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Juan Gelman

Ayuditas

Juan Gelman

¿Qué pasó? Las encuestas cercanísimas a las elecciones presidenciales norteamericanas del 2 de noviembre daban cuenta de un empate técnico entre W. Bush y John Kerry.
Más. Sondeos anteriores encontraron que una proporción mayoritaria de la población estadounidense pensaba que no valía la pena seguir peleando en Irak: el 52 por ciento, según el que llevaron a cabo ABC News y The Washington Post el 22 de junio de este año; el 70 por ciento opinó que el número de bajas propias era ³inaceptable², el 76 por ciento que esa guerra había convertido en ruina la imagen de EE.UU. en todo el mundo y, en sólo un mes, la confianza en su necesidad para garantizar la seguridad nacional había disminuido el 11 por ciento. Por esas fechas, la intención del voto a Kerry ascendía al 48 por ciento, contra el 47 por ciento de W., mientras que en mayo Bush llevaba a su contrincante una ventaja del 13 por ciento y del 22 por ciento en abril.

¿Qué pasó con tal declive? ¿Cómo logró Bush hijo que el voto popular lo reeligiera con una clara mayoría de millones?

El International Herald Tribune del 26 de agosto subrayaba: ³La opinión pública de EE.UU. se muestra cada vez más incrédula respecto de la amenaza terrorista y se requeriría algo muy convincente para disipar el escepticismo provocado por la forma en que el gobierno de Bush explota el peligro terrorista². Se especulaba entonces con ³la sorpresa de octubre², esa que la Casa Blanca produciría para volcar la situación a su favor. Por ejemplo, la captura de Osama bin Laden. O la invasión de Irán. Pero la ³sorpresa² fue bastante más sencilla: apenas consistió en un video con la imagen del jefe de Al Qaida en el que éste reconoce paladinamente por primera vez que él es el autor intelectual de los ominosos atentados del 11/9. La cadena Al Jazeera lo transmitió al aire ­y fue reproducido en todo el mundo­ el viernes 28 de octubre, cuatro días antes de las elecciones. Como ­sin perder un minuto­ Richard N. Bond, ex presidente del Partido Republicano, declarara al New York Times, ³el video es un recordatorio para todos los estadounidenses de que el país se encuentra bajo la amenaza de un ataque y la cuestión central de esta campaña (electoral) es quién podrá ser el mejor comandante en jefe de la guerra contra el terrorismo². Es dudoso que quienes decidieron que era Bush se basaran en la evaluación de sus igualmente dudosas dotes militares. Más probable es que a muchos los moviera la memoria de las Torres Gemelas abatidas, el recuerdo de las 3 mil víctimas del atentado, el miedo a la repetición, todo lo que Osama por TV supo hacer presente y reavivar. Una sorpresa sin duda muy convincente.

Es ésta una interpretación posible, aunque no exhaustiva, de los factores que dieron el triunfo a W. Bush. Adensa preguntas acerca de la magnanimidad ­por así decirlo­ con que los gobiernos de Clinton y Bush han tratado al millonario terrorista. W. ha destinado a la invasión y ocupación de Irak más esfuerzos militares, económicos y de inteligencia que a la captura de Bin Laden. Se conoce que a fines del 2002 Osama, cercado en Tora Bora, pudo fugar gracias a ³la indecisión de los altos mandos estadounidenses² (The New York Times, 30-9-02), que curiosamente se abstuvieron de vigilar las trochas de mayor altura de esa zona montañosa. Menos se conoce lo que el boletín electrónico Counterpunch acaba de revelar (www.counterpunch.org, 1-11-04): tanto Clinton como Bush hicieron caso omiso del ofrecimiento que los talibanes ­hartos de los riesgos que para ellos entrañaba el proteger a Bin Laden­ reiteraron a la Casa Blanca desde fines de 1999 hasta febrero del 2002: la entrega en bandeja de la cabeza de Osama. Kabir Mohabbat, empresario afgano-estadounidense radicado en Houston, Texas, fue intermediario de ese negocio no cumplido.

