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No a la Guerra

George w. Bush: el mundo escupirá sobre tu tumba

por Roberto C. Neira* - (autorizada la reproducción por el autor)

En qué has transformado al mundo bestia miserable, que hasta un hombre de paz sentiría placer si Iraq tuviese armas químicas y las arrojara sobre los ejércitos invasores. En qué has transformado al mundo pequeño vástago de Hitler, que gente pacífica está deseando ver volar el Golden Gate para que sus hierros retorcidos aplasten a quienes circulen por debajo. En qué has transformado al mundo gorgojo malnacido, que los sentimientos de los antibelicistas pasarían hoy por ver explotar en mil pedazos la Estatua de la Libertad En qué has transformado al mundo párvulo trastornado que sería justicia si 300.000 soldados quedasen sepultados sin cabezas bajo las arenas del desierto. ¿Cuáles serán tus próximos pasos? ¿Acaso, una operación maquillaje para ocultar las pruebas de tus mentiras? Y cuando alguien pregunte por qué Iraq no utilizó las armas químicas que ponían en peligro la paz mundial, asegurarás que fueron destruídas durante el ataque al pueblo de Iraq con miles de bombas y misiles..? También bendecirás la operación militar porque resultó un éxito. Dirás que casi no hubo bajas propias ni de civiles, mientras tus soldados hacen desaparecer los cuerpos mutilados de cientos de niños, mujeres y ancianos para evitar que algún periodista indiscreto pueda denunciarlo? En qué has convertido al mundo, George W. Bush? Éramos libres, aún con nuestros cientos de problemas Éramos sanos de mente y pensábamos en el bien de la humanidad Ahora, todo cambió y una nube negra de muerte se expande por los cielos de la Tierra ensombreciendo nuestras vidas y conciencias. Movimientos de gentes por el mundo, en todas las ciudades, en todos los pueblos, en las aldeas, piden y exigen paz con gritos y brazos alzados, pero en su corazón transportan la llama viva de la rebeldía y otro grito más fuerte se escapa incontenible de las gargantas pidiendo justicia, justicia, justicia en la Tierra... Sabemos que no es fácil castigar a un criminal que se esconde detrás de un ejército de cientos de miles de hombres armados y victoriosos; Sabemos que vives rodeado por armas destructivas de todo calibre mientras ordenas la muerte para cambiar negocios por sangre. Pero si el castigo material no puede alcanzarte por encima de esos misiles y blindados, el castigo moral de la humanidad va a ser definitivo y para esto no habrá fortaleza que te proteja. Nerón, Domiciano y Hitler, son parte de una lista de asesinos sentenciados por la humanidad, y tú has ganado con creces un lugar destacado junto a ellos. Pasarán años, te irás de este mundo, escribirán sobre tí, mal o bien, no importa... porque siempre habrá alguien que silenciosamente escupirá sobre tu tumba. *Roberto C. Neira, periodista y escritor. Columnista de Ensamble 19 - PREMIUM FM 103.5