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No a la Guerra

9 de marzo del 2003

Desobediencia civil

David Edwards
ZNet en español
A pesar de la limitada y parcial información de los medios noticiosos, la opinión pública mundial se opone a la acción de EE.UU. y Gran Bretaña en Irak. Sin embargo, ambos gobiernos siguen adelante. En caso de estallar la guerra habrá llegado el momento de manifestar en cada ciudad, en cada sitio de trabajo o de estudio la oposición activa de la ciudadanía.

"Los muertos serán cubiertos en tierra y cal, y una vez más toda la multitud de hombres engañados serán embaucados una y otra vez hasta que los que concibieron el proyecto se cansen, o hasta que los que pensaron que sería lucrativo reciban su botín. Y así, una vez más, convertirán a los hombres en salvajes, fieros y brutales, y el amor decrecerá en el mundo. Y así, una vez más, los que obtuvieron beneficios de todo el asunto subrayarán con convicción que ya que ha habido una guerra tiene que haber sido necesaria, y que otras guerras la seguirán, y prepararán otra vez a futuras generaciones para que continúen con la matanza, privándolas de su infancia." (Tolstoy, 1896)

Ceausescu - La escena del balcón

En diciembre de 1989 el dictador rumano Nicolae Ceausescu arengó de la manera acostumbrada a la masa desde su balcón. Cuando su público no le escuchó sino que lo interrumpió y terminó por silenciar su discurso con una creciente ola de ruido, fue el fin de Ceausescu. Al dictador no le quedó otra que agitar su mano en un fútil intento de lograr silencio.

Millones de almas preocupadas impusieron a los medios y a los políticos su propia experiencia Ceausescu el 15 de febrero. Durante meses, nos han estado arengando desde sus balcones diciéndonos que los terroristas nos amenazan por todos lados, que Sadam es una amenaza terrible, que la guerra es necesaria para desarmarlo, para asfixiar al terrorismo internacional y para liberar al pueblo de Irak.

Blair ha afirmado incesantemente que los preparativos militares se inspiran en la máxima de Vegetius: "Que el que desea la paz, se prepare para la guerra". Pero su aforismo ha sido incesantemente debilitado por la acumulación de suficiente fuerza militar para enfrentar al mundo con un hecho consumado, haciendo que la retirada sea un suicidio político. También ha sido debilitado por la insistencia de Bush en la necesidad de un "cambio de régimen". Cuando los asesores de Bush se dieron cuenta de lo absurdo de la contradicción hicieron que Bush explicara que "cambio de régimen" podía significar que se cambiara efectivamente el régimen, o que cambiara forzándolo a cambiar su conducta. No engañaron a nadie.

A pesar de la 'sinceridad apasionada' de Tony Blair -cuidadosamente montada por su secretario de prensa Alastair Campbell- todo el mundo pudo ver que la nación más poderosa del mundo estaba procediendo, como escribiera Mark Twain, "con su bandera de Príncipe de la Paz en una mano y su canasta para el botín y su cuchillo de carnicero en la otra". (Cita de Norman Solomon, 'The Twain That Most Americans Never Meet', ZNET Commentary, 19 de noviembre de 1999) El objetivo era evidentemente la invasión de Irak para apoderarse del petróleo y distraer a la población de EE.UU. del robo de su riqueza por la cleptocracia republicana. Todo lo que se requería era una excusa para comenzar a agitar el cuchillo.

De manera que la medida aplicada al cumplimiento iraquí fue elevada lo más posible en la resolución 1441 de la ONU esperando que Sadam calcularía mal o cometería un error garrafal. Una lista completa y total de todas las armas de destrucción masiva (WMDs, por sus siglas en inglés) -y que toda omisión provocaría "serias consecuencias"- era una barrera. El acceso inmediato y sin obstáculos de los inspectores a cualquier sitio en Irak -una exigencia extraordinaria para toda nación soberana- era otra.

