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LA DEPENDENCIA TECNOLOGICA,
MADRE DE LA DEPENDENCIA
Por Luis
Mattini / La Fogata
arnolkremer@lafogata.org
Se cuenta que una vez la mujer de Marx, , le pidió que colgara un cuadro
de su abuelo en la sala. Este, accedió complacido porque justo se había
quedado trancado en un punto oscuro en la elaboración del capítulo
XIII de El Capital, Encontró en el desván una caja con
herramientas, hurgó en la misma y halló un instrumento de hierro
con un mango de madera y recordó que los antropólogos lo habían
clasificado como una de las primeras herramientas ¡Ja, hammer
!, dicen que dijo y con él en la mano y unos clavos, se dispuso a cumplir
la tarea propia del hombre de la casa. Tomó un clavo de la punta y apoyando
la cabeza contra la pared empezó a golpearlo con la pena del martillo.
En ese momento entraba Engels, quien era muy sagaz y al ver que el clavo no
perforaba la pared le gritó:. "Pará loco, así no funciona,
ese clavo debe de ser para la pared de enfrente". Sea por el mal uso de
la pena o el grito, Marx erró el golpe y al dar sobre la madera el cabo
se rompió. Ya se sentaban a discutir el asunto cuando entró la
mujer y al ver el martillo roto, con iracundia teutónica, agarró
el clavo, se quitó un zapato y golpeando con el tacón lo introdujo
en la pared. Tiempo después Marx le escribió a su amigo contándole
que se había inscripto en un curso de mecánica para obreros (Marx
Engels. Correspondencia Cartago 1973 pagina 123).
Es posible que el ejemplo de su mujer le haya hecho pensar y escribir en alguna
parte "el hombre piensa porque tiene manos" con lo cual se aproxima
más a Spinoza que a Hegel, teórico de la teoría, si los
hay. La cuestión es que Marx después del curso de mecánica,
rehace el capitulo XIII de El Capital, en el que trata el tema de la
maquinaria. Toma en cuenta que hay una diferencia de interpretación entre
los "simplistas" mecánicos ingleses de los "tecnólogos"
(sic) de la misma nacionalidad, ya que estos últimos relacionan la mecánica
a la economía.
Marx inicia el capítulo citando un interrogante de . John Stuar Mill
"Cabría preguntarse si todos los inventos mecánicos aplicados
hasta el presente han facilitado en algo los esfuerzos cotidianos de ningún
hombre" a lo que el alemán responde con su consabida seguridad,
no sin un deje de ironía ante la ingenuidad del inglés: . "Pero
la maquinaria empleada por el capitalismo no persigue, ni mucho menos, semejante
objetivo." Luego desarrolla el tema, desmenuzando componentes y acentuando
en el proceso histórico y las ventajas para los capitalistas del uso
de la maquinaria.
Apuntemos por ahora dos cosas de ese capítulo:
Primero: la aplicación de la palabra "tecnólogo" a quienes
relacionan la mecánica con la economía.
Segundo, no hay una sola frase en Marx que pueda interpretarse como que la maquinaria
beneficie ni a la clase obrera ni a la humanidad en general. . Por el contrario
enfatiza el carácter revolucionario de la burguesía, una clase
que necesita siempre revolucionar todo lo que hace y en ese revolucionarismo,
no sólo explota la fuerza de trabajo, sino que, al incorporarlos como
pieza de la maquinaria, elimina en los obreros hasta sus saberes y los atributos
intelectuales y sensibles propios de la especie humana. Apunta que cada vez
se necesita personal menos diestro, menos inteligente y menos instruido en todo
lo que no sea la operación de la máquina. Describe el embrutecimiento
de los niños y las mujeres en los telares ingleses, como parte de la
maquinaria quienes, pasada la edad útil para la producción, han
quedado tan estropeados que ya no podrán tener la oportunidad de ser
adultos plenos.
Cualquier comparación con el momento actual establecería diferencias
sólo cuantitativas.
Por eso es que es imprescindible desembarazarse de algunos prejuicios, que en
unos casos es ignorancia y en otros es perfidia: La desocupación no se
soluciona por medio de la educación. La tecnología no es inocente.
