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Heinz Dieterich Steffan

16 de agosto del 2003

żExiste un peligro neofascista?

Heinz Dieterich
Rebelión

La apreciación de la política exterior de George W. Bush como "neofascista", por parte del presidente Fidel Castro, no ha sido aceptada en círculos intelectuales europeos y estadounidenses como una caracterización adecuada..
Sectores progresistas admiten que se trata de una política imperialista, pero no conceden el calificativo "neofascista": argumentan que el proyecto de Bush-Blair- Berlusconi-Aznar-Sharon no cumple con los requisitos de una definición de rigor del fascismo y que el uso generalizado del término llevaría a interpretaciones y posturas equivocadas entre las fuerzas antifascistas..
En América Latina y otras partes del Tercer Mundo se usa el concepto de manera menos restringida. El presidente de Irán, Muhamar Chatami, por ejemplo, solicitó recientemente en Teherán a la opinión pública de su país, rechazar "una interpretación retrógrada, enfermiza y fascista de la religión islámica"..
Una posición razonada en esta disputa requiere el siguiente procedimiento metodológico: a) la comprensión de las propiedades esenciales del fascismo italiano y alemán; b) la comparación del paradigma resultante con la política de Bush; c) el juicio respectivo..
1. La aparición del fascismo a escasos años de la Revolución soviética no fue aleatoria, sino causal. Fue la respuesta de las respectivas burguesías y sectores terratenientes a una crisis política, que hacía peligrar su sistema de dominación a través de una alternativa no-sistémica: la revolución socialista..
2. Pese a que pequeñas burguesías, clases medias y sectores populares formaban la base ideológica y social del fascismo, su misión de clase respondía a los intereses del gran capital: era el Calibán de la alta burguesía, no el servidor de la pequeña..
3. El fascismo no fue, como sostienen intelectuales liberales y conservadores, una anomalía o un desarrollo disfuncional del sistema capitalista. Se trata, más bien, de un fenotipo de dominación política que le es inherente al "genoma" del capitalismo moderno y que, por lo tanto, puede activarse, cuando una crisis económica-política sistémica lo requiera..
4. Los elementos anticapitalistas que existieron originalmente dentro del fascismo italiano y nacionalsocialismo alemán, fueron útiles para engañar a los diversos sectores sociales sobre los verdaderos fines del movimiento y su verdadero carácter de clase, para, de esta manera, desvincularlas de los partidos socialdemócratas y comunistas. Sin embargo, una vez en el poder, la corriente anticapitalista fue liquidada rápidamente, porque estorbaba la simbiosis entre la cúpula partidista y el gran capital, que es el verdadero centro de gravedad del proyecto..
5. Ese seudo-anticapitalismo estaba vinculado al carácter seudo-revolucionario del fascismo. Ambas estrategias miméticas servían para ocultar ante la sociedad, que Hitler y Mussolini no representaban la ruptura con el verdadero responsable de las continuas crisis del sistema, el capitalismo, sino, precisamente, lo contrario: su salvación a través del terror de Estado..
6. El terrorismo de Estado fue integral a la política interior y exterior de ambos regímenes. Hacia el exterior, los chantajes bélicos, las guerras de agresión, la destrucción de las instituciones de cooperación internacional, como la Liga de Naciones, el trato colonial a otros pueblos y Estados y el desconocimiento unilateral de tratados y estipulaciones del derecho internacional, caracterizaban la política fascista..
Esa integralidad es posiblemente excepcional, dado que en muchos Estados modernos una politica interna de democracia formal se combina con una politica neofascista exterior..
7. La exterminación de las organizaciones y del pensamiento del movimiento obrero y la destrucción del Estado liberal, que permitía la existencia de ambos, constituían los objetivos inmediatos del fascismo..
8. Su ataque se dirigía contra la forma del Estado, la democracia parlamentaria, no contra el contenido de la sociedad: el capitalismo y la propiedad privada. Forma y contenido del sistema habían entrado en una contradicción antagónica: el fascismo la disolvió, antes de que ella disolviera al sistema..
9. El sistema estatal de manipulación propagandística de las masas tendía a ser monolítico. Sus contenidos eran recurrentes y se centraban en algunos tópicos y mecanismos psicodinámicos centrales, entre ellos, el chovinismo, la atomización y la paranoia inducida..
La paranoia inducida giraba en torno a la existencia de peligrosos enemigos internos y externos, particularmente el bolchevismo y los judíos, que habrían causado la desgracia del pueblo alemán..
El chovinismo, tanto en su forma racista, como religiosa, cultural o de otra índole, opera sobre los complejos de inferioridad, el narcisismo y la vanidad nacionales. En esas fértiles tierras del engaño, la elaborada demagogia de los nazis y la chaplinesca grandezza del Duce, lograron resarcir humillaciones y derrotas del alma colectiva, llevándola nuevamente a los campos eliseos del perdido esplendor germánico y romano..
La necesidad antropológica de identificación con un todo superior ---que es potenciada brutalmente en el capitalismo por la extrema individualización, a la cual están sometidos los ciudadanos en su sistema de relaciones mercantiles y contractuales--- es satisfecha demagógicamente en la mítica "comunidad del pueblo" (Volksgemeinschaft), que supuestamente existe más allá de las clases sociales y sus antagonismos, dentro de una Patria solidaria, fuerte y unificada, bajo la autoridad del Fuehrer..
10. Ante la grave crisis de acumulación, las libertades liberal-capitalistas para el capital fueron reducidas por el Estado fascista en beneficio de un capitalismo centralmente planificado y más intervencionista. "No es el capitalismo, sino el capitalismo liberal que ha encontrado su fin en Alemania", expresaba uno de los ideólogos de los nazis ese hecho, en 1934. "El capitalismo alemán se desliga de la base del liberalismo y entra en un nuevo espacio de su realización." Ese espacio fue el keynesianismo militar..
11. Los intereses de la camarilla de grandes empresarios, de la alta burocracia del Estado y de la nomenclatura del partido fascista, que gobernaban Alemania e Italia, se garantizaron no solo en lo interno, sino también mediante una política exterior terrorista, destinada a la apropiación bélica y/o mercantil del plusproducto económico y de los mercados y materias primas de otros pueblos..
12. Ante el fracaso de la economía de mercado y de la democracia formal, la burguesía remplazó sus formas parlamentarias de dominación con formas dictatoriales. Sin embargo, el vehículo escogido para destruir a las fuerzas populares y vertebrar el nuevo régimen dictatorial, no eran las Fuerzas Armadas, sino el partido único..
Si se analiza la política de la troika Bush-Cheney-Rumsfeld a la luz del paradigma del fascismo histórico, resulta obvio que algunos criterios coinciden y otros no. Sin embargo, si se toma en cuenta que el planteamiento del presidente cubano se refirió a la política exterior de Washington y las pretensiones fascistas internas (Patriot Act), entonces es evidente que el calificativo "neofascista" es plenamente justificado..
La reticencia europea de emplear el término neofascista es comprensible. Habiendo sido víctimas primarias del fascismo histórico, y pretendiendo ser diferente a Estados Unidos, es difícil justificar su complicidad con el nuevo proyecto fascista..
En su vanidad y arrogancia piensan que son parte de la solución al imperialismo de los incultos estadounidenses. No ven que son parte del problema.