Cuando la resolución 1441 no produjo el resultado requerido, Bush y Blair esperaron que se realizara algún pequeño descubrimiento de WMDs. La perspectiva debe haber parecido sombría. Considerando los años de desarme iraquí entre 1991 y 1998, el presidente ejecutivo de Unscom, Rolf Ekeus, declaró en mayo de 2000 que como resultado del amplio cumplimiento iraquí "no queda gran cosa que sea desconocida sobre las capacidades que Irak haya conservado en cuando a armamentos prohibidos" y que "en todas las áreas hemos eliminado fundamentalmente las capacidades de Irak". (Cita: Glen Rangwala, 'A Threat to the World? The facts about Iraq's weapons of mass destruction', April 2000, www.arabmediawatch.com/iraq ) Cuando sólo encontraron una docena de ojivas vacías nuestros gobernantes simplemente insistieron en que Sadam "no está cooperando completamente". Irak fue declarado "del tamaño de Francia", los inspectores no estaban allí para jugar "al escondite", como no lo habían hecho presumiblemente entre 1991 y 1998 cuando se logró entre un 90 y un 95% del desarme.

De nuevo, Bush y Blair no comprendieron cuán absurdo parecía a la gente pensante común que impulsaran tan ardientemente la causa de las inspecciones, sólo para pasar de inmediato a declararlas fútiles. Incluso el cauteloso jefe de los inspectores de armas de la ONU, Hans Blix, no ha podido contenerse.

"Ocho años de inspecciones, cuatro años sin inspecciones, y luego 11 semanas, ¿y ahora quieren abandonar el asunto? Es algo breve." The Guardian, 24 de febrero de 2003)

Un profeta armado - los tanques de Blair

No podía quedar más en claro que Bush y Blair están poseídos de un entusiasmo obsceno por la guerra - no porque sean psicópatas, sino porque están demasiado comprometidos con un camino predeterminado. Más allá de los medios, poca gente toma en serio su pretendida aspiración a una salida pacífica. El actual intento de EE.UU. y Gran Bretaña de hacer aprobar una segunda resolución -que no menciona una acción militar, en un intento desesperado de engañar a la gente- es descrito con perfecta ironía orwelliana como "un último esfuerzo por la paz".

Sólo se puede suponer que esta descarada actitud de manipulación pública está arraigada en una arrogancia nacida de décadas en las que se ha embaucado exitosamente al público. Después de robarse simplemente la elección en EE.UU., y después del 11 de septiembre, la administración republicana parece haber creído que no hay límites para su capacidad de manipular y engañar. Blair se les unió, no porque tenga un entusiasmo fundamental por emprender causas impopulares, sino porque se sintió seguro de que el público creería en su versión de los eventos, igual como tantos le creyeron respecto a Serbia y Afganistán. Pero como Robert Fisk escribió recientemente en The Independent, Bush y Blair se equivocaron totalmente.

"A fin de cuentas, creo que simplemente estamos cansados de que se nos mienta. Cansados de que nos hablen en tono condescendiente, de que se nos bombardee con patriotería al estilo de la II Guerra Mundial y con historias de miedo e informaciones falsas y ensayos de estudiantes presentados como "inteligencia". Estamos hartos de que nos insulten algunos hombrecitos, los Tony Blair y los Jack Straw y gente como George Bush y su conciliábulo de secuaces neoconservadores que han conspirado durante años para cambiar el mapa del Oriente Próximo para su beneficio." (Robert Fisk, 'Tired of Being Lied To', The Independent,15 de febrero de 2003)

La determinación casi maniática de aterrorizar al público con amenazas inventadas ha conducido a un profundo escepticismo. Uno no necesita ser un científico iraquí en cohetes para darse cuenta de que las principales alertas ante el terrorismo generalmente preceden a importantes reuniones en el Consejo de Seguridad de la ONU y / o a importantes marchas contra la guerra. El 7 de noviembre de 2002, el día antes de la votación en la ONU sobre la Resolución 1441, que "dio cuerda al reloj" hacia la guerra, Downing Street comenzó a emitir advertencias de inminentes amenazas terroristas contra ferrys ingleses, el metro, e importantes eventos públicos.

En respuesta a las crisis políticas, los Pinochets de este mundo tienen el reflejo de enviar los tanques a las calles para intimidar físicamente a la gente. En Gran Bretaña, Blair saca a los tanques para intimidar psicológicamente a la gente con 'amenazas de terror'. El cerco de Heathrow con tanques que precedió al último informe de Hans Blix, y la marcha por la paz, fue supuestamente en respuesta a un aumento del "chateo" terrorista que advirtió a los servicios de inteligencia de un inminente ataque. Los medios no exploraron la única cuestión que podría haber aclarado la credibilidad de estas afirmaciones: ¿informaron también los servicios de inteligencia francés y alemán sobre este aumento del "chateo"? En lugar de hacerlo, los medios se concentraron obedientemente en el aumento a "naranja" del estado de alerta en el otro miembro fundador de la "coalición de los dispuestos" -EE.UU.