No es una "herramienta" cuyo resultado dependerá de quien la
use. Es intrínseca al capitalismo.
Primero porque contrariamente a la vox populi ( que en realidad en este
caso es la voz del capitalismo) cada vez se necesitan trabajadores menos calificados.
Segundo, porque aun si no fuere así, en el supuesto que se necesitasen
mínimas destrezas aprendibles en alguna "capacitación"
, no hay lugar para todos.. Se transformaría en una competencia feroz
por las mejores "notas". "Curriculum, que se dice. ¿Vio?
Por último se capacita a las personas para funcionar como engranajes.
El capitalismo domina por el dominio de la tecnología. De ahí
lo que hemos comentado muchas veces, que la dependencia tecnológica
es la madre de la dependencia, no sólo nacional sino también social.
Pero lo es porque funciona en los dominados un preconcepto demasiado arraigado
según el cual, la tecnología no sólo sería inevitable,
sino que es una conquista del progreso humano. Vimos que el propio Stuar Mill
se cuestiona este concepto y Marx no lo contradice, sino que define con precisión
qué es la tecnología: la mecánica asociada a la
economía. Mucho más sutil que los "simplistas"
ingleses y los "burros alemanes" (calificativos de Marx) plantea con
esa contundente potencia de lo sencillo, que el maquinismo no reemplaza la fuerza
humana sino la destreza, (me siento autorizado a leer esto como la inteligencia,
ya que hombre piensa porque tiene manos.) pero para ser precisos observemos
que reemplaza la técnica. Luego Marx la remata afirmando que
la revolución industrial no es hija de la máquina de vapor, sino
de los sofisticados instrumentos mecánicos desarrollados a partir de
la relojería, las máquinas herramientas, que hicieron posible
remplazar la habilidad, la técnica, del obrero. Y tiene elemental
razón, porque la máquina de vapor es fuerza motriz y el uso de
fuerza motriz no humana por medio de animales o del molino, es tan viejo como
la civilización. Desde luego, Marx vivió la fascinante era de
la mecánica. Hoy podemos extender la idea: la comunicación asociada
a la economía produce la informática. Esto es: la llamada tecnología:
Es curioso, muchos economistas y científicos sociales se llenan la boca
hablando de la presente como la "época del conocimiento" y
ni se les ocurre ir a tomar unas clases de informática, mucho menos aprender
a clavar un clavo, destreza tan necesaria para la armonía familiar .
Algunos ni siquiera saben usar el ordenador que les ha facilitado su labor de
escribas, sin al menos disfrutar, como los monjes medievales, del placer de
la buena caligrafía.
La tecnología logra acortar el tiempo de trabajo necesario y alargar
la jornada de trabajo hasta rebasar todos los limites naturales. Ello explica
la paradoja que en medio de desempleo sin precedentes, la jornada de los ocupados
tiende a prolongarse. Para el capitalista no es lo mismo tener un trabajador
de ocho horas que dos de cuatro. Y de ahí que toda propuesta de "repartir"
el trabajo, reduciendo la jornada para que haya más personas empleadas,
choca contra esta esencia de la tecnología (asociación de la "mecánica"
con la economía) substancia del capitalismo, por encima de cualquier
buena voluntad. Por el contrario, el acortamiento de la jornada ha dependido
siempre de la lucha, de la correlación de fuerzas entre los trabajadores
y el capital. El paso de la sociedad industrial a la pos industrial, del fordismo
a las actuales formas del trabajo, no cambia en esencia la condición
del trabajador, ahora manual o "intelectual", como un engranaje de
la máquina, hoy llamada tecnología en vez de maquinismo.
Técnica y tecnología.
Aristóteles, de quien se puede aprender algo todavía, definía
la técnica como la
techne , lo que estaba después de la empeiría y
antes de la epistéme. Después de lo empírico y
antes de lo científico. Podemos decir, "un saber hacer las cosas".
La técnica añade sus propiedades a las del cuerpo humano, porque
es humana, extendiendo su poder en el espacio y el tiempo. La técnica
no admite la separación entre sujeto y objeto porque ese "saber
hacer las cosas" involucra todo el cuerpo, compromete al sujeto con el
objeto. Por su misma naturaleza contiene la ética. Es pensar y hacer
al mismo tiempo. Como ya enseñaba el viejo ateniense, la técnica
no es simplemente la práctica, es praxis.
