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NO A LA GUERRA
REFLEXIONES DE UN BOMBARDEO

La opinión de los norteamericanos
¡Cómo duele el terrorismo!

Luis Barrios
La Pena

Al momento de recibir las noticias de lo sucedido el pasado martes 11 de septiembre, en dónde cuatro aviones fueron secuestrados y estrellados, las torres gemelas (World Trade Center) fueron derribadas, y parte del Pentágono fue destruido, busqué un lugar para poder orar y meditar por las víctimas, directas e indirectas, de esta tragedia. En esa experiencia mística de empatía pude sentir el dolor de la desesperación de un pueblo buscando el don más precioso que se nos ha dado; la vida.
En esa oración le recordé a Dios, y se lo comparto a ustedes, que no apoyo, no simpatizo y enérgicamente condeno este tipo de acción espeluznante venga de quien venga. No hay manera de justificar este tipo de conducta, y todo tipo de acción terrorista, contra la creación de nuestra Diosa debe de ser rechazada. Curiosamente, todo esto ocurrió en el preciso momento en que estaba coordinando los preparativos para el cumpleaños de Don Pedro Albizu Campos, quien nació un 13 de septiembre en Ponce, Puerto Rico, y quien fue asesinado por el terrorismo biológico del gobierno de los Estados Unidos en el año 1965.
En medio de todo este dolor y desesperación reconozco que tengo una responsabilidad de llamar a la postura, al orden, y a no perder la esperanza, y esto lo hago como guía espiritual, como pastor, y como sacerdote, porque hay que seguir luchando por la justicia en todas sus dimensiones. Sobre todo, en este momento en que el oportunismo se presta para darle prioridad a las agendas egoístas, sacarle provecho a la desinformación, promover la mentira, beneficiarse del dolor humano, sembrar el odio, alimentar el sensacionalismo y justificar la venganza. Esta responsabilidad que tengo va mas allá de solo proveer apoyo moral, físico, económico, emocional o espiritual. A esto se suma el seguir educando a nuestra comunidad con realidades que muchas veces no queremos escuchar, o aceptar, sobre todo en este momento. Porque acepto esa responsabilidad, porque te amo, porque eres importante para mí, porque te respeto, tengo que hacerlo.
Comienzo por reflexionar sobre el uso de la palabra terrorismo.Es de mi opinión que una palabra, más allá de ser definida con palabrerías, debe de ser descrita con lo que deja como resultado, muy particularmente las injusticias que se llevan a cabo. No podemos negar que con el terrorismo se infunde terror, pánico y desesperación, a través del uso de la violencia con el propósito de dejar como resultado el quitarle la esperanza a las víctimas, dejar heridas físicas y psicológicas, y por supuesto la muerte. La meta es el poder controlar y someter a través del dominio absoluto.
El gobierno de los Estados Unidos ha identificado lo que otras personas le hacen como terrorismo político, sin embargo, a su imperialismo y colonialismo tienden a llamarle seguridad nacional, o defender los procesos democráticos. No me cabe la menor duda que tanto el imperialismo como el colonialismo son dos manifestaciones del terrorismo político. No les niego que cada vez que veo en la televisión esa escena en dónde los aviones van directamente hacia las torres gemelas el dolor, la agonía y la desesperación se apodera de mi. Más aun, al saber que miles de seres humanos perdieron sus vidas en ese momento. Pero también vienen a mi mente las imágenes de cuando los Estados Unidos bombardearon a Irak, y esa primera noche mientras el pueblo de Irak dormía, lanzaron millares de bombas y misiles, matando más de un cuarto de millón de civiles. Nos dieron ese espectáculo por la televisión y eran como juegos de videos en dónde unas luces hacían un pequeño estallido y luego desaparecía. Similar a los aviones en las torres gemelas, no podíamos ver en ese momento las miles de personas que volaron en miles de pedazos, ni mucho menos los ríos de sangre que iban por todos lados. Lo peor de todo esto era la cantidad de personas celebrando y disfrutando cada vez que una de las luces hacía impacto.
