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NO A LA GUERRA
REFLEXIONES DE UN BOMBARDEO

Hay censura de prensa en EE.UU., y es totalitaria
Reportaje a James Petras, por Adriana Meyer para Página 12

 El sociólogo norteamericano James Petras es un especialista en navegar a contracorriente de las ideas, modas y tendencias establecidas. En esta entrevista, se enfrenta a todo el saber convencional dominante en EE.UU. tras los atentados

“Los terroristas islámicos aprendieron bien de sus mentores norteamericanos a manejar el arte de la guerra de alta tecnología, y asimilaron de sus mentores religiosos la decidida voluntad de sacrificar sus propias vidas en aras de la guerra santa. Esta explosiva combinación quedó en evidencia en Nueva York y Washington.” Desde Binghamton, donde vive y trabaja, el sociólogo norteamericano James Petras analizó los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono y denunció la censura de prensa que empieza a aplicarse en su país como parte de un impulso hacia una nueva sociedad totalitaria basada en los cánones de Hitler y Stalin, y movida por la incitación al fanatismo por parte de su presidente, George W. Bush. Petras, de 63 años, ex líder estudiantil de la izquierda californiana, hijo de inmigrantes griegos, está terminando un artículo sobre el movimiento de desocupados en Argentina y prepara un libro sobre las privatizaciones en América latina. En un alto de su labor en la State University of New York, donde enseña Etica política, fue entrevistado por esta redactora para el programa “La Casa del Arbol”, de FM Palermo, y para Página/12.

Hace poco usted escribió que la violencia contra Nueva York y Washington no son el detonante de ninguna guerra, sino la continuación de una. ¿Por qué?

Porque la guerra del Golfo continúa. Cada año caen miles de bombas sobre Irak y casi dos tercios del país está controlado por lo menos desde el aire por las fuerzas aéreas de Estados Unidos e Inglaterra. Estados Unidos sigue respaldando la ocupación de Israel y la violencia contra los palestinos. Han cometido actos de guerra contra Somalia, Libia y Afganistán en diferentes ocasiones. Creo que el conjunto de estas actividades forman parte de actos de guerra. Siempre consideramos que son simplemente incidentes y no integralmente parte de una guerra. Ahora que esta guerra llega a las orillas de los Estados Unidos abruptamente consideramos que es un acto de guerra. Estamos descontextualizando el acto de violencia de sus antecedentes en las actividades gubernamentales.

¿Cuál fue el motivo de los atentados?

Es difícil saberlo porque todavía no conocemos quiénes son los actores. Los primeros identificados no serían válidos porque usaron pasaporte y tarjetas de identidad robadas o falsificadas. En segundo término, hay muchos antecedentes de actividades de musulmanes extremistas que han tenido relaciones íntimas con los gobiernos de Estados Unidos. Por ejemplo, entre los musulmanes que actuaron en Bosnia había muchos iraníes fanáticos a quienes el gobierno de Clinton prestó dinero y armas. Lo mismo pasó en Afganistán. Por otra parte, Bin Laden es una criatura de Estados Unidos y de la CIA. Arabia Saudita respalda al Talibán y es íntimo aliado y abastecedor de petróleo para Estados Unidos.

¿Por qué cree que eligieron este momento?


Obviamente el grupo elige dos objetivos con gran simbología y vinculaciones con la economía. Los que actuaron no eran simples fanáticos, tenían una cabeza política consciente del efecto extendido de sus actos. Tampoco eran cobardes, como dijo Bush. Son actos de terrorismo que tienen un razonamiento y un análisis político sobre las consecuencias.

El cientista político Chalmers Johnson, del bando conservador, habla de efecto boomerang.


Sí. El habla de blowback, que es lo mismo. El efecto consiste en que una fuerza lanzada vuelve de golpe a su patrón anterior. Es muy evidente en muchos casos: los cubanos exiliados que utilizaron Estados Unidos contra Cuba son los que están metidos en el narcotráfico, el apoyo a los contras en Nicaragua, el caso Montesinos, que era el primer aliado de Estados Unidos en Perú y termina vendiendo armas a las FARC colombianas; lo mismoNoriega, que trabajaba con la CIA y en un momento dado decidió hacer sus propios negocios con los sandinistas.

Usted mencionó Bosnia. ¿Hay alguna relación entre los recientes ataques y las guerras balcánicas?

Es posible porque en un caso muy concreto el ELK en Albania está lleno de musulmanes fanáticos bien entrenados por empresas norteamericanas subcontratados y financiados por el gobierno de Clinton y Bush. El ELK de Kosovo incluye voluntarios de los países musulmanes de la ex Unión Soviética, incluso de Chechenia, de Irán y Argelia. Echar la culpa a Bin Laden me parece muy prematuro hasta que no muestren pruebas. Y aunque desprecio a los talibanes por su política, es muy justa su demanda de poner sobre la mesa las pruebas que vinculan a Bin Laden con los actos criminales. Es lo mínimo que requiere cualquier proceso judicial, que el acusador presente sus pruebas.

¿La sociedad norteamericana está viviendo un rebrote nacionalista que incluso deriva en ataques a todo lo que sea o parezca árabe?


