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No a la Guerra

2 de abril del 2003

Mentiras que cada vez egañan menos

Miguel Ángel Ferrari
Hipótesis .

Con un abrumador poderío militar es posible ganar una guerra, si esa guerra cuenta con cierto consenso, no sólo en plano interno del país beligerante, sino también en la opinión pública regional o mundial. Si no se cuenta con ese consenso, el triunfo se hace más difícil (el país agresor -por ejemplo- debe ser más respetuoso de las convenciones vigentes), pero se puede ganar. Si a la falta de consenso internacional, se le suma una encarnizada defensa del territorio nacional por parte de los habitantes del país invadido, a quienes se les dice maliciosamente se les va a liberar, la tarea se complica bastante. Si, además, se marchó a la guerra con la excusa de que el gobierno maligno, al que se ataca, tiene armas de destrucción masiva y no se encuentran esas armas y el gobierno maligno puesto ante la supremacía militar del invasor no las utiliza, a pesar de los bombardeos devastadores que se les inflige, la credibilidad se resiente considerablemente. Y, finalmente, si los más altos integrantes del gobierno de esa potencia se ven envueltos en negocios non sanctos vinculados a la guerra que están librando, lo poco del buen nombre que a esa potencia le queda, decididamente tiende a cero, mostrando a los gobernantes del país imperialista tal cual son: criminales de guerra y mafiosos. Cualidades que con frecuencia suelen presentarse asociadas, tales los casos del nazismo, con su crueldad sin límites, acompañada del saqueo de obras de arte o la apropiación de tierras de sus poseedores pertenecientes a una "raza inferior". O los criminales de guerra de nuestros países, que mezclaron la tortura y la muerte, con la apropiación de los hijos de los ciudadanos secuestrados, de sus bienes y de sus pertenencias..
Hasta último momento la simulación es el arma principal de estos delincuentes políticos. Richard Perle, hasta hace unos días presidente de la Junta para la Programación de la Defensa de los Estados Unidos, una de la más altas personalidades del Pentágono, renunció en plena guerra. La razón expuesta, fue una cuestión personal relacionada con una denuncia realizada por un relevante periodista estadounidense, que lo vinculaba con negocios relacionados con la guerra..
Las razones reales que llevaron a este estrecho colaborador del secretario de Defensa, Ronald Rumsfeld, y ex asesor del gobierno terrorista de Estado encabezado por Ariel Sharon en Israel, fueron mucho más profundas..
Seymour Hersh, es un destacado periodista de investigación que reveló pruebas evidentes acerca de la utilización de la influencia de Richard Perle, uno de los principales arquitectos de la guerra del gobierno de Bush contra Irak, para sus negocios personales..
Cuando el señor Perle leyó el artículo de Hersh, que apareció hace diez días en la revista New Yorker, no se le ocurrió otra cosa que acusar al prestigioso periodista como terrorista, con lo que ello implica en estos momentos de caza de brujas en los Estados Unidos. Felizmente para el periodista, el respeto que posee entre sus lectores y una trayectoria de seriedad de toda la vida, lo puso a cubierto del Acta Patriótica, esa ley draconiana implementada -luego del 11 de setiembre de 2001- por el presidente Bush y aprobada sumisamente por casi todos los legisladores, que recorta peligrosamente los derechos de los ciudadanos norteamericanos..
Hersh alega que Perle usó su puesto para lograr millones de dólares en inversiones de comerciantes sauditas en una empresa de la cual es socio ejecutivo. La empresa, Trireme Partners, se especializa en temas de seguridad. El artículo del New Yorker hace referencia a una reunión realizada en enero de este año, en Francia, entre Perle y dos conocidos comerciantes sauditas. Uno de ellos es Adnan Khashoggi, vendedor de armas con vínculos muy íntimos con la familia real en Riad y la CIA en Washington. Adnan Khashoggi, durante la década del 80 ganó fama internacional por su participación en la conspiración Irán-Contras, y luego fue implicado en el colapso espectacular del Banco Internacional de Crédito y Comercio (el famoso BCCI)..
Este affaire es mucho más complejo y nos llevaría más de un programa para describirlo, lo importante -en síntesis- es que pone de manifiesto no sólo la difundida corrupción en los círculos gobernantes estadounidenses, pone también de relieve la baja catadura moral de este siniestro personaje, que no trepidó en acusar de terrorista a un periodista honesto que descubrió la podredumbre de su conducta y -de paso- aprovechó la oportunidad para bajarse del comando de esta guerra relámpago que ya lleva once días y su futuro es cada vez menos previsible..
