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Kofi Annan contra la nacionalización del petróleo en Bolivia
Alejandro Teitelbaum 
Viena, Austria.
  
El secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofí Annan, 
criticó la decisión tomada por el Presidente boliviano, Evo Morales, de 
nacionalizar los hidrocarburos. 
Durante la conferencia de prensa inaugural de la IV Cumbre Unión Europea, 
América Latina y el Caribe (EU-ALC), aclaró que las decisiones actuales tienen 
que pensarse siempre entendiendo en el carácter globalizado del mundo, ya que 
esta medida puede poner en riesgo las relaciones comerciales internacionales.
Señaló que los inversores necesitan condiciones que se mantengan en el mediano y 
largo plazo, sin esa condición no es posible un comercio mutuamente 
satisfactorio y beneficioso. 
  
El artículo 97 de la Carta de la ONU establece que "el Secretario General será 
nombrado por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad". 
  
El candidato recomendado por el Consejo de Seguridad debe contar con la 
aprobación de los miembros permanentes, que pueden ejercer el derecho de veto. 
Ninguno de ellos ha vetado formalmente una propuesta, pero siempre los 
candidatos  han pasado por el filtro de la aceptación por parte de los 
Estados Unidos y los otros miembros permanentes. Por ejemplo la  reelección 
de  Butros Ghali,  fue bloqueada  por Estados Unidos,  quien 
impuso a Kofi Annan,  incluso contra la costumbre de  nombrar 
rotativamente  un Secretario General originario de las diferentes regiones.
  
Kofi Annan  sabe que debe su cargo a Estados Unidos  y  se empeña 
en mostrar su reconocimiento con reiterados gestos de sumisión y obediencia, 
para lo cual ha mostrado un celo particular, entre otras cosas, como  
consecuente defensor del poder económico transnacional. 
  
El 25 de julio del 2000, en la sede de la ONU en New York, Kofi Annan presidió 
la inauguración del Pacto Mundial (Global Compact) en la que participaron  
44 grandes sociedades transnacionales y algunos otros "representantes de la 
sociedad civil". 
El Global Compact quedó como  una institución permanente que funciona junto 
a la Secretaría de la ONU. 
  
Esta alianza entre la ONU y grandes sociedades transnacionales ha creado una 
peligrosa confusión entre una institución política pública internacional como la 
ONU, que según la Carta representa a "los pueblos de las Naciones Unidas..." y 
un grupo de entidades representativas de los intereses privados de una elite 
económica internacional. 
  
Entre las sociedades participantes en el Global Compact, se encuentran, 
entre otras, British Petroleum, Nike, Shell, Rio Tinto y Novartis, con densos "curricula" 
en materia de violación de los derechos humanos y laborales o de daños al medio 
ambiente; la Lyonnaise des Eaux (ahora Suez), cuyas actividades en materia de 
corrupción de funcionarios públicos con el fin de obtener el monopolio del agua 
potable son bien conocidas en Argentina y en Francia y en Chile, entre otros 
países.  Participan también varias asociaciones patronales y algunas ONGs.
  
El Gobal Compact fue anunciado en 1998 por Kofi Annan en un informe 
destinado a la Asamblea General titulado "La capacidad empresarial y la 
privatización como medios de promover el crecimiento económico y el desarrollo 
sostenible"(A/52/428). 
  
El Secretario General Kofi Annan decía en ese informe que... « la 
desregulación...se ha convertido en la consigna para las reformas de los 
gobiernos en todos los países, tanto desarrollados como en desarrollo » (párr. 
50 del Informe) y propugnaba la venta de las empresas públicas confiando...  
« la propiedad y la gestión a inversionistas que tengan la experiencia y la 
capacidad necesarias para mejorar el rendimiento, aunque ello suponga algunas 
veces vender los activos a compradores extranjeros » (párr. 29). Al comienzo del 
mismo párrafo se pronunciaba contra la  « amplia distribución del capital 
de las empresas privatizadas », es decir contra la participación de los pequeños 
ahorristas. 
  
La propuesta del Informe era clara: todas las grandes empresas rentables deben 
estar monopolizadas por el gran capital transnacional, es decir pretendía 
legitimar  la política practicada a escala mundial de malvender las 
empresas públicas rentables (a veces mediante procedimientos francamente 
corruptos) y, por cierto, contraria a las nacionalizaciones.    
  
Kofi Annan también se empeña en potenciar esta cruzada neoliberal promoviendo en 
distintos países  la formación de sucursales del Global Compact, 
formadas por empresarios y representantes gubernamentales. 
  
Fiel a esa línea al servicio de las grandes potencias  y del poder 
económico trasnacional, ahora Kofi Annan se ha declarado contrario a la 
nacionalización del petróleo en Bolivia.