Huelga agregar que técnica incluye todas las actividades humanas. Desde
las tareas domesticas hasta el arte. Y algo más todavía, la técnica
es en primer lugar femenina. La escena de una mujer clavando un clavo con el
tacón del zapato es elocuente. Además, como se sabe, fue la mujer
la creadora de la agricultura y la industria.
Tecnología es también una palabra de origen griego y significa
conjunto de conocimientos propios de las ciencias y de las artes. Lenguaje de
las ciencias y de las artes. Tratado de los términos técnicos.
Recuerdo que cuando yo iba a la escuela técnica teníamos una materia
que se llamaba tecnología. Para nosotros, técnicos mecánicos,
la tecnología no era ninguna diosa, sino una azafata de la técnica.
Pero también es cierto que ya había algunos, pichones de yuppies,
que engolaban la voz para pronunciar "tecnología".
Advertidos de la evolución de los significados de ambos vocablos en dos
mil años de historia, podemos señalar, sin embargo, que se mantiene
una nítida diferencia . La técnica es un procedimiento
que contiene un conocimiento en su propio desarrollo y no necesariamente es
científica, lo cual tampoco le quita eficacia siempre y cuando se trate
de productos para satisfacer una necesidad material o espiritual. La tecnología,
en cambio, es el conocimiento científico sobre la técnica
con su epistemología propia. Esta epistemología es la que separa
el sujeto del objeto, enajena la técnica, transformando al trabajador,
al portador de esa capacidad humana, al técnico, en un "engranaje"
de la tecnología. (En la era de la informática quizás mejor
metáfora no sea "engranaje" sino "chip") .
Por lo tanto la supuesta superioridad en eficacia tiene poco que ver con las
necesidades humanas a satisfacer. Es una eficacia en sí, que
al sublimarse con la economía, es decir con el mercado , "inventa"
necesidades para la reproducción del capital. En este proceso el "técnico"
ha dejado de ser tal, sus conocimientos han sido succionados por la tecnología
transformándolo en un tecnócrata
Y por ahí se puede rastrear las causas de esta eterna dificultad de la
unidad entre teoría y práctica o entre pensamiento y acción.
Porque la ciencia, la tecnología, separa en dos, los momentos de un conocimiento
que es único.
Claro, Ud me puede decir. ¿Por qué no aplicamos la tecnología
a una sociedad que no sea de mercado? ¿No fue así en el socialismo
real?. Respondo: No, no fue así. Porque existe una correspondencia
entre la epistemología de las ciencias y la sociedad de mercado
( Enfatizo el concepto sociedad de mercado para diferenciarla de sociedad
con mercado, siguiendo el pensamiento de Miguel Benasayag) Fue la aplicación
de la ciencia a las técnicas, tecnología, una de las condiciones
para el surgimiento de la sociedad de mercado Pero sólo por medio
de una epistemología que separa el sujeto del objeto y brinda total impunidad
al investigador, el técnico transformado en tecnócrata. . Dicho
en criollo, no se hace cargo de ninguna de las consecuencias de su trabajo.
No se le puede acusar de falta de ética porque la ética ha desaparecido
en su objetivación como parte de la maquinaria. Descartes despellejando
vivos a los perros para las investigaciones y argumentando que sus chillidos
de dolor eran sólo "sonidos mecánicos" es la primera
expresión de este aserto. Hoy se dice: "efectos no deseados"
Precísamente, el socialismo real había expropiado a los capitalistas,
no sólo los capitales sino su tecnología la que, como afirmamos,
porta el virus capitalista.. Desde luego, no le pasaron el antivirus porque
se suponía que la tecnología era inocente. Así, cuando
desde el poder del Estado se intentó un capitalismo de Estado, como transición
al comunismo, esa potencial sociedad con mercado, se transformo inevitablemente
en sociedad de mercado, por la vía de la… tecnología.
Para agravar las cosas, además que ya tenían el virus heredado
de las expropiaciones, compraron tecnologías completas a los países
capitalistas.
