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Latinoamérica

El que vive en la luna no ve los cráteres

Carlos Peláez
cableatierra@gmail.com

Una pareja de fantasmas recorre al Uruguay: el de la decepción con el gobierno y el de la división de la izquierda. Cuando aún no ha transcurrido un año desde que Tabaré Vázquez asumió como presidente, la semilla de la división está plantado en el seno de la izquierda. Desde varios sectores se ha insinuado en las últimas semanas que el 26 de Marzo debería irse del FA.

Pero el problema es que hay sectores numéricamente más importantes que el 26, que han quedado acorralados en la misma esquina. Es muy obvio que entre las fuerzas de izquierda se pueden distinguir dos grandes corrientes ideológicas, que incluso a algún sector, como el MPP, lo parten al medio.

Aunque no sólo los denominados sectores radicales integran las "fuerzas del descontento". Cada día que pasa son más los ciudadanos adherentes al Frente Amplio desde su nacimiento, que se sienten desacomodados con el giro ideológico que ha dado el gobierno progresista.

No resulta un dato menor que sean los más pobres los que están más enojados.

Curioso, porque esta fuerza política nació en 1971 como la expresión política de "los de abajo".

Sin embargo son los "de arriba" los más satisfechos con la política económica que dirige Danilo Astori; con su submisión al FMI, con la emisión de más deuda, con el Tratado de Inversiones firmado con EE.UU. – mucho peor que el que proponían los colorados -, con la posibilidad de romper el Mercosur y acordar un TLC con el Norte.

Astori recomienda a Ignacio De Posadas para asesorar a los compradores del Nuevo Banco Comercial y a la vez pretende venderle ese Banco a una sociedad que integran los mismos que lo robaron en el 2002.

Sanguinetti aplaude el anticomunismo de Fernández Huidobro: Mujica llora por Astori pero no mueve una mano por Chifflet.

Antes estaba mal enviar tropas uruguayas al extranjero; pero ahora no, aunque se pierda al más noble y consecuente de los parlamentarios.

Antes estaba mal trabajar para el gobierno y mantener sus negocios o profesiones; pero ahora Gonzalo Fernández tiene la bendición oficial para defender como abogado a contrabandistas y evasores fiscales.

Hicieron campaña denunciando a corruptos blancos y colorados; pero ahora en el gobierno hacen negocios con ellos. Por ejemplo: Juan Carlos López Mena, denunciado como evasor por el mítico "Ñato"; Antonio Marchesano, denunciado por su negociado con el Punta Carretas Shopping; Jorge Fernández involucrado en el negociado de la Terminal de Contenedores; Fernando Barboni, denunciado como testaferro de Domingo Burgueño y por estafar al BHU y a la DGI; Mario Garbarino, denunciado por sus incumplimientos con el Hotel Carrasco de Montevideo.

Durante años llenaron las redacciones de los medios con carpetas y documentos denunciando a fulano, zutano y perengano. Pero ninguna de esas carpetas fue llevada a la Justicia a partir del 2 de marzo del 2005.

Alguien debería explicar las razones de este cambio, o ¿sería este el cambio prometido?

Maldonado no le va en saga a esta propuesta de "cambio". La historia se encargará de juzgar el acierto o el error de aquellos dirigentes locales y nacionales de izquierda que alentaron tres candidaturas municipales, violando un principio que estaba en la génesis del Frente Amplio, como lo era el saber a quién exactamente había ido el voto. Peor aún: para ganar no hubo escrúpulos y entonces uno de los candidatos fue un ex jerarca de la dictadura, cerebro gris de uno de los gobiernos mas corruptos que recordará la historia de Maldonado y acusado él mismo por presuntos actos de corrupción.

Con la izquierda brutalmente dividida, tanto Darío Pérez como Oscar De los Santos evaluaron que Ricardo Alcorta podía ser el fiel de la balanza y no pusieron objeciones.

No faltará quien diga...`sirvió para ganar’. Pero por una vez en la vida hay que cuestionarse la moralidad de esta candidatura y como se elaboró una campaña que descuidó el proyecto político.

Lo resultados están a la vista. Pérez vio derrumbarse su proyecto personal – "perdí el último examen", dijo consternado a los medios la noche del triunfo del EP – ; De los Santos gobierna solo con sus fieles y Alcorta, acostumbrado a vivir de la función pública, logró un cargo de 2.000 dólares al mes. Tal vez lo único que verdaderamente le interesaba.