Los campos de entrenamiento de Al Qaida funcionaban sin trabas en territorio afgano hasta que el 12 de octubre del 2000 el vaso de la molestia talibana fue rebasado: el destructor yanqui ³USSCole² fue atacado en aguas del Yemen, hubo 17 marinos muertos y casi 40 heridos, y la Casa Blanca de Clinton amenazó con bombardear el país anfitrión de los terroristas. Mohabbat, muy relacionado con jefes mujaidines y talibanes, también con altos funcionarios del Departamento de Estado, llevó el mensaje a Kabul y el gobierno talibán precisó las tres opciones de su oferta: entregar a EE.UU. a Osama vivo, asesinarlo, o concentrar a Bin Laden y sus lugartenientes en un lugar que un par de misiles Cruise podría destruir. Bush hijo ganó las elecciones de noviembre del 2000 y Clinton prefirió que el gobierno electo se encargara de la operación. W. la pospuso tres veces, la tercera incluso después del 11/9. Aunque los talibanes insistieron en entregar a Osama sin condiciones, el gobierno Bush eligió, en vez de liquidar al jefe de Al Qaida, atacar a Afganistán y emprender así la aventura petrolera cuyo segundo capítulo es la ocupación de Irak. En esto consiste la presunta ³guerra antiterrorista².

Pese a las promesas y amenazas de W., Osama bin Laden goza de buena salud, reaparece matemáticamente cuando a Bush le viene bien y nadie sabe si este ex agente de la CIA sigue ­o no­ siendo agente de la CIA. ¿W. lo necesita para alimentar su empresa ³antiterrorista²? El 72 por ciento de la opinión pública mundial se pronunció a favor de Kerry y bastó un extranjero, uno solo, para ayudar a que la tortilla se volteara.
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Faluya: "Mi ciudad se sume en la tragedia"
Fadhil Badrani
BBC- Rebelion- 13-11-2004

Aquí sólo estamos hombres. Nuestras mujeres e hijos han abandonado la ciudad:algunos fueron a Bagdad, otros a alguna zona tranquila más cercana. Mucha gente dejó Faluya. La mayoría de los que quedaron son hombres. Esta era una ciudad de 500.000 habitantes. Ahora, calculo que habrán quedado unos 100.000. Algunos de los que antes trataron de huir tuvieron que regresar porque no tenían cómo sobrevivir lejos de sus hogares. Irak es un país donde es muy difícil vivir en estos momentos: no hay muchas oportunidades.

-Estoy rodeado por espeso humo negro y el olor de aceite quemado. Hubo una gran explosión hace unos minutos y ahora escucho tiroteos. No puedo decir cuántas personas han muerto, pero luego de dos días de bombardeos, la ciudad parece Kabul. Un vehículo blindado de Estados Unidos ha estado estacionado frente a mi casa en el centro de la ciudad.

Desde mi ventana, puedo ver infantes de marina a pie. Trataron de hacer registros casa por casa, pero no pudieron avanzar porque les disparaban. Respondieron abriendo fuego contra las casas, disparando contra todo lo que se movía. Ingerí los últimos alimentos que me quedaban: dos papas y dos tomates. Los tomates estaban podridos, porque no hay electricidad y el refrigerador no funciona.

Parece que los soldados estadounidenses han descartado por ahora entrar a cada edificio y se concentran en intentar controlar las principales calles. Estoy sentado aquí, sólo, mientras mi ciudad se sume en la tragedia.

Los combatientes rebeldes se veían cansados, pero estaban cantando y con la moral alta...


Una clínica fue bombardeada hace poco y no sé que sucedió con los doctores y las enfermeras que se encontraban allí. Era el único lugar donde todavía podía ir la gente a recibir atención médica . Estuve con algunos de los combatientes rebeldes hace poco. Se veían cansados, pero estaban cantando y con la moral alta. Muchos iraquíes de otras partes del país han llegado a Faluya para unirse a los combatientes locales.

Muchas mezquitas también han sido bombardeadas. Por primera vez no se escuhó ni un llamado a oraciones desde los minaretes de Faluya, una ciudad con 150 mezquitas. Nadie ha podido dormir mucho en los dos últimos días de intensos enfrentamientos, y además, aún estamos en el mes sagrado del ayuno, Ramadán, de modo que nadie come durante el día.

No puedo decir cuántas personas han muerto, pero luego de dos días de bombardeos, la ciudad parece Kabul. Grandes sectores de Faluya han sido destruidos, pero es tan peligroso salir de la casa, que no he podido averiguar más sobre las víctimas.

Mis vecinos, una mujer y sus hijos, vinieron a verme. Me pidieron que alertara al mundo sobre lo que está sucediendo aquí.

Miro a la devastación que me rodea y me pregunto, ¿por qué?