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No a la Guerra

Complicidades y cobardías


Antonio Maira
Cádiz Rebelde

Cuando el 30 de junio de 1934 se produjeron en Alemania varios centenares de asesinatos dirigidos personalmente por el canciller del Reich, Adolf Hitler, en la llamada "Noche de los cuchillos largos", el jurista de más prestigio de Alemania, Carl Schmitt, publicó un artículo sobre los hechos titulado: "El Führer protege la ley".
Cuando en un día todavía indeterminado de 2003 los Estados Unidos maten a bombazos de racimo, antiflorales o inteligentes, a partir de un primer golpe demoledor contra Irak con miles de misiles en 48 horas de infierno, a algunas decenas de miles de personas, y aseguren además la muerte de centenares de miles de niños extremadamente debilitados por el embargo, los políticos cómplices y los intelectuales que dan forma y bendiciones al discurso del Imperio, asegurarán que la matanza planeada y ejecutada con abuso total de fuerza, ha sido realizada en defensa de la libertad, la democracia, el derecho internacional y la seguridad del mundo.

Para justificar, sin embargo, una acción como ésa los políticos cómplices y los intelectuales reverentes están obligados a aceptar todos y cada uno de los postulados siguientes:

-Los Estados Unidos –y hasta cierto límite los aliados incondicionales- son el único país libre para investigar, desarrollar y fabricar armas de destrucción masiva. Derivadamente, los Estados Unidos son el único país autorizado por la comunidad internacional para usar, a su discreción y albedrío, armas de esa naturaleza, ya sean nucleares, químicas, bacteriológicas, siegamargaritas, de racimo, o proyectiles con uranio residual -con componente de plutonio y alto poder contaminante de larga duración- mal llamado uranio empobrecido.
-Los Estados Unidos son el único país autorizado –casi siempre, por omisión de funciones de la ONU, otras veces por imposibilidad de prohibición ya que nadie se atreve a proponerlo y además Washington tiene derecho de veto- a hacer a guerra a cualquier otro país del mundo. La guerra de los EEUU no está sujeta a justificación ni limitación alguna. Por lo tanto sus fuerzas armadas pueden realizar ataques masivos contra la población no militar, así como destruir la infraestructura civil sean cuales sean los efectos, colaterales o programados, económicos, sanitarios y de incidencia en la conservación de la vida de la población, de esta destrucción. La guerra puede ser, además, preventiva, es decir inadvertida e inmotivada, lanzada por sorpresa y sin agresión o amenaza alguna.

Dada a gigantesca superioridad militar de los EEUU, las guerras serán de Destrucción Masiva Unilateral. Como las antiguas guerras coloniales más que conflictos armados serán desarrollos de planes de destrucción y matanzas.
-Los Estados Unidos pueden definir su "seguridad nacional" en términos que les autoricen a hacer la guerra, invadir países, gobernarlos o decidir quienes serán sus gobernantes, sin limitación alguna.
-Los Estados Unidos están autorizados –también tácitamente- a examinar el comportamiento internacional de otros países, calificar ese comportamiento y declararlos, si así lo consideran oportuno, enemigos de la humanidad.
-La organización de las Naciones Unidas puede seguir "representando" a la "comunidad internacional" pero sus decisiones sólo serán relevantes si se adoptan de acuerdo con la voluntad de los Estados Unidos.
-Los Estados Unidos pueden coaccionar, chantajear y amenazar, con represalias económicas, militares o de ruptura de acuerdos y convenios bilaterales, de manera secreta, reservada, discreta o pública, a todos los países para que voten en el Consejo de Seguridad de la ONU a favor de sus posiciones.
-Los EEUU están autorizados a presentar pruebas falsas cuando se trate de implicar a otros países en supuestos delitos internacionales. El descubrimiento de esa falsedad no supondrá la retirada de los cargos que estaban basados en ellas.

Ninguno de los "líderes" políticos o de opinión entregados a la obediencia al Imperio podrá ampararse en ningún supuesto de desconocimiento para atenuar su enorme responsabilidad en el lanzamiento de la barbarie. Los datos sobre la naturaleza de la guerra y sus efectos demoledores pueden extrapolarse sin dificultad de las guerras anteriores contra Irak o contra Yugoslavia. También se deducen fácilmente de la maquinaria bélica colocada en el escenario de "combate" y de informaciones indirectas sobre la reconstrucción. El día 11 de marzo, por ejemplo, los medios de comunicación informaban sobre la invitación del gobierno de EEUU a determinadas multinacionales –una de ellas Halliburton presidida por Dick Cheney hasta que asumió la vicepresidencia- para que presentasen proyectos para la reconstrucción de Irak. El Plan de Bush definido en un documento denominado "Visiones para un Irak posbélico" incluye, según The Wall Street Jornal: la habilitación del 50% de las carreteras principales, la reparación del 15% de la red eléctrica y la cobertura de las necesidades sanitarias de "la mitad de la población, con al menos un hospital por cada ciudad importante", todo ello en un plazo de seis meses. No hace falta ser muy lúcido para concluir de esos datos de la administración norteamericana que piensan destruir totalmente la red de carreteras, los servicios de generación y distribución eléctrica, y el sistema hospitalario del país.
Ante esta brutalidad gigantesca el movimiento contra la guerra, además de promover la denuncia clara de los crímenes contra la humanidad que la guerra va a provocar inmediatamente, la desobediencia civil y la protesta social, debe de planear e iniciar el acoso judicial a los máximos responsable políticos y militares que ordenen la intervención o participen en la guerra. Al margen de las dificultades de legitimación, de procedimiento, o de asignación de responsabilidades penales, las organizaciones sociales y populares deben realizar acusaciones formales ante los tribunales, especialmente ante la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional. Ello incentivará y prolongará la denuncia política, situará la responsabilidad de los gobernantes en el plano penal de los crímenes horrendos y de la justicia, y contribuirá al rechace de las guerras y de la violencia del Imperio.