|  
        
        Argentina: La lucha continúa 
     | 
  
|  
    | 
  
Aguas Argentinas, el Banco Mundial y el gobierno privatista de Kirchner
Carlos Dilitio
La Guerra por el agua no es la guerra del futuro. Es la guerra de ahora, 
junto con la del petróleo y el gas natural; pero -por ahora- no habrá batallas, 
bombardeos ni invasiones. 
Habrá, simplemente, concesiones. 
Es decir que el agua será tratada, por exigencia del Banco Mundial y el Consenso 
de Washington, como un comodity más que será vendido a los lugareños. 
El Banco Mundial está trabajando objetivamente para las empresas multinacionales 
y las cifras globales sobre la escasez del líquido son solamente una manera de 
dramatizar la situación para dar paso a inversores muy concretos. 
El Banco Mundial, ha defendido permanentemente la tesis que la forma de aumentar 
la disponibilidad de agua, es tratándola como un producto más del suelo y del 
subsuelo, que como el cobre, el oro y el petróleo, debe ser explorado y 
desarrollado por «capitales privados» que tengan el aliciente de la «ganancia» 
para animarse a invertir. 
En un spot publicitario que se pasa por el cable, el Banco Mundial toma el 
rostro y la voz de algunos niños y niñas, que inocentemente anuncian que el 
sueño de dicha institución es un mundo sin pobreza. Pero cuando están 
despiertos, los del Banco Mundial, que son siempre mucho mayores y recorridos 
que los de la propaganda, promueven las privatizaciones, a lo largo y ancho del 
mundo. 
Otro sueño propagandístico del Banco Mundial es que todos los habitantes de la 
Tierra logren acceso al agua limpia, para mejorar su calidad de vida. 
Pero cuando están despiertos, los del Banco Mundial están más preocupado en las 
transnacionales que van a comprar en las subastas de los servicios nacionales de 
agua, que en ayudar a cambiar el desbalance mundial en la distribución de este 
vital recurso e impulsar políticas públicas y participaciones del sector privado 
para llegar a los que no son atendidos. 
Actualmente un habitante del sur consume un promedio de 20 litros de agua por 
día. Un estadounidense supera los 600 litros. 
Lo mismo puede decirse del trato de prensa. La moda actual es que el Banco 
Mundial y sus sucedáneos inviertan en prensa. ¿Y cuál es el problema? Que 
tenemos una prensa que aparenta una sinceridad privatista, pero que suele 
recibir un pago importante por el ejercicio de esa sinceridad. 
Pese al estrepitoso fracaso de las funciones que deberían haber cumplido las 
privatizadas según la propaganda mediática que lanzaron en los 90 los defensores 
a ultranza de la entrega de las empresas estatales a capitales privados 
multinacionales; una innegable campaña y costosa campaña ideológica está echada 
a andar por los medios de comunicación, a favor de sostener el sistema de 
privatizaciones llevado a la práctica por el peronismo en esa década. 
Ahora, Kirchner critica con cierta tardía y electoral "dureza" los desplantes de 
Suez y, pese a conocer los estremecedores datos de las políticas de las 
privatizadas y el Banco Mundial, responde como el eco de las campañas en defensa 
del sistema privatizador de los 90, repitiendo hasta el cansancio que no es 
estatista ¿Para qué el discurso crítico a la compañía, si tropezaremos de nuevo 
con la misma piedra? En Manila, Filipinas, la firma Suez se retiró, dejando tras 
de sí una epidemia de gastroenteritis que afectó a más de 700 personas; entre 
ellas, 7 muertos. Las tarifas habían aumentado el 500%, representando el 10% de 
los ingresos de una familia tipo. 
En todo el mundo estas empresas han provocado desastres y contaminación: En 
Francia, debido a la lucha de los usuarios rebelados por el abuso de los 
aumentos de tarifas y el incumplimiento, han terminado rescindiendo contratos de 
las compañías privadas y regresan a la gestión pública del servicio. 
Entonces, ¿cómo se puede dar como solución quien  no tiene capacidad de 
hacerlo? Una sola explicación cabe aquí, y es que el Banco Mundial está 
trabajando objetivamente para estas empresas y que las cifras globales sobre la 
escasez del líquido son solamente una manera de dramatizar la situación para dar 
paso a inversores muy concretos. 
Parece que el sueño del Banco Mundial cuando asume su cara adulta, es que estas 
empresas se apoderen de lo que puedan hacer suyo dentro del mercado de agua del 
mundo y que desde allí puedan ensancharse y con las ganancias de un lugar abrir 
nuevos negocios en otros, o convencer a inversionistas de otros sectores a 
entrar en este pleito. 
Un detalle: Según el grupo Clarín, la composición accionaria de Aguas se reparte 
entre Suez 39,9 por ciento; Aguas de Barcelona 25 por ciento; los empleados, a 
través del Programa de Propiedad Participada (PPP) 10 por ciento; Banco Galicia 
8 por ciento; Vivendi Universal 7,6 por ciento; Corporación Financiera 
Internacional 5 por ciento; y Anglian Water Limited 4,5 por ciento. 
En realidad estos números no son exactos, ya que hay un 5% que pertenece al 
propio Banco Mundial Mientras se discute el reparto del botín que el gobierno de 
Kirchner les va a asegurar que se reparta, la gente en Quilmes vive con la 
mierda hasta las rodillas adentro de sus casas cada vez que hay sudestada. Si 
bien esto no es nuevo, con la suba de las napas freáticas debido a la 
eliminación de la extracción por bombas de agua y la falta de obras cloacales,  
el problema se ha agudizado. 
Estos problemas habían comenzado a aparecer hace alrededor de 12 años, pero los 
medios televisivos, gráficos y radiales se han encargado, cuando la población 
denunciaba todos los incumplimientos de la empresa, en vez de levantar dichas 
denuncias, taparlas con avisos pagos por Aguas Argentinas. 
Aguas Argentinas invirtió en esta publicidad en los medios para callar las 
denuncias y protestas, 28 millones de dólares en los 12 años. 
La empresa no realizó ninguna obra de infraestructura cloacal; no realizo los 
estudios de rebalanceo hídrico a causa del cambio del sistema de extracción, ni 
estudios de impacto ambiental. Y los sucesivos gobiernos, desde Menem hasta 
Kirchner, lo único que hicieron fue tapar y subsidiar las deudas que contraía.
Para el Banco Mundial, "el objetivo que se busca es la preservación del agua de 
la contaminación y el desarrollo sustentable", pero en realidad esa 
"preservación" lo que esconde es una privatización, ya que cada vez que el Banco 
Mundial implementa este tipo de proyectos, los recursos no pueden ser usados por 
quienes habitan en la región o país, y son entregados a empresas monopólicas y 
multinacionales. 
Para el Banco Mundial y los países del primer mundo, el agua es una mercancía 
más sujeta a las leyes de la oferta y la demanda del mercado. 
"En el Foro Mundial del Agua celebrado en La Haya, Holanda, en el año 2000, la 
Organización de las Naciones Unidad (ONU), en comunión con el Banco Mundial y 
las compañías de agua, se opusieron a que el acceso al agua fuera inscripto en 
la declaración final como un derecho humano, afirmando que se trata "solamente" 
de una necesidad vital y no de un derecho". 
Entonces, de acuerdo a la actual tesitura, el agua nunca será nuestra, a no ser 
que salgamos a luchar por ella como lo han hecho nuestros hermanos bolivianos, 
volteando cuanto gobierno quiera entregar el vital recurso.