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Luis Mattini
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La totalidad totalizante
Por Luis Mattini
La Fogata
Es
interesante precisar que el rasgo distintivo del pensamiento capitalista, casi
desconocido hasta la modernidad, es la "totalidad totalizante", porque ella
tiene su origen material en la búsqueda del reino absoluto del mercado al
transformar la fuerza de trabajo en mercancía. Cierto que ya el cristianismo
incorporó a la cultura occidental la idea de totalidad y por ello es posible que
tenga razón el notable filosofo argentino Leon Rotzichner cuando afirmaba que el
cristianismo es el lejano origen del capitalismo.
En todo caso el monoteísmo, el liberalismo y el marxismo "oficial", comparten la concepción de totalidad. A su vez, los llamados "populares", de Asia, Africa y América Latina, como alternativa al eurocentrismo, no pudieron despegarse de la influencia hegemónica del pensamiento de la modernidad. Y no puede decirse que no lo hayan intentado. (Puede recordarse el ejemplo de la "Revolución cultural" en China; escuelas secundarias rurales en Cuba, etc)
Desde luego que este uso de herramientas propias de la época
para analizar el propio capitalismo y el estado moderno (Locke, Adam Smith,
Hegel, Darwin) ese reconocimiento de Marx que las "ideas dominantes son las de
las clases dominantes", no se hizo sin fuertes tensiones entre el deseo, la
ética y la voluntad de transformar por un lado, con el aherrojamiento de tales
"ciencias" por otro. Por eso son posibles variadas lecturas de Marx.
Ahora bien: los maestros tuvieron un montón de argumentos sobre las "derrotas"
de las revoluciones del siglo XVIII y XIX, a las que estudiaron minuciosamente,
empezando por la gran revolución francesa. Como es sabido, según ellos, no hubo
tal derrota, sino que fue una ilusión de los "humanistas" creer que la
revolución era para el pueblo, la revolución era para la burguesía y desde ese
punto de vista fue una victoria total cuando, al decir de Sartre, "todo lo
burgués se hizo humano y todo lo humano se hizo burgués". ¿Cómo, entonces,
podían recoger lo "positivo" de esas revoluciones "derrotadas" desde el punto de
vista libertario si no por medio del concepto de totalidad, que las incorporara
a un proceso ascendente de emancipación humana? Totalidad implica un sentido
finalista, meta, objetivo final…como ya se ha dicho, el comunismo como la
resultante de todo lo acumulado por la larga marcha de la humanidad a lo largo
de su historia. Por lo tanto las partes se deben subordinar a ese todo final.
Aún tomando saludable distancia del todo determinismo, aún
considerando que ese proyecto, como tal, depende de voluntad humana,
condicionada, pero no determinada, por la base material, el concepto de
totalidad hacia un objetivo final contiene la trascendencia y como tal, desde el
punto de vista escatológico, es la alternativa terrenal a la promesa cristiana
del paraíso. Cualquier sacrificio vale si apunta al objetivo final. Así, por
ejemplo, mucha gente pudo admitir críticamente al stalinismo y al crimen global
de la segunda guerra mundial como una gesta liberadora, fuera esta la "Gran
guerra Patria" o fuera la guerra de la civilización contra la barbarie. Stalin
mató más comunistas que Hitler, pero decía hacerlo en pos del comunismo como
razón de la historia, esa es la sola diferencia.
Por otra parte, totalidad y trascendencia implican siempre actuar en función de
futuro, el presente se subordina al futuro. O sea que la totalidad, el todo, no
sólo es espacial, geográfico sino también temporal e…infinito.
Es interesante observar que, por lo diverso, la historia muestra que la gente se
ha movido motivada por la "totalidad" sólo en momentos excepcionales. (En
nuestro caso las guerras de la independencia y ciertos hitos) Son esos momentos
que, desde esta óptica totalizante se los llama "históricos" ( a veces reales a
veces imaginarios) y por ello Hegel puede hablar de "pueblos sin historia", no
por ser un alemán racista sino porque lo vé desde la totalidad. Se puede
convenir que efectivamente son eventos, o situaciones inmanentes, momentos de
formidables rupturas, a veces revoluciones, donde la vorágine de los hechos
arrastra o entusiasma a millones de seres humanos más allá de sus intereses
inmediatos en alguna de las unidades de la totalidad (Ciudad, Provincia, Nación,
Continentes). Pero en este punto cabe también distinguir cuál es evento o
situación, sin perjuicio de la magnitud y sin sujeción a la estrategia de lo
trascendente. El evento sería aquella situación que contiene una inmanente
práctica de cambio en la subjetividad, de rebeldía, aún en el contexto de una
supuesta monumental trascendencia. Por ejemplo, el gueto de Varsovia en el
contexto de la segunda guerra mundial, el Che, oponiendo a la "estrategia" del
campo socialista sus "uno, dos, tres Vietnam".