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Bertolotti: "El nunca más es hasta que se produzca un nuevo conflicto"
Hugo Cores 
PVP567 Frente Amplio
Mientras en el gobierno se analiza si se desclasifican o no los documentos 
militares de la dictadura, el general Ángel Bertolotti (AB) cortó el nudo 
gordiano y se desclasificó solo, voluntariamente. Habló y, en unas pocas frases, 
reconstruyó el pensamiento de la represión y del Estado Terrorista: Uruguay 
vivió una guerra, bajo esas condiciones son normales algunos excesos propios del 
combate. Esa situación sólo es comprensible para los propios militares, que 
³fueron obligados a salir² en defensa de la nación. 
* Las declaraciones formuladas días pasados por AB condensan una manera de 
pensar y resultan reveladoras en más de un sentido. Pero son apenas un síntoma 
de un fenómeno más extendido. 
Muestran, de manera sorprendente, posiciones que subsisten hoy, bajo un gobierno 
de izquierda, después de más de veinte años de restablecida la democracia¹. 
* El discurso de AB tiene un interés actual, en tanto jerarca y un interés 
histórico. Expresa una manera de razonar que constituye una suerte de pieza 
arqueológica. Una expresión inmutable del sentir y el actuar de otras eras, como 
mamuts conservados en los hielos eternos. 
Viniendo del jefe militar de más alto rango, este pensar fosilizado es, también, 
una presencia influyente en el presente y en el porvenir. Un pensamiento 
colocado tan fuera de lugar en un país democrático como podría estar un mamut 
lleno de escarcha trotando por el Parque Rodó. 
Si a pretexto que se trató de una guerra, alguien dudara acerca de si esa 
especie ha existido o no, ahí están los dichos de AB. 
El tono, hasta si se quiere algo ingenuo, de las declaraciones del jerarca 
militar, vuelve estos dichos más potentes como testimonio. 
Una alegación, que, vista desde el ángulo de la transición democrática, es un 
desmentido. Un calmo, despersonalizado hasta higienizado desmentido sobre 
algunas ilusiones que nos arrullan desde mediados de los 80. 
Contrariamente a algunos ³expertos² que niegan la supervivencia de estas 
especies paleolíticas e indeseables, AB nos devuelve todos los atributos del 
pensamiento militar. Como prueba y como evidencia, en el sentido forense. 
Como testimonio actual y genuino. 
Un reconocimiento de la autonomía y del protagonismo militar de ayer y de hoy, 
totalmente ajeno a la Constitución, en el que el militar se confiesa sin 
presiones y sin apremios¹ ni siquiera periodísticos. Tanto que, después de sus 
dichos en Búsqueda, el jerarca siguió reiterándolo en recorrida por radios y 
canales de tevé. 
* La enfática reivindicación de lo actuado durante la represión (antes y durante 
la dictadura) muestra hasta qué punto eran una finta ³para salir del paso² los 
reconocimientos y las apelaciones a la reconciliación que, desde hace años, se 
formulan desde filas castrenses, incluyendo las declaraciones de los militares 
incluidas en el Informe de la Comisión para Paz. 
Cuando AB sostiene que el "nunca más" está supeditado a los escenarios que se 
produzcan. El "nunca más" es hasta que se produzca un nuevo conflicto, porque la 
historia lo demuestra y lo vemos en el mundo actual² está, como bien observó Luz 
Recagno, de A. de Familiares, formulando un lenguaje amenazador. 
Cuando AB justifica la desaparición de personas durante la dictadura (de 
³sindicalistas, militantes políticos o estudiantiles²) diciendo: ³de una forma u 
otra, si bien no estaban involucrados en la lucha directa, con "los fierros en 
la mano", estaban apoyando. De una forma u otra, no eran totalmente 
prescindentes o inocentes de todo lo que sucedía alrededor. 
Políticos, sindicalistas, de alguna manera estaban aprovechando ese movimiento 
revolucionario² está, por enésima vez, dando un paso atrás. 