Otro personaje de baja calaña es el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien ya desempeñó el mismo cargo durante el gobierno del presidente Ronald Reagan y que - por su influencia en la Casa Blanca- más bien parecería ser el presidente de la Unión. Este señor, que se apresuró a otorgar la tarea de reparación de los pozos petrolíferos incendiados de Irak a la empresa Halliburton, de la cual su amigo y vicepresidente norteamericano Richard Cheney fue uno de sus más importantes ejecutivos antes de integrar la administración Bush II, está ahora haciendo juegos malabares para echar el fardo de la pésima planificación de la guerra a los jefes militares, siendo que él es uno de los padres principales de esta monstruosa criatura..
La incoherencia de este plan de batalla, según advierten algunos generales retirados estadounidenses, son atribuibles a Rumsfeld, a Perle y al subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz. Pero Rumsfeld ya empezó a borrar sus huellas digitales, señalando que este plan fue elaborado por el general Thomas Franks, el actual comandante general de todas fuerzas anglo-norteamericanas del Golfo..
A propósito de Rumsfeld, en el último suplemento El País Semanal de Madrid, el periodista Ernesto Ekaizer realiza una detallada descripción del papel jugado por este personaje en los años '80, durante la guerra entre Irak e Irán. Particularmente en lo referente al apoyo de los Estados Unidos al gobierno de Saddam Hussein en su disputa con el gobierno teocrático de Teherán. Por esos tiempos, a Washington no sólo que no le preocupaba que Irak dispusiera de armas químicas o biológicas, sino que se hallaba entre sus principales proveedores..
En relación a las armas químicas y la conducta de los Estados Unidos, sería bueno recordar que más de dos millones de personas resultaron afectadas por los 72 millones de litros de compuestos químicos que emplearon las fuerzas armadas estadounidenses -entre 1964 y 1975- en su guerra con Vietnam. Entre los productos químicos lanzados durante los combates se destacó el llamado agente naranja, de alto poder letal, con influencias directas sobre el sistema endocrino de los seres humanos, con su secuela de ceguera, parálisis y deformaciones físicas. En 1998, ex integrantes del ejército norteamericano aseguraron a CNN que durante la guerra de Vietnam, fue empleado gas sarín para matar a soldados estadounidenses desertores. Esto ocurrió en una operación denominada "Tailwind" (viento de cola)..
Es evidente que el 11 de setiembre es una fecha varias veces fatídica. Ese día, de 1970, el teniente de ejército norteamericano Robert Van Buskirk, recuerda con precisión un ataque con helicópteros contra una aldea de Laos, en la que se suponía que se habían refugiado varios desertores estadounidenses. Por la noche, aviones norteamericanos atacaron la aldea con bombas CBU-15, cargadas con gas sarín. El ataque produjo más de 100 muertes de civiles laosianos y una docena de desertores de los Estados Unidos..
La miserable doble conducta respecto de las armas químicas y biológicas no atañe solamente a los miembros de la llamada "coalición" anglo-norteamericana. El 4 de octubre de 1992, un Boeing 747 israelí de carga, se precipitó sobre un barrio de las afueras de Amsterdam, Holanda. Luego sobrevino un espectacular incendio que terminó de fundir lo poco que con el impacto no se había desintegrado. Se contaron 43 cadáveres, entre ellos los cuatro tripulantes israelíes..
Con el correr de los días y hasta la fecha, cientos de habitantes de ese barrio padecen diversos síntomas, tales como caída del cabello, cansancio continuo, problemas de concentración, dolor en los huesos, dificultades en la respiración y por momentos sufren mareos. Los casos más graves presentan cáncer o leucemia en proporciones superiores a la media. Extraoficialmente se cuentan varios muertos a causa de estos males..
Un diario holandés, a pesar del silencio de las autoridades de Tel Aviv, reveló que el avión israelí transportaba 240 kilos de dimetil metilfosfato, un producto químico utilizado en la fabricación del mortal gas sarín. Tras declarar las autoridades israelíes que el avión en cuestión transportaba mercancías, aceptaron que también llevaba en su bodega material militar, pero todavía el Estado de Israel se niega a mostrar los papeles correspondientes a más de 20.000 kilos de la carga, a pesar de las repetidas solicitudes realizadas por el Estado holandés..
El periodista Ferrán Sales, de El País de Madrid reveló que el cargamento que transportaba el mencionado avión había sido adquirido por el Instituto Biológico de Investigación de Ness Ziyona, de Israel, a una conocida empresa fabricante de gases, líder en el sector, Solkatronic, cuya sede se encuentra en Farfield, Nueva Jersey, Estados Unidos, empresa que además posee importantes depósitos en Gran Bretaña, Corea del Sur, Taiwan y Malaisia..
Cuidémonos de quienes nos cuidan. Los mayores fabricantes, proveedores y poseedores de armas de destrucción masiva se han erigido en guardianes del mundo. Pero, el mismo día en que actuaron al margen del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (żo ex Naciones Unidas?), lanzando la brutal agresión a Irak, se sacaron la máscara (valga el oxímoron), y se convirtieron lisa y llanamente en delincuentes internacionales..
Nota emitida en el programa radial "Hipótesis", LT8 Radio Rosario, República Argentina, el lunes 31/03/03. Publicada en el sitio www.hipotesisrosario.com.ar