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No a la Guerra

La invasión en Irak y la Argentina

Por: Hugo Presman*

En la mítica Mesopotamia del Medio Oriente, en la balcanizada Nación Arabe estuvo el paraíso bíblico, los jardines colgantes de Babilonia, allí donde el hombre concibió uno de los frutos mas formidables de su inteligencia, la escritura, y la imaginación humana voló en busca de nuevos horizontes a través de los cuentos infantiles que observaban a Bagdad desde las alfombras voladoras.
En la Argentina, territorio integrante de la balcanizada Nación Latinoamericana, propietaria de uno de las superficies más dotadas del planeta, con sus planicies insuperables, sus riquezas naturales, su fábrica de alimentos, sus industrias de sustitución de importaciones, con la sociedad más integrada y culta de la América del Sur, con sus héroes libertarios, con su Dios argentino, el tango, el colectivo, el dulce de leche.
Caen los mísiles sobre Bagdad. Ya no quedan puentes en Basora, la Venecia del Medio Oriente. Desde Washington les informan a los iraquíes, que las bombas que los matan son palomas de la libertad. Que los chicos que mueren, que las mujeres y hombres que quedan bajo los edificios derruidos son los costos de su liberación. Que se los mata para que puedan vivir mejor. Que una cosa es Saddam y otra el pueblo iraquí. Que para terminar con su presidente habrá lamentables daños colaterales, que son sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus amigos, sus familiares, sus casas, sus hospitales, sus caminos, sus industrias. El Presidente del planeta les ha informado que ' va a terminar con la máquina del terror', para lo cual convertirá el paraíso bíblico en un infierno inimaginable por Dios. Es ese mismo Dios, afirma, quién lo ha convocado para terminar con el eje del mal. En ninguna interpretación religiosa se ha podido deducir que Dios es un petrolero de Texas, como él y la mayoría de sus colaboradores.
En la Argentina, un país sin guerras que hayan afectado su territorio continental desde el siglo XIX, hay miles y miles de chicos que no pueden iniciar sus clases porque carecen de zapatillas. Miles y miles revuelven los tachos de basura para encontrar alimentos, muchos tienen de techo las estrellas y de cama la veredas. Hay miles y miles que son desocupados crónicos, hay por lo menos cincuenta y cinco chicos que mueren diariamente por causas evitables, otros son arrasados por el hambre, o mueren de desnutrición en hospitales bombardeados por las políticas de ajuste. Sobre muchas de sus industrias han caído en los últimos trece años los mísiles de la estupidez, sobre el Estado las bombas ignorantes, sobre varios servicios públicos, sobre la legislación laboral, sobre los pueblos fantasmas, sobre el trabajo, las armas químicas de la mano invisible del mercado sin el control de un estado demolido por la fiesta neoliberal.
En la invasión silenciosa, el FMI dirigido por los norteamericanos, impone que se derogue la ley que podría llevar preso a los banqueros, y solicita leyes de impunidad para los funcionarios del Banco Central. En la invasión explícita el país agresor, EE.UU. ignora y sabotea el Tribunal Penal Internacional, temeroso que algunos de sus militares terminen condenados como criminales de lesa humanidad.
Las armas secretas 'Somos una fuerza militar sin paralelo, tenemos el derecho de actuar en todo el mundo para imponer la economía de mercado y garantizar la seguridad energética y podemos atacar a quien consideremos una amenaza o a cualquier país que pueda convertirse en una competencia militar'. Este párrafo corresponde al documento 'Estrategia de Seguridad de Estados Unidos' firmado por George Bush.
'La globalización posmoderna - dice Juan Gelman- extraña la vuelta al peor proyecto civilizatorio de Occidente, el que acentúa el genocidio por hambre, el que fomenta el peor individualismo, el del 'sálvese quién pueda', el que empobrece espiritualmente, divide y fragmenta a la humanidad, crea una temperatura inédita en la lucha por la supervivencia acelerando el incremento de la pobreza, la indigencia, la desocupación, y ahora impone nuevamente la guerra, las guerras que vendrán. Esta clase de globalización pretende la gestión del mundo, destruye sin miramientos los recursos naturales, y es administrada por gobiernos que convierten a la democracia en un cascarón hueco. El poder que globaliza considera que el planeta es una gran empresa en la que sobran millones de empleados que hay que despedir. Es una ilusión que vivimos el después de Auschwitz. Seguimos en Auschwitz.
'Será por eso que las operaciones se llaman ' justicia infinita', ' liberación de Irak' tan siniestras como la leyenda a la entrada del campo de concentración nazi paradigmático: 'El trabajo libera'. La aseveración 'guerras preventivas' tiene reminiscencias del 'espacio vital' enarbolada por Alemania en la década del treinta.
El documento firmado por Bush dice con claridad que la fuerza será empleada para ' imponer la economía de mercado'. Junto con el rediseño del mapa político y económico mundial se ha decidido canjear sangre por petróleo. En Irak, la empresa estatal monopoliza la producción total de petróleo. En los últimos cuatro años ha venido negociando contratos con empresas de Francia, Rusia y China, lo que explica la posición contraria a la invasión norteamericana de esos países.
