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 Luis Mattini

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Fidel y la crueldad

Por Luis Mattini

Fidel Castro, a diferencia del Che no es escritor. Pero pocas veces se tiene en cuenta que su genialidad oratoria , más allá de las bromas sobre la longitud de sus discursos, demuestra un dominio envidiable de la lengua castellana, en ese sentido es digno hijo de la tierra de Carpentier.
Por eso cuando Fidel usa una palabra lo hace con una notable precisión, parece que la eligiera. En este caso ha dicho que es un acto de crueldad la proliferación de secuestros indiscriminados por parte de las FARC.
Cruel, crueldad, es una palabra que no tiene sinónimos. Los que se usan como tales son metáforicos. Cruel es un adjetivo muy fuerte sólo aplicable a conductas humanas intencionales aunque a veces podría ser inconsciente. Quizás por eso Fidel dijo "objetivamente cruel".
Frente a esta afirmación, dicha por un hombre que, repito, domina el castellano como el mejor, y además alguien que no podría pasar la prueba de parafina, saltó un coro de intelectuales de lamentable pobreza de lenguaje y sobre todo que en su mayoría pasarían fácilmente dicho peritaje forense, empezando por el comedido estadounidense James Petras, pero quizás el gringo no sepa exactamente el significado de la palabra cruel.
Estos señores que formaron una larga ristra haciendo cola para criticar esa expresión de Fidel, sostienen que "la guerra es cruel". Insisto, en su mayoría no saben de qué hablan porque además jamás intentaron hacer una revolución, y tampoco dominan el castellano, al menos como Fidel,
No señores, la guerra no es cruel. A la guerra se le pueden aplicar cientos de adjetivos terribles, dolor inconmensurable, destrucción irreparable, sufrimientos indescriptibles, pero la crueldad es una actitud subjetiva de los seres humanos. Cruel es un adjetivo sólo aplicable a seres humanos, no podría decirse que un tigre es cruel cuando se come al cervatillo. Sin embargo hay seres humanos que en la guerra desatan su crueldad y recíprocamente hay seres humanos que en la guerra evitan la crueldad, aun matando gente lo hacen sin crueldad. Eso lo sabemos bien los que, como Fidel, hemos hecho la guerra como opción en determinadas circunstancias.
Unos como Fidel ganaron, otros fuimos derrotados, pero ninguno podemos pasar la prueba de parafina y todos conocimos la crueldad.
Ello explica, en todo caso, nuestro principio rector que sostenia que no podíamos hacer lo mismo que el enemigo y ni al peor enemigo le aplicaríamos métodos crueles. En esa lucha se hirieron o mataron enemigos en combate, se ejecutaron algunos personajes por criminales o se mantuvieron prisioneros como parte de la neutralización bélica de una fuerza beligerante contra el Estado. Los secuestros con fines económicos que realizó el ERP estaban destinados a financiar la guerra popular. A veces se repartieron millones de pesos entre los desposeídos, pero ello era consideado parte de la "propaganda armada". Al mismo tiempo el PRT, dirección política del ERP, realizó una campaña financiera por métodos clásicos para sus sostenimiento, a pesar de que disponía de enormes sumas producto de acciones financieras manu-militari. Nunca nos sentimos Estado y por tanto no nos comportamos como Estado. ¿Se olvidan que nosotros, los guevaristas, nunca dijimos que estábamos haciendo una guerra civil clásica, sino una guerra revolucionaria?
Quizás esa sea la diferencia fundamental del guevarismo con las FARC. Así por lo menos parece verlo, sin mencionarlo o reconocerlo, el Señor Petras en sus recientes ridículas ocho tesis, cuando trata a Fidel despectivamente de "foquista": Le faltó decirle el típico calificativo de los estalinistas: "pequeño burgués impaciente que no sabe respetar la espera" ¿Esperar la llegada del Ejército Rojo, como parecerían haber procedido las FARC en tiempos de la existencia de la Unión Soviética?
Nosotros fuimos guevaristas y el guevarismo fue una novedosa concepción revolucionaria iniciada en Sierra Maestra, condenada por el estalinismo bajo el rótulo de "foquismo" y que incluye una fortísima ética. Diría que el guevarismo tuvo su razón de ser como alternativa "Táctico-estratégica" y ética al estalinismo y por lo tanto no son precisamente los estalinistas, formados en esa nefasta corriente que todavía subsiste como forma de pensar y actuar, los que tienen atributos para cuestionar nuestra referencia a la ética de Guevara. Lo que en aquel entusiasta desarrollo del guevarismo, en la mayor parte de América Latina, nos impidió tomar contacto con el estalinismo (y sus variantes "trotkiszantes" al estilo de James Petras) fue una máxima del propio viejo Marx que atravesaba el espíritu del Che: "No se pueden lograr fines justos con medios injustos" . El estalinismo, en cambio, demostrando su fuerte influencia cristiana, llevó a consecuencias terribles la expresión "el fin justifica los medios". ¿Alguien duda que los juicios de Moscú emularon y superaron al Santo Oficio? El estalinismo fue la ideología de un Estado, una ideología que consistió en disfrazar de triunfo la derrota de la revolución rusa y que quedó como terrible herencia en la tercera y cuarta Internacional, dos caras de la misma moneda.
