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Argentina: La lucha continúa

Kirchner y el síndrome de la Rúa

Prof. Juan Carlos Sánchez

Con el operativo policial de 'saturación' para evitar el ingreso de piqueteros, docentes y estudiantes, ha comenzado a revelarse la verdadera cara del Gobierno Nacional, la del enano fascista que albergan sus integrantes en el interior de su ser...

Al igual que durante el gobierno de su antecesor, busca hacer desaparecer las voces de oposición a su gestión pero ahora, sin dudas, en forma abierta y desembozada. Esta cuestión, teniendo en cuenta la dureza de las posiciones, puede dar lugar a hechos que van a ser responsabilidad de los gobernantes, lo cual ha llevado a la reciente decisión de desactivar el corralito policial, anunciada por el ministro Aníbal Fernández, gracias a la fuerte presión de los organismos de Derechos Humanos..

Una vez más, ha aparecido el síndrome De la Rúa con el enésimo temor a la voz de los excluídos, de los que anhelan seguir amasando sueños e ilusiones y de quienes siguen luchando en pos de las grandes mayorías. Y la mejor evidencia de su aparición es la apuesta a la represión, al virtual estado de sitio en el cual se encuentra la Argentina y que, a pesar de lo proclamado, sigue subsistiendo en el medio de la marea informativa de los multimedios, voceros del poder económico por excelencia que han sido beneficiados con la prórroga de sus licencias.

Parece ser que al Presidente Kirchner, y a su gabinete, le molestan las expresiones de disconformidad frente a las justas demandas sociales que no se satisfacen, frente a los Derechos Humanos que son conculcados sistemáticamente para condenar a muerte a la gran masa de argentinos que todavía no encuentran trabajo, a los niños y jóvenes que no tienen alimento...

Parece ser más importante la disputa por el poder que solucionar los graves problemas argentinos, resulta más interesante que pagar esa deuda interna aplazada por décadas para pagar la externa, ilegal e impagable...

Mientras tanto, la sociedad y los medios de comunicación social piden, a coro, la represión de 'aquellos que ensucian la Plaza de Mayo y que dan mala imagen a los turistas'. Olvidan que esta es nuestra realidad: la pobreza y la indigencia a la vuelta de la esquina, mientras buscan hacer realidad los Derechos Humanos mediante la incriminación de Patti por sus atrocidades del pasado...

Nuevamente, mientras se instaba al electorado porteño, en el microestadio de Ferro, al apoyo irrestricto a esta gestión nos encontramos con la inexistencia de proyecto, al igual que el resto de la partidocracia en decadencia desde 2001.

Sin propuestas y sin políticas destinadas a los excluídos, nuevos desaparecidos en el siglo XXI, vuelve a reflotarse el viejo enano fascista en el medio pelo argentino como medio para 'recaudar' sus votos y para instaurar un escenario del terror, del caos que permita sustentar al modelo neoliberal.

El Síndrome De la Rúa no ha desaparecido. Está más vivo que nunca, si tenemos en cuenta la gran posibilidad de una masiva abstención y de un masivo voto en blanco para octubre que llevará, sin dudas, a la aceleración de la deslegitimación de un gobierno que toma las banderas de la estrategia duhaldista para acumular poder ante su desgaste, su esmerilamiento por la movilización popular y la interna justicialista.

Por otro lado, la fragmentación del arco opositor hace inviable la conformación de un frente político capaz de contrapesar los excesos del poder y, en el fondo, buscan seguir siendo cómplices del justicialismo por acción u omisión para continuar usufructuando los beneficios que otorga el curul obtenido. Nuevamente, se pierde la oportunidad de hacer historia para romper el paradigma de 1853 pues cada fracción o partido político de nuestra izquierda vernácula sigue en sus trece: cada uno por su lado...

Tal vez, la esperanza pueda ser renovada ante este proceso particular, que se inicia con la marcha de este viernes y del próximo, en el cual confluyen diferentes sectores que buscan otro modelo de país, desde los trabajadores del Garraham a los docentes universitarios y los trabajadores del Subte.

Pero no olvidemos que las garrapatas están afirmadas en la piel de la institucionalidad argentina, para seguir chupando la sangre de las Barbaritas y de los desocupados para su propio beneficio. Es decir, esa oligarquía política, empresaria y sindical que supimos conseguir y que ahora renueva los votos de la represión implícita y explícita para seguir perpetuándose en el poder.

De los sectores populares y de los intelectuales, aprovechando la coyuntura de este síndrome que aqueja al poder, depende que este proceso iniciado lleve al camino de la refundación de la Argentina, de un país sin mafias y sin Cromagnones...

* Juan Carlos Sánchez es Profesor de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales en I.S.P.'Dr. Joaquín V. González'.