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Obituario. Apolonio de Carvalho

De brigadista en España a fundador del partido de Lula

Rebeca Ríos/Isabel Munera
El Mundo

Acababa de matar a un enemigo cuando, de repente, Apolonio de Carvalho pensó que podía haber terminado con la vida de un trabajador.Sin embargo, a su memoria pronto acudieron los terribles crímenes cometidos por los nazis durante la II Guerra Mundial. «Sea cual sea su origen social, el militar que acabo de abatir trae el uniforme de los invasores y es cómplice de los crímenes nazis», se dijo. La anécdota muestra con igual plasticidad su firmeza ideológica y la crudeza de los tiempos que le tocó vivir a Carvalho, fundador del partido de Lula y miembro de la Resistencia francesa y de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil.

Había nacido en 1912 en Corumbá (Brasil). Desde su infancia respiró los aires de libertad que se acurrucaban en cada rincón de su hogar. Su padre, militar de carrera, había participado en la proclamación de la República brasileña y uno de sus hermanos quiso combatir en la I Guerra Mundial, movido por los ideales de la Revolución Francesa.

Quizá por ello, y aconsejado por su madre, cambió su sueño de ser médico por el de ser un militar combativo contra las injusticias.Decidido en su empeño, estudió en la Escuela Militar de Realengo y se graduó como oficial de Artillería en 1933. Dos años después, se unió a la Alianza Nacional Libertadora, una unión semejante a los frentes populares antifascistas que existían en Europa.

Sin embargo, en junio de 1935, los intentos de la Alianza por emprender una revolución fracasaron, y Carvalho fue detenido y enviado a prisión. Será en la cárcel donde se acerque a la ideología comunista. Como él mismo reconoce, es entonces cuando se da cuenta de que «percibir los males de la sociedad» no es suficiente: «Es necesario proponer alternativas».

Convencido de la falta que hacía luchar para evitar que el fascismo extendiera sus tentáculos por todo el mundo, Carvalho viajó a España para incorporarse como voluntario a las Brigadas Internacionales.«Oficial de artillería y comunista, soy indispensable, no les puedo fallar», aseguraba. Durante los años que duró la contienda, el conocido como el Che brasileño luchó en defensa de la República.«Era como si la suerte de esa guerra dependiera de mí, un romántico militante de tierras lejanas», comentaba en sus memorias Vale la pena soñar.

Tras la derrota republicana, emprendió el camino del exilio rumbo a Francia, donde continuó su particular batalla contra el fascismo.Muy pronto, se unió a la Resistencia francesa contra la ocupación nazi y obtuvo el grado de coronel. Carvalho tuvo un papel decisivo en la liberación de ciudades como Albi y Carmaux.

Con la liberación de Francia, decidió regresar a su país natal, donde continuó su militancia en el Partido Comunista, ilegalizado poco después. Carvalho vivió entonces en la clandestinidad, pero cansado de una existencia en la sombra viajó a la Unión Soviética.

Tras su regreso a Brasil en 1970, fue encarcelado de nuevo por oponerse a la dictadura militar. Ya en libertad, Carvalho buscó refugio en Argelia hasta 1979, cuando se declaró una amnistía en el Estado carioca. De vuelta a su país, en 1980, fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT), donde entabló una profunda amistad con el actual presidente, Lula da Silva.Comprometido hasta el final, Carvalho continuó luchando en su vejez por un mundo más justo. Pese a su edad y a que las fuerzas ya le fallaban, estaba convencido de que podría esquivar, en esta ocasión, también la muerte. Pocas horas antes de fallecer, Apolonio de Carvalho, desde su lecho en el hospital, tranquilizaba a su médico: «Vamos a vencer, una vez más».

Apolonio de Carvalho, político y militar brasileño, nació en Corumbá en 1912 y falleció el 23 de septiembre de 2005 en Río de Janeiro a los 93 años.