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Salvador Allende

4 de septiembre del 2003

Chile: Un comentario al libro de Miguel Silva "Los Cordones Industriales y el socialismo desde abajo"
Los cordones industriales, la revolución chilena y el frentepopulismo

Nicolás Miranda
www.clasecontraclase.cl
Muchos han escrito sobre el proceso revolucionario del Chile de los primeros años de 1970, desde seminarios de la fracción pinochetista de la burguesía ("Análisis crítico del régimen militar", comp. de Gonzalo Vial, que parte de un análisis de ese período), estudios de corte académico ("El gobierno de Salvador Allende" de Luis Vitale en "Para recuperar la memoria histórica"), crónicas de dirigentes actuales del PS ("Una transición de dos caras" de Camilo Escalona), balances de organizaciones políticas (el conocido "Informe al Pleno del CC del PC" de Agosto de 1977, "El fracaso histórico del reformismo- Balance del gobierno de la UP" de la Liga Comunista de Chile de 1975, "La tragedia chilena" de Ernesto González, Silvia Díaz y otros). El libro de Miguel Silva "Los cordones industriales y el socialismo desde abajo", a diferencia de esos otros trabajos, nos transmite la intensidad del proceso revolucionario recorriendo el camino que ha seguido la subjetividad de los trabajadores: "La historia real de esos días se centra en el desarrollo de la organización del trabajador de base. El despertar de tantos viejos y jóvenes de la clase trabajadora. Ese es el tema de este libro". (p. 4)

Su mérito está en que nos muestra la fortaleza revolucionaria de una clase obrera que comenzó a poner en pie organismos propios, de auto-organización, los cordones industriales, para la defensa de sus conquistas y para avanzar y profundizar el proceso revolucionario que con sus luchas estaban llevando adelante, para conquistar el poder.

Pero tal vez su mayor mérito reside en que nos revela, recuperando lo que los mismos trabajadores de base que habían puesto en pie los cordones decían y hacían, el conflicto más profundo que sacudía la revolución, y que los cordones habían puesto sobre la escena. Conflicto subterráneo que hasta hoy mismo se intenta ocultar, como por ejemplo en el comentario a este libro aparecido en el diario "El Mercurio": "Pocos recuerdan los Cordones Industriales surgidos en Santiago, durante el gobierno de Salvador Allende.

Muchos jóvenes ni siquiera habrán oído hablar de ellos. Estas organizaciones de los trabajadores nacieron al calor de la lucha entre el gobierno socialista y la oposición, durante el paro de los gremios de octubre de 1972 y su objetivo era 'actuar rápida y eficazmente contra las maniobras de la derecha', según uno de sus dirigentes". (16-4-2000). Oculto porque los cordones se plantearon el problema del poder aún con un gobierno que hasta entonces reconocían como propio, amenazando mortalmente la república burguesa que se mantenía parapetada en las trincheras preparando la contrarrevolución, y no tratándose simplemente de las fuerzas del "progreso" contra las fuerzas de la "reacción". El conflicto más profundo que sacudía la revolución, era entre la acción crecientemente revolucionaria de las masas y la gradual pérdida de control por parte de sus direcciones, y que Miguel Silva sintetiza como "cordones industriales o reforma; reforma o socialismo desde abajo" (p. 4). También aquí, reside el límite de su análisis.

En este comentario nos centraremos en estos aspectos del libro de Miguel Silva.

1- Los Cordones Industriales: El más alto grado de desarrollo revolucionario de la subjetividad de la clase obrera en la revolución chilena

Con el triunfo en las elecciones de la UP, el ascenso experimentado desde mediados de los '60 por los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre cobra un nuevo y mayor impulso: en el primer año y medio aumentan las tomas de tierras, avanza el control obrero de la producción, se extienden los Consejos Comunales campesinos, se crean las Juntas de Abastecimientos. El gobierno nacionalizaba la minería, creaba el Area de Propiedad Social, estatizaba bancos, aumentaba los salarios, garantizaba la seguridad social de los trabajadores mejorando su nivel de vida.