Estos señores que critican la palabra de Fidel, alguno de los cuales, como Isa Conde, fueron dirigentes estalinistas que tuvieron la saludable lucidez de apoyar la lucha guerrillera de los setentas, justifican los secuestros indiscriminados de civiles, incluidas mujeres , realizados por las FARC, aduciendo que el régimen de Colombia tortura, maltrata, y hacina a los presos políticos. Y encima afirman que es menos cruel secuestrar gente que matar. Cómo se nota que ustedes no la pasaron, señores opinantes. Mientras las mayoría de Udes estaba en Moscú, a nosotros nos hacían desaparecer miles de compañeros (y los presos en Argentina tampoco la pasaron bien precisamente)
Señores, los montoneros usaban la pastilla de cianuro, para evitar caer vivos, nosotros la bala en la recámara, era preferible morir que ser tomado prisionero…la crueldad de las fuerzas represivas no era simplemente una patología del sadismo, era fundamentalmente un instrumento consciente, pensado por su efectividad. ¿Es que no recuerdan el parlamento del oficial francés en La Batalla de Argel? ¿Cómo pueden decir en abstracto que es menos cruel tomar prisioneros que matarlos?
Sin embargo a Mario Roberto Santucho, el más guevarista de esa época (al que no es casual que ninguno de los bien informados opinantes menciona) ni se le ocurría secuestrar gente indiscriminadamente. Menos aún civiles o mujeres por reaccionarios fueran. ¿Se imaginan al ERP secuestrando a Lilita Carrió o a Mirtha Legrant? El ERP secuestró personeros del sistema bien seleccionados y poniendo especial esfuerzo y atención para evitar en lo posible la crueldad. Aun, el hecho más terrible del que fuimos responsables, la muerte de una niña hija de un oficial del ejército, se debió a un grave error del equipo que operó; error que reconocimos de inmediato y lo hicimos publico. Señores: ese era Mario Roberto Santucho, digno sucesor del Che, quien asumió el error como un "exceso injustificable" y tomó medidas al respecto. Un hombre que no bajaba línea desde la cómoda posición de una cátedra universitaria de un "rebelde" estadounidense que disfruta los beneficios del Estado de Derecho, ni, por supuesto, desde Moscú.
Señor Petras, por mi parte no tengo la fama de Ud, no vengo ni del estalinismo ni del trotzkismo, pero por suerte, no seguí su ejemplo de "apoyar" a Fidel Castro; no, yo no conocía a Petras en aquellos años; en cambio había leído y me inspiré en ese gran norteamericano que se llamaba John Reed, quien no se había limitado a tranquilizar su conciencia apoyando a la rev Rusa sino que se embarcó en ella. Así fue como pude ser uno de los tantos jóvenes que en aquellos años no se limitó a "apoyar" a Fidel Castro, sino que intentó seguir su ejemplo.
O sea que he intentado durante años hacer una revolución y a la vez he convivido con quienes lograron la "toma del poder". Esa relación corporal con los revolucionarios, la revolución e incluso la contrarrevolución, me ha permitido conocer las cosas más desde la inmanencia de Spinoza que desde la trascendencia de Hegel. Y en ese sentido hace años que sostengo que el drama de todos los revolucionarios es el Poder, o sea dirigir la revolución triunfante, pasar administrar el Estado. Pareciera ser que a la hora de la toma del poder, se detiene la revolución. A partir de allí pueden observarse las dificultades similares a todos los que han tenido que administrar el nuevo Estado, desde Lenin en adelante, incluido Fidel, dicho esto con el respeto que merecen sus obras. Por ello también mi absoluta opción por el Che, porque él supo renunciar al Poder. Y cuando alguien habla de cambiar el mundo sin tomar el poder, lo escucho con atención sin arrojarle por la cabeza la parte dogmática del marxismo. Menciono esto porque allí empieza mi diferencia con Fidel. Lamento que Fidel no haya sabido retirarse en su debido momento como supo hacerlo el General San Martín después de la liberación de América hispánica ; lamento cosas que ocurrieron en Cuba de mucha gravedad, como el fusilamiento de Arnaldo Ochoa de quien fui amigo. Pero por eso precisamente, en lo que Fidel puede dar las mejores cátedras es en cómo se hace para enfrentar al poder, en eso su palabra es la más autorizada porque no habla desde la Academia sino desde la experiencia, de lo mejor que hizo en su vida. Por eso las criticas de que pueda ser objeto su manera de llevar adelante la política del Estado cubano, que le obligan a realizar asuntos desagradables, cosas con las que puedo no estar de acuerdo, no lo inhabilitan para ser muy preciso y justo en el presente consejo dado a las FARC, sobre todo tratándose de una fuerza revolucionaria que en más de seis décadas no logro tomar el poder.
Por ultimo, no me siento ni autorizado ni en condiciones de discutir con las FARC la manera de salir de esta situación de "empate" con el régimen colombiano, solo puedo comentar que nunca fui partidario de dejar las armas, pero no sólo por el riesgo cierto, altamente probable de que los maten a todos. No sé cual es la solución más adecuada a la situación concreta en Colombia, intuyo que no hay una solución militar por ahora y en este caso. Pero sea cual fuere la estrategia que se emplee, defenderé sin descanso el ideario guevarista en la ética que he mencionado; prefiero a San Ernesto de la Higuera con su mitología incluida, con sus campesinos que creen que les ayuda a encontrar el animalito perdido, que a los muy racionales "Clausevicz de gabinete" jugando a la guerrilla rural sin privarse de jueguitos electrónicos en la selva; porque jugar a la guerrilla es tan criminal como dijo Marx que es jugar a la revolución.

 Fuente: lafogata.org