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Opiniones

De la red al papel: nace una revista
Página Roja, palabras libres



Editorial
Página Roja(1)

En un mundo en el que todas las "dignidades sociales establecidas": políticos, grandes empresarios, periodistas, intelectuales de pico y pluma, califican de "reconstrucción" de Iraq al saqueo y reparto de botín, organizado y distribuido por una gavilla de ladrones como la Conferencia de Donantes, la izquierda para serlo tiene que resistir a la barbarie.

En un país en el que las tribunas están totalmente ocupadas por una élite –designada en un proceso electoral convertido en un auténtico mercado- capaz de llamar "capital de la Solidaridad" a la ciudad, Madrid, a la que han llegado los rufianes que han venido a robar a un país derrotado, arrasado e indefenso, algo muy grave está ocurriendo.

La izquierda tiene que afirmarse en la realidad, sobre la tierra, e inclinarse hacia delante para aguantar el vendaval. En un sistema caracterizado por la manipulación de las conciencias y por la violencia totalmente impune, la firmeza y el valor deben ser en estos momentos las principales virtudes de la gente que realmente quiere luchar por un mundo nuevo. Pero también la impertinencia. Buscamos la verdad y por esa razón, por que la buscamos, es nuestra; no de los poderes establecidos que la esconden, la deforman o la violentan. De ahí nuestra impertinencia frente al cinismo sin límite.

Los que esconden la verdad y la odian son, sin embargo, los dueños de la imagen y la palabra. El problema es enorme porque la información que recibimos y la comunicación con la que nos relacionamos, son una parte fundamental de lo que somos y, sobre todo, una parte esencial de lo que seremos mañana.
Buena parte de la conciencia posible sobre una realidad que se está haciendo pavorosa es limada y desviada por los medios de comunicación generales. Esa es su función corporativa. Por eso a su conjunto, instrumento y brazo armado –de mentiras y de odio cuando es necesario- de las poderosas élites económicas, les llamamos Falsimedia.

En las últimas décadas han ocurrido algunos procesos muy importantes relacionados con la información y la comunicación social. El principal es que el conjunto de los grandes medios de comunicación han reforzado sus conexiones empresariales y políticas. Directas en el caso de los medios privados, indirectas en el de los medios públicos mediatizados por los grandes controladores de los mercados electorales. El resultado es el dominio fundamental de la "opinión pública" que ha pasado a ser una creación mediática.

Los partidos y sindicatos que se proclamaban de izquierda han perdido todo control sobre su información interna y externa. Ya no informan, comunican, ni debaten. Negocian con los grandes medios la información a transmitir, los límites de su resistencia. Dicen pero no dicen; protestan ante las injusticias y las atrocidades, pero sólo un rato. Falsimedia les coloca filtros y les señala el camino de la corrección política. Han llegado a ser tan correctos que se limitan a poner la segunda voz en la fabulosa cantata que describe el mundo.

Hace muy pocos años que en Internet se ha abierto un pequeño espacio para la información alternativa, para la búsqueda y comunicación de esa verdad que nos conecta con el mundo. A medida que se ha consolidado ese espacio alternativo, y que la definición de Falsimedia como instrumento de los grandes poderes sociales del capitalismo neoliberal se ha establecido de manera más rígida, han ido surgiendo dos campos informativos –uno de ellos gigantesco, el otro emergente- que son también dos concepciones antagónicas del mundo: el de los "vencedores" y el de los "vencidos".

Nosotros pensamos que romper el monopolio informativo de Falsimedia es una tarea fundamental y global de la izquierda. Sabemos que las posibilidades de acceso a "la red" es todavía muy limitada, y que el disgusto y el recelo hacia las pantallas de ordenador están todavía muy extendidos. A consecuencia de esto se está produciendo una frontera informativa, también dentro de la izquierda, que de no corregirse se irá convirtiendo en una frontera política.
De un lado la gente que a través de la red tiene acceso a información y opinión alternativa, y del otro la que se alimenta exclusivamente a través de los medios generales. El asunto es muy grave porque esta frontera, que insistimos también atraviesa a la izquierda, deja bajo el control de los fabricantes de "opinión pública" a la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Página Roja pretende ayudar a resolver ese problema ofreciendo, en papel, una muestra de la información y opinión alternativa que circula en la red.
Página Roja no es una publicación de partido. Recopila y entrega información y opinión alternativa -necesariamente desde el otro lado, necesariamente desde la izquierda- a las personas para las que la red es una barrera por el momento insuperable.

Dentro de nuestra inevitable modestia de medios, ayudaremos a romper el cerco de Falsimedia, a burlar la deliberada creación de una "opinión pública" intelectualmente pasiva, políticamente servil y emocionalmente manejable.

Aquí empezamos.

Nota:
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