezaron la marcha. Su pancarta decía: 'No a la guerra'. Varios miles de personas después, representantes de movimientos sociales y del Foro Social de Madrid sostenían otra en la que se leía 'Paremos la guerra contra Irak'. La tercera era portada por los políticos de la oposición y los líderes sindicales. Decía: 'No a la intervención del Estado español'.
El colapso del centro de Madrid impedía todo movimiento de la cabecera de la marcha hacia el final del recorrido, la Puerta del Sol. Los actores tuvieron que tomar un atajo para estar presentes en la lectura del manifiesto, que corrió a cargo de Pedro Almodóvar, Leonor Watling y Fernando Fernán Gómez.
El comienzo de la manifestación estaba previsto a las seis de la tarde. A esa hora ya no cabía un alfiler entre Atocha y Cibeles -un kilómetro y medio-. Media hora después, todo el recorrido previsto, de Atocha a Sol -dos kilómetros y medio- estaba colapsado. No había desplazamiento posible. Y la gente seguía llegando a la glorieta de Atocha por todas las calles que desembocan en ella. "Esto se ha desbordado. No nos lo esperábamos", reconocía un policía municipal.
Tal vez por esa razón no se reforzaron los servicios de transporte público, que funcionan con menos frecuencia los fines de semana. Si la calle estaba abarrotada de gente, el subsuelo -por el metro- y los trenes de Cercanías no lo estaban menos. Mari Carmen confesó que casi le "da algo" en el metro de Antón Martín, y Mirta contó unas 400 personas en el vagón de tren en el que bajaba de Torrelodones a Madrid.
Los asistentes podían contarse por familias. Niños de la mano, a hombros y en carrito, adolescentes que discuten un punto de encuentro si se pierden, parejas adultas que recuerdan las primeras manifestaciones del 1º de mayo, la del 23-F. Indumentarias variadas, desde abrigos de piel y peinados de peluquería a ropa desgastada y rastas. Manifestantes contra el Gobierno y manifestantes simplemente contra la guerra.
Para Carmelo, ésta no fue una manifestación política. Él votó al PP, pero se manifestaba contra una "catástrofe humanitaria". Su amigo Agustín le rebatía diciendo que la "guerra es una decisión política". Los dos coincidían en que "estar junto a EEUU en esto no dignifica a un Gobierno".
"A mí las razones de por qué hemos llegado a esto me dan igual. Lo que importa es el hecho y el hecho es que están organizando una guerra", protestaba Ernesto, de 55 años. Para su mujer, Mari Carmen, era la primera manifestación de su vida y le pareció "emocionante".
Mercedes, de 40 años, llevaba un niño de cada mano. También es la primera manifestación para ellos -el mayor tiene siete años-. "¿Que por qué los traigo? Para que vean que ésta es una forma de reivindicar, y que aunque sus gobernantes digan una cosa, ellos pueden pensar otra".
Y la pregunta clave es: ¿Servirá de algo? Respuesta mayoritaria: "Espero que sí". Respuesta optimista: "Después de ver esto, los que nos quieren llevar a la guerra se lo van a pensar".
Lo que está claro es que si hay guerra, constará en los libros que fue precedida por manifestaciones históricas en contra.