No a la Guerra

Gara

Mientras la noticia sobre la «sublevación» chiíta en Basora se deshacía como un puñado de la arena que levanta la tormenta del desierto, los servicios de inteligencia alertaban de una contraofensiva de la Guardia Republicana en el sur, en Najaf. Bagdad confirmaba la entrada en combate de este cuerpo de élite iraquí, pero mucho más al sur, en Nasiriya. Las británicas «ratas del desierto» asistían a un contragolpe desde Basora contra las últimas posiciones invasoras, en la Península Faw. El Pentágono, que comienza a reconocer errores de cálculo, anuncia el envío de 30.000 refuerzos..

NAJAF.- El Pentágono se disponía ayer a embarcar a 30.000 efectivos de refuerzo al Golfo Pérsico, 12.000 de ellos pertenecientes a la Cuarta División de Infantería de Texas, considerada como una de las fuerzas de combate con tecnología más avanzada del Ejército estadounidense..
Poco antes de tomar el avión que le trasladó a la cumbre de guerra a Camp David, el premier, Tony Blair, aseguraba que «no es necesario enviar más tropas a la zona» y situaba la resistencia iraquí «entre los pronósticos» preguerra..
La cadena CNN citaba a una fuente del Pentágono que reconocía un cálculo «erróneo» de la resistencia en el sur. «No sabíamos que estaban tan bien situados (en el sur), reconoció..
Se refería sobre todo a la resistencia de los fedayines y a grupos civiles armados..
No obstante, la inteligencia estadounidense aseguraba haber detectado una «gran columna» compuesta de mil vehículos con efectivos de la Guardia Republicana que se dirigía desde Bagdad al encuentro de los invasores cerca de Najaf, a más de 100 kilómetros al suroeste de Bagdad, y escenario ya horas antes de los «más cruentos combates», según anunció el Pentágono, iniciados después de que «fuerzas terrestres» atacaran al Séptimo de Caballería..
El Pentágono cifraba primero en medio millar y luego en entre 150 y 300 los iraquíes muertos. No informaba de bajas..
El Ejército iraquí confirmaba la entrada en combate por vez primera de las fuerzas especiales de la Guardia Republicana, pero en torno a Nasiriya, 375 kilómetros al sur de la capital iraquí. Aseguró que causaron un alto número de bajas, destruyeron seis tanques y obligaron a los «soldados mercenarios» a retroceder varios kilómetros hacia el desierto..
Al menos cuatro divisiones de la Guardia Republicana permanecen destacadas en dos círculos concéntricos alrededor de la capital..
Fuentes del Pentágono aseguraban que la tormenta de arena que asola todo el centro y sur de Irak, estaría coaligándose con la contraofensiva de la Guardia Republicana, dificultando la cobertura (bombardeos) aérea tanto de los cazas como de los helicópteros..
Los iraquíes, que aseguran que no han conocido semejante tormenta del desierto en los últimos 80 años, la han bautizado como «la Ira de Ala»..
«Dios está poniendo obstáculos a los americanos», señalaba el bagdadí Imad Mohamed..
Los expertos militares calculaban que la tormenta, seguida de fuertes vientos, iba a durar entre 24 y 48 horas más, lo que dificultará la invasión y el avance hacia Bagdad..
Y el control de Basora, habida cuenta de que los sitiadores británicos, las las «Ratas del Desierto», asistían a la salida de la ciudad de una columna de 120 tanques del Ejército iraquí, pero que no se dirigían hacia el norte (dirección Bagdad), sino hacia el sur, a la Península Faw..
La británica BBC daba dos interpretaciones a este movimiento iraquí: o un contraataque en el extremo sur, o una «huida» de Basora por el supuesto levantamiento chiíta..
«No hay ningún signo de levantamiento», desmentía por segundo día consecutivo el corresponsal de "Al Jazeera" en la ciudad, a no ser ira por unos bombardeos que, entre otros objetivos, destrozaron la sede del partido Baath (de Saddam)..
La oposición armada iraquí exiliada en Irán confirmaba un conato de levantamiento en un barrio tras sufrir bombardeos, pero que no se extendió..
El propio jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, desaconsejaba levantamientos porque las tropas invasores «no están en condiciones de protegerles). Siguiendo hacia el sur, en dirección contraria a la que el Pentágono dirige desde hace una semana todas las miradas, el ministro iraquí de Información, Mohamed Said al Shahaf desmentía que los invasores controlaran la totalidad de Umm Qsar, estratégico puerto en la frontera con Kuwait..
El ministro confirmó que EEUU está castigando a la población con bombas de racimo y denunció la destrucción de 200 casas en Nasiriya..
Mientras las agencias humanitarias siguen esperando riadas de refugiados, un corresponsal de Resumen Latinoamericano aseguraba que sólo el lunes partieron de Jordania quince autobuses repletos con rumbo a la capital iraquí..
Bush afirmaba ante una audiencia de militares y familiares de soldados que «la guerra está lejos de terminar», aunque advertía que «seremos implacables en nuestra lucha por la victoria».