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No a la Guerra

22 de febrero de 2003

¡Qué poder de convocatoria!

Javier Ortiz
El Mundo

Cuando las tropas del III Reich entraron en París, el mando alemán dio seguridades a Pablo Ruiz Picasso de que podría seguir trabajando en la capital francesa sin ser molestado. Picasso aceptó la promesa.
El malagueño contaba con varios rendidos admiradores entre los oficiales nazis de mayor rango, algunos de los cuales acudían de vez en cuando a contemplar sus obras.
Se cuenta que, en una de esas visitas al enorme estudio de Picasso en Grands Agustins, un general alemán reparó en el Guernica, que el glorioso calvo había pintado por encargo del Gobierno de la República Española en 1937 y que, hundida la República, se había quedado sin hogar ni dueño. Impresionado por el tremendo y angustioso vigor de la obra, el alemán, que sabía que Pablo Ruiz guardaba allí también obras de otros autores, le preguntó: «Dígame, señor Picasso: ¿este cuadro es también obra suya?».A lo que el autor de Les demoiselles d'Avignon respondió secamente: «No. Este es obra de ustedes».
Recordé la anécdota el sábado, tras la manifestación de Madrid, cuando me dijeron que Arenas estaba declarando que el PP se sentía identificado con las multitudes que abarrotaban las calles, pero que no se había sumado «formalmente» a la convocatoria para no hacer el juego a «los oportunistas». No pude evitar la respuesta: «¿Cómo que no han convocado? ¡Pero si han sido ellos los que nos han sacado a la calle por millones!».
Las impresionantes manifestaciones que cubrieron el conjunto de nuestra geografía peninsular e insular el pasado 15 hubieran sido imposibles sin ellos. Sin sus muestras de pleitesía hacia el belicismo de Bush, rematadas con el patético discurso de Ana Palacio ante el Consejo de Seguridad. Sin las torpes excusas de Aznar, convertido ahora en exégeta del Papa. Sin las salidas de tono del propio Arenas, que perdió sus nervios hace semanas y deambula por la escena política cual Diógenes con su lámpara, a ver si se topa con su extraviado equilibrio emocional en alguna emisora de radio o en algún plató de televisión.
El poder de convocatoria aznarista no se limita al peligro de guerra. Abarca también a Mayor Oreja hablando del «proceso de batasunización» de Nunca Máis, a Fraga justificando la retirada del apoyo de la Xunta a los premios de teatro diciendo que él no subvenciona a nadie para que le critique -como si las subvenciones a la cultura que otorga el Estado llevaran aparejadas una obligación de pleitesía al partido gobernante-, a Rato apuntándose cualquier brizna de mejoría económica y llamándose a andana en cuanto aparece un dato negativo, a esa pareja intercambiable que son los ministros de Interior y Justicia, imposibles de distinguir...
Las manifestaciones del sábado las convocó el PP. Vaya que sí. Y arrasó.
www.javierortiz.net/