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Latinoamérica

La euforia popular estalló en la plaza Murillo

Miles de personas se hicieron presentes en el centro neurálgico de la capital paceña para seguir de cerca los pormenores de la  investidura presidencial de Evo Morales.
Representantes de los indígenas de diversas partes del país estuvieron en el lugar

Roberto Navia y Guísela López     

  Los miles de ojos se humedecieron de emoción cuando desde el Parlamento se escucharon las notas del Himno Nacional. Eran los ojos de los incontables bolivianos que llegaron a la histórica plaza Murillo y sus calles cercanas para ser testigos de la asunción a la Presidencia de Juan Evo Morales Ayma.
      Esos ojos, indígenas en su gran mayoría y no sólo del occidente, apenas pestañeaban mientras entonaban el himno. Entre todos lograron un coro sin precedentes, expresando un civismo pocas veces visto. En ese momento el indígena Evo Morales ya había jurado; lo hizo a las 14:10.
      El centro de la plaza Murillo, sus bancos, sus monumentos y sus árboles fueron tomados por miles de ciudadanos que denotaban sentimientos esperanzadores. "Y tanto que le habíamos pedido a Dios para que hoy haga brillar el sol para que la posesión de nuestro Evo no se arruine", dijo Félix Arequipa, que había llegado de Pacajes, población fronteriza con Chile.
      En realidad la fiesta empezó mucho antes de que Evo ingrese al Congreso. Morales lo hizo a las 13:19, pero su gran público copó los espacios de la plaza desde las ocho. Evo llegó con Álvaro García Linera, vestido de un sobrio traje de dos piezas, de color gris oscuro, confeccionado con lana de alpaca, con bordes de cuero de llama con motivos indígenas, y sin corbata. El Vicepresidente lució un terno negro, camisa blanca y corbata.
      Los paisanos de Evo, en la comitiva de Orinoca, llegaron con un conjunto musical para tocar las canciones que le gustan al Presidente.
También estaban los indígenas del oriente y los tarijeños que entonaban taquiraris, cuecas y chacareras.
      Si bien el programa oficial de la ceremonia de posesión contemplaba únicamente dos discursos, del Presidente saliente y del Presidente entrante, Álvaro García Linera hizo uso de la palabra por algunos minutos previamente a dar posesión a Evo Morales.
      El gran momento histórico llegó a las 14:10. Evo estaba frente al vicepresidente García Linera en posición para jurar a la Presidencia de la República. La masa -mineros, campesinos, carpinteros, comerciantes, profesionales desempleados, amas de casa, jubilados, entre otros- miraba lo que estaba pasando en el Congreso a través de dos pantallas gigantes. "Sí juro", dijo Evo, y la multitud coreó a voz en cuello: ¡Evo!, ¡Evo!, ¡Que viva el Presidente! A esa hora de la tarde, con el sol posado en el cielo paceño, Bolivia logró tener a su primer presidente indígena, elegido y posesionado democráticamente. Los que no podían ver a través de las pantallas gigantes se informaron mediante receptores de radio que llevaron desde sus lugares de origen.
      El Presidente habló a las 14:17. Fue otro de los momentos intensos, incluso durante el minuto de silencio que pidió para rendir homenaje a Tupak Katari, Bartolina Sisa, Apiaguaiqui Tumpa, el Che Guevara, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Luis Espinal, los cocaleros muertos en Chapare, los mineros fallecidos, las víctimas de la 'guerra del gas' y a nombre de los todos caídos de América Latina.
      Con esa introducción, Evo logró empatía con la masa de la plaza Murillo. Lo aplaudían en cada pausa que hacía y coreaban su nombre cuando ellos creían necesario.
      El momento que más ovación consiguió fue cuando dijo que hace 50 años los indígenas no tenían acceso a la plaza San Francisco y a la plaza de Los Héroes, esos dos escenarios donde ayer se desarrollaron las ceremonias oficiales que fueron seguidas por los ojos del mundo.
      Ni qué decir cuando anunció que la primera política de austeridad será bajarse a la mitad su sueldo y la de los parlamentarios. La masa coreó su nombre pero esta vez lo hizo con más cariño: ¡Ése es el Evito, el Presidente que necesitaban los bolivianos".
      También hubo carcajadas en la plaza. "No piensen que Fidel me está contagiando", dijo en relación al tiempo que ya llevaba haciendo uso de la palabra (habló una hora y media).
      Fue en ese lapso en que los presentes se rieron sin límites y también lo hicieron los policías que habían mantenido compostura y seriedad.
      El otro momento histórico fue cuando Evo salió del Congreso investido como Presidente Constitucional de la República. Sonriente, Morales saludó desde las puertas del Poder Legislativo e inmediatamente se dirigió al Palacio de Gobierno. Sucedió a las 15:55. Sonó la banda presidencial y se vio a un Evo caminando por la alfombra roja tendida desde la puerta del Congreso hasta el edificio desde donde gobernará el país.
      La multitud que hasta ese instante había demostrado una conducta casi intachable, se olvidó de las recomendaciones de la Policía y de la seguridad campesina y trató de saltar las rejillas de seguridad. Es que querían saludar a su Presidente, que mientras caminaba, levantaba las manos y sonreía.
      Su compañero Álvaro García Linera salió del Parlamento diez minutos después y también se fue rumbo a Palacio.
      El balcón del histórico edificio, adornado con una bandera boliviana gigante y tres cuadros con las figuras de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y del Mariscal Andrés de Santa Cruz, fue el tercer y último escenario en la plaza Murillo donde lo vieron los que se dieron cita en el lugar.