Los medios tampoco se dieron cuenta de que la amenaza repentinamente se evaporó. La página web del Guardian y del Observer registra 37 menciones de artículos con las palabras "Heathrow y amenaza" (del 23 de febrero). Las palabras 'Gatwick y amenaza' obtuvieron 8 menciones. No hay una sola mención de una noticia que mencionase una amenaza a los aeropuertos de Heathrow o Gatwick después del 14 de febrero, el día del informe de Blix y el día antes de las marchas. Antes esa semana, había habido una inundación de informaciones con títulos como, 'Soldados reclutados para aumentar la seguridad de Heathrow' (11 de febrero), 'El Reino Unido en alerta por terror con misiles' (12 de febrero), 'Ministro: el despliegue de tropas no es un ardid' (12 de febrero), 'Gigantesca cacería de contrabandistas de misiles' (13 de febrero), etc.

Los medios no se dieron cuenta de que todo esto terminó abruptamente sin motivo discernible. Nadie se atrevió a sugerir que el fin de la crisis puede haber tenido más que ver con el impacto de una táctica propagandística de gran riesgo sobre la industria del turismo, que con la negación de toda amenaza. Sólo Bremner, Bird and Fortune - un programa cómico del Canal 4 que se burla de programas noticiosos en apariencia 'serios' de BBC, ITN, y Canal 4 -discutió abiertamente esta posibilidad. El secreto mantenido por el gobierno significa que estamos sólo especulando -tal vez todo lo señalado no haya sido otra cosa que una sorprendente coincidencia- pero un medio democrático honrado investigaría la espantosa posibilidad de que un gobierno británico haya estado aterrorizando deliberadamente a su población en su impulso hacia una cínica guerra.

Alquimia política - Aspiración popular, política privada

Desde las marchas, y como Ceausescu en su balcón, los políticos y los medios noticiosos del establishment han estado agitando desesperadamente sus manos para que nos callemos. Blair es sincero, la paz es el objetivo deseado; Irak es una seria amenaza para Occidente; Irak nunca ha cooperado con los inspectores; la amenaza de fuerza militar impondrá el desarme pacífico; Irak será liberado para convertirlo en una democracia rica en petróleo; una segunda resolución de la ONU legitimaría la guerra, etc., etc.

El tema del petróleo no se encuentra en parte alguna; la realidad del cumplimiento casi total de Irak con los inspectores entre 1991 y 1998 no está en ninguna parte; la responsabilidad de EE.UU. y Gran Bretaña por el genocidio en Irak bajo las sanciones no está en ninguna parte; la larga y sangrienta historia de la oposición de EE.UU. al nacionalismo independiente del Tercer Mundo no está en ninguna parte; la profunda corrupción de la administración republicana, su dependencia del 'Keynesianismo militar', y su necesidad asociada de distraer la atención del público, no están en ninguna parte.

Ha habido menciones del burdo regateo entre EE.UU. y Turquía sobre el apoyo a la guerra, y ha habido fugaces insinuaciones no investigadas de soborno -'presiones' e 'intensa diplomacia' -en el Consejo de Seguridad. Pero ha habido pocos intentos serios de denunciar la repugnante realidad y lo que significa exactamente para la moralidad y la legitimidad de una votación sobre una segunda resolución de la ONU, y con ella, de una guerra.

Respecto a la crucial resolución 1441 del año pasado, las naciones en el Consejo de Seguridad "votaron bajo fuerte presión diplomática y económica de Estados Unidos", informó InterPress Service. En su calidad de receptores de ayuda de Washington, los miembros no-permanentes del Consejo "tenían aparentemente plena conciencia de que en 1990 Estados Unidos cortó casi de la noche a la mañana unos 70 millones de dólares en ayuda a Yemen inmediatamente después de su voto contra una resolución auspiciada por EE.UU. en el Consejo de Seguridad para expulsar a Irak con medios militares de Kuwait". (Cita de Norman Solomon, 'Unilateral Power: By Any Other Name', ZNet, 21 de noviembre de 2002)

John Pilger suministra algunos detalles sobre la votación en la ONU antes de la Guerra del Golfo:

"Minutos después de que Yemen votó contra la resolución para atacar a Irak, un importante diplomático estadounidense le dijo al embajador yemenita: "Ése fue el voto por el NO más caro que usted emitió en su vida'. Dentro de tres días, EE.UU. eliminó un programa de ayuda de 70 millones a uno de los países más pobres del mundo. Repentinamente Yemen tuvo problemas con el Banco Mundial y el FMI, y 800.000 trabajadores yemenitas fueron expulsados de Arabia Saudí."

Pasando por alto estos temas, los medios han retratado a nuestros dirigentes como estadistas de principios que vuelan muy por alto por encima de las empresas motivadas por la codicia que los respaldan, que suministran su personal, y de donde ellos mismos provienen. Por otro lado, nuestros gobernantes son declarados sinceros, tal vez equivocados, tal vez demasiado ambiciosos, pero sinceros.

La santurrona sinceridad de Tony Blair es su principal truco y lo presenta con brillantez. Pero Bush es el espejo en el que vemos a Blair reflejado tal como es -es el retrato en realpolitik del Dorian Gray de la 'Tercera Vía' de Blair -la 'Tercera Vía' consistió en su capacidad de presentarse como si no fuera conservador ni laborista, sino de crear un nuevo partido conservador aceptable para las relaciones públicas, haciendo que el viejo partido conservador y la democracia pasaran a ser redundantes. El desastre para Blair es que Bush no se ha quedado lejos de la vista del público en algún desván.

El acertijo tan discutido sobre la sinceridad de Blair es resuelto mediante una simple observación -ninguna persona razonable se aliaría personalmente y a su país con gente como Bush, Rumsfeld, Cheney, Wolfowitz, Powell y Perle para librar este tipo de guerra. Y ninguna persona honrada trataría de engañar al público diciendo que esos individuos actúan honorablemente.

Y el 15 de febrero, el rugido global de millones de personas fundamentalmente razonables y honradas se alzó en todo el mundo contra las mentiras, mientras pasaban por el Embankment, donde también nosotros marchamos, pasando ante el Parlamento, hacia Hyde Park. ¡Qué momento de esperanza humana y de triunfo! Fue un momento en el que la metafísica se unió a la política. La pregunta: 'Bueno, ¿hasta qué punto son crédulos los seres humanos?' recibió una respuesta sonora y clara "¡No SUFICIENTEMENTE crédulos!"

Ha sido extraordinario testimoniar la respuesta de los medios noticiosos a ese rugido ensordecedor, no pagado, de razón y compasión -en contraste tan inmenso con sus propias insinuaciones débiles, muy bien pagadas, sobre la verdad.

La reacción favorita ha sido la obstinada, impasible, insistencia en que la democracia no tiene nada que ver con la protesta popular -no importa si todo el país, todo el mundo, está en desacuerdo: 'Los dirigentes están para dirigir'. Nunca ha sido más obvio que los procedimientos formales de la democracia implican una especia de alquimia política en la que las aspiraciones populares son agitadas y hervidas por la maquinaría del gobierno y -¡listo!- terminamos teniendo partidos, gobiernos y policías que favorecen todos los intereses de la elite.

Por lo tanto, la vasta mayoría podrá oponerse a unos pocos, pero 'democracia' parece significar que hay que permitir a los pocos que continúen con su mendacidad para realizar sus objetivos. El papel de los medios es asentir sabiamente ante la idea de que esto, por alguna lógica inimaginablemente profunda, constituye la forma más elevada que se pueda imaginar de democracia. En los años 30, el escritor anarquista Rudolf Rocker, describió bien el poder de esta mistificación.

"Las acciones y propósitos reales de esos elegidos siempre permanecerán ocultos de la mente simple del ciudadano promedio, y es precisamente esta actividad oculta la que se convierte en la fuente inagotable de una creencia ciega en la inalterabilidad de una providencia política -una creencia que crece cada vez más poderosa a medida que disminuye la confianza del individuo en su propio poder. Lo estrictamente humano empalidece ante la aureola radiante de las instituciones políticas." ((Rocker, Culture and Nationalism, Michael E. Coughlan publishing, 1978, p.172)

Los medios acérrimos del establishment, como Newsnight de la BBC caen en la categoría de los inconmovibles. El primer Newsnight después de las marchas (17 de febrero) presentó al corresponsal político, David Grossman, que preguntó:

"El pueblo ha hablado, ¿no es así? ¿Y qué pasa con los millones que no desfilaron? ¿ Constituye una manifestación de apoyo al gobierno ir al negocio de bricolaje o mirar el fútbol el sábado?" (17 de febrero de 2003)

Esto, por cierto, es un ejemplo clásico de lo que el psicólogo Erich Fromm describió como "la capacidad del hombre de no ver lo que no quiere ver". ¿Qué no quería ver Grossman? El simple hecho de que un 52% de la población británica se opone a la guerra bajo todas las circunstancias, y que un 90% se opone a una guerra sin una segunda resolución de la ONU. Incluso en EE.UU., por lo menos un 57% cree que la ONU, no su comandante en jefe, debería decidir si una acción militar tiene lugar o no.

El pueblo habló, y habló a través de todo el mundo. ¿Pero escucharon los periodistas como Grossman? ¿Escucharon Bush y Blair? Y si Bush y Blair no escucharon, ¿qué podemos hacer ahora para asegurarnos, no sólo de que escuchen, sino de que actúen según lo que el pueblo, al que supuestamente representan, les está diciendo? Esos son los verdaderos problemas.

En este primer, tragicómico, Newsnight después de la mayor manifestación política en la historia británica, la discusión en el estudio se limitó a entrevistas con el conservador Lord Baker de Dorking, con el parlamentario conservador John Redwood, con el Dr. Martin Conway de la Universidad Oxford, con el profesor Rodney Barker de la London School of Economics, con Anthony Howard, y los puntos de vista de Jack Straw. No se mostró a un solo manifestante ni a un portavoz del movimiento por la paz de 1 a 2 millones de personas.

La discusión fue presidida por Jeremy Paxman de la BBC. Fue el mismo Paxman que fracasó miserablemente al no cuestionar a Blair en una entrevista una quincena antes y que, un día más tarde, entrevistó al dramaturgo opositor a la guerra, Arthur Miller. Paxman le preguntó a Miller cómo se podía oponer a un ataque en circunstancias de que Sadam había "llevado a 4 millones de personas al exilio" y "asesinado a un millón de sus propios ciudadanos". La cifra de un millón es la distorsión al estilo del humor negro del gobierno de los informes de la ONU de que un millón de civiles iraquíes han muerto como resultado de las sanciones -ciudadanos iraquíes, como señala Paxman, pero víctimas de las agobiantes sanciones occidentales, como indica la ONU. Paxman continuó, preguntando a Miller:

"Usted vive en la ciudad de Nueva York... usted debe recordar vívidamente lo que sucedió el 11 de septiembre. En el mundo en el que vivimos, ¿no es la única opción defensiva disponible para países como Estados Unidos alguna especie de ataque preventivo?"

La respuesta es un claro 'sí' -si se creen las mentiras del gobierno de que Irak está relacionado con el 11 de septiembre, es decir que está vinculado con Al Qaeda, que nunca ha cooperado con los inspectores de armas, que no está cooperando ahora, que la guerra constituye una respuesta a alguna cosa. Si creemos alguna de todas esas mentiras, entonces no cabe duda que vale la pena formular esa pregunta. Pero casi nadie es tan crédulo, ¿por qué presentar esa pregunta ahora? ¿Por qué no proponer otras? En su clásico ensayo, "Sobre la desobediencia civil", el filósofo estadounidense Henry David Thoreau explica un problema común para todos los que buscan la verdad en los medios de masas:

"Pero el individuo rico... está siempre vendido a la institución que lo hizo rico. Hablando en términos absolutos, mientras más dinero, menor es la virtud... Deja de lado muchas preguntas que de otra manera le sería difícil responder, mientras la única pregunta nueva que presenta es la cuestión dura pero superflua, cómo gastarlo."

Sueños de un liberal de los misiles crucero

Con niveles tan sorprendentes de oposición nacional e internacional, la prensa se ha visto obligada a informar sobre la amplitud de esa oposición. Las opiniones contrarias a la guerra de políticos franceses y alemanes, por ejemplo -ignoradas anteriormente-tienen que ser presentadas. Y en respuesta a cientos de correos electrónicos de lectores de Media Lens y de otros, secciones de la prensa han abierto una pequeña ventana para puntos de vista más honestos -el Independent on Sunday publicó un importante artículo de John Pilger (23 de febrero) y Richard Norton-Taylor escribió un impactante artículo en el Guardian (24 de febrero). Pero ha sido evidente que la génesis, la importancia y los argumentos de uno de los movimientos globales por la paz verdaderamente importantes en toda la historia no han sido estudiados. En lugar de hacerlo, los medios se han apresurado a volver a presentar, no a discutir, la posición del establishment.

Por lo tanto, como si el 15 de febrero jamás hubiera tenido lugar, la última portada del Observer publicó un artículo de Kamal Ahmed y Ed Vulliamy: 'Se le dijo a Sadam: desarme en tres semanas o habrá guerra' (The Observer, 23 de febrero de 2003). De los 16 párrafos del artículo, uno menciona que "funcionarios" británicos "esperan" que a Francia, Rusia o China les será difícil utilizar su veto. Otro menciona la posibilidad de una revuelta de los diputados sin responsabilidades gubernamentales por parte de los parlamentarios laboristas. Pero fuera de eso, el artículo -como siempre en las informaciones 'noticiosas' del Guardian o del Observer- se concentra en lo que "Downing Street dijo...", lo que "el presidente Bush dijo...", lo que "fuentes en el número 10 [oficina del primer Ministro] también dijeron... ".

En las noticias de la BBC o de ITN, mientras los televidentes aplauden las iniciativas francesa y alemana, los reporteros hablan de "caos" en la ONU y de "días sombríos" para la diplomacia internacional, como si el que no se logre oponerse a una superpotencia desenfrenada constituyera "orden" y "días felices". En Newsnight (24 de febrero), Tom Carver habla de "advertencias fatídicas" de que EE.UU. y Gran Bretaña no conseguirán suficientes votos para aprobar una segunda resolución, mientras el resto del país habla de "advertencias fatídicas" de que lo logren.

En el Observer, Nick Cohen repite una vez más su afirmación sin fundamento de que EE.UU. y Gran Bretaña quieren liberar Irak, cuando se refiere a:

"La satisfacción de un movimiento contra la guerra que persuadió a un millón de personas a decir a los iraquíes que deben continuar viviendo bajo una tiranía... " (Cohen, 'La nefasta alianza de la izquierda con el fanatismo religioso', The Observer, 23 de febrero de 2003)

La afirmación de Cohen quedó reducida a un absurdo ese mismo día por el productor de Hollywood Saul Zaentz. En una notable conclusión a su discurso de aceptación en los premios Bafta, Zaentz describió la tiranía que aqueja a los 'liberadores' de Cohen:

"Fui, y sigo siendo, miembro de la mayoría de votantes estadounidenses que no fueron considerados en la última elección presidencial. Y no cabe duda de la descarada criminalidad al más alto nivel por parte de los vencedores ungidos por la Corte. Estamos presenciando ahora en EE.UU. las posibilidades de un gobierno absoluto de los pocos por el bien de los pocos. Esto lo quieren lograr de cualquiera manera. Pero como uno de la gran mayoría que cree y sabe que EE.UU. como tal no es la persona, el político o el partido político que por casualidad ocupa el gobierno durante un período determinado; como dijera Martin Luther King, 'Venceremos' y lo haremos". (BBC1, The British Academy and Film Awards, 24 de febrero de 2003).

El segundo punto de Cohen tampoco es otra cosa que hacerse ilusiones -el movimiento contra la guerra ha persuadido a muy poca gente de alguna cosa. La mayoría de la gente se persuadió a sí misma después de leer artículos como los de Cohen, y después de pasar meses contemplando desconcertada las travesuras de los Bush, Blair y Cía. Los argumentos clave del movimiento contra la guerra, como hemos documentado, han sido vistos raramente fuera de Internet -la gente ha llegado simplemente a sus propias deducciones. La gente, por ejemplo, ha llegado por sí misma a la conclusión de que un día de manifestaciones no basta -ha llegado el momento de la desobediencia civil no violenta.

Quedó en claro que los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña no representan a nadie, que están tratando de lanzar al mundo al mismo ciclo de violencia y venganza, odio y desesperación que afligió al siglo veinte. Pero numerosísimas personas en todo el mundo no están dispuestas a aceptar ese camino demente. Comprenden que el 11 de septiembre tuvo causas -causas muy similares a las acciones que se proponen ahora Bush y Blair. Existe un sentimiento de que el terrorismo es el producto, no simplemente de un mundo de fanáticos enloquecidos que gozan asesinando, sino de un mundo de injusticia y dolor- y que la solución a la injusticia y al dolor no es más injusticia y más dolor. Como escribe Geshe Lhundub Sopa:

"Las consecuencias de actividades como la destrucción y el asesinato motivados por una mente alterada por la codicia y el odio son como rayos de luz, en el sentido de que se extenderán por todas partes, provocando la guerra y el sufrimiento."

La solución es el comportamiento digno, la generosidad de espíritu, la compasión y la preocupación por otros. Desde luego, podemos alimentar los ciclos de odio, miedo y explotación, y eso podrá parecer como si representara beneficios a corto plazo para unos pocos cínicos -pero la mayoría del mundo sólo quiere continuar su vida, no quiere vivir en un mundo en fuego por el sufrimiento y el odio.

Nuestros gobernantes han reaccionado como si inclinarse ante una abrumadora opinión pública fuera sólo una opción más. Pero todos han visto que todo el mundo se opone a una guerra cínica, motivada por la codicia. Todo el mundo se alzará por lo tanto en armas -figurativamente en el interior, pero literalmente en el exterior- si se considera que el cinismo y la codicia triunfan tan implacablemente sobre la razón y la opinión del pueblo.

Cualesquiera beneficios que la conspiración de Bush se imagina que puede lograr mediante la guerra serán más que compensados por la inevitable reacción violenta que se producirá si la desatan. Ya ha habido mucha violencia y trastornos en un mundo en el que el asesinato para obtener beneficios ha sido en cierto grado ocultado por una capa de bondad -¿cuánto costará la paz en un mundo en el que el asesinato por beneficios es evidente, descarado, miserablemente desvergonzado?

La Coalición Contra la Guerra llama al público a expresar su protesta inmediatamente en caso de guerra, de diferentes maneras. Vea: http://www.stopwar.org.uk/article.asp?id=150203

· Ocupando el centro de su ciudad o población, organizando reuniones de masas, o abandonos del trabajo, sentadas en sus colegios o universidades.

· Si usted estudia, organice, si es posible, un abandono o una ocupación, o convoque a una discusión en su clase o asamblea.

· En caso de guerra llamamos a la ocupación masiva de los centros de ciudades y localidades a las 18 horas. En Londres esto significa reunirse en Trafalgar Square a las 18 horas para paralizar todo el centro gubernamental.

El sábado después de cualquier comienzo de la guerra habrá una manifestación nacional en Londres.

En un artículo de Znet Jessica Azulay y Brian Dominick escriben lo siguiente sobre el movimiento por la paz:

"Nos hemos convertido en una amenaza, ¿pero podemos cumplir? Los políticos están discutiendo ahora mismo si deben o no tener en cuenta nuestro disenso. Debemos lograr que les quede bien claro que habrá consecuencias políticas y económicas si deciden ignorar nuestra protesta, y debemos estar dispuestos a ser consecuentes." ("Movilizarse para la próxima fase - El movimiento contra la guerra cambia de velocidad", Znet, 21 de febrero de 2003 www.zmag.org)

ACCIÓN SUGERIDA

El objetivo de Media Lens es impulsar la racionalidad, la compasión y el respeto por otros. Al escribir cartas a periodistas, sugerimos enérgicamente a los lectores que mantengan un tono cortés, no-agresivo y no-insultante.

Escriban a los dirigentes de los servicios noticiosos de la BBC y de ITN expresando sus puntos de vista:

Richard Sambrook, director de noticias de la BBC. Email: richard.sambrook@bbc.co.uk

Jonathan Munro, jefe de recolección de noticias de ITN. Email:

jonathan.munro@itn.co.uk

Editores de The Guardian and The Observer: Alan Rusbridger, Guardian editor Email: alan.rusbridger@guardian.co.uk

Roger Alton, editor del Observer. Email: roger.alton@observer.co.uk

Simon Kelner, editor del Independent. Email: s.kelner@independent.co.uk

Leonard Doyle, editor de noticias del exterior del Independent. Email: l.doyle@independent.co.uk

El correo de Media Lens es: editor@medialens.org

Título original: Civil disobedience
Link:http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=15&ItemID=3136
Traducido por Germán Leyens