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Octubre 24, 2025
MARTA HARNECKER

25 de mayo del 2002

Ponencia presentada en la conferencia Internacional: Vigencia del Marxismo Cl�sico en el Centenario de la muerte de Federico Engels


Marxismo y humanismo
Marta Harnecker
Indice �
1. Campo ideol�gico en el que surge esta tesis
2. Lo que el antihumanismo te�rico no niega contra sus detractores
3. La ruptura epistemol�gica: el hombre desaparece como concepto te�rico
4. la "determinacion en ultima instancia"
5. El marxismo: donde el hombre desaparece como Sujeto de la historia
6. Rechazo a pretensiones te�ricas del humanismo, pero reconocimiento de funci�n pr�ctica �
Innumerables y prestigiosos intelectuales de todas las latitudes han criticado a Louis Althusser por haber pretendido desterrar al hombre del marxismo. Se le ha acusado de reducirlo al papel de simple marioneta de estructuras, negando su papel en la historia. �A caso su provocadora tesis del "antihumanismo te�rico de Marx"(1) no es la mejor prueba de ello? �
1. Campo ideol�gico en el que surge esta tesis �
Para entender lo que el fil�sofo franc�s quiso decir con estas palabras usemos su propio m�todo para analizar el pensamiento de un autor; examinemos primeramente un campo ideol�gico en el que surge esta tesis. Era la �poca del debate abierto, como consecuencia del XX Congreso del PCUS de febrero de 1956, sobre los problemas del socialismo y la cr�tica al culto a la personalidad. �
Este congreso tuvo lugar en una �poca de euforia socialista. No s�lo la "marea roja" se hab�a expandido enormemente a nivel mundial, sino que la URSS, a pesar de los inmensos da�os materiales sufridos por la guerra, hab�a pasado a ser la segunda potencia econ�mica y militar mundial. Y, adem�s, seg�n las declaraciones del PCUS, ya se hab�a logrado materializar la etapa del socialismo desarrollado, se entraba en la etapa de la construcci�n del comunismo. El estado no era ya un estado de clase, sino un estado del pueblo entero. La Uni�n Sovi�tica proclamaba la consigna: "Todo para el hombre, respeto a la legalidad y a la dignidad de la persona." Los partidos obreros celebraban las conquistas del humanismo socialista. Los intelectuales marxistas buscaban las garant�as te�ricas a estos temas en El capital, pero mucho m�s en las obras de la juventud de Marx. El tema de la alienaci�n del hombre pasaba a ser uno de los temas centrales. Se hablaba de los problemas del hombre y se olvidaba la cuesti�n de la lucha de clases. Los fil�sofos de los pa�ses socialistas, buscaban respuestas en los grandes pensadores cristianos contempor�neos: Maritain, Mounier, Teilhard de Chardin. �
Althusser escribe su pol�mico art�culo "Marxismo y humanismo" ocho a�os despu�s del comienzo del "deshielo" iniciado por el XX Congreso, cuando la euforia hab�a comenzado a declinar y el fracaso de la desestalinizaci�n oficial empezaba a causar profundo malestar entre los intelectuales. Se hac�a cada vez m�s patente que las denuncias de Jruschov y el grupo gobernante pretend�an que "el pr�logo fuera -como dice Isaac Deutscher- tambi�n el ep�gono de la desestalinizaci�n"(2). Al fin y al cabo el proceso hab�a sido iniciado por los propios colaboradores de Stalin, un ajuste de cuentas radical pod�an alcanzarlos. "Despu�s de mostrar el enorme esqueleto escondido en el armario volvieron a cerrar la puerta"(3). En lugar de que las denuncias fueran el preludio de una clarificaci�n de muchas cuestiones sobre los problemas de la construcci�n del socialismo, nada se hac�a por romper la amnesia colectiva del pueblo sovi�tico debida a d�cadas de falsificaci�n de la historia. Se denunciaban los hechos, no se investigaban sus causas. �
El vac�o anal�tico del pasado pretend�a ser llenado por reflexiones sobre el humanismo socialista. Erich Fromm convoca, entonces, a varios intelectuales a realizar una obra que deb�a aparecer en Estados Unidos en torno a este tema. Un trabajo pedido a Althusser sobre el tema es rechazado porque su contenido es "contrario a la l�nea general del proyecto". El fil�sofo franc�s afirma que el debate, planteado en estos t�rminos, no permite, superar el dogmatismo preexistente, sino que se limita a incursionar en lo que denomina despectivamente: "las charlataner�as filos�ficas `marxistas' sobre el hombre"(4). �
�Por qu� atacar con tanta sa�a a quienes se preocupan honestamente por restaurar el car�cter "humanista" del socialismo luego de los errores y horrores del per�odo stalinista? �
�Por qu� enunciar en ese contexto una tesis tan provocadora? �
La raz�n es simple. Althusser constata la fuerza que han tomado las reflexiones sobre el humanismo en los medios intelectuales marxistas y ve con lucidez que si se marcha por ese camino se va a producir un bloqueo te�rico que impedir� pasar del reconocimiento de los errores del per�odo stalinista al conocimiento de sus causas. Lo que realmente est� en juego es la posibilidad de resolver los problemas del socialismo. El autor est� convencido que �stos no se podr�n resolver si los intelectuales se dedican a reflexionar sobre el hombre, s�lo podr�n ser analizados y resueltos si se estudian las condiciones materiales de su surgimiento: las relaciones de producci�n en los pa�ses socialistas, la no correspondencia entre propiedad jur�dica y apropiaci�n real, entre estatizaci�n y grado de socializaci�n de las fuerzas productivas, el problema de la divisi�n del trabajo que no es ajeno a los aparatos ideol�gicos del estado, la relaci�n entre partido �nico y estado y sus consecuencias. �
Seg�n Althusser, el concepto de "culto a la personalidad" es un concepto ajeno a la teor�a marxista y aunque �ste denuncia pr�cticas, "abusos", "errores" y en ciertos casos "cr�menes", nada explica sobre sus condiciones y sus causas. Lo m�s peligroso es que pretende explicar lo que en realidad no explica y, por lo tanto, no puede sino desviar las investigaciones de aquellos que pretenden esclarecer los hechos.(5) �
Y para explicar la acidez de sus cr�ticas y el caracter provocador de su tesis sostiene:
El palo estaba tan curvado hacia el lado del humanismo que era necesario curvarlo en sentido contrario, hacia el "antihumanismo" para que recobrase su posici�n recta. �
Por lo dem�s, esta actitud no es excepcional. En todo debate te�rico la tendencia es a exagerar las tesis propias para demarcarse de las tesis que se combaten. Sabemos que Marx y Engels no fueron ajenos a esta regla. Fue justamente ese �nfasis en la producci�n material, contra el idealismo que dominaba el campo ideol�gico de su �poca, lo que motiv� una lectura economicista, evolucionista del marxismo. �
Es tal el impacto que produce en Althusser lo que ocurre te�rica y pol�ticamente entre los intelectuales marxistas en ese momento; es tan profundo el vac�o te�rico que constata, que abandona su proyecto inicial de hacer una gran tesis sobre la relaci�n entre filosof�a y pol�tica en el siglo XIX -recorrido que hab�a estimado necesario para la comprensi�n del pensamiento de Marx- y comienza a escribir sobre temas que permitan devolver al marxismo su car�cter cr�tico y transformador. �
2. Lo que el antihumanismo te�rico no niega contra sus detractores �
Pero antes de incursionar en el nudo de la tesis althusseriana nos parece importante adelantar, contra las acusaciones tan profusamente vertidas, que su tesis del "antihumanismo te�rico de Marx", en primer lugar, no niega que el objetivo del esfuerzo te�rico y de la lucha pol�tica de Marx y de los marxistas sea la plena realizaci�n del hombre. Althusser, interpretando a Marx, aclara al comienzo de su art�culo Marxismo y humanismo(6), que "la lucha revolucionaria ha tenido siempre por objetivo el fin de la explotaci�n y, por lo tanto, la liberaci�n del hombre." �
En segundo lugar, tampoco pone en duda que puedan existir concepciones humanistas del mundo que desempe�en un papel positivo en la lucha de clases y sirvan de motivaci�n a los pueblos en su lucha por la liberaci�n. �
El pensador franc�s no desconoce, por ejemplo, el m�rito hist�rico de las ideolog�as humanistas que alimentaron la lucha contra el feudalismo, contra la Iglesia, pero sostiene que no debe olvidarse que estas ideolog�as son inseparables de una clase burguesa en ascenso cuyas aspiraciones expresaban; al traducir a un nuevo lenguaje las exigencias de la econom�a mercantil y capitalista sancionada por el derecho mercantil burgu�s que correg�a el antiguo derecho romano. "El hombre como sujeto, el hombre libre, sujeto de sus pensamientos es, ante todo, un hombre libre para poseer, para vender y comprar, un sujeto de derecho"(7). �
Pero, entonces, �c�mo explicar las cr�ticas que se hacen a Althusser sobre el tema del humanismo? �
Pienso que, en parte, su origen puede estar en las expresiones excesivamente radicales que el fil�sofo emplea para demarcar su reflexi�n de la de los fil�sofos humanistas de su �poca, pero fundamentalmente, creo que esto se debe a una lectura superficial e incompleta de sus escritos, por lo dem�s bastante herm�ticos. Estimo que Althusser ha sido un gran incomprendido tanto en la �poca del snobismo proalthusseriano como en el per�odo antialthusseriano que le sigui�. �
Es interesante anotar que quienes acusan a Althusser de antihumanista sintom�ticamente olvidan la palabra "te�rico" que, en su tesis, adjetiva siempre el t�rmino "humanismo", y sin la cual es imposible comprender lo que �ste autor plantea sobre este tema. Este no habla de un "antihumanismo" a secas, sino de "antihumanismo te�rico". �
Lo que su tesis pretende indicar es que "la categor�a de hombre no desempe�a en la obra de Marx papel te�rico alguno"(8). �
Pero, �qu� quiere significar Althusser cuando afirma que �sta categor�a no desempe�a un papel te�rico? �
Para el fil�sofo franc�s una categor�a desempe�a un papel te�rico cuando forma parte de un todo solidario con otras categor�as y no puede ser suprimida sin alterar el funcionamiento de ese conjunto. Y en ese sentido, lo que merece, seg�n �l, el calificativo de "humanismo te�rico" es la postura que contempla al hombre como centro del mundo en el sentido filos�fico del t�rmino, es decir como esencia originaria y fin del mundo(9). �
Ahora bien, la tesis del antihumanismo te�rico de Marx no puede separarse de otra de sus tesis: la que afirma que Marx ha producido una profunda revoluci�n te�rica inaugurando una nueva ciencia: la ciencia de la Historia, suceptible de ser considerada como tal porque existe un determinado tipo de determinismo hist�rico que Marx expresa bajo la noci�n "determinaci�n en �ltima instancia", y que la magnitud de este descubrimiento cient�fico no puede entenderse si no se acepta la existencia de un corte o ruptura epistemol�gica entre el pensamiento del joven Marx, que representa su prehistoria ideol�gica, y el pensamiento del Marx maduro, fundador de la ciencia de la Historia, en la que el hombre desaparece como Sujeto del proceso hist�rico. �
Analicemos brevemente estas tesis empezando por la ruptura epistemol�gica. �
3. La ruptura epistemol�gica: el hombre desaparece como concepto te�rico �
Seg�n Althusser, Marx no pudo llegar a su teor�a cient�fica sino realizando una cr�tica radical de la filosof�a del hombre, que le sirvi� de fundamento en los a�os de juventud. �
En sus primeras obras podr�an distinguirse dos etapas. La primera, dominada por el humanismo racionalista liberal m�s cercano a Kant y Fichte que a Hegel (cuando combate la censura de prensa, las leyes feudales, el despotismo prusiano). En las obras de est� �poca Marx sostiene que el hombre est� llamado a ser libre, que no es libertad sino al ser raz�n y que la raz�n se encarna en el estado. Por eso aboga por la libertad de prensa y considera al periodismo cr�tico como la esencia misma de la pol�tica. En aquel momento est� convencido de que razones bien expuestas podr�an llevar a un cambio de la sociedad. �
En una segunda etapa, Marx desilusionado -como todos los neohegelianos de su �poca- frente a un estado que permaneci� sordo a la raz�n, se entusiasma con el humanismo de Feuerbach, que permite pensar la no-raz�n como enajenaci�n y en esta enajenaci�n la historia del hombre(10). �
Althusser sostiene, como es conocido, que Marx rompe con esta problem�tica humanista de la esencia gen�rica del hombre y de la alienaci�n en 1845, en la Ideolog�a Alemana, y que esta ruptura con toda teor�a que funda la historia y la pol�tica en la esencia del hombre, marca de manera radical la evoluci�n de su pensamiento. �
M�s tarde matizar� esta afirmaci�n diciendo que en 1845 "algo comienza que es irreversible", pero que se trata de una "ruptura cont�nua"; el comienzo de un largo trabajo. �
La nueva ciencia de la historia evidentemente no surge "armada por entero en la cabeza de Marx" en 1845. En ese momento s�lo comienza a construirse y cuando esto ocurre no est� "libre de todo su pasado -de toda la prehistoria ideol�gica y filos�fica de la que surge-."(11) Nadie puede sorprenderse, entonces, que en esos a�os Marx utilice nociones ideol�gicas o categor�as filos�ficas de las que m�s tarde se desembarazar�. �
Esta ruptura te�rica -que s�lo es posible porque Marx logra desplazarse a posiciones de clase absolutamente in�ditas, a posiciones de clase proletarias-(12) se refleja en tres aspectos indisociables: primero, en la formaci�n de una teor�a de la historia y de la pol�tica fundada en conceptos radicalmente nuevos: "modo de producci�n, fuerzas productivas, relaciones de producci�n, formaci�n social, infraestructura, superestructura, ideolog�a, clases, lucha de clases, etc."(13); segundo, en la cr�tica radical de las pretensiones te�ricas de todo humanismo filos�fico; y tercero, en la definici�n del humanismo como ideolog�a(14). �
"El antihumanismo te�rico de Marx va mucho m�s all� de un simple arreglo de cuentas con Feuerbach: cuestiona tambi�n las filosof�as de la sociedad y de la historia existentes, y la tradici�n filos�fica cl�sica, y, por lo tanto, a trav�s de ellas toda la ideolog�a burguesa"(15). �
Althusser sostiene, que la categor�a de hombre no aparece ni en los textos nucleares de la filosof�a marxista, ni en su teor�a de las formaciones sociales y de la historia. �
Lo que est� en discusi�n no es el humanismo en general, es la pretensi�n te�rica de una concepci�n humanista que pretende explicar la sociedad y la historia partiendo de la esencia humana, del sujeto humano libre, del sujeto de la acci�n moral y pol�tica. El fil�sofo franc�s sostiene que Marx s�lo pudo fundar la ciencia de la historia y escribir El Capital porque rompi� con la pretensi�n te�rica de todo humanismo. �
"En El Capital Marx muestra que lo que determina en �ltima instancia una formaci�n social y nos hace conocerla no es el fantasma de la esencia o naturaleza humana, no es el hombre, ni incluso "los hombres", sino una relaci�n, la relaci�n de producci�n, que conforma la base, la infraestructura."(16) Las relaciones sociales de producci�n no pueden ser consideradas solamente como relaciones humanas, relaciones entre hombres. Son relaciones entre agentes de la producci�n, es decir, entre hombres que tienen una funci�n bien determinada en la producci�n de bienes materiales. La relaci�n entre ellos depende de la forma en que ellos se relacionan con los medios de producci�n, si son propietarios de los medios de producci�n o productores directos. Esta relaci�n entre los hombres pasa, por lo tanto, a trav�s de una relaci�n con los objetos: los medios de producci�n. Una de las mayores mistificaciones te�ricas que puede darse es pensar que las relaciones sociales son relaciones en las que s�lo intervienen los hombres cuando tambi�n intervienen las cosas, los medios de producci�n extra�dos de la naturaleza material. �
Marx considera a los hombres como "portadores" de una funci�n en el proceso de producci�n. La actuaci�n de los hombres est� determinada por las relaciones de producci�n. �
4. La "determinacion en ultima instancia" �
Algunos han cre�do ver una contradicci�n interna entre la concepci�n marxista del proceso hist�rico como un proceso de desarrollo sujeto a leyes, es decir, a un determinado tipo de determinismo y la importancia que el marxismo atribuye a la lucha de clases, es decir, a la acci�n de los hombres en la historia. Si se tratara del mismo determinismo econ�mico que rige en los procesos de la naturaleza, la contradicci�n ser�a fragrante, pero no se trata de eso. Para dar cuenta de la especificidad del determinismo que rige el proceso hist�rico, Marx usa el t�rmino de "determinaci�n en �ltima instancia". �
Althusser opina que esta expresi�n, a pesar de su aspecto inocuo, "transforma de arriba abajo las precedentes concepciones dominantes de la sociedad y de la historia." �
Para poder explicar c�mo concibe este determinismo, Marx considera a la sociedad bajo la met�fora de un edifico, es decir, adopta la forma de un dispositivo espacial que asigna determinadas ubicaciones en el espacio a las diferentes realidades"(17). �
La base del edificio o infraestructura est� constituida por la estructura econ�mica o conjunto de relaciones de producci�n. Sobre ella se erige la superestructura jur�dico- pol�tica e ideol�gica, que se encuentra determinada "en �ltima instancia" por la infraestructura. Si se trata de una "ultima" instancia, tiene que haber otras que tambi�n determinen. Por eso Althusser considera que este se�alamiento de Marx desempe�a un doble papel: por un lado, diferencia radicalmente a Marx de toda postura nmecanicista y, por otro, "introduce en la determinaci�n un abanico de diferentes instancias, lo que supone que la sociedad es un todo diferenciado, complejo y articulado, donde la �ltima instancia(18) fija los l�mites reales de las dem�s(19), su autonom�a relativa y la forma de actuar sobre la propia base, as� como la eficacia de dicha acci�n."(20) �
Afirmar que la infraestructura es el factor determinante en �ltima instancia equivale a diferenciarse de todas las filosof�as idealistas de la historia y adoptar una posici�n materialista. Pero al indicar que se trata s�lo de una determinaci�n en �ltima instancia, equivale a diferenciarse de todo determinismo mecanicista y a adoptar una posici�n dial�ctica. �
Althusser advierte que la dial�ctica marxista nada tiene que ver con la dial�ctica hegeliana, ya que Marx "coloca la dial�ctica ante sus condiciones reales de ejercicio, la protege de la locura especulativa, le prescribe la obligaci�n de ser materialista, es decir, de reconocer que sus propias formas vienen prescritas por la materialidad de sus condiciones."(21) �
Pero Marx s�lo se limita a se�alar a partir de d�nde hay que reflexionar acerca de la causalidad propia de la ciencia de historia, no existe en su obra un desarrollo te�rico acerca de este nuevo tipo de determinismo. Pensamos que para profundizar en �l habr�a que hacer un estudio acerca del caracter tendencial de las leyes que rigen el modo de producci�n capitalista y al papel que desempe�a la lucha de clases en las tendencias que contrarrestan estas leyes. Recordemos sus formulaciones sobre la baja tendencial de la tasa de ganancia. �
Durante mucho tiempo, tanto intelectuales como dirigentes pol�ticos olvidaron la especificidad del determinismo marxista y cayeron en una interpretaci�n evolucionista de los hechos hist�ricos, m�s cercana a la causalidad mec�nica de las ciencias naturales, que al nuevo tipo de la causalidad descubierta por Marx. De ah� la interpretaci�n evolucionista de la crisis que viv�a el mundo capitalista, que preanunciaba su hecatombe final. No podemos negar que hay textos de los cl�sicos del marxismo que se prestan para dicha interpretaci�n, uno de ellos es el de Lenin acerca del imperialismo concebido como fase final del capitalismo �
De ah� tambi�n la importancia de aquellos pensadores que supieron insistir en que la crisis estructural del capitalismo no conduce necesariamente a la revoluci�n, sino que puede tener dos salidas: una salida reformista de recomposici�n del sistema, otra, revolucionaria, que busca destruir el viejo sistema e inaugurar uno nuevo. �
5. El marxismo: donde el hombre desaparece como Sujeto de la historia �
Pasemos ahora a examinar la tesis de Althusser, acerca de la historia como proceso sin sujeto. �
Marx sostiene en el Dieciocho Brumario de Louis Bonaparte(22): "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con las que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. �
No es sino esto lo que Althusser quiere expresar en su controvertida tesis sobre el "proceso sin Sujeto." �
El autor considera que como los individuos humanos act�an en y bajo las determinaciones de las formas de existencia hist�rica de las relaciones sociales de producci�n y reproducci�n, no pueden ser considerados "sujetos `libres' y `constituyentes', en el sentido filos�fico de esos t�rminos."(23) Y al no poder serlo no pueden ser considerados, filos�ficamente hablando, el Sujeto de la historia. Los hombres son sujetos en la historia y no de la historia, es decir, no son los exclusivos art�fices de la historia. La historia no depende de su exclusiva voluntad, pero act�an realmente en la historia y dependiendo de su acci�n �sta puede tomar un rumbo u otro. �
Seg�n Lenin no existe conflicto entre la necesidad hist�rica y la importancia del individuo. Y tampoco la idea de la necesidad hist�rica menoscaba en nada el papel del individuo en la historia, porque toda la historia se compone precisamente de acciones de individuos que son indudablemente personalidades. El problema real que surge al valorar la actuaci�n social del individuo consiste en saber en qu� condiciones se asegura el �xito a esta actuaci�n; en determinar d�nde est� la garant�a de que esa actividad no resulte en un acto individual que se hunda en el mar de actos opuestos(24). �
El marxismo no excluye el combate, por el contrario ayuda a encontrar el lugar donde es m�s eficaz el combate para transformar el mundo. "Pero ese lugar -dice Althusser- no es un punto y no es algo fijo, es un sistema articulado de posiciones comandadas por la determinaci�n en �ltima instancia"(25). �
El fil�sofo franc�s sostiene que la filosof�a burguesa se ha apoderado de la noci�n de sujeto con fines ideol�gicos precisos, para transformarla en su categor�a filos�fica n�mero uno; para plantear la cuesti�n del Sujeto del conocimiento, del Sujeto de la moral y del Sujeto de la historia. Marx, por el contrario, no concibe la historia real como susceptible de ser reducida a un Origen, una Esencia, o una Causa que ser�a su Sujeto identificable y responsable, capaz, por lo tanto, de rendir cuentas de todo lo que ocurre en la historia. �
Al proponer la radical tesis de "proceso sin Sujeto", Althusser pretende trazar una "l�nea de demarcaci�n" entre las posiciones materialistas-dial�cticas y las posiciones idealistas burguesas y peque�oburguesas(26). �
La historia, como dice Althusser, "no tiene, en el sentido filos�fico del t�rmino, un Sujeto, sino un motor: la lucha de clases"(27). No es el hombre o los hombres en general los que hacen la historia, sino las masas, es decir, las fuerzas sociales comprometidas en la lucha de clases. �
Por no comprender el verdadero sentido de la teor�a marxista de la historia y del papel que en ella desempe�a la lucha de clases se cae frecuentemente en dos errores que son funestos para el movimiento revolucionario: el economismo o espontane�smo, que predica la sumisi�n a las leyes del desarrollo econ�mico, y el voluntarismo, que desconoce las condiciones objetivas m�nimas necesarias para emprender una acci�n revolucionaria victoriosa. �
6. Rechazo a pretensiones te�ricas del humanismo, pero reconocimiento de su funci�n pr�ctica. �
Por �ltimo, Althusser no pretende negar, como algunos de su cr�ticos lo pretenden, que la preocupaci�n por el hombre haya estado en el centro de la obra de Marx, antes y despu�s de la ruptura, lo que �l se�ala es que en las obras del joven Marx esta preocupaci�n estaba acompa�ada por un esfuerzo por pensar los problemas del hombre con categor�as humanistas y, en sus obras maduras estas categor�as desaparecen y nuevas categor�as, muy diferentes a las anteriores, ocupan su lugar. �
Lo que Althusser cuestiona entonces, en s�ntesis, es el valor te�rico del concepto, no la realidad se�alada por �ste, ni, por lo tanto, la necesidad de la existencia de ideolog�as humanistas ya que �stas pueden desempe�ar una funci�n ideol�gica pr�ctica muy importante. �
El ve claro que la sinraz�n e inhumanidad hist�rica que pesan sobre el pasado de la URSS: el terror, la represi�n, el dogmatismo -que se hacen patentes en el XX Congreso del PCUS- es lo que explica la avalancha de reflexiones sobre el humanismo en los pa�ses socialistas y entre los intelectuales marxistas de aquel momento(28). �
El pensador franc�s no desconoce la importancia de las denuncias contenidas en estos discursos, les atribuye una importancia pr�ctica. Ellas ponen el dedo en la llaga, pero no sanan la herida. �
El t�rmino humanismo sirve para se�alar un conjunto de realidades, un conjunto de errores cometidos por los pa�ses socialistas, pero, volvemos a insistir, no nos da los medios para conocerlos. Nos permite reconocer los errores, pero no conocer sus causas, y, por lo tanto, nos impide rectificarlos. No hay terap�utica hist�rica de los errores si nos quedamos en los s�ntomas de la enfermedad y no vamos a su causa. �
Para poder resolver los problemas planteados por la ausencia de un humanismo pr�ctico en los pa�ses socialistas, no basta hablar del hombre, es necesario ir a buscar lo que determina ese efecto de deshumanizaci�n en un sistema social cuyo objetivo final, el planteado por Marx, era el pleno desarrollo de los individuos respetando sus diferencias, es decir, su individualidad. �
No est� dem�s decir aqu� que todo colectivismo que anula la individualidad, es decir, los rasgos diferenciados de cada miembro de la sociedad, es una fragrante deformaci�n del marxismo. Basta recordar que Marx criticaba el derecho burgu�s por pretender igualar artificialmente a los hombres en lugar de reconocer sus diferencias y por eso sosten�a que una distribuci�n verdaderamente justa ten�a que tener en cuenta las necesidades diferenciadas de los hombres. De ah� su m�xima: "De cada cual seg�n su trabajo a cada cual seg�n sus necesidades". �
El recurso a la ideolog�a humanista, que Althusser critica no se debe a que el autor desconozca la importancia de las preocupaciones subyacentes a estas reflexiones, sino a que este recurso a la ideolog�a substituye el recurso a la teor�a, y nos deja sin armas te�ricas para resolver realmente los problemas. �
"Ser�a un error -afirma el fil�sofo- elaborar una teor�a de la individualidad que prescinda de los efectos de la estructura social sobre el individuo", de ah� su rechazo a reducir todo lo ocurrido en la URSS y, en general en los pa�ses socialistas, al culto a la personalidad. �
Es necesario hacer una teor�a, agrega, " de las formas de existencia de la individualidad, partiendo de las estructuras existentes del modo de producci�n existente: es la �nica v�a para todo lo que concierne a los efectos sobre la individualidad actual de las estructuras existentes. Es necesario, por lo tanto, invertir la cuesti�n y la mayor parte de los problemas que tienen sentido encontrar�n su soluci�n al ser planteados en funci�n de los efectos de la estructura social. La terap�utica hist�rica de estos efectos estructurales sobre el individuo se anunciar� entonces en t�rminos de transformaci�n o creaci�n de las estructuras indispensables para la soluci�n de estos problemas: estructuras de la existencia econ�mica, pol�tica, cultural, individual, etc�tera." Y aclara finalmente que evidentemente este m�todo s�lo puede tocar las cuestiones que pertenecen a su terreno, no las otras. "Para las cuestiones que quedar�n por ser solucionadas ser� necesario buscar por el lado del psicoan�lisis y por el lado de aquello que se llegar� a constituir alg�n d�a: una teor�a cient�fica de las pr�cticas ideol�gicas, como el arte, la religi�n, etc�tera..."(29) �
Han pasado ya treinta y dos a�os desde aquellos trabajos iniciales del fil�sofo franc�s que tantas cr�ticas despertaron, �y qu� ha ocurrido en la producci�n te�rica de los intelectuales marxistas? �Cu�l es el instrumental te�rico con el que hoy contamos para poder analizar la crisis y el derrumbe del socialismo? �Qu� an�lisis riguroso existe en la actualidad respecto a la forma actual que ha adoptado el modo de producci�n capitalista? �D�nde est�n los proyectos alternativos al neoliberalismo en los pa�ses del primer mundo y del tercer mundo? �C�mo hacer para que el socialismo "democr�tico" que no es sino la versi�n actual del "socialismo humanista" o "socialismo con rostro humano" de la d�cada del sesenta, logre encarnarse en un proyecto alternativo concreto y no en meras generalidades, por muy nobles que �stas sean, como el respeto a los derechos humanos? �
Para terminar quisiera hacer una proposici�n: que Cuba se convierta en el pa�s convocante para configurar una agenda de los principales temas a elaborar para poner la ciencia de la historia fundada por Marx a la altura de nuestros tiempos y as� armar ideol�gicamente a nuestros pueblos para el combate por un mundo mejor en el que el hombre no sea el lobo del hombre, sino su hermano. �




Notas �
1-. Sobre este tema los principales trabajos del autor son: "Marxismo y Humanismo", art�culo aparecido en junio de 1964 en Cahiers de l'ISEA, publicado luego en la recopilaci�n de art�culos que conforman el libro Pour Marx, Maspero, 1� edici�n, 1965, traducido al espa�ol como La revoluci�n te�rica de Marx, Siglo XXI, 1967; Respuesta de Louis Althusser a la pol�mica desatada en Francia a trav�s de la Revista La nouvelle Critique, revista del Partido Comunista franc�s, escritas entre mayo del 65 y junio del 67 y reunidas en el libro Pol�mica sobre marxismo y humanismo, Siglo XXI, 1� edici�n, 1968 (Este texto contiene el art�culo central de Louis Althusser sobre el tema y el debate que se establece en torno a �l en el que participan: Jorge Semprun, Michel Simon y Michel Verret; Para una cr�tica de la pr�ctica te�rica (respuesta a John Lewis), libro que contiene los siguientes trabajos: "Respuesta a John Lewis de junio de 1972; "Observaci�n sobre una categor�a: "Proceso sin sujeto ni fin(es)" de mayo de 1973 y "Sobre la cr�tica al culto a la personalidad de mayo de 1972; "Sobre el joven Marx", art�culo escrito en julio de 1970 y publicado en Elementos de autocr�tica, Editorial Laia, Barcelona, 1975, traducci�n de la edici�n original francesa de Librairie Hachette, 1974; "Soutenance d'Amiens", de junio de 1975, publicada en La Pens�e en octubre de esa a�o e incluida luego en una recopilaci�n de textos bajo el nombre de Positions, Ediciones Sociales, Paris, 1976, traducida al espa�ol como "Defensa de tesis de Amiens" en Posiciones, editorial Grijalbo, En esta caso uso la edici�n francesa para las referencias bibliogr�ficas. �
2. Isaac Deutscher, La revoluci�n inconclusa, Ediciones ERA, M�xico D.F., 1976, p.117. �
3. Op.cit., p.118. �
4. "Soutenance d'Amiens", Op.cit., p.149. �
5. Nota sobre "La cr�tica al culto de la personalidad", en Para una cr�tica de la pr�ctica te�rica (Respuesta a John Lewis, Op.cit., p.88. �
6. "Marxismo y humanismo" en La revoluci�n Te�rica de Marx, p.182. �
7. "Soutenance d'Amiens", Op.cit., p.176. �
8. Op.cit., p.173. �
9. Op.cit., p.176. �
10. "Marxismo y humanismo" en Pol�mica sobre marxismo y humanismo, p.9. �
11. "Respuesta a John Lewis", en Para una cr�tica de la pr�ctica te�rica (respuesta a John Lewis), Op.cit. p.57 �
12. Althusser corrige aqu� sus primeros escritos sosteniendo que es la revoluci�n filos�fica la que domina la "ruptura" cient�fica. Veamos: Al "arreglar cuentas con su filosof�a anterior" en 1845, "Marx ha abandonado sus posiciones te�ricas de clase burguesa liberal y peque�oburguesa revolucionaria, para adoptar nuevas posiciones te�ricas de clase, revolucionarias-proletarias; es por eso que pudo plantear las bases de la teor�a cient�fica de la historia como historia de la lucha de clases." Op. cit. p.61 �
13. "Sobre la evoluci�n del joven Marx", Elementos de autocr�tica, Op.cit., p.75. �
14. "Marxismo y humanismo", Op.cit., p.12. �
15. "Soutenance d'Amiens, Op.cit, pp.177-178. �
16. Op.cit., p.179. �
17. "Soutenance D'Amiens", Op. cit. p.151 esp. ber fr. �
18. Econ�mica. �
19. Jur�dica-pol�tica e ideologica. �
20. Op.cit. p.153 esp.un �
21. Op. cit. p.154. �
22. K. Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, en Marx-Engels, Obras escogidas, t.1, p.408. �
23. Ibid. �
24. Lenin, Qui�nes son los "amigos del pueblo", Obras Completas, Edici�n Cartago, t.1, p.170. �
25. "Soutenance d'Amiens, Op.cit., p.160. �
26. "Proceso sin sujeto ni fin(es)", Op.cit., p.80. �
27. Op.cit., pp.80-81. �
28. Louis Althusser, "Marxismo y humanismo", Op.cit., p.28. �
29. Carta de L. Althusser a Michel Simon, 14 mayo 1965, Op.cit., pp.197-198. �
La Habana, 19 septiembre de 1995

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