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No a la Guerra

"Los iraquíes necesitan saber que la guerra va a traer coste político a sus promotores"

Imanol TELLERIA / Brigadista vasco en Bagdad

El brigadista vasco Imanol Telleria permanece en Bagdad junto con otros ocho internacionalistas desde antes que empezaran los ataques. Su misión es, tal y como les pide la población iraquí, contar lo que está sucediendo. Además, pretenden ser un puente entre el maltrecho pueblo iraquí y todos los ciudadanos vascos que desde aquí muestran su rechazo a la invasión.
Momentos después de un ataque sobre el barrio bagdadí de Alkarada, que dejó varios civiles muertos y numerosos heridos, GARA pudo hablar con un brigadista vasco de la dramática situación que está viviendo el pueblo iraquí. -La retirada simbólica de la bandera de la embajada española, ¿qué objetivo tenía? Hicimos esa acción contra la embajada española para denunciar la actuación del Estado español. Nos parecía una auténtica vergüenza y una ofensa intolerable que ondeara la bandera española mientras se está bombardeando a la población civil en los mercados y en las calles.
-¿Temen las posibles represalias cuando regresen? - Cuando lo hicimos pensamos en las consecuencias que nos podría acarrear esta acción, pero asumimos las consecuencias, teniendo en cuenta que lo que está pasando aquí es muchísimo más grave. Además, somos conscientes de que tanto en Euskal Herria como en el Estado español la gente está poniendo la carne en el asador, y consideramos que nosotros desde aquí también teníamos que hacer algo. De todas maneras, esperamos que no haya mucha bronca con el tema.
-Los bombardeos se suceden en lugares llenos de gente. ¿Cómo vive la situación la población iraquí? - La resistencia del pueblo está siendo muy fuerte, no solamente en el terreno militar, también por parte de la gente que sale cada día a la calle e intenta seguir con sus vidas como puede, pues salir al mercado mientras se está escuchando el ruido de los bombardeos también es una forma de resistencia.
-¿Creen que su presencia en Bagdad hace que la gente de aquí sienta el conflicto más cercano? - Nosotros vinimos aquí para intentar parar la guerra y, aunque haya empezado, lucharemos para que se acabe cuanto antes. Pretendemos que nuestra presencia aquí sirva para impulsar las movilizaciones en nuestros lugares de origen y, además, demostrar al pueblo iraquí que no sólo estamos tres o cuatro con ellos sino que nuestros pueblos también están en las calles mostrando su disconformidad con el ataque.
-¿Cómo están? ¿Tienen problemas para dormir, comer...? - Queremos dejar claro que nuestra situación aquí es mucho mejor que la de la mayoría de la población iraquí. Los auténticos escudos humanos son los iraquíes. Es cierto que durante la noches nos despiertan los bombardeos, -no sé si es malo o bueno- pero casi nos vamos acostumbrando. Por lo demás, la gente es encantadora, nos tratan muy bien y estamos muy bien de moral, con ganas de seguir adelante.
-¿Cómo ven desde Bagdad la respuesta contra la guerra en Euskal Herria? - Por la escasa información que nos llega, sabemos que la situación allí también es muy complicada y que la gente está todo el día en la calle por diferentes motivos. Por eso, puede parecer que es mucho pedir a la gente que se movilice también por Irak. Aun así, creo que conviene recordar que, aparte de la vida de millones de iraquíes, también está en juego la dignidad de los pueblos. El hecho de que este pueblo sea capaz de plantarle cara a la mayor maquinaria de muerte y de poder del mundo, internacionalmente, cobra un significado político que hay que aprovecharlo. Ahora son ellos y mañana puede ser cualquiera.
-¿Qué relación tienen con los ciudadanos? ¿Hablan a menudo con ellos? - Entre nuestro inglés mal hablado y el suyo parecido, mucha buena voluntad y mucho cariño y entendimiento de fondo, conseguimos comunicarnos en situaciones a veces increíbles.
-Situaciones increíbles... El sábado oímos un petardazo. Al menos tres misiles cayeron sobre un centro de comunicación que está a unos 500 metros de nuestro hotel. Salimos a la calle y nos acercamos al lugar. Allí al lado, a escasos 40 metros, vimos una casa pequeñita que había sido bombardeada.
Los habitantes estaban dentro, con su burrito, y nos invitaron a entrar.
Aunque no tenían idea de inglés, nos presentaron a todos los miembros de la familia. En estas situaciones surge una relación que supera la barrera de los idiomas.
