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Libros sí, Alpargatas también

Estimado colega y/o amigo:

Te recuerdo que el miércoles a las 19.30 presentamos en la Fundación Memoria del Holocausto, Montevideo 1919, nuestro libro "Ultramar Sur. La última operación secreta del Tercer Reich. La cruenta fuga en submarinos hacia la Argentina de más de 50 jerarcas nazis", que publicó el Grupo Editorial Norma.
Alli dialogaremos con Emilio J. Corbiére, Abraham Huberman y el público sobre algunos sorprendentes descubrimientos. Por ejemplo que en las costas argentinas desembarcaron clandestinamente varios submarinos alemanes (al menos uno en junio y tres en julio de 1945) además de los dos que se entregaron en la base naval de Mar del Plata el 10 de julio y el 17 de agosto de ese año.
Respecto a estos dos: el primero había hundido poco antes de la rendición de Alemania a la corbeta estadounidense "USS Eagle 56" (49 muertos) y el segundo, a casi dos meses de aquella rendición, al crucero brasileño "Bahía" (336 muertos, incluídos cuatro nortemericanos). Sin embargo, y muy sorprendentemente, ambos hundimientos fueron dados por "accidentales". En la presentación, explicaremos por qué.
Los submarinos alemanes fueron perseguidos por torpederos de Brasil y Argentina (el "Bocaina" y el "Babitonga", brasileños, y el "Mendoza", argentino) pero desembarcaron sin contratiempos luego de que, también muy sorprendentemente, el 21 de julio el jefe de la Armada, vicealmirante Héctor Vernengo Lima (por entonces, el acérrimo adversario del ascendente coronel Perón) ordenara suspender el patruaje costero.
El secretario de Vernengo Lima era el capitán Isaac Francisco Rojas, quien verificó personalmente el arribo de los submarinos. Y el secretario de Rojas, el joven Francisco Manrique, quien participó de los interrgatorios a los marinos alemanes rendidos en Mar del Plata.
Los interrogatorios fueron amañados para ocultar que los submarinistas alemanes eran claros sospechosos -además de haber hundido a la "USS Eagle 56" y al "Bahía"- de haber posibilitado la fuga de Adolf Hitler y Eva Braun.
El jefe de los interrogadores fue el capitán de navío José A. Dellepiane, a quién Rojas hizo nombrar jefe de la Policía Federal en septiembre de 1955 tras el derrocamiento del presidente Juan Perón.
Fueron asi los antiperonistas y futuros "gorilas" quienes permitieron el desembarco de los primeros nazis que llegaron al país. Y lo hicieron por "obediencia debida" a sus amos británicos y estadounidenes.
Expertos estadounidenes y británicos interrogaron sucesivamente a los marinos alemanes. Y decretaron el máximo secreto -75 años- sobre esos interrogatorios.
¿Por qué?. El miércoles dialogaremos sobre eso.
Estás invitado.
Juan Salinas y Carlos De Nápoli