El conocimiento científico sin la técnica no tiene posibilidades
de aplicación práctica. Marx parece haberlo descubierto recién
después de hacer ese curso de mecánica, lo que le permitió
afirmar, en la obra citada, que la maquinaria sólo fue posible cuando
la manufactura desarrolló las técnicas, es decir creó las
herramientas, que pudo utilizar el conocimiento científico para desarrollar
la máquina-herramienta, primer producto tecnológico. Recuérdese
que desde el descubrimiento de las leyes científicas sobre la fuerza
del vapor hasta su aplicación industrial, pasaron casi cien años
en una época de desarrollo galopante.
Cuando la no tan omnipotente tecnología no puede separar al sujeto del
objeto en la confección de algo, porque el hombre es tercamente vital,
es decir, cuando no puede prescindir del hombre, hace lo que hace la ciencia
con aquello que no puede controlar o no comprende: lo niega, lo oculta o inventa
un sucedáneo. Los "efectos no deseados" ¿vio? Esto es mucho
más evidente en el arte. La arquitectura, por ejemplo, suele argumentar
supuestos cambios estéticos en la subjetividad de una época, con
un verbo de frases hechas, "vacíos de intimidades", "espacios
epocales", "dimensiones especulares", "higienes de líneas"
"inmunidad ideológica" y un montón de bla, bla, para
ocultar la impotencia de la tecnología frente a la mano del artista.
Pero la resultante expresa la verdad de la expropiación de esa mano.
Puede verse también en la vida cotidiana. No hay tecnología capaz
de producir un buen asado criollo, por lo tanto se inventó la hamburguesería
como sucedáneo (¿Recuerda en la época del menemismo la instalación
de parrillas tecnológicas, allí, por la Avenida Córdoba?
No se sabe si se fundieron por la crisis o porque no había carne posible
de ser mecanizada) Menos puede su majestad la tecnología lograr los vinos
finos, así que nos brinda como sucedáneo el "new-agge"
Tampoco es cuestión de cantar victoria, con la mal llamada "ingeniería
genética" son capaces de producir una vaquita que dé una
carne posible de asar como las hamburguesas.
¿Qué hacer? Gran pregunta esta ¿No? Si la pudiera responder no estaría
escribiendo esto. ¿Le ponemos bombas a las computadoras como ayer hicieron los
anarquistas con las máquinas? Podría ser, pero me parece medio
inútil y hasta contraproducente, porque los propios fabricantes nos proveerían
de trotyl ya que aumentaríamos el mercado informático. En esa
carrera perdemos seguro, aparte de ir en cana acusados de terroristas. ¿Nos
sumamos a las campañas que promueven el etiquetamiento y las moratorias
en los alimentos trangénicos? Por supuesto que sí, excelente,
sobre todo porque aprenderíamos algo sobre este vital asunto que conocemos
sólo de oídas. . Los muchachos y muchachas que militan en pro
de la biodiversidad, son muy apasionados y claros, precisamente porque son apasionados
son claros.
Fíjese lo que acabo de escribir: "porque son apasionados son claros"..
La pasión es crimen de "lesa ciencia" para la epistemología
que sustenta la tecnología. No quiero decir que los científicos
no tengan pasión, que disparate, no habría ciencia, como no habría
creación humana sin la pasión.. El problema es que su teoría
del conocimiento se cree exenta, neutral, inmune, impune, asexuada, vacunada,
exorcizada, del deseo y de la pasión. Se cree "objetiva" porque
han pasado a formar parte del "engranaje", el "chip" de
la tecnología. No son objetivos, vaya pretensión, sino que han
sido "objetivizados" en la "maquinaria" hoy llamada tecnología.
Y cabe el interrogante si es posible eliminar esa objetivación de la
subjetividad en la sociedad de mercado. Es como decir si el engranaje es capaz
de salir sólo de la máquina que lo aprisiona. La pregunta es parecida
a plantearse si es posible eliminar la subjetividad del esclavo en la objetividad
de la sociedad esclavista
¿Qué hacer? Y en vez de responder me pregunto: ¿Cuánto de nosotros
es parte de esos "engranajes" o "chips" ? No, no me comí
la s, dije "cuánto" no cuántos; ¿cuánto hay en
nosotros de impregnación de la fascinación tecnológica
que no es más que una de las formas que adopta la tan mentada alienación?
