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Noviembre 1, 2025
NO A LA GUERRA
REFLEXIONES DE UN BOMBARDEO

AFGANISTAN:
UNA GUERRA EN ASIA CENTRAL
CON OLOR A GAS Y PETROLEO

(Publicado por Clar�n, de Buenos Aires, el 12 de octubre de 2001)

La ca�da de los talib�n y una paz duradera en Afganist�n permitir�a, a largo plazo, desbloquear las rutas del petr�leo y el gas natural del mar Caspio y de Asia Central hacia los mercados mundiales, lo que no ser�a una buena noticia para los productores del golfo P�rsico, opinaron hoy distintos especialistas en el tema.
"Las reservas del mar Caspio y de Asia central no se pueden comparar con las del Golfo, que representan el 65 por ciento del total mundial, pero igual pueden convertirse en un peque�o golfo de M�xico", explic� Naji Abi Aad, experto del Observatorio mediterr�neo de la Energ�a, con sede en Francia.
Abi Aad se refer�a de este modo a los yacimientos oce�nicos en M�xico, cuya explotaci�n tiene un alto costo, y cuya principal raz�n es diversificar el aprovisionamiento mundial y dejar de depender de una regi�n tan imprevisible como Oriente Medio.
"La pacificaci�n de Afganist�n permitir�a que numerosos proyectos avancen, como el petr�leo y el gas del Mar Caspio, de Turkmenist�n y de Kazajast�n hacia Pakist�n, India y otros mercados", agreg� Abi Aad.
La ventaja de esos proyectos, seg�n el especialista, radica en que Occidente puede evitar rutas largas, costosas y pol�ticamente arriesgadas, a trav�s de Ir�n, el C�ucaso y Rusia.
"El impacto econ�mico en los productores del Golfo ser�a m�nimo, pero su influencia en el mercado disminuir�a", consider� este experto, quien insisti� en que "el mar Caspio no constituir� a largo plazo un rival para el Golfo, ya que sus reservas s�lo representan un 1,7% del total mundial".
"El mapa energ�tico de Asia central y de Afganist�n est� siendo redise�ado", estim� por su parte Michael Ritchie, editor de la revista Neftecompass de Londres, especialista en los pa�ses de la ex Uni�n Sovi�tica.
"Una aparente seguridad y estabilidad en la regi�n podr�a abrir de nuevo la puerta a los inversores occidentales para estudiar de nuevo los proyectos de oleoductos y gasoductos que desbloquear�an pa�ses como Turkmenist�n", agreg�.
"Pero ese escenario sigue siendo a largo plazo", explic� Ritchie.
Algunos expertos se arriesgan incluso a aventurar que la frialdad de la monarqu�a saudita ante los ataques a�reos contra los talib�n est�n motivados en la cuesti�n petrolera, y no solamente por su delicado equilibrio interno y su intenci�n de no enardecerla.
En Afganist�n tambi�n hay intereses privados sauditas en juego, aunque centrados en la conducci�n del gas natural.
La compa��a saudita Delta Oil, dirigida por una persona cercana a la familia real, el jeque Badr bin Mohammed al Aiban, tiene desde 1998 una posici�n dominante en el consorcio Centgas, tras el retiro de la empresa californiana UNOCAL de ese proyecto.
El plan es construir un gasoducto de 2.000 millones de d�lares para bombear el gas turkmeno hacia Pakist�n a trav�s de Afganist�n, una obra de ingenier�a de 1.400 kil�metros de longitud.
Seg�n las fuentes, UNOCAL hab�a abandonado Centgas tras la indignaci�n que produjo en Occidente el trato de las mujeres por parte de los talib�n.
Delta Oil hab�a reiniciado las negociaciones en 1999 con los talib�n para culminar satisfactoriamente ese proyecto.
La ca�da de la milicia afgana podr�a redistribuir de nuevo las cartas en favor de las compa��as occidentales.
A la espera de esta situaci�n, el exministro de Petr�leo saudita, Ahmed Zaki Yamani, advirti� a Estados Unidos y sus aliados contra una extensi�n de los bombardeos a otros pa�ses isl�micos. Ello podr�a provocar una crisis petrolera "seria", coment� en una entrevista publicada ayer en el diario italiano Corriere della Sera.
"En caso de ataque contra territorio de Irak los 2,2 millones de barriles de crudo diarios de Bagdad desaparecer�n del mercado y su precio sobrepasar� los 30 d�lares", agreg�.
Yamani, uno de los fundadores de la Organizaci�n de Pa�ses Exportadores de Petr�leo, OPEP, cree que si las operaciones militares se limitan a Afganist�n, no tendr�n "efectos significativos" sobre el mercado y el precio del petr�leo.

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