El nuevo gobierno heredó un déficit de 30 millones de dólares, exactamente la mitad del presupuesto anual, el resto de la recaudación no alcanzaba para pagar los sueldos; le dejaron la caja vacía y una deuda millonaria en dólares. El desastre administrativo era tal, que llevará años su recomposición. Y para peor, el temporal de agosto casi hizo zozobrar las finanzas municipales por el resto del quinquenio.

Sin embargo, varios ex gobernantes blancos y colorados, que hace tiempo deberían estar declarando en los juzgados, se permiten el tupé de dar lecciones de moral. Y desplegando el máximo de cinismo ahora ven todo lo malo que fueron incapaces de ver y corregir en su propio gobierno.

Apelan a la desmemoria y fingen que el pasado no existió.

Mas que la desideologización, preocupan los signos. Aunque unos sean hijos de la otra, lo más preocupante del nuevo gobierno municipal es el parecido que progresivamente va adquiriendo con los que lo antecedieron.

Para integrar su gabinete el jefe municipal recurrió a dos extrapartidarios estrechamente vinculados a un infame sujeto que gobernó con Antía y desde su cargo censuró a medios y periodistas, aunque ahora se hace pasar por uno de nosotros. De nada valieron los cuestionamientos expresados por mucha gente cercana a De los Santos.

Las cifras inoportunamente calculadas a los dos días del temporal de agosto, evidenciaron la improvisación. Y para peor después se despacharon con el mítico "impuesto solidario", que luego no fue aprobado ni por los propios ediles del gobierno.

El asunto del edificio en La Barra, conocido como La Morocha, y el accionar del gobierno gestaron una división en la Bancada de Ediles. Es cierto que se trata de un asunto heredado de la pasada administración nacionalista. Pero tampoco es menos cierto, que lo que se está construyendo no se corresponde con los planos presentados para obtener la viabilidad. Y además alguien debería explicar por qué razón una obra que está jurídicamente paralizada – decreto número 3674/2005, del 24 de agosto pasado firmado por el intendente municipal - ya va casi por el tercer piso. Para peor intervino la Mesa Política del FA, determinando como asunto político un tema relativo a una empresa privada.

Funcionarios que dicen una cosa y al rato se desdicen; profesionales que firman informes reclamando investigaciones que nadie ordena; políticos y gobernantes que visitan a empresarios; empresarios que amenazan e incluso insultan a gobernantes, forman parte de un todo complejo y desalentador. Y demuestran que la anunciada transparencia fue sólo eso, un anuncio.

El empresario Daniel Costa – definido por muchos dirigentes de la izquierda local como el símbolo de la corrupción burgueñista – ahora es aliado del gobierno y hace pingües negocios con la administración.

Un gobernante que como dirigente de una gremial empresarial impugnó los grandes proyectos, ahora vende uno de ellos como inmobiliario.

Un funcionario municipal, secretario de un secretario, está denunciado penalmente por un fraude contra el Ministerio de Trabajo. Y en lugar de separarlo del cargo hasta que la Justicia se expida, el intendente decide mantenerlo en su lugar sin comprender que se encuentra en una posición de privilegio y podría incidir sobre los testigos en su contra.

Recurriendo a un subterfugio burgueñista para privatizar los espacios públicos, este gobierno firma un sospechoso convenio de patrocinio con una empresa privada, que comienza construyendo unas porquerías que llama garitas, sin que nadie de arriba salga en defensa de los sufridos trabajadores que deben tomar ómnibus.

El derecho a disentir es un principio no sólo consagrado en la Constitución sino que fue un argumento empleado históricamente por la izquierda. Pero ahora a esta izquierda, descafeinada por el progresismo, le molestan los disidentes.

Ahora dan órdenes personas que nunca pertenecieron a la izquierda y a las que les dicen mormones porque "pertenecen a la iglesia de De los Santos de los últimos días".

Dan órdenes personas que ni siquiera viven en Maldonado; dan órdenes personas que estuvieron al servicio de la dictadura; dan órdenes pusilánimes arribistas que piensan más en su cargo que en la gente.

Y estos son asuntos que están en debate en el seno de la propia izquierda, que se comentan en cada encuentro cada vez en voz mas alta, aunque nadie se anime a reconocerlo públicamente.

En honor a la verdad, conozco al Flaco De los Santos desde hace más de 20 años. Compartimos años muy duros; generalmente estuvimos en desacuerdo, pero fue un entrañable compañero.

Sé que es un tipo bien intencionado, aunque demasiado tozudo.

Ahora quisiera creer que no está en la Luna, porque en ese caso será incapaz de ver los cráteres que se están formando en su alrededor.             

Fuente: lafogata.org