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El hambre global por petróleo alimenta una nueva fiebre del
oro
Alex Duval-Smith
The Observer
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Gigantescos copos de nieve caen enfrente del bar Kaikanten. En su interior,
Mustafa Mirreh de Somalia mira fijo su taco de pool, mientras trata de meter la
negra. Su oponente, el ingeniero italiano Pier Luigi Poletto, se dirige a la
máquina tragamonedas. Se acabó la cerveza Kilkenny. Sólo queda Guinness en
latas. Esto podría provocar una pelea, pero J-P y Max, los pescadores franceses,
fueron distraídos por la inusitada aparición de una mujer que atraviesa el
local.
Son los "klondikers" del calentamiento global: hombres de todo el mundo que han
venido a Hammerfest, la puerta al Mar de Barents, para hacer fortuna con los
nuevos recursos – petróleo, gas, pescado y diamantes – accesibles ahora por el
retroceso del hielo.
Estamos en la estación oscura – dos meses de noviembre a enero, cuando el sol
nunca se alza por sobre las rocas alrededor de Hammerfest, con su encaje de
nieve, libres de hielo gracias a la corriente del Golfo. En el puerto en forma
de herradura, barcos de pesca al arrastre de todo el mundo esperan el tiempo
favorable para volver hacia el Mar de Barents. Hammerfest, con sus pintorescas
casas de madera, es acogedor. Pero es el centro neurálgico de la rebatiña por la
riqueza del Ártico que causa problemas urgentes.
El Océano Ártico, de 14 millones de kilómetros cuadrados, alberga un 25% del
petróleo y del gas natural no-extraídos del planeta, Con una población de cuatro
millones, la región es mucho más estable que el Medio Oriente. El calentamiento
global, junto con el actual precio elevado del petróleo, la hace aún más
accesible. Pero los países vecinos – Rusia, Canadá, EE.UU., Noruega y
Groenlandia, danesa, aún no se han puesto de acuerdo en quién es el dueño de
qué. Bahías, vías fluviales e islas olvidadas por mucho tiempo, pasan a
encabezar el orden del día internacional.
Mirreh, de 19 años, ha pasado ocho meses como limpiador en Snow White, una
gigantesca planta de gas licuado de petróleo (GLP) en Hammerfest, una de las
mayores obras del mundo. "El salario es de 20 libras por hora. He ahorrado
20.000 libras. El problema es que no hay nada que hacer y no hay bastantes
mujeres", dijo.
El capitán de un pesquero francés, Pascal Verdière, no ha encontrado obstáculos
para llenar su Grande Hermine con su cuota de 250 toneladas de bacalao. "Al
bacalao le gusta una temperatura del agua por debajo de dos grados, así que
mientras hace tres años pescábamos a unos 75 grados al norte, ahora tenemos que
llegar a 80 grados, lo que quiere decir Spitzbergen y feas tormentas." Pero cada
miembro de su tripulación de 35 gana 15.000 libras por las 12 semanas en alta
mar.
Los pesqueros se encuentran frecuentemente en el centro de disputas
territoriales. Aunque la Antártica fue repartida en 1959, no existe ningún
tratado internacional que determine la extensión de la propiedad de cada nación
del Ártico. El mes pasado, Cryosat, un trasbordador espacial lanzado para medir
el deshielo ártico y los límites de las plataformas continentales, se estrelló
después de despegar de Rusia. Como resultado, las discusiones se guían por
estudios científicos rivales, como el que reivindica el Polo Norte para
Dinamarca afirmando que se encuentra sobre la plataforma continental de
Groenlandia.
La semana pasada, la guardia costera noruega detuvo a dos pesqueros españoles en
las aguas alrededor de las Islas Svalbard, que Noruega ha decretado
unilateralmente como zona de protección pesquera. Oslo y Madrid se encuentran
ahora en un complicado pleito sobre quién tiene derecho a procesar.
Noruega y Rusia reiniciarán pronto conversaciones – interrumpidas desde hace dos
años – sobre un área en disputa del Mar de Barents. Aunque existe un acuerdo
entre los dos países que les permite pescar en parte del área, conocida como la
Zona Gris, ambos países quieren acceder al área mayor en disputa para buscar
petróleo y gas. Directamente al este del área, los rusos han descubierto el
campo Shtokman de 1.400 kilómetros cuadrados, el mayor depósito de gas offshore
del mundo.