* En este contexto es razonable preguntarse: ¿qué dicen los conductores civiles 
de la política militar en el período de transición? ¿Era este el destino del 
proceso iniciado en 1984? ¿Es esto lo que impone el orden legal y constitucional 
vigente en el país? La intervención de los militares en el campo de las 
decisiones políticas ¿depende de los escenarios que se planteen, de acuerdo a 
las condiciones formuladas por AB? La amenaza de un posible golpe de Estado, si 
se dan las circunstancias que los militares determinan, ¿forma parte del modelo 
institucional con que se aspira regular la vida de nuestra sociedad? ¿Serán esas 
las muestras de ³seguridad jurídica² que esperamos brindar hacia fuera y hacia 
adentro como indicadoras de nuestra estabilidad y credibilidad para el 
desarrollo exitoso del proyecto de país productivo? Las declaraciones de AB 
¿contribuirán al flujo de inversiones atraídas por la ³estabilidad² que 
pronostican? * Al decirnos cómo ve lo pasado, AB nos dice que nos esperaría en 
el futuro si prevaleciera ese pensamiento. 
¿Dónde está escrito, además de en las creencias anquilosadas de algunos 
oficiales, que el país tendrá instituciones democráticas mientras no cambien los 
escenarios? Hay dirigentes, ³expertos en cuestiones militares², que nada han 
dicho sobre este tema. Y, salvo la contundente declaración de la Asociación de 
Familiares de Detenidos-Desaparecidos y un editorial del diario La República, no 
he visto ninguna declaración de rechazo a los postulados de AB. 
¿Acaso carece de importancia la utilización de un lenguaje amenazador contra las 
instituciones democráticas por parte de un jerarca militar? ¿Acaso debe tomarse 
como asunto de rutina que en plena transición de transiciones¹, se siga 
reivindicando el pensamiento del General Medina y demás militares golpistas.? * 
En sus declaraciones, AB ha dicho que los mandos superiores de las FFAA 
³asumimos una actitud respetuosa, quizás ostentosamente respetuosa, para que 
entendieran que nosotros éramos respetuosos del mando². 
¿Qué sentido tiene hablar de una actitud ostentosa de respeto al Presidente de 
la República? Esa jerga ¿es la adecuada para definir una zona tan delicada como 
es la sujeción de los militares al poder civil, ese imprescindible acatamiento a 
la ley que tanto les ha costado aceptar a los militares uruguayos en los últimos 
30 años? ¿Por qué si el respeto es sincero debiera expresarse con ostentación? 
¿Qué lugar ocupa el respeto ostentoso¹ en los códigos de honor que establecen el 
comportamiento caballeroso y en los reglamentos vigentes que regulan las 
relaciones institucionales entre la fuerza armada y las autoridades que 
representan al pueblo, por la voluntad libre del pueblo? * En otro pasaje, el AB 
dice que le informó al Presidente Vázquez que él no era partidario del Frente 
Amplio. ¡Qué noticia! Si hubiera sido del FA hubiera pasado las peripecias y 
tribulaciones de José Martínez Salgueiro, de Brum Canet, de Pedro Montañez y 
tanto otros militares de su generación que, con el liderazgo de Seregni y 
Licandro, fueron frenteamplistas. 
AB es poco ducho en las cuestiones del Estado de Derecho. En realidad, no se 
trata que el Comandante del Ejército sea frenteamplista. Ni mucho menos. De lo 
que se trata es que esté consustanciado con la Constitución y la Ley. 
Que conozca y respete, como corresponde pues tienen el rango de ley de la 
nación, los tratados internacionales suscritos por el país y ratificados por el 
Parlamento. Que conozca y actúe con arreglo a las disposiciones del Tratado de 
San José de Costa Rica, así como con todos los compromisos asumidos por Uruguay 
en los convenios que condenan a los crímenes contra la humanidad y la 
desaparición forzada de personas. 
Ninguno de esos tratados, de cuya existencia AB parece no tener la menor idea, 
suscritos antes del advenimiento del gobierno frenteamplista, se puede 
desconocer. Ni mirando hacia el pasado ni en relación a la situación de hoy. 
Desconocerlos no ayuda al país de hoy ni a sus perspectivas futuras. 
Fuente: lafogata.org