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Libros sí, Alpargatas también

Ya todos tienen papeles, aunque sean falsos
¿Indocumentados?
No, clandestinos

Arturo Cano

MASIOSARE


Cuántos son, quiénes son, de dónde vienen, a dónde van, en qué trabajan. Las preguntas de siempre sobre los migrantes. Y las respuestas son "estudios (que) están llenos de contradicciones, medias verdades o varias verdades", dicen Jorge Durand y Douglas Massey. En ese mar se mueve el reciente libro de ambos expertos, una visión panorámica y polémica sobre el fenómeno migratorio más viejo y masivo de la historia: la migración de mexicanos a Estados Unidos


LOS TLAXCALTECAS TRABAJABAN duro en la cosecha de papas en Idaho cuando se dieron cuenta de que, no lejos de ahí, había un lugar donde podrían encontrar empleos mejor pagados y en lugares con calefacción. En unos pocos años acapararon las plazas en hoteles, moteles y restaurantes de Jackson Hole, Wyoming. Pero si en los campos eran invisibles, en el turismo se volvieron blanco fácil. La migra estadunidense hizo una gran redada y cientos de trabajadores fueron deportados en vagones para ganado.
"Los hoteles se quedaron sin gente para hacer las camas, barrer los patios, aspirar los cuartos, lavar la ropa; los restaurantes no tenían gente para limpiar las mesas, picar lechuga o lavar los platos. La migra había afectado directamente los intereses económicos de la comunidad, y los representantes políticos se encargaron de impedir nuevas redadas. Los migrantes deportados regresaron al poco tiempo y fueron recibidos con los brazos abiertos".
Esta historia la cuentan Jorge Durand y Douglas S. Massey en su nuevo libro. Esta y muchas historias de migrantes más, aunque no se trata de una antología de crónicas periodísticas, sino de la obra de dos expertos que han estudiado la migración México-Estados Unidos desde hace 21 años.
Durand y Massey le ponen sabor –historias, lugares, rostros– a su acuciosa revisión de los patrones y las teorías migratorias, a sus "mapas" de las regiones de origen y de destino, a su revisión de políticas migratorias que han logrado todo lo contrario de lo que formalmente se proponían.
Clandestinos no es un libro para expertos, aunque ningún académico se sentirá defraudado con sus hallazgos, su manejo de los datos y su permanente invitación al debate.
Clandestinos es una lectura obligada, sin duda, para la cada vez más grande comunidad de migrólogos de éste y aquel lados de la frontera. Una lectura obligada para dirigentes de las comunidades migrantes, para estudiantes y líderes políticos de los estados de origen, para cualquiera que desee una visión panorámica y al tiempo profunda del complejo y singular fenómeno de la migración mexicana.
Su lectura no le caería mal, tampoco, a muchos funcionarios del actual gobierno, que creen estar descubriendo el hilo negro porque acaban de conocer a los migrantes.
Los nuevos rostros
Irse al norte es una decisión que se puede tomar con un volado. A dónde ir, no. Los destinos de los migrantes dependen de las amplias y complicadas redes que comienzan a tejer los pioneros.
Es sabido, pero los autores lo documentan con precisión, que los circuitos migratorios trascendieron los barrios mexicanos con un siglo de antigüedad (Los Angeles) o las capitales regionales de los migrantes (Chicago). Los migrantes mexicanos cubren ya toda la geografía del vecino: están en las empacadoras de Nebraska, en las plantas avícolas de Georgia, en las tiendas de frutas de los coreanos en Nueva York, en los campos de tabaco en Carolina del Norte y el sur de Virginia, en el empaque de cangrejo en Maryland. Y también, por supuesto, en el campo, pues la agricultura del Imperio está totalmente mexicanizada.
Los nuevos rostros de la migración nacional, marcados por la "diversidad de opciones laborales y los nuevos contextos geográficos y sociales". En Clandestinos se les mira uno a uno y con detalle.
Una solución esquizofrénica
Durand (antropólogo) y Massey (demógrafo) desmenuzan la política migratoria estadunidense, tomando como eje las consecuencias de la legalización de 1986 (conocida como IRCA, por sus siglas en inglés): fue, dicen, "una especie de solución salómonica, por no decir esquizofrénica: absoluta tolerancia para los indocumentados que estuvieran trabajando en el país cinco años antes de 1986, y cero tolerancia para aquellos que pretendieran cruzar la frontera y trabajar de manera irregular después de 1986. Y, como se sabe, las soluciones salomónicas no suelen funcionar. No se puede partir en dos un proceso lleno de vida y en pleno desarrollo".
A partir de IRCA, se suponía, los migrantes legalizados se integrarían más rápidamente a la sociedad receptora. La otra "pata" del proceso era apretar las tuercas en la frontera y a los empleadores que contrataran trabajadores indocumentados.
"La realidad fue otra; el proceso de legalización fue un completo éxito, pero las políticas de control fronterizo y penalización a los empleadores de indocumentados fueron un rotundo fracaso". No podía ser de otra manera: sólo 2% del inmenso presupuesto para controlar la inmigración se usa fronteras adentro. Resulta más rentable, en términos políticos, trabajar en la frontera que en el interior, subrayan los autores.
Los resultados: el crecimiento de la inmigración legal e indocumentada; un costo de vidas humanas irreparable en la frontera y el crecimiento de las mafias de polleros; crecimiento del sistema de subcontratación; y fortalecimiento del crimen organizado dedicado a la falsificación de documentos.
"En la actualidad todos los migrantes tienen papeles, sean éstos falsos o legítimos... Más que indocumentado, el trabajador migrante del siglo XXI, con papeles falsos o irregulares, ha pasado a ser un migrante clandestino".
Futuro
Anticipan los autores: "El cambio se va a dar cuando el flujo baje su caudal. En ese momento la migración mexicana dejará de ser ‘problema’ y será vista como un elemento más en el panorama general, como algo natural y necesario. En ese momento la imagen de la frontera, como construcción social, tendrá que cambiar, el control perderá su carácter coercitivo, se volverá a un control de tipo administrativo, y aun se podrá pensar en un libre tránsito".
La migra los oiga.
Clandestinos. Migración México-Estados Unidos en los albores del siglo XXI. Jorge Durand y Douglas S. Massey. Porrúa-Universidad Autónoma de Zacatecas, 2003. Colección América Latina y el Nuevo Orden Mundial, dirigida por Raúl Delgado Wise.