En Argentina no fue necesario imponer las ventajas de la economía de mercado con fuerzas de ocupación. La dictadura genocida asesinaba como un ejército invasor, mientras José Martínez de Hoz se encargaba de demoler la estructura del Estado de Bienestar. Luego en democracia, los sucesivos gobiernos vendieron todo en nombre de la modernización y de la economía de mercado, cumpliendo el papel de fuerzas de ocupación principalmente las huestes menemistas y las ideas neoliberales que levanta como virginales el actual candidato presidencial Ricardo López Murphy.
Casi tres décadas después, Argentina es un país arrasado y devastado. Aquí se usaron misiles 'inteligentes', armas de destrucción masiva surgidos de bunkers idiotizados en la Universidad de Chicago como FIEL, CEMA, IDEA o la Fundación Mediterránea.
Los pronósticos equivocados Las tropas invasoras no fueron recibidas alborozadamente como esperaban los fundamentalistas de Washington, incapaces de observar la complejidad del mundo más allá del guión de una película de vaqueros engendrada en Hollywood.
Las diferencias religiosas en el interior de Irak, se atenuaron cuando las tropas invasoras colocaron una bandera norteamericana al desembarcar en Irak.
Las imágenes fotográficas y televisivas terminaron por derretir como un helado al sol del desierto, los argumentos de la pandilla que accedió en elecciones fraudulentas.
Sin agua, sin alimentos, Basora resiste. La parafernalia bélica más notable de la historia se atasca en las ciudades donde la dignidad sustituye a la tecnología. Nasiriya, Kerbala, Halabja, Samawa, resisten. Los soldados invasores heridos, se sorprenden de la resistencia que encuentran. No es el paseo glorioso que esperaban y que le habían informado que sucedería. La locura de Bush no tiene límites. Bombardea ciudades y blancos no militares y acude a la Convención de Ginebra cuando la televisión árabe muestra a los soldados aliados apresados. Le espantan las imágenes de sus actos pero no los crímenes que perpetra. Por eso tapan el Guernica en las Naciones Unidas.
Cuando los sobrevivientes del horror de sus bombardeos al mercado popular de Shaab, piden justicia, un comunicado del tejano informa : 'Cada muerte que se produce es el resultado directo de la política de Saddam'. En la doctrina Bush, defenderse de la invasión será considerado violación a los tratados internacionales.
Impúdicamente las empresas vinculadas al equipo gobernante se empiezan a repartir la reconstrucción de Irak, pagado por el petróleo iraquí.
Tal vez les esté sucediendo lo que afirma Paul Krugman, citando al Jane´s Defensa Weekly en La Nación del 29-03-2003: ' Durante una guerra, estado en que sólo se escucha a quienes ya concuerdan con uno de manera absoluta y cerrada, reforzando las convicciones y creando una situación que induce a errar en los cálculos'.
En nuestro país, tenemos a Horacio Conzi y sus presuntos delirios místicos, pero prudentemente sólo satura los programas de televisión, pero a nadie todavía de le ha ocurrido proponerlo como Presidente.
En Argentina se está a menos de cuatro semanas de concurrir a elecciones presidenciales. Hay encuestas que informan que Carlos Menem lleva algunos puntos de ventaja y que Ricardo López Murphy seduce a franjas importantes de clase media. Ninguna encuestadora se atrevería a insinuar que en Irak, de haber elecciones, ganaría Thomas Ray Franks, el general de cuatro estrellas que comanda las tropas invasoras. ¿Por qué esto impensable en Irak sería factible en la Argentina?. ¿Tendrán estas encuestas la misma certeza que los pronósticos de Bush? La invasión en Irak y en la Argentina En principio, la invasión se iba a llamar ' Impacto y Pavor'. El efecto amedrentamiento inmovilizaría al pueblo iraquí y desmoronaría la estructura dictatorial de Saddam.
En la Argentina hace muchos años el establishment amenaza que de no hacer lo que propone, el infierno adquirirá ciudadanía argentina. Pavor de salir de la convertibilidad, pavor de aumentar sueldos porque vuelve la hiperinflación, pavor de ponerle límites al Fondo, pavor de tocar a los bancos, pavor de revisar los contratos de las privatizadas, pavor de no responder al amo porque nos caemos del planeta, pavor de no ser incondicionales, pavor por no pagar la deuda, pavor de defender los intereses nacionales, pavor de no atarnos al dólar, pavor porque sube el dólar, pavor porque baja el dólar, pavor por la deflación, pavor a la inflación, pavor a vivir, pavor a morir. Todas las zonceras del pensamiento neoliberal producen pavor al hacer impacto en una sociedad bombardeada durante tres décadas. Una sociedad que llegó al infierno haciendo lo que le proponía el poder. A diferencia de la iraquí que es arrasada para incorporarla al mundo triunfante que emergió de la caída del Muro de Berlín.
En la Argentina no es necesario, por el momento, que nos amenacen con las tropas invasoras aliadas. Para ello están Carlos Escudé, Mariano Grondona, Jorge Castro, Marcos Aguinis, Marcos Victorica, Jorge Ávila, Pablo Rojo, Carlos Menem, como avanzada de las fuerzas de ocupación. Lloran por los presuntos negocios perdidos, por haber desaprovechado el alineamiento incondicional. Y eventualmente pedir la intervención de 'las fuerzas de la libertad' para restablecer el orden alterado por los piqueteros y así poder privilegiar el derecho de propiedad sobre el derecho a la vida.
Están retratados involuntariamente en la última novela de Carlos Fuentes 'La silla del Aguila' cuando la protagonista Rosario Galván dice: ' Quizás aún no sepas que la gente más cruel es la más insegura. Son crueles porque tienen miedo de no ser. La crueldad le da cédula de identidad'.
* Hugo Presman es periodista.