¿Cuánto de nosotros conserva subjetividad de esclavo?
Aunque parezca extraño estamos en el mismo punto que estaba el viejo
Marx cuando trataba el maquinismo. Sólo que él apostó con
toda energía (yo diría, más que energía, con pasión
y deseo) a la dialéctica en la contradicción entre fuerzas productivas
y relaciones de producción. El sujeto, el obrero, había quedado
objetivizado como engranaje en la maquinaria y el desarrollo objetivo de esa
maquinaria crearía las condiciones para el desarrollo de la conciencia,
primero en sí, luego para sí. Las ideas se convertirían
en fuerza material que transformarían esa maquinaria negadora de la humanidad,
en herramientas de emancipación. ¿Se equivocó el viejo Marx’?
Es una pregunta que no tiene sentido. Marx apostó y estuvo muy bien al
hacerlo. Después de todo sus ideas desarrollaron el movimiento más
importante de occidente, después del cristianismo. Pero el problema es
que nosotros lo tomemos como fue, como una apuesta a la respuesta al ¿Que hacer?
Y no cómo una "ley" de las ciencias sociales. Una apuesta sin
acierto final no siempre es un error, así como un acierto no siempre
es antónimo de error. La lengua es más polisémica que uno
cree, porque la vida misma no es unívoca. Uso el término apuesta
como la invitación a emprender un viaje a lo desconocido, armados de
la experiencia acumulada, provistos de techne y en donde la epistéme
es sólo hipótesis. Hay que ver, en todo caso, qué llega
a movilizar semejante apuesta. Marx apostó a la objetividad de la contradicción
entre proletariado y burguesía y con esa hipótesis sacudió
todo el siglo veinte, quedando lozano su análisis del capitalismo, pero
sin resolver su superación. Esa es la pequeña tarea de nuestra
época.
Liberar la objetivación del sujeto es invertir la relación entre
técnica y tecnología. Que la tecnología "regrese"
a su lugar correspondiente como auxiliar de la técnica.
De lo chico a lo grande y de lo sencillo a lo complejo. No necesitamos ir a
"ver qué pasa" con Los sin Tierra de Brasil, ni a llevar
lápices y papeles a los alimentados y alfabetizados niños de las
escuelas cubanas, ni seguir exprimiendo a Marcos como un limón de teoría.
La solidaridad con ellos parte de la solidaridad con nosotros mismos. La mejor
solidaridad con la revolución es hacer la revolución, decíamos
- y hacíamos - en los setentas. En este momento existen, aquí
nomás, a la vuelta de la esquina, apasionantes campos de experimentación.
Unos por necesidad, otros por voluntad libertaria. No sólo los emprendimientos
de los piqueteros autónomos, las ocupaciones y puestas en funcionamiento
de fábricas, las asambleas que buscan soluciones cotidianas. Muchos más.
Todos "ricos de lindas riquezas". Quizás en donde se observa
con mayor claridad esta búsqueda de recuperación de los atributos
humanos de la técnica, es en esos grupos rurales de "ciudadanos-campesinos"
que ya no plantean la reforma agraria sólo como reivindicación
de la propiedad de la tierra, sino fundamentalmente como un radical cambio en
la producción agropecuaria: la agricultura orgánica, opuesta a
la tecnología genética. Al defender la biodiversidad, se defiende
la vida y la riqueza de lo diferente frente a las tendencias uniformadoras.
La "ingeniería genética" es acaso el momento más
alto y de mayor impunidad y hasta más peligroso, de la tecnología
y su mayor campo de experimentación es el "tercer mundo", este
país, el país de aquellas ubérrimas pampas. Desde luego,
no estoy diciendo que nos tenemos que ir al campo. Cada núcleo social
al que uno pertenece, urbano o rural, es nuestro "lugar para la experimentación"
de una sociedad alternativa. Sólo insinúo inspirarnos en ese "modo
de hacer las cosas" de estos grupos ruralistas que, por así hablar,
están en la primera línea de fuego, como camino posible, no para
eliminar las máquinas, sino para dejar de ser engranajes de ellas. No
para expropiar a los capitalistas , corriendo el riesgo de reemplazarlos, sino
para eliminar el capitalismo.