La resolución de la disputa podría tener impacto en toda el área del Ártico. Los
rusos quieren que se aplique el "principio de la línea de sector", lo que quiere
decir que el Ártico debería ser dividido, como una torta, desde el Polo. Los
noruegos quieren el "principio de la línea media" – una línea fronteriza a lo
largo de la cual cada punto equidista de la masa terrestre de cada país. A pesar
de las rivalidades, el experto en el Ártico Olav Fagelund Knudsen duda de que
alguien vaya a ir a la guerra por ellas. "Rusia y EE.UU. aprendieron bastante
bien a resolver sus diferencias durante la Guerra Fría. Así que hay sitio para
esperar que sean sensatos. La evolución más excitante en la región es quién
controlará el Pasaje Norte-Este y su lucrativo transporte marítimo entre Europa
y China."
Dijo que una mina rusa en Svalbard ya extrae carbón de alta calidad. De Beers,
el gigante minero, y otras 60 compañías de prospección buscan diamantes bajo
lagos congelados en el norte de Canadá. En EE.UU., hay presión para aumentar la
exploración petrolífera. Una disputa entre Dinamarca y Canadá durante este año
por Hans Island – una roca deshabitada cercana a Groenlandia – se centra en el
potencial petrolífero del Estrecho Nares. Hay disputas irresueltas entre EE.UU.
y Canadá por el Pasaje Norte Oeste y el Mar de Beaufort. El parlamento ruso aún
no ha ratificado un acuerdo de 1990 con EE.UU. que divide el Mar de Bering.
Existe sólo un pequeño organismo internacional, el Consejo Ártico, que pueda
mediar. Su enfoque principal es el bienestar de cuatro millones de personas,
sobre todo nómadas. El único instrumento legal, la Convención sobre el Derecho
Marítimo, no ha sido ratificado por EE.UU.
Mientras tanto, la evidencia sugiere que los klondikers tienen razón al
orientarse hacia el norte. Según datos publicados el mes pasado, el área
cubierta por hielo en septiembre – 5,3 millones de kilómetros cuadrados – fue la
más pequeña desde que se mantienen datos en 1978. En agosto, el Akademik
Fyodorov fue el primer barco que ha llegado al Polo Norte sin contar con la
ayuda de un rompehielos.
Frente al bar Kaikanten, Alf-Birger Olsen está sentado en las oficinas de la
municipalidad, contando los beneficios del calentamiento global para la
población de 9.300. "Hammerfest, libre de hielo durante todo el año, fue
declarada ciudad en 1789. Éramos una base para cazadores de osos polares y
pescadores de bacalao. Pero hasta hace poco el gobierno noruego tenía que
ofrecer incentivos a la gente para que viviera en la región" dijo el director de
comercio e industria. Cuando la conversación se tornó hacia el proyecto de gas
Snow White los ojos de Olsen se iluminaron. "La construcción de la planta
necesitó 2.000 personas de 57 nacionalidades… La población de Hammerfest ha
aumentado y se crearon docenas de empresas auxiliares."
El proyecto comenzará la producción en 2007 para entregar 2.400 millones de
metros cúbicos de gas licuado de petróleo a EE.UU. y España, entre otros.
El impuesto sobre la propiedad inmobiliaria pagado por Statoil, la compañía que
posee el terminal Snow White de un valor de 5.800 millones de libras, ha
asegurado los fondos para un nuevo centro cultural del Ártico. "Estamos
realmente muy agradecidos a Statoil", dijo el jefe de cultura Gerd Hagen, "pero
esta evolución no es sólo buena. Cuando 2.000 hombres descienden repentinamente
sobre una pequeña ciudad, cambian las cosas. Los fines de semana hay peleas y
las mujeres sienten necesidad de retirarse un poco. Ellos tienen su bar,
Kaikanten, y nosotros tenemos otro sitio en la calle detrás."
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© Guardian Newspapers Limited 2005
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