"El gobierno llega a una encrucijada en su camino de reformas. Mejorar el estandar de vida del pueblo trajo problemas económicos a numerosas empresas medianas y pequeñas, con lo cual pudo darse la temida 'unidad' de la oposición que quería evitar a toda costa. No quedaba más que enfrentar la crisis estructural del sistema chileno- o retroceder. El debate sobre este tema tuvo lugar en Lo Curro en el mes de mayo (1972). Y la UP decidió retroceder". (p. 112) Paralelamente comenzaba a dispararse la inflación. No podemos aquí desarrollar todo este proceso, sino concentrarnos en estos aspectos. "¿Cómo avanzar en el proyecto de reformas? Se enfrentan dos puntos de vista claramente distintos. La participación activa, o la disciplina y productividad. ¿Quién ganó el debate?... la línea del 'proceso controlado y gradual' del ala allendista del PS y del PC. Todo indicaba un intento por 'calmar las aguas'. Fue a partir de ese momento que la organización 'independiente' del trabajador se transformó en un tema conflictivo y fundamental". (p. 73)

"Calmar las aguas" no estaba entre las aspiraciones de los trabajadores, la exigencia al gobierno de profundizar el camino recorrido crearía un nuevo organismo de lucha de los trabajadores, que surgiría como un órgano de presión. Para presionar al gobierno a que solucione diversos conflictos y que traspase al Area de Propiedad Social una serie de empresas, trabajadores de 30 industrias del cordón industrial Cerrillos- Maipú se agrupan poniendo en pie el primer cordón industrial, el Cordón Cerrillos, en junio de 1972.

Pronto, de órgano de presión, se transformaría en un organo de poder obrero por la base. La situación general empeora, aumentan los precios, la burguesía genera el mercado negro obligando a las largas colas para acceder a los productos que acaparaba, comienzan a organizarse y a actuar en común más públicamente la Democracia Cristiana y el Partido Nacional, lanzan el paro patronal de octubre de 1972. En respuesta, nacen nuevos cordones industriales a un año del nacimiento del primer cordón. La situación se radicalizaba rápidamente. Miguel Silva cita a uno de los dirigentes del cordón Vicuña Mackenna relatando el nacimiento de su cordón: "... los sectores sindicales del PC se plantearon que la tarea del momento era cumplir las 40 medidas que era el programa del gobierno popular y no pasar más allá de eso... De lo que se trataba era que una vez que avanzáramos a cumplir las 40 medidas, hasta allí llegaba el proceso de avance hacia el socialismo... Por nuestro lado, cómo avanzar creando las medidas para una sociedad realmente socialista. Esto pasa por profundizar el enfrentamiento con la burguesía para ir creando un poder popular como en la producción y la distribución... nos coordinamos para profundizar el proceso... ir creando en la práctica concreta esa sensación de poder". (p. 219) En total se pondrían en pie alrededor de cien coordinaciones en todo el país, 20 en Santiago (p. 228).

Esta organización independiente despertaba el terror, y la agresividad, de la burguesía. Pero el "gobierno popular" se encargaría de aplacarla, intentando terminar con el origen de sus temores. Aumentaría sus llamados a la DC, crearía los gabinetes cívico- militares, hablaría del profesionalismo de las FFAA, y más aún, llamaría a la devolución de las empresas tomadas por los trabajadores a sus propietarios, planteando el primer choque frontal de los cordones con el gobierno en enero- febrero de 1973.

Los cordones responderían levantando barricadas y declarando: "Los trabajadores del Cordón Vicuña Mackenna llaman a la clase obrera a movilizarse combativamente en defensa del Area Social y de las empresas requisadas o intervenidas durante el paro patronal de octubre amagadas por un proyecto de ley que no representa la opinión ni el sentir de la mayoría de los trabajadores los cuales están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias en defensa de sus legítimos derechos" (p. 311). El proyecto de ley que habla es el conocido como Plan Millas, por Orlando Millas, ministro de Economía y dirigente del Partido Comunista. A su vez el Cordón Cerrillos Maipú declaraba: "Los trabajadores sabemos que se avecina la insurrección final de los patrones y nos preparamos para derrotarlos como lo hicimos con el paro de Octubre, por lo que consideramos que no puede haber paz social entre explotadores y explotados". (p. 313). Ya entonces, el PC, Allende y todo el gobierno de la UP (salvo algún sector), lanzaba su consigna de "no a la guerra civil", mientras la burguesía, el imperialismo, los partidos de derecha y de centro aceitaban sus armas. En apenas un año, la subjetividad de los trabajadores había avanzado revolucionariamente, golpeada por la derecha, es cierto, pero también con la experiencia a cuestas con sus direcciones. El siguiente paso fue el llamado a la coordinación de los cordones: "El Comando del Cordón Cerrillos llama a los Trabajadores de Santiago a su inmediata coordinación orgánica. 1- Llamamos a todos los trabajadores a constituir sus Comandos o Coordinadores Industriales por Cordón, única manera de que la clase disponga de un Organismo de Acción eficaz, capaz de movilizarla y plantearle nuevas tareas. No esperamos de la actual dirección de la CUT una respuesta a nuestros problemas, por cuanto nos ha demostrado estar ajena a las reales aspiraciones de la clase obrera en estos momentos. 2- Llamamos a las Directivas de los Cordones industriales de Santiago a construir el Comando Provincial de Cordones Industriales a la brevedad. 3- Llamamos al resto de los Trabajadores del país, a constituir sus Comandos Provinciales de Trabajadores para ir rápidamente a la Coordinación Nacional de estos comandos provinciales". (p. 314)

Esta radicalización de los trabajadores de los cordones, hacia mayo de 1973, motivó el siguiente discurso de Salvador Allende: "El orden burgués ha ´perdido vigencia entre los trabajadores, quienes se esfuerzan por crear, dentro del regimen institucional del Estado y su normativa legal, un orden y una disciplina ... expresando una tendencia al ejercicio de la democracia directa´. "Debía crearse ´junto a las instituciones comunitarias y sociales actualmente existentes un nuevo centro de organización, los comandos comunales formados por representantes elegidos por las organizaciones comunitarias y trabajadores ... capaces de hacer posible el control popular sobre las instituciones administrativas contribuyendo a combatir el lastre burocrático... a crear y crear el Poder Popular, pero no antagónico ni independiente del Gobierno que es la fuerza fundamental y la palanca que tienen los trabajadores para avanzar en el proceso revolucionario´" .

Es decir, Allende constataba el surgimiento de las bases de un nuevo Estado, los organismos de poder basados en la democracia directa de los trabajadores, pero se esforzaba en convertirlos de órganos embrionarios de poder, en meros órganos de "control", y además en subordinarlos al gobierno y al debilitado estado burgués, que más que una "palanca" era un verdadero obstáculo.

Pero el "despertar" de los organismos de doble poder, los Cordones Industriales, había cobrado un impulso definitivo. Un mes más tarde, en Junio, la CUT convoca a un paro. Una semana después, la burguesía y la derecha lanzan el Tancazo (un ensayo del golpe), obteniendo en respuesta la extensión y radicalización de las acciones de masas, demostrando que las fuerzas del proletariado y las masas estaban intactas y en plenitud de ejercer su poder. Se trató de una respuesta espontánea de los trabajadores ante la agresión de una clase enemiga. "Fue entonces esa fuerza elemental de la clase trabajadora la que tomó durante un corto tiempo el control de la sociedad. Si más tarde se devolvería ese control... esa fue la cuestión clave que marcó el período de crisis vivida en Chile desde el tanquetazo fallido de fines de junio hasta el golpe fascista de septiembre". (p. 393)

El gobierno, siguiendo su política llamaría al "autocontrol", insistiría con su "no a la guerra civil". Comenzó la desmovilización generalizada. Pero lo que resultó determinante para decidir el paso al golpe contrarrevolucionario fue que los trabajadores autoorganizados habían comenzado a enfrentar a sus direcciones que se negaban a la construcción de una república obrera, y era el último dique de contención (ver ¿Quiénes fueron los responsables del golpe?, ediciones Clase contra Clase). La enorme tensión de las fuerzas de la clase obrera había dado por sí sola lo máximo de sí. Algo faltaba.

2- La independencia de clase es una tendencia constante de la lucha de clases de la clase obrera solo ahogada por las direcciones oficiales del movimiento obrero

A lo largo de la historia de las luchas del movimiento obrero, este ha tendido siempre a formar organismos independientes, alcanzando en algunos casos a conformarse como organismos de doble poder para la lucha, con diversos grados de desarrollo en los distintos períodos o experiencias de lucha. Comenzando por los Soviets en Rusia, tanto en las revoluciones de 1905 como la de 1917, los Consejos Obreros de la Revolución Hungara de 1919, los Comités de Huelga General en Seattle y Winnipeg en Estados Unidos en 1919, los Consejos Obreros en Alemania de 1918 a 1920, los Consejos de Fábrica en Italia en 1919-1920, las tendencias soviéticas de la revolución china de los años ´20, los comités de fábrica en la huelga general francesa de 1936, los comités obreros en la España revolucionaria de 1936, la transformación en un órgano de tipo soviético de la COB (Central Obrera Boliviana) en la revolución de 1953, los Consejos Obreros en la Revolución Hungara de 1956, los Consejos Obreros de la Revolución Polaca de 1956 que reaparecerían embrionariamente en 1980, el comité central de huelga de Nantes en el Mayo francés en 1968 (ver "Control obrero, consejos obreros, autogestión", E. Mandel).

Incluso hubo en Chile a principios de siglo, coincidiendo con el ascenso mundial que provocó el triunfo de la Revolución Rusa, una experiencia de organización independiente que agrupó en torno suyo a los trabajadores y el pueblo pobre, con la Asamblea Obrera de la Alimentación en Octubre de 1918, en respuesta a la carestía y el hambre (ver "Interpretación marxista de la historia de Chile", t. V, Luis Vitale).

Las experiencias abortadas lo fueron en gran medida debido al rol de las direcciones oficiales del movimiento de masas, tanto las direcciones sindicales, como las stalinistas, socialdemócratas e inclusive nacionalistas burguesas. La tarea de las organizaciones revolucionarias es la de combatir estas direcciones que actúan en el seno de la clase obrera bajo la estrategia del frentepopulismo, es decir, intentando ahogar toda tendencia a la acción y organización independiente.

En nuestro caso, se puede ver en la experiencia de los Cordones Industriales, que alcanzaron un lugar y un nombre en la historia de las luchas revolucionarias del movimiento obrero internacional, con un altísimo grado de conciencia y organización independiente.

En palabras de Miguel Silva: "Sin embargo, la gran mayoría de los trabajadores participantes en los cordones no aceptaban las consecuencias de sus propias acciones. Continuar con el ejercicio de su poder significaba el fin del sistema , el cual no sucumbiría sin dar la pelea -armada si fuese necesario- en contra de sus sepultureros. La situación exigía clarificar las ideas respecto a la revolución, al Estado y a la UP. Sobre todo respecto a la UP. Fue durante esos meses cuando se hizo sentir con toda su fuerza, la falta de un partido revolucionario". (p. 447).

Uno de los objetivos del libro de Miguel Silva, mostrar la necesidad de un partido revolucionario queda suficientemente claro. Lo que queremos en lo que sigue es avanzar en este punto en el que se detiene Silva, a partir de esa escuela revolucionaria que fueron aquellos primeros años de la década de los ´70 en Chile.

3- La posibilidad de desarrollo de los Cordones industriales y su relación con el partido revolucionario: el combate al frentepopulismo

La clase obrera agrupada alrededor de los Cordones Industriales se sentía fuerte, y comenzaba, aún confusamente y a tientas, objetivamente, a enfrentar a sus direcciones. En una marcha a La Moneda el 30-1-73 cantaban, por primera vez, "trabajadores al poder". (p. 316) Con sus organismos de poder, había respondido como un solo hombre, era capaz de organizar la producción a través del control obrero y la distribución para contrarrestar el boicot burgués, había logrado hacer retroceder a la burguesía tras el tancazo. Pero no le había infligido una derrota definitiva, y la burguesía nacional, el gobierno de Estados Unidos, la CIA y la ITT pasaban nuevamente a la ofensiva. Se trataba de un momento decisivo. Había que fortalecer los Cordones, extender su influencia, centralizarlos, organizar las milicias obreras en base a los comités de autodefensa dispersos en cada fábrica y cordón, comenzar a preparar la toma del poder, la insurrección, por los cordones, únicos órganos de poder obrero y popular basados en la democracia directa.

¿Pero cómo? Veamos lo que nos dice el autor del libro: "Recordemos en este punto (viene relatando que los militantes base PS le dicen a Altamirano que un partido revolucionario debe parar la contrarevolución- NdeR) el comentario hecho por un militante del PS durante el proceso de formación del cordón Cerrillos. Decía que había que lograr ´la gestación de un poder popular territorial más allá de los sindicatos y partidos políticos´que ´posibilitara la superación de las discrepancias tacticas existentes entre los partidos´, el cual tomaría la forma de un consejo comunal de trabajadores basado en el ´modelo soviético´¿Qué tipo de relación partido -masa está expuesto en estas frases? Que la unión de los trabajadores, el ´clasismo´, la solidaridad, es más importante y más elemental que los intereses de tal o cual partido. Por lo tanto la clase debe unirse sobre principios de solidaridad. Sin embargo, frente a esta concepción de unión, habría que preguntarse ¿la unidad sobre qué principios sería la que permitiría enfrentar las tareas concretas del momento? Específicamente, ¿cómo proteger al gobierno y al movimiento de los ataques del estado y de la derecha? Nuestra opinión es que la unidad debe ser construida con un apoyo conciente al poder popular y a la democracia directa. Una situación tan crítica como la que se vivía requería unidad respecto a los temas más candentes. Se lograría la superación de las ´discrepancias tácticas existentes entre los partidos´ a partir de una unidad que apoyara la democracia ejercida por las organizaciones de base de los trabajadores: la toma de control por parte de la clase trabajadora a través de sus propias organizaciones, ya sea que estas estuvieran en las fábricas, las minas o en las tropas. Para salvar al Gobierno era necesario ejercer el tipo de control que el mismo gobierno rechazaba". (p. 463)

La afirmación de que el gobierno se negaba a desarrollar el poder obrero, repetida a lo largo del libro y que aqui puede verse en la frase de que "para salvar al gobierno era necesario ejercer el tipo de control que el mismo gobierno rechazaba" es correcta. Más adelante será más explícito: "La UP era un obstáculo". Sin embargo, la mejor manera de "defender al gobierno" (es decir, a las conquistas obtenidas por los trabajadores y el pueblo con su lucha pero que localizaban en "su" gobierno), no estaba dada por la unión de los trabajadores, el clasismo, PORQUE ESTO YA LO HABIAN OBTENIDO LOS TRABAJADORES EN SU LUCHA, EL "CLASISMO" ES UNA FASE ANTERIOR DE LA LUCHA, YA ALCANZADO Y SUPERADO CON LA EXISTENCIA DE LOS CORDONES, QUE SE PLANTEABAN EL PROBLEMA DEL PODER.

Aquí confunde la unidad de la clase, necesaria, y ya obtenida en gran medida, con la unidad de los partidos, perjudicial tal y como estaban dadas las cosas, o con que la sola existencia de organismos de democracia directa podría empujar a una unidad de acción revolucionaria de los partidos.

En realidad, el "apoyo conciente al poder popular", la "unidad que apoyara la democracia ejercida por las organizaciones de base de los trabajadores" -el desarrollo del doble poder en la perspectiva de la toma del poder, de los Cordones "como órganos de lucha" a los Cordones como "órganos para la toma del poder"- sólo podía obtenerse en una lucha despiadada al allendismo, al "dialoguismo" y las transas del PC y parte del PS, que inclusive algunos sectores de trabajadores comenzaban a criticar, como muy bien demuestra el libro. Inclusive a la negativa del resto de las organizaciones de izquierda a dar este combate. Se trataba no de unir sino de separar a revolucionarios de reformistas y centristas, aunque en base a la unidad en la acción ante el ataque del enemigo de clase. En caso contrario es imposible la unidad de toda la clase después del altísimo grado de unidad ya alcanzado.

Miguel Silva, que denuncia el rol del PC, del ala izquierda del PS con Altamirano, e inclusive aunque en menor medida del MIR, no formula claramente la peor infección de la revolución chilena y podríamos decir de toda la clase obrera mundial en el largo período de dominio del stalinismo: el frentepopulismo. La estrategia general que debe guiar a un partido revolucionario es su lucha por la independencia de clase de la clase obrera, que por sí misma puede llegar a construir organizaciones de independencia de clase para la lucha, como queda demostrado con la experiencia de los Cordones, pero que para los momentos decisivos necesita de la dirección de un partido revolucionario. Y este partido, con estos organismo ya en pie y para desarrollarlos y orientarlos a la toma del poder, no puede combatir por esto sin combatir al mismo tiempo el frentepopulismo, manteniendo a toda costa la independencia del partido revolucionario.

Es la misma lógica que explica Trotsky, ante la urgente cuestión de cómo el partido obrero revolucionario debía ganarse la dirección del campesinado:

"La historia del marxismo y el bolchevismo en Rusia es, en primer lugar, la historia de la lucha contra el narodnikismo (populismo) y el eserismo (socialismo revolucionario). Esta lucha sentó las bases para la lucha contra el menchevismo y tuvo como tarea fundamental la de asegurar el carácter proletario del partido. Décadas de lucha contra el narodnikismo pequeñoburgués habilitaron al bolchevismo para, en el momento decisivo, es decir, el de la lucha abierta por el poder, destruir a los eseristas de un solo golpe, apoderándose de su programa agrario y arrastrando a las masas campesinas detrás del partido" ("Los cinco primeros congresos de la IC").

La lucha contra las direcciones, como el PS y el PC que llevaban al dialogo, la concertación, la "transa", a los acuerdos con la DC, a los gabinetes cívico-militares, a la subordinación de los Cordones a la CUT, era condición indispensable tanto del desarrollo de los Cordones como del propio partido revolucionario, la lucha contra las direcciones que se negaban a dar este combate, como el MIR, era igualmente indispensable.

Si no, puede caerse en una especie de "fetichismo organizativo", o en este caso, de consejismo espontaneísta, basado en un discurso "autonomista". En palabras de León Trotsky: "En Rusia, tanto en el año 1905 como en el 17, los consejos obreros se originaron en el movimiento mismo, como la forma natural de organización del movimiento en una fase determinada de la lucha. Pero para los jóvenes partidos europeos, que han adoptado a los consejos más o menos como una ´doctrina´, como un ´principio´, existe siempre el peligro de considerarlos como un fetiche, como un fin en sí mismo en la revolución. Sin embargo, no obstante las grandes ventajas que tienen los consejos en tanto forma de organización de la lucha por el poder, es posible que se desarrolle la insurrección sobre una base distinta, mediante otras formas de organización (consejos de fábrica, sindicatos), y que los consejos se generen como órganos de poder, únicamente en el proceso de la insurrección o directamente después del triunfo. Desde este punto de vista, resulta muy instructivo considerar la lucha que emprendió Lenin contra el fetichismo organizativo respecto a los soviets de las jornadas de julio. En la medida en que, durante el mes de julio, los soviets socialistas revolucionarios y mencheviques se convirtieron en organizaciones que abiertamente empujaban a los soldados hacia la ofensiva y reprimían a los bolcheviques, el movimiento revolucionario de las masas obreras podía y debía buscar vías nuevas. Lenin señaló a los consejos de fábrica como organizaciones de lucha por el poder.

(En las memorias del camarada Ordzhonikidze, por ejemplo, se pueden encontrar referencias en este sentido). Si no hubiera intervenido la acción de Kornilov muy probablemente el movimiento hubiese seguido ese rumbo; esa acción obligó a los soviets oportunistas a tomar medidas de autodefensa y ofreció a los bolcheviques la posibilidad de infundirles una nueva vitalidad revolucionaria y ligarlos estrechamente a las masas a través del ala izquierda de los bolcheviques" ("Lecciones de Octubre")

Es decir, el carácter de 'autónomos", independientes, el estar basados en la democracia directa, no les da valor por sí mismo a este tipo de organismos. Debido a que pueden tener un carácter reformista o revolucionario. En la medida en que conserven los atributos de la democracia directa, de poder organizado territorialmente, capaces de organizar a las amplias masas en tareas de poder, los revolucionarios deben y´pueden luchar por desplazar de su dirección a los reformistas, a riesgo, de que, por otra parte, bajo la dirección de estos, pierda todos aquellos atributos, pierda su carácter. Por esto lo esencial es la lucha contra los partidos reformistas, contra el frentepopulismo.

Sin embargo, el golpe genocida de Pinochet impidió un desarrollo de los Cordones y su vanguardia, que parecía ir en camino de romper con sus direcciones, camino que podría haberse acelerado de existir un partido revolucionario así. Es por esto que la dirección, contrariamente a la proposición de Miguel Silva, no podía recaer en los Cordones: "Frente a esta compleja situación, Carlos Altamirano respondía ´la cosa es dificil, es dificil´, Es decir, el PS no era capaz de entregar las respuestas pertinentes; llegaba así al final de su largo camino como partido estatizante. La dirección unica alternativa, debería ser ejercida por la dirección de los cordones apoyada en los principios del poder popular y de la revolución ... ´para poder salvar al gobierno´". (p. 464). Este es el límite del análisis de Miguel Silva que más arriba señalábamos.

Pues aquí nuevamente no se distingue entre la dirección de los cordones, de la dirección revolucionaria. Justamente el sovietismo está dado por la unidad de toda la clase, su organización independiente, basada en la democracia directa, como organismo de doble poder, de ahi su fuerza. Pero al mismo tiempo en esa fuerza reside el hecho que actúen el PC, el allendismo, etc, que buscan permanentemente erosionar esa fuerza. Razón por la cual la pelea de una dirección revolucionaria de los Cordones, para que estos organismos se transformen en los organismos de la lucha revolucionaria por el poder primero y en la base del futuro Estado obrero, es que aquella debía apartar de la dirección de los Cordones a aquellas organizaciones, en base a la más amplia unidad de acción ante el enemigo común. Unidad de acción que no significa dejar de combatir el frentepopulismo.

Por lo tanto es "utópico" plantear una "dirección única alternativa de los cordones", en la medida en que estos no estuvieran dirigidos por un partido revolucionario y no por el PC o el allendismo o incluso el ala izquierda del PS. A lo más que podía llegar, en todo caso, era a una situación de "presión in extremis" sobre los partidos "realmente existentes".

4- Conclusiones y un poco de historia

La historia de Chile está atravesada por un poderoso movimiento de lucha y resistencia obrera, popular e indígena, la lucha de clases es el sello definitivo que conforma su historia. Del mismo modo que la saña de su clase dominante, una historia de represión a sangre y fuego. Sin embargo, este es el enemigo "visible". Mucho peor para el desarrollo de esta heróica historia de lucha de clases, son los enemigos internos del movimiento de masas, que tras una política que también acompaña casi toda la historia de Chile a lo largo de siglo XX, estuvo marcada por el frentepopulismo, es decir, por la colaboración de clases.

Veamos en apenas un apretado racconto algunos elementos de la combativa historia del movimiento obrero chileno, que desplegó una energía y una fuerza tal que incluye cuatro huelgas generales y dos semiinsurrecciones, además de una central obrera clasista, primero con la FOCH de Recabarren y luego con la CUT del ´53, que inclusive bajo Recabarren llegó a proclamar la necesidad de la revolución social. Algunos de los hitos de las luchas de la clase obrera chilena, en el siglo XX, están dados por la formación de las primeras Sociedades de Resistencia, fundada la primera en 1898. Luego las Mancomunales formada la primera en 1900 y que solo cuatro años después realizará su primera Convención Nacional con 15 organizaciones y 20.000 afiliados. En 1903 10.000 trabajadores enfrentan a policias y militares en las calles, en lo que se conoce como la Rebelión de Valparaíso. En 1905 se produce la semiinsurrección conocida como la Semana Roja en santiago. El Estado burgués no tardó en responder con la Matanza de Plaza Colón (Antofagasta) en 1906, la Masacre de Iquique en 1907. Luego una ola huelguística en constante ascenso desde 1908 hasta 1920.En 1909 se crea la FOCH, de carácter reformista hasta 1919 en que Luis Emilio Recabarren conquista su dirección. En 1912 se da la primera huelga de trabajadores agrícolas en Magallanes. En 1918 el ascenso culmina en la Asamblea Obrera de la Alimentación, que significó huelgas diarias, enfrentamientos callejeros con la policía hasta culminar en la huelga general del 3 y 6 de Septiembre. En 1919 se genera una experiencia de poder popular local en Puerto Natales. En 1921, bajo el gobierno de Alessandri, se da la Masacre de San Gregorio. En 1925, también bajo su gobierno, se consuman las Masacres de Marusia y La Coruña. Pero ya entonces, 24 sindicatos agrupan 204.000 trabajadores. En este año, el triunfo electoral del candidato "popular" José Santos Salas es desconocido por la burguesía, por lo que se desata una huelga general. En 1932 se instala la llamada República Socialista, que no atemoriza a la burguesía por su programa ni sus componentes, sino por el grado de radicalización de las masas, como por ejemplo con el "Consejo Revolucionario" de Concepción. En los ´30 bajo el gobierno de Ibañez, las huelgas emergían en todo el largo del país, incluso con milicias obreras para enfrentar a los grupos nazis. Este proceso de ascenso obrero terminaría en la Ley de Defensa de la Democracia y en una de las más feroces represiones desatadas hasta entonces. En el ´53 se funda la CUT, que realizará casi inmediatamente un paro nacional ante la detención de su dirigente Clotario Blest. En el ´57 se da una nueva semiinsurrección popular que domina las calles de Santiago por dos días. En 1960 se produce una nueva huelga general .

Esto se refleja a nivel de las organizaciones políticas de la clase obrera: en 1906 Recabarren será elegido como el primer diputado obrero (aunque como candidato del Partido Democráta). En 1912 crea el POS. En 1922 se crea el PC. En 1933 se forma la Izquierda Comunista, seguida luego por el POR. También en 1933 se funda el PS. Es decir, todos partidos obreros nacionales.

Pero estos partidos obreros, que serán expresión de la conciencia clasista del movimiento obrero y contribuirán a su vez a forjarla, no serán partidos obreros revolucionarios, sino partidos obreros reformistas o contrarrevolucionarios, partidos de conciliación de clases, frentepopulistas. Esto puede observarse nítidamente en sus políticas ante las elecciones: El PC apoya la candidatura de José Santos Salas en las elecciones de 1925, junto con el Partido Democrata y USRACH. En 1938 (tras 10 años de gobiernos militares o estrechamente controlados por ellos y el período presidencial de Alessandri), se forma el Frente Popular, período que abarca no solo al gobierno de Aguirre Cerdá, del Partido Radical, sino también a los gobiernos radicales de Juan Antonio Ríos (desde aquí llamado Alianza Democrática y no Frente Popular), Alfredo Duhalde y el primer año de Gabriel Gonzalez Videla: en todos ellos se contó con el apoyo y la participación directa tanto del PC, como del PS salvó en un corto intervalo. En el ´57 se forma el FRAP con el PS, PC, PADENA, Vanguardia Nacional del Pueblo y Partido Radical Doctrinario. Ante las elecciones del ´63, el Pc pretende un acuerdo con la DC, que no le sale por negativa de esta. Luego será un pilar de la UP, y tras el largo interregno de la dictadura de Pinochet, en 1990 apoyará la candidatura de Aylwin.

Es decir, los partidos obreros reformistas o stalinistas, en vez de desarrollar toda esta fuerza de la lucha obrera y popular y conducirlas a la toma del poder del estado, a la construcción de una República Obrera basada en organismos de democracia directa y autodeterminación, la han llevado siempre a una política de colaboración de clases como puede observarse en el terreno electoral, y verificarse en cada una de las luchas cotidianas de los trabajadores y el pueblo. El gran drama y la gran contradicción del movimiento obrero chileno es que su alto nivel de conciencia de clase alcanzado bajo la forma del clasismo, encontrará un obstáculo en alcanzar una conciencia de clase revolucionaria por acción de sus partidos tradicionales.

Los trotskystas, el centrismo trotskysta, que reivindicándose parte de esta corriente del movimiento obrero mundial, heredero del bolchevismo leninismo, tuvo siempre entre sus banderas la lucha contra la "burguesía liberal", la más férrea oposición al frentepopulismo, no tuvo en el proceso de la revolución chilena de la década de los ´70 ningún papel efectivo. El gran impulso a romper con esta traba histórica que significaron los Cordones Industriales, alcanzando importantísimos grados de independencia de clase, encontraron su máximo límite, en la imposibilidad de combatir esta estrategia frentepopulista por sí mismos. Sin embargo, la historia de la lucha de clases mundial enseña, y el programa del partido revolucionario, concentra estas enseñanzas. La posibilidad de reconstruir la subjetividad revolucionaria de la clase obrera y una organización revolucionaria, trotskysta, debe marcar a fuego esta gran experiencia de los Cordones Industriales que el libro de Miguel Silva rescata a nuestra memoria.