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Libros sí, Alpargatas también

30 de noviembre del 2002

Crítica del libro de Mirta Zaida Lobato

Guillermo Martín Caviasca
Revista La Maza

Hay una tendencia en la investigación histórica que se orienta hacia la "historia de las empresas". Proliferan congresos donde este enfoque domina el interés de muchos investigadores que, acordes con la hegemonía neoliberal, ven en el capital y sus organizaciones su principal objeto de estudio, despojando a las masas de historia propia y atomizando los procesos a un nivel que los vuelve incomprensibles. En La vida en las fábricas (Prometeo Libros / Entrepasados, 2001), Mirta Zaida Lobato demuestra cómo la elección de ese objeto: las dos empresas frigoríficas de Berisso; y del enfoque: desde la experiencia de la clase obrera, son una elección del investigador y que en todos los casos es una opción suya el tipo de historia que se quiera contar.
Los frigoríficos de Berisso y la comunidad urbana que se forma en torno a ellos son un caso muy particular, dotado de características que los vuelven sumamente significativos. Al ser una comunidad netamente obrera que depende de la actividad de estas dos empresas, refleja el proceso de conformación, consolidación y decaimiento de la clase obrera argentina casi en estado "puro", ya que además los frigoríficos son la primera gran industria instalada en el país.
A lo largo del libro, Lobato intenta desentrañar la conformación de los obreros de Berisso como clase recurriendo al andamiaje teórico tomphsoniano cercano al marxismo culturalista, aplicando la noción de experiencia como determinante de la identificación de la clase como sujeto histórico. Es así como los obreros se convierten en actores colectivos y tienen determinadas ideologías a través de experiencias históricamente determinadas y no automáticamente por su lugar en el proceso productivo. Además, estudia las relaciones de género y especialmente el rol de la mujer obrera (un 30 por ciento de los trabajadores del frigorífico); el rol de las diferentes comunidades de inmigrantes y su proceso de "nacionalización"; la organización del trabajo, los mecanismos de control de la empresa, la relación de los trabajadores con el estado y la política, etcétera.
Este estudio casi microscópico de los trabajadores de Berisso nos permite, también, ir extrayendo claves para comprender procesos sumamente importantes como la identificación de los obreros con el peronismo, la conformación de los sindicatos o el presunto tránsito de una clase obrera "internacionalista" a una "nacionalista" en los años '30, entre otros. Una lectura esquemática y superficial o cargada de prejuicios siempre mutiló la interpretación de estos procesos impidiendo una mejor comprensión de nuestra historia.
En este sentido quizás sea muy interesante profundizar en la ruptura que la clase obrera peronista proyecta sobre su propio pasado; hay un antes y un después de Perón que en la imaginación popular constituyen dos tiempos enfrentados: un tiempo de caos preperonista frente a un cosmos construido por Perón. Esta construcción pareciera negar las luchas anteriores y en particular para el gremio de la carne, el rol jugado por los comunistas en el '30 en la constitución del sindicato. Esto ayudó a construir el mito intelectual de la existencia de dos clases trabajadoras: una consciente preperonista enfrentada a una inconsciente (conformada por inmigrantes del interior) peronista.
Las fuentes de Lobato nos develan un proceso mucho más complejo (y menos racista), en el cual obreros "nacionales" y "extranjeros" con experiencia política y sindical en sus fábricas son parte de esta ruptura pero, a su vez, son portadores de continuidades tan o más importantes que la clase obrera bajo la identidad peronista conservó y desplegó: una fuerte identidad de clase frente a las demás clases de la sociedad, la capacidad de pelear bajo la persecución estatal luego de la caída del peronismo, etcétera.
En este marco, la autora de La vida en las fábricas respalda su trabajo con una investigación seria que abarca una multiplicidad de fuentes escritas y orales a las que suma un reconocimiento e interpretación de los espacios urbanos y fabriles, lo que le da una gran solidez a la obra y la vuelve punto de referencia para investigaciones posteriores.
Finalmente, debemos decir que el cambio radical de la actitud de las masas en nuestros días, que han comenzado a tomar en sus manos la política, requiere que los militantes e intelectuales estén herramentados teóricamente para aportar a la construcción de una salida revolucionaria a la crisis de nuestro país. Para cumplir esta tarea con acierto, debemos comprender cuáles han sido los caminos transitados por las masas en el pasado y analizar en función de ellos los errores propios y los aciertos ajenos que nos llevaron a la situación actual. Este excelente libro nos brinda, entonces, algunas claves para comprender la lucha de la clase obrera argentina, cuya participación en las batallas del presente es fundamental para la materialización de las posibilidades revolucionarias que se están vislumbrando.