-¿Qué actividades están llevando a cabo? - Por la mañana visitamos hospitales de la ciudad y estamos comprobando que, aparte de las matanzas que han salido en los medios de 15 y 50 personas, diariamente mueren dos o tres personas en cada barrio de Bagdad. Y los heridos se cuentan por miles. Les explicamos quiénes somos, de dónde venimos, y ellos agradecen nuestra presencia y nos piden que contemos a nuestra gente lo que está pasando.
-¿Qué les dicen? - En más de una ocasión, bien una persona con el brazo amputado o con la cara destrozada o alguien que acaba de perder a la mitad de su familia en un bombardeo nos han preguntado si ésta es la libertad que Bush iba a traer al pueblo iraquí. Son situaciones humanamente muy duras.
-¿Les cuentan a los iraquíes que tienen el apoyo de muchos pueblos? - Sí. Además, la gente que nos para cuando vamos por la calle nos deja muy claro que diferencian que una cosa es el Gobierno y otra el pueblo que está reclamando que se pare esta barbaridad. Además, la población hace un análisis muy acertado: "Militarmente podremos resistir, pero necesitamos saber que esta guerra va a conllevar un coste político muy fuerte para los que la están promoviendo". De ahí que nosotros queramos construir un puente entre la gente que en Euskal Herria está saliendo a la calle y los iraquíes que siguen resistiendo aquí, aunque sepan que en cualquier momento les puede caer un misil, como está ocurriendo.
-¿Están siguiendo la cobertura que dan los medios internacionales sobre el conflicto? - Estamos viendo actitudes muy distintas. Algunos equipos están trabajando muy bien, realmente muestran interés político y humano por los dramas que están sucediendo y lo intentan reflejar y transmitir. Otra parte está haciendo un trabajo lamentable. Hay medios que después de ver un mercado bombardeado y estar en un cráter en medio de la calle, preguntan: "¿Será un supuesto misil?". También es terrible es que para algunos medios, si no mueren más de 20 personas en el mismo sitio, no es noticia. Estas cosas indignan.
-Y ustedes, ¿se comunican con muchos medios? - Hasta hace unos días, cuando funcionaban las líneas telefónicas del hotel, nos llamaban medios de Argentina, de Chile y de muchos otros lugares.
Queremos pensar que esto está sirviendo para que el conflicto terriblemente cruel no caiga en el olvido.
-Además de ustedes nueve, ¿hay algún otro movimiento brigadista de otros países? - Todavía queda alguien de la iniciativa internacional de los escudos humanos. También hay un grupo de estadounidenses y canadienses con los que alguna vez hemos realizado un acto conjunto.
-¿Qué relación mantienen con el Gobierno iraquí? - No tenemos ningún problema. Nuestra interlocución es con el Ministerio de Exteriores, que se preocupa diariamente por cómo estamos, a veces nos visitan personalmente y otras hablamos por teléfono. La relación es buena, e incluso afectuosa. Nosotros, por nuestra parte, consultamos con ellos cuando preparamos actividades, porque no queremos crear problemas a la población.
-También existen contactos con la Embajada de Cuba. La de Cuba fue una de las pocas embajadas de países no árabes que decidió quedarse, y mantiene, además, un planteamiento político muy comprometido y una visión coherente de lo que es la solidaridad internacional. Además, nos han ofrecido ayuda diplomática cuando la necesitemos.
-¿Y los contactos con la Embajada española? -Estos hace tiempo que abandonaron el país y, como el resto, dejó a la gente en donde la ha dejado.
-¿El Gobierno de Hussein les ha invitado en alguna ocasión a abandonar el país? Se preocupan por nuestra seguridad, pero les hemos explicado que queremos quedarnos y nos dejan total libertad para movernos.
-¿Cómo se organizan en el grupo de brigadistas? -Hay buena relación y entre todos vamos decidiendo las cosas. Además, una de las riquezas de estas experiencias es conocer a gente de diferentes lugares, y descubrir que en todos los sitios hay movimientos de gente comprometida con ganas de dar la vuelta a esta situación.
-¿Qué es lo que más le ha impactado hasta ahora? -La escena impresionante de un mercado repleto de gente y de actividad que ha sido bombardeado con tres misiles en pleno mediodía. Es algo que no se borra tan fácil y que dice mucho sobre la campaña militar que querían llamar de "terror y pavor". Y tanto que sí... Que no engañen diciendo que sólo bombardean ministerios, porque aquí la gente vive con la terrible sensación de que en cualquier momento le puede explotar un misil en su casa.
-¿Se palpa el miedo en la población? -Sí que tienen miedo, pero nos ha sorprendido la fuerza, la ilusión, la sonrisa que siguen ofreciendo. A veces piensas en cómo llevaríamos nosotros una situación así, y ves que ellos, no sólo siguen sobreviviendo, sino que además mantienen la dignidad y las ganas de pelear. Esto nos transmite una fuerza impresionante.