Hasta ayer sumaban 240 los incidentes, ataques, insultos y otras formas de discriminación. No tengo las cifras de hoy. Hay una campaña en los medios de comunicación de silenciar cualquier opinión crítica y disidente a partir del discurso fanático de Bush de que cualquiera que no está con nosotros está con ellos. Esta doctrina que tiene su origen en Stalin y en Hitler, diciendo que no se puede discrepar y seguir siendo patriota o demócrata. Me parece un indicador de la ola de irracionalidad que está pasando por la clase política, porque cuando Bush pronuncia estas frases típicas de un fanático todo el Congreso y los altos funcionarios se ponen de pie con muchos aplausos y gritos a favor del discurso.

¿Qué está pasando con la prensa? ¿Hay censura?


En estos días los editores y directores de periódicos han mandado formalmente avisos a todos los periodistas de no escribir ninguna información “que pueda ser utilizada por los enemigos”, según el comunicado. Esto significa que no pueden hacer ninguna crítica porque cualquier cuestionamiento puede debilitar la voluntad nacional y ayudar al enemigo. Entonces desde la cúpula de los medios de comunicación de masas ya dictaron la línea: seguir muy de cerca lo que dice el gobierno sin cuestionar las consecuencias ni dar opiniones críticas, y creo que es un paso hacia un tipo de autoritarismo o de totalitarismo que está en marcha aquí.

Wall Street se volvió vulnerable. ¿Qué pasa ahora con los mercados?

Los inversores están tremendamente nerviosos. El mercado cayó 15 por ciento esta semana y sigue cayendo. Es que “el emperador” aparece desnudo, toda la economía de papel, la entrada de capitales golondrina que disfrutaban de este gran boom, esta prosperidad, termina. Hay poco sostén para seguir invirtiendo en los Estados Unidos. Hoy en día hay pánico en Wall Street porque no saben cuándo va a tocar fondo esta fuga masiva de capitales. Es curiosa y paradójicamente un poco de justicia para los pobres argentinos porque sus ricos y especuladores que pusieran dinero en la Bolsa de Estados Unidos ahora están castigados por sus depósitos en el exterior. Imagínate: 130.000 millones de dólares con dueños argentinos ahora tienen un valor de tal vez 1000 millones.

¿Qué rol pueden jugar en este momento los movimientos antiglobalización?


Creo que están muy a la defensiva, todos los críticos están muy a la defensiva en esta precisa coyuntura. Creo que debemos mostrar claramente la falsedad de los argumentos, las contradicciones y debilidades, y también la injusticia de esta declaración de guerra. Es importante mostrar cómo bajo la bandera de unidad contra el terrorismo están aprovechando las grandes empresas para conseguir enormes sumas de dinero. Las aerolíneas norteamericanas piden 20.000 millones de dólares de regalo, según ellos por el daño que sufrieron durante la crisis del acontecimiento, pero esasempresas venían teniendo pérdidas desde mucho antes. Están asaltando el Tesoro para financiar armas y subvencionar la reconstrucción de los centros de especulación en Manhattan. Pero más allá de todo esto el asunto es fortalecer las agencias de represión, mientras que todas las prioridades en salud y educación van a la basura. Debemos enfatizar que atrás de este llamado de unidad y cohesión hay grandes diferencias y desigualdades entre quienes se están sacrificando y quienes están beneficiándose.

Aquí en Argentina hubo quien opinó que Estados Unidos cosechó lo que sembró, pero otros, como el poeta Juan Gelman, respondieron que ése es un argumento inmoral. ¿Usted qué opina?

No sé exactamente qué dijo el compañero Gelman, entonces no quiero comentar sin el contexto y el texto completo. De todos modos, hay que dejar la polémica y ver que cada acción tiene un contexto. Eso no significa tratar de absolver a los actores del acto. Pero es obvio que la política exterior de Estados Unidos ha generado gran número de opositores, tanto en America latina como en Asia, en Medio Oriente y en otras partes. Esta oposición y estos actores, desde los zapatistas, los Sin Tierra en Brasil, los desocupados y piqueteros en Argentina, no utilizan bombas y no secuestran aviones. Pero es obvio que la agresividad del pillaje ha generado respuestas más pacíficas y otras más violentas. Eso no quiere decir que uno aprueba todas las acciones en contra de los Estados Unidos. Pero olvidar esto y decir que el acto es inmoral en sí mismo sin analizar el contexto no se puede. El acto es inmoral pero hay miles de inmoralidades anteriores que debemos condenar también. Por ejemplo, cuando Estados Unidos tiró bombas en Panamá, en las villas de negros pobres que murieron en la misma cantidad que en Nueva York nadie levantó la mano para decir que Estados Unidos cometió un acto de guerra contra el pueblo panameño y no fueron condenados como fanáticos capitalistas. Uno no debe usar una doble moral.

Pero todas esas inmoralidades que cometió Estados Unidos tampoco justifican los atentados recientes. Sería más de lo mismo.

Sí obviamente, eso es lo que trato de decir. Debemos condenar cualquier ataque que afecte a las poblaciones de ciudadanos que no están implicados en un conflicto. Debemos condenar cuando los israelitas destruyen casas de familiares de un terrorista o desplazan aldeas enteras porque un pariente de alguien estaba metido en un acto de violencia. Hay que diferenciar los actos de gobierno con los ataques a pueblos enteros.


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