Ahora yo me pregunto, ¿por qué unas víctimas pueden ser más importantes que otras? En Irak, bombardearon las escuelas y los hospitales por 28 días consecutivos, 24 horas del día, sembrando el terror en todo un pueblo que respalda a su gobierno. Luego le imponen un bloqueo, el cual sigue activo, dejando miles de víctimas, porque no hay medicamentos. Lo mismo hizo con Panamá, República Dominicana, Nicaragua, El Salvador, Chile, Argentina, por mencionar a algunas de las victimas. Y lo mismo sigue haciendo en Vieques, Puerto Rico. Ahora bien, ¿por qué no le llamamos a esto terrorismo?
Con el terrorismo económico, los Estados Unidos y el resto de los del Grupo-8, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han desarrollado una economía capitalista que mata anualmente a millones de seres humanos porque no tiene que comer. El hambre sigue siendo el arma más mortal de este planeta. Cuando hay que reconocer que solamente en América Latina, como resultado del hambre, o enfermedades derivadas de la falta de comida, mueren mas de un millón de niños(as) al año, y que existen mas de 178 millones de personas que viven en la pobreza absoluta. Estos son gobiernos que los Estados Unidos apoyan y les regalan armamentos de guerra para que se mantengan en el poder. Cuando existe un Plan Colombia que sigue pidiéndole a Colombia que ponga los muertos, cuando existe un bloqueo a Cuba para tratar de poner al pueblo cubano de rodillas, yo me pregunto, ¿por qué a esto no le llamamos terrorismo? Por otro lado, ¿por qué de la misma manera que aceptamos que toda acción antisemitita contra el pueblo de Israel es terrorismo, no reconocemos el sionismo de Israel contra el pueblo Palestino también es terrorismo? ¿Por qué no reconocer que el racismo, sexismo, clasismo, homofobía, y otros demonios más, son manifestaciones del terrorismo? Diariamente vemos las víctimas.
Entre otras cosas me sigue preocupando que en todos los análisis de los/las supuestos(as) expertos(as) que entrevistan en los medios de comunicación, nadie se recuerda de Timothy McVeigh, y el acto terrorista que él y su grupo de militantes de la supremacía blanca llevaron a cabo en la ciudad de Oklahoma. Muy particularmente el lenguaje de odio que se sigue promoviendo cuando se habla de "fanatismo islámico" como una manera de justificar la venganza. Curiosamente, en el caso de Timothy y el resto de los/las demás militantes no hablamos de "fanatismo cristiano".
También me preocupa la manera en que se está distribuyendo las responsabilidades en todo este asunto. Nadie quiere culpar a las líneas áreas, ni mucho menos a los organismos de seguridad del Estado que supuestamente están para protegernos. Cuatro aviones secuestrados, volando en diferentes direcciones, con acciones terroristas de espacios de horas y no pudieron percatarse de la crisis. En medio de todo este disparate, el Comandante en Jefe, el Presidente Bush, se le ocurrió saltar del barco y patitas pa'que te quiero. Yo tenía entendido que el Capitán es el último en abandonar el barco y se asegura de su tribulación. Esa excusa pendeja de que hubo que desaparecerlo por 12 horas asuntos de seguridad no se lo come nadie. Tanta babosada que habla y a la hora de la verdad el hombre echó patas. Que aprenda del Comandante en Jefe Fidel Castro quien durante la invasión de Bahía de Cochinos tomó un fusil y salió para Playa de Girón, o de Salvador Allende quien se empuñó de su metralleta y no abandonó el Palacio de La Moneda para defender al pueblo.
Yo siempre he creído que las luchas por la justicia no deben de ser selectivas, de lo contrario pasan a ser un terrorismo psicológico. Tenemos que tener la capacidad de sentir el dolor en dónde quiera que esté, sin importar quienes son las personas. Esta es la mayor expresión del amor solidario. Por tanto, oremos, ayunemos, lloremos a nuestros seres queridos que murieron, pero hagámoslo junto a los otros muertos que también son importantes, teniendo la capacidad de identificar todos los paralelos del terrorismo. Paz con justicia.

Padre Luis Barrios
Iglesia San Romero de Las Americas
2410 de la avenida Ámsterdam, (cuarto piso) entre las calles 179 y 180, alto Manhattan


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