      Ahí permaneció durante 45 minutos saludando y haciendo un puño con la mano derecha, como pidiendo unidad al pueblo boliviano y en señal de victoria.
      Las mujeres jóvenes aclamaban a Álvaro García Linera y al príncipe de España, Felipe de Borbón, y de rato en rato gritaban el nombre de Evo y el del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
      El mandatario venezolano se mostró atento con la hermana mayor de Evo, Esther, a quien la saludó con un efusivo abrazo que duró tres minutos.
      Hugo Chávez se ubicó en medio de García Linera y Morales Ayma en el balcón; ambos hicieron gala de la relación de amistad que tienen, actitud que agradó a la multitud que los aplaudía y los vitoreaba.
      La multitudinaria concentración no se movió de la plaza Murillo hasta que el mandatario Evo Morales se alejó del balcón, posterior al acto militar realizado en su honor, que presenció desde las alturas, mientras saludaba y se mostraba a sus correligionarios.
      La seguridad sindical se impuso       La seguridad sindical prácticamente sustituyó, de forma eficiente, a la Policía Nacional que descargó su responsabilidad en los 'guardias' originarios, los que sin laques ni armas de fuego, hicieron un cordón humano que dio la vuelta a la plaza Murillo y otro de más de siete cuadras sobre la calle Comercio, por donde Evo Morales recorrió en su caminata a San Francisco.
      Los originarios, vestidos con sus atuendos típicos, cumplieron las instrucciones que recibieron y que provenían del plan de seguridad de las áreas aledañas al Congreso Nacional, al Palacio de Gobierno y al trayecto de la calle Comercio. Se estima que más de 2.000 aborígenes hicieron este trabajo con la consigna única de proteger al nuevo Presidente boliviano, un indígena igual que ellos.
      Los efectivos policiales fueron menos y actuaron únicamente cuando Morales Aima salió del Palacio de Gobierno rumbo a San Francisco y sobreprotegieron al Primer Mandatario y a la comitiva que caminó a su lado.
      La misma guardia sindical trabajó en Tiwanacu el pasado sábado, pero en esa ocasión los custodios utilizaron una de sus armas de batalla: el chicote, con el que pusieron en orden a las masas indígenas que por momento parecían incontrolables y amenazaban con romper las vallas de seguridad que se colocaron para proteger las áreas cercanas a las ruinas tiwanacotas y para la seguridad del presidente Evo Morales.
      En el balcón recibió los honores       Las columnas de honor de los institutos militares de Bolivia ayer le rindieron homenaje al nuevo Presidente durante 30 minutos. Juan Evo Morales Aima los miraba desde el balcón del Palacio Quemado, donde estrenaba los primeros minutos del poder que le entregó el pueblo mediante el voto el pasado 18 de diciembre.
      Los uniformados de las fuerzas militares desfilaban por separado y lucían a sus músicos que se esforzaban por ejecutar coreografías, tal como lo habían planificado desde hace unas semanas. El viernes y sábado practicaron en la plaza Murillo hasta altas horas de la noche.
      Mientras Evo saludaba a los militares, en la acera de enfrente de Palacio y en la plaza Murillo, donde estaba el pueblo alborotado, se escuchaban comentarios tales como: "Es increíble. Los militares que muchas veces lo corrieron a bala en Chapare y mataron a sus compañeros cocaleros ahora se cuadran ante él (Evo Morales)". Otro que escuchó ese comentario respondió diciendo: "El Presidente ha dicho que los indígenas no somos vengativos y que Bolivia es un país de diálogo y paz".
      A las 17:02 Evo se despidió de su público y una anciana pequeña y consumida por los años gritaba despacito: "No te vayas Evito".
       Al margen       Privilegios. Todos los actos de transmisión de mando se caracterizaron por esa situación. Los organizadores otorgaron privilegios no sólo a cadenas y agencias internacionales de prensa. También lo hicieron con ciertas redes de televisión, irónicamente, algunas de éstas se dedicaron a desvirtuar la imagen de Evo en la campaña.
      Sonido. Entre los detalles que se descuidaron estuvo el sistema de sonido, que falló en varias ocasiones, especialmente cuando el presidente Evo Morales emitió su discurso. El sonido acoplaba y ocasionaba molestia a los oyentes.
      Baños. Pese a que los organizadores de los actos de ayer sabían que la plaza Murillo sería uno de los principales lugares de concentración de gente, no instalaron los servicios necesarios. La gente y los mismos periodistas reclamaron sanitarios, ya que llevaban más de cinco horas antes y después de las ceremonias.
      Restringido. Cientos de periodistas, a quienes se les negó el pase al Parlamento, vieron únicamente el ingreso y la salida de las autoridades posesionadas. Los organizadores no colocaron las pantallas gigantes que prometieron para la prensa que no iba a ingresar al hemiciclo parlamentario.
      Atuendo. Fue el comentario de la jornada. Todos los periodistas comenzaron a rumorear acerca del traje que lució Evo Morales ayer. ¿Es traje o es un sacón de cuero? ¿Tiene solapa? ¿Es de lino o de cuero? ¿Tiene una chalina en el cuello? se preguntaban entre ellos.
      Discurso. ¿Ya terminó? ¿Cuánto más va a hablar? ¿Es un gran orador?, preguntaban los periodistas extranjeros que llegaron a La Paz para la cobertura de la transmisión de mando. Evo habló durante una hora y media, quizás su discurso más largo.     

Fuente: lafogata.org