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Latinoamérica

¿Y por casa cómo andamos?

Chile ha sido, y no sólo en educación, el laboratorio de prueba de muchos de los proyectos emanados de los organismos financieros internacionales. Los estudiantes chilenos cuestionan, hoy, un sistema educativo basado en la rentabilidad. ¿Y por casa cómo andamos? Cecilia Rovito Red Eco

Los estudiantes secundarios chilenos son los protagonistas hoy de la movilización social más importante de las últimas tres décadas, acompañados y apoyados por padres, profesores y organizaciones de los trabajadores.

Una protesta que cuestiona la columna vertebral del actual sistema educativo chileno expresada en la ley orgánica constitucional de enseñanza (LOCE), promulgada un día antes de irse del gobierno el dictador Augusto Pinochet, que sella el vínculo de la educación con el mercado, conformando un sistema de "calidad" para los que puedan pagarla y un sistema de "segunda" para los pobres.

En nuestro país, la promulgación de Ley Federal de Educación (LFE), en 1994, deslindó la responsabilidad del Estado Nacional al ámbito de las provincias, sean estas ricas o pobres y determinó el desfinanciamiento de la escuela pública y un crecimiento exponencial de la educación privada.

Tras doce años de la LFE tenemos un sistema educativo fragmentado en 24 sistemas provinciales y el desentendimiento económico y del diseño de políticas educativas nacionales.

Las autoridades educativas de la provincia de Buenos Aires se plantean, hoy, cómo "maquillar" el fracaso de su puesta en marcha.

La cantidad de alumnos repitentes y la expulsión del sistema educativo es objeto de preocupación para los funcionarios bonaerenses. Además, la desastrosa situación de la infraestructura escolar demuestra la ausencia de un Estado.

"En los últimos cuatro años aumentó sensiblemente el número de alumnos de enseñanza secundaria que repite el curso en la Capital y en la provincia de Buenos Aires, los dos principales distritos educativos del país", informa Prensa Latina.

Aún más, en nombre de " una descentralización de la gestión que distribuya poder de decisión en los distritos" para "desburocratizar en beneficio de la escuela", el Plan Solá 2004 – 2007 agudiza el deslinde de responsabilidades del área provincial al ámbito de los municipios bonaerenses.

La municipalización significa la profundización de la brecha entre escuelas de primera (aquellas escuelas privilegiadas por los intendentes o aquellas ubicadas en distritos ricos), y la gran mayoría de ellas abandonadas a su propia suerte, en comunidades brutalmente golpeadas por la desocupación, la pobreza y la exclusión social.

Los estudiantes chilenos demandan, también, la revisión de la jornada escolar completa cuestionada además por los docentes, que no sólo no ha solucionado los problemas de desigualdad social y de acceso a una educación de "calidad", sino que ha avanzado sobre la flexibilización laboral docente.

Proyectos similares se encuentran en ejecución en nuestro país. Con la enarbolada finalidad de que los alumnos de escuelas públicas pasen más tiempo en el colegio, se implementó en varios colegios bonaerenses la jornada extendida, sin que se traslade al sueldo docente la completa extensión del horario escolar.

Más trabajo por menor salario, con la extensión de la jornada escolar, la implementación de actividades sábados y domingos (Escuelas de Patios Abiertos), y el trabajo precario para cumplimentar los programas de "terminalidad".

"Los alumnos tendrán apoyo y tutoría para mejorar sus métodos de estudio. Las escuelas estarán equipadas con laboratorio de ciencias, de idiomas, de arte y de tecnología", afirma el proyecto publicado en la web de la Dirección de Educación de la Provincia de Buenos Aires.

Claro que a las autoridades educativas se les está complicando la sola mantención de los edificios escolares. El sindicato docente provincial SUTEBA denuncia en su página web "la grave situación de infraestructura y la falta de gas en más de tres mil escuelas de la Provincia de Buenos Aires, lo que impide en muchos casos el normal desarrollo de las clases".

La "revolución de los pingüinos", en alusión a la edad de sus protagonistas, ha logrado colocar el tema de la educación en la discusión pública.

Hoy la sociedad chilena se plantea qué educación quiere, y por lo tanto cómo construirla y la necesaria participación social en este sentido.

Los estudiantes plantean, por ejemplo, la necesidad de trasladar parte del excedente que produce la rentabilidad de la exportación del cobre. "Nosotros pedimos que se haga gasto social pues esta es una sociedad en que existen demasiadas desigualdades y se ve en sectores como la salud, la vivienda y en educación", afirman los dirigentes estudiantiles.

¿Y por casa cómo andamos?    